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Tras la vorágine electoral

A por contrapoderes populares reales

Fuentes: eutsi.org

De nuevo ha pasado la vorágine electoral. Se tiene la sensación de que vivimos en un constante proceso electoral que mediatiza todas nuestras actuaciones. Hoy, municipales y forales; mañana, generales a nivel estatal; y posteriormente las autonómicas y las europeas. No sólo mediatizan las políticas y planteamientos de los partidos que concurren a las citas, […]

De nuevo ha pasado la vorágine electoral. Se tiene la sensación de que vivimos en un constante proceso electoral que mediatiza todas nuestras actuaciones. Hoy, municipales y forales; mañana, generales a nivel estatal; y posteriormente las autonómicas y las europeas.

No sólo mediatizan las políticas y planteamientos de los partidos que concurren a las citas, sino también las actuaciones de los movimientos sociales que actúan en diferentes ámbitos. Dependiendo de la cercanía de estas, los partidos adecuan sus prácticas y estudian la idoneidad de presentar proposiciones y programas; por lo general, todos los planteamientos tienden a rebajarse para buscar esa centralidad que parece más atractiva a la sociedad; y el riesgo se tiende a minimizar, guardándose planteamientos radicales en los cajones para otros tiempos no electorales.

Los movimientos sociales tienden a postergar, para después de las elecciones, campañas o actuaciones para no distorsionar mensajes, para no ser rentabilizados políticamente, etc. O bien en otras ocasiones se aprovechan estas como altavoz de diferentes reivindicaciones, que puedan tener mayor repercusión en la sociedad a través de la aparición en los medios de comunicación.

A pesar de saber que los procesos electorales no están diseñados para expresar la voluntad popular sino más bien para legitimar, perpetuar y reproducirse en el poder, los partidos mayoritarios, con todos sus aparatos ideológicos puestos al servicio de tal objetivo, nos producen una atracción en el sentido de saber no sólo las variaciones de los mapas electorales ya establecidos, sino por la esperanza de que las fuerzas políticas más progresistas vayan ganado terreno y «representatividad» social.

No sólo no jugamos en nuestro campo, sino que el resultado esta amañado. ¿Alguien piensa que sería posible que tal y como están planteadas las elecciones, una fuerza política que cuestione el actual sistema pueda ser mayoritaria en estas instituciones? ¿Alguien cree que los poderes fácticos lo consentirían?

Nuestra lucha no debe estar orientada a buscar representatividad en instituciones que son correa de transmisión de los poderes económicos. Podemos utilizar estas instituciones en momentos puntuales, pero nuestras energías tenemos que dirigirlas a la creación de contrapoderes populares reales, que se conviertan en los verdaderos motores de la ordenación social.

Escándalos sin coste

No obstante sirven de termómetro para ver hacia donde se dirigen las tendencias sociales. Y en este sentido no son muy halagüeñas. Sobre los resultados de nuestra ciudad (Vitoria-Gasteiz), al margen de la ajustada victoria del PSOE sobre el PP, es de destacar el poco coste político ha que sufrido el Partido Popular tras seis meses de asedio por parte de la oposición, sacando a la luz publica numerosos escándalos que repercuten en los intereses personales y privados, esquilmando las arcas publicas y por tanto nuestros bolsillos.

Uno se sigue quedando pasmado ante tanta desidia social, parece que se tiene asumido el comportamiento nada ético del «roba lo que puedas, que te saldrá gratis», parece que la sociedad tiene asumido la corruptela, los conchabeos, el pelotazo, la criminalización, la privatización de servicios, la política autoritaria y represiva.

Por otra parte es de agradecer comportamientos que bien por minoritarios en estos procesos, manifiestan las ganas de resistir, de hacer las cosas de otra forma, de seguir denunciando irregularidades y situaciones injustas. Ahí están los resultados de las ilegalizadas listas de ANV, y, por qué no decirlo, el premio a la oposición clara llevada a cabo por el representante de EA en el Ayuntamiento de Gasteiz.

Siempre se olvida otra opción, que parece que a pesar de ser la ganadora elecciones tras elección, se relega, o se menciona muy de pasada, achacando sus resultados a múltiples circunstancias. Me refiero a la postura abstencionista.

Bolsa de votantes preciada por candidatos variopintos, pero que pasa rápidamente al olvido a pesar de ser mayoritarios socialmente. Abstención que tiene tintes progresistas y antisistémicos, pero que no se manifiestan. Y esto es lo malo de esta postura, que no sabemos si su voluntad es ser activa o es meramente expresión del hastío hacia una clase política, incapaz no sólo de resolver problemas, sino de gestionar la cosa pública con eficacia y transparencia, atendiendo a las necesidades e interés social.

Ahora llega el tiempo de los análisis de las ejecutivas, de pactos posibles o deseados, de profundizar sobre cuestiones que serán claves para el futuro, caídas electorales como las del PNV de Josu Jon, mantenimiento de las hordas pperas en la ciudad de Gasteiz, subidón del PSOE, triunfo allá donde le han dejado de ANV, efectos de la presencia en solitario de EA, Nafarroa y el posible cambio…

Nosotras/os, hoy, mañana y pasado, continuaremos saliendo a la calle a plasmar nuestras denuncias y reivindicaciones, pierdan o ganen los que gestionan la cosa pública: somos los que volverán a tener enfrente, porque en las cuestiones centrales las políticas de los partidos políticos son similares, es decir, están plegados a los intereses de la clase económica que marca los designios de la vida cotidiana, y de las presuntas políticas de expansión, desarrollo, culturales y de servicios sociales, etc., todas ellas con un enfoque especulativo, de intereses económico y privado.

Mañana, nos volveremos a ver en los mismos lugares que ayer.

http://www.eutsi.org/kea/content/view/389/30/lang,es/