La red social se salta sus propias normas y el año pasado recibió 9,5 millones de dólares de la industria de los combustibles fósiles, que la usa para difundir desinformación climática, según una investigación del think tank Influence Map.
Las empresas de combustibles fósiles han dominado el mundo desde el inicio de la época industrial, pero sus días empiezan a estar contados. El petróleo, el gas y el carbón son incompatibles con un planeta que no para de calentarse. Aun así, parece que se resisten a cambiar, y ven las redes sociales como las perfectas aliadas. Es el caso de Facebook, que no aplicó sus propias normas para frenar los intentos de la industria fósil de sembrar desinformación sobre la crisis climática durante las elecciones presidenciales del año pasado. Así lo revela una nueva investigación del think tank Influence Map.
En total se localizaron al menos 25.147 anuncios de solo 25 organizaciones del sector del petróleo y el gas en las plataformas estadounidenses de Facebook en 2020. Los reclamos han sido vistos más de 431 millones de veces. Esto indica, según el informe, que «el sector está utilizando las redes sociales para llegar directamente a una amplia audiencia e influir en la opinión pública sobre el cambio climático y el mix energético».
«A pesar de su propio compromiso de mitigar el cambio climático, Facebook sigue recibiendo millones de dólares de la industria del petróleo y el gas cada año para publicar anuncios que promueven el uso de combustibles fósiles», denuncia el thin thank. En total, la red social ingresó 9.597.376 dólares de los responsables de impulsar la crisis climática por los anuncios incluidos en la investigación. Sin embargo, es probable que la cifra real sea significativamente mayor, avisan: «No es posible saber cuál es la cifra exacta porque la plataforma no aplica de forma coherente sus propias políticas publicitarias para los anuncios sobre el cambio climático». Solo Exxon gastó 5 millones de dólares para difundir, entre otras, la idea de que el uso continuado del petróleo es asequible, fiable e importante para evitar que Estados Unidos dependa de otros países para su suministro energético. Además, sus mensajes buscan culpar a las personas que consumen estas energías en vez de a las compañías que las producen.
A diferencia de años atrás, las empresas de combustibles fósiles ya no niegan el hecho irrebatible de que el cambio climático es real –y está ocurriendo ya mismo–. Ahora, sus estrategias pasan por difundir, a través de las redes sociales, los encantos del petróleo y el gas a través de mensajes más sutiles y estudiados. Se dedican, por ejemplo, a asegurar que éstos son sinónimo de una alta calidad de vida, que el gas es algo ecológico o que están tomando medidas voluntarias en relación a la crisis climática. Todo ello con la ayuda de la plataforma de Mark Zuckerberg, que facilita la difusión, a millones de personas, de afirmaciones falsas y en contra de la evidencia científica.
La industria fósil, además, coloca sus anuncios en momentos políticos clave. Según Influence Map, el seguimiento de la línea de tiempo de los anuncios incluidos en el estudio muestran un aumento en el gasto publicitario justo el día después de que el ahora presidente Joe Biden anunciara su plan climático de 2 billones de dólares. Esa inyección de dinero se mantuvo hasta el día de las elecciones, cuando Facebook prohibió la publicidad política.
Y no solo las grandes petroleras están aprovechando el momento. Otra que siembra desinformación en Facebook es el Instituto Americano del Petróleo, que publica miles de anuncios sobre el ‘respeto al clima’ de la industria y el papel del gas fósil como ‘solución climática’. Durante el año pasado, este lobby invirtió casi 3 millones de dólares en anuncios de la red social.
La investigación también arroja otras conclusiones interesantes. Por ejemplo, los datos evidencian que se muestran más anuncios a los hombres que a las mujeres. En cuanto a la distribución geográfica de los mismos, los mensajes publicitarios fueron dirigidos en mayor medida a estados con altos niveles de producción de petróleo y gas, como Texas (54 millones de impresiones en las redes, el que más) y Nuevo México, y a estados indecisos, como Iowa y Ohio. Los estados con batallas políticas específicas que afectan al sector del petróleo y el gas en 2020, como Alaska (34 millones de impresiones en Facebook), también mantuvieron importantes campañas publicitarias. Destaca asimismo el caso de California (tercera con mayor impacto, 27 millones), continuamente afectada por incendios forestales que la crisis climática se encarga de potenciar.
El doble discurso de Facebook
«El cambio climático es uno de los problemas más urgentes que afectan a nuestro mundo hoy y estamos comprometidos a ayudar a abordar este desafío global […] Además de reducir nuestra huella ambiental, también estamos aprovechando nuestros productos y servicios principales para acelerar el acceso a la información de la ciencia climática e inspirar la acción climática». Estas son algunas de las frases que se pueden leer en la página de Facebook dedicada a la -manida- sostenibilidad de su empresa.
Solo el año pasado, Influence Map localizó al menos 6.782 anuncios en Facebook que promueven el gas fósil como una solución climática limpia y ecológica. Todo ello a pesar de que Facebook, en sus propias políticas publicitarias, prohíbe anuncios que contengan información errónea y contenido engañoso, como es este caso. Ante esta contradicción, un portavoz de Facebook respondió al think tank: «Rechazamos los anuncios cuando uno de nuestros socios independientes de comprobación de hechos los califica como falsos o engañosos y tomamos medidas contra las páginas, grupos, cuentas y sitios web que comparten repetidamente contenido calificado como falso». Sobre esto útlimo, la investigación sostiene que «no está claro qué anuncios pasa Facebook a sus socios de comprobación de hechos».
Para intentar frenar este tipo de mensajes, una de las últimas acciones de la red social fue crear en septiembre del año pasado el Centro de Información sobre la Ciencia del Clima, donde «conectamos a 300.000 personas al día con información fiable», comenta a Climática un portavoz de Facebook. «Aunque este tipo de anuncios se publican en muchas plataformas, incluida la televisión, Facebook ofrece una capa adicional de transparencia al exigir que estén disponibles para el público en nuestra biblioteca de anuncios hasta siete años después de su publicación», asegura la misma fuente. Respecto a esto, la propia investigación señala que, si bien la biblioteca está disponible en más de 120 países, «la biblioteca de anuncios API (Interfaz de programación de aplicaciones), que permite a los investigadores descargar los datos de los anuncios, sólo se extiende al Reino Unido, Estados Unidos y Brasil».
Aun así, en mayo de 2021, el informe On The Back Burner (En segundo plano) alertaba sobre cómo la inacción de Facebook ante la desinformación alimenta la crisis climática global. Según los autores de esta investigación, Facebook no menciona el cambio climático en sus normas comunitarias ni en las normas de publicidad ni, en general, en ningún epígrafe relacionado con la desinformación. Ni siquiera su algoritmo lo detecta, y quienes publican este tipo de contenido obtienen fácil alcance en la plataforma publicitaria de la red social, como demuestra el trabajo de Influence Map.
Fuentes de Facebook consultadas afirman haber tomado medidas contra algunos de los grupos que publican anuncios a favor de los combustibles fósiles. Se rechazaron, aseguran, varios anuncios por publicarse sin la debida autorización para anuncios políticos y los usuarios responsables se enfrentaron a restricciones.
Fuente: https://www.climatica.lamarea.com/facebook-desinformacion-climatica/