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Acerca de la Unión Militar Democrática (UMD)

Fuentes: Rebelión

Golpe militar, guerra y dictadura

El fallido golpe militar fascista del 18 de julio de 1936, contra el gobierno constitucional de la II República española, derivó en una guerra de exterminio. Sus horrores quedaron reflejados en uno de los mayores crímenes cometidos durante la contienda contra población civil. El bombardeo de miles de familias, con niños y ancianos, que huían de la barbarie franquista por la carretera costera Málaga-Almería, mató a cerca de cinco mil personas.

La criminal “hazaña” fue perpetrada por buques de la marina de Franco, siendo Juan Cervera Valderrama y los hermanos Salvador y Francisco Moreno Fernández, responsables de la masacre (“huían como ratas”). Crimen de magnitud equivalente al bombardeo de Guernika por parte de la aviación alemana de Adolf Hitler, genialmente denunciado por el pintor malagueño Pablo Ruiz Picasso, con motivo de la Exposición Internacional de París de 1937.

Los marinos franquistas, directamente responsables de tales crímenes de lesa humanidad, siguen siendo exaltados en el Panteón de Marinos Ilustres de San Fernando; es decir, en un recinto militar bajo la autoridad de la actual ministra de defensa Margarita Robles, incumpliendo flagrantemente la Ley de Memoria Democrática. Por ello, la Asociación de Memoria Militar Democrática (AMMD), ha recogido recientemente más de mil firmas, pidiendo al Gobierno su exhumación.

A finales de marzo de 1939 la contienda llegaba a su final con el último parte de guerra firmado por Franco: “En el día de hoy, cautivo y desarmado el Ejército Rojo, han alcanzado las tropas nacionales sus últimos objetivos militares.”

Unos meses después se desencadenaba la segunda Guerra Mundial.

El ejército nazi-alemán, que había apoyado militarmente a Franco en la Guerra de España, iniciaba la invasión de Polonia el 1 de septiembre de 1939, provocando el estallido de la gigantesca conflagración.

Terminada la Guerra Civil, mientras la “Wehrmacht” asolaba los campos y ciudades de Europa, el franquismo continuó su persecución sistemática contra la población no adicta a la dictadura, llenando de cadáveres las cunetas y fosas comunes. La ola de terror fascista dejó en España un saldo de más de ciento treinta mil desaparecidos forzosos, crímenes de lesa humanidad que no prescriben.

Se inicia la protesta

La campiña volvió a florecer en los años 60 del siglo pasado, tapizándose de rojas amapolas. Después, ya en la primavera del 74, fue la Revolución portuguesa y sus famosos claveles. Acto seguido, un grupo de jóvenes oficiales del Ejército de Tierra, reunidos en Barcelona a finales de agosto, fundaba la Unión Militar Democrática (UMD).

Tres meses después, el almirante Carrero Blanco, presidente del gobierno de la dictadura, moría en atentado. Los autores materiales, un comando de ETA (Euskadi Ta Askatasuna). Los autores intelectuales, y facilitadores del atentado, el Gobierno de los USA; es decir, los mismos que habían sustentado al régimen de Franco desde la otra orilla del Atlántico. Su negativa a la integración de España en la OTAN le costó la vida, al igual que años después le costó el cargo a Adolfo Suarez el 23-F del 81, presidente del Gobierno de una democracia amañada.

El luchador antifascista Salvador Puig Antich, anarquista del MIL (Movimiento Ibérico de Liberación), era juzgado en consejo de guerra y condenado a muerte, siendo asesinado mediante garrote vil en la madrugada del 2 de marzo de 1974.

Estando Franco seriamente enfermo, fueron juzgados en consejo de guerra y fusilados en la madrugada del 27 de septiembre de 1975 los militantes del FRAP (Frente Revolucionario Antifascista y Patriota), Xosé Humberto Baena, José Luis Sánchez-Bravo y Ramón García, y los militantes de ETA (Euskadi Ta Askatasuna) Jon Paredes, Txiki, y Ángel Otaegui.

Las penas de muerte fueron firmadas por Franco, escasos meses antes de su larga agonía. Gigantescas olas de protestas nacionales e internacionales, incluida la intercesión del Papa, no consiguieron parar la mano asesina del dictador.

El “generalísimo” Franco –“Caudillo de España por la Gracias de Dios”, según consta en las monedas de la época- murió con 82 años el 20 de diciembre de 1975, habiendo dejado todo “atado y bien atado” mediante su reinstauración monárquica en la persona de Juan Carlos Borbón y Borbón, perpetuando la vieja alianza entre el trono y el altar.

La lucha continúa

Hace unos días, el pasado miércoles, Luis S. Fernández, presidente de la Asociación “Mesa de Memoria Histórica del distrito de Latina” en Madrid, entrevistaba en la emisora Águilas Radio -en recuerdo de la disuelta Unión Militar Democrática (UMD)- al teniente coronel José Ignacio Domínguez, antiguo portavoz en el exilio de la UMD, al teniente Luis Gonzalo Segura, al cabo Marco Antonio Santos y a mí mismo.

Luis y Marco son dos de nuestros jóvenes compañeros, dignos continuadores de la lucha ideológica antifranquista que la UMD llevó a cabo, antes de su forzada disolución. Siguen actuando valientemente frente a una abrumadora mayoría de militares de extrema derecha, columna vertebral del ejército heredero del 18 de julio.

Transcribo brevemente la parte correspondiente a mi intervención, con mis respuestas (R) a las preguntas (P) del entrevistador:

P.¿Qué tuvo que pasar para que fundaseis la UMD?

La lucha del movimiento obrero y universitario despertó la conciencia política de muchos de nosotros.

En 1962, siendo yo alumno de segundo curso en la Escuela Naval de Marín (Pontevedra), la policía franquista detuvo y torturó al dirigente del PCE Julián Grimau. En 1963 fue juzgado en un consejo de guerra, sin ningunas garantías, condenado a muerte y asesinado a continuación por un pelotón militar.

El crimen dio lugar a numerosas protestas nacionales e internacionales. Tuvo una gran repercusión. Era ministro del gobierno de la dictadura el Sr. Fraga Iribarne.

El 25 de abril de 1974 los capitanes progresistas del MFA liquidaron la dictadura en Portugal. Fue un aldabonazo en la conciencia de una minoría de militares españoles que teníamos una ideología democrática y republicana.

En septiembre de 1974 se fundó clandestinamente la Unión Militar Democrática (UMD). Los dos principales ideólogos fueron los comandantes de ingenieros Julio Busquets y Luis Otero. Mi responsable directo en la organización fue el comandante jurídico de la Armada Carlos Sanjuan. Después trabé amistad con Luis Otero, Julio Busquets, Miguel Bouza y otros compañeros de la UMD.

Éramos conscientes de que nos podían asesinar, tampoco ignorábamos que la organización estaría infiltrada por los servicios secretos de la dictadura. La mayoría teníamos un alto grado de conciencia política; también la grave responsabilidad de tener una familia con hijos de corta edad.

En julio de 1975 se produjeron las primeras caídas en Pontevedra y Madrid: el capitán Xosé Fortes, padre del periodista Xavier Fortes y de la escritora Susana Fortes, en Pontevedra; el comandante Luis Otero, el capitán Fernando Reinlein y algunos compañeros más, en Madrid.

Fueron detenidos, procesados en consejo de guerra, condenados a largos años de prisión y expulsados.

Al capitán José Ignacio Domínguez, piloto de reactores, no pudieron detenerlo por hallarse en el extranjero, por lo que pasó a actuar como portavoz de la UMD en el exilio, desde París. A su regreso fue juzgado en consejo de guerra en diciembre de 1977, condenado y expulsado, pese a existir un Congreso de los Diputados formalmente democrático.

P.¿Cómo os sentisteis en esos momentos, ignorados, traicionados, héroes…?

R. Traicionados. El 9 de abril de 1977 el Partido Comunista (PCE), principal partido en la clandestinidad, fue legalizado. El 15 de junio de ese mismo año se celebraron las primeras elecciones generales, en relativa libertad.

Fue un periodo histórico nada idílico y muy convulso, con numerosos asesinatos por motivos políticos. La ley de Amnistía de 1977, tras las elecciones generales, excluyó a los compañeros de la UMD condenados.

Escribí un artículo en un diario de la época, de gran difusión (Diario16), criticando la Ley de Amnistía. Fui inmediatamente arrestado y sometido a un interrogatorio infame en un Juzgado Militar del Cuartel General de la Armada. Se estampó una nota desfavorable en mi Hoja de Hechos. Ello lastró mi carrera profesional.

Ningún miembro de la UMD llegó al empleo de general o almirante.

Como dice nuestro compañero José Ignacio Domínguez, estábamos en la misma trinchera que la oposición a la dictadura y, sorprendentemente, constatamos que se habían pasado al enemigo.

P. ¿Siguen vivas ideas reaccionarias en el Ejército?

R. Sí, obviamente.

A quien le interese esta cuestión, le sugiero que lea la obra “El Ejército de Vox”, escrita por nuestro joven compañero el teniente Segura, expulsado del Ejército por la actual ministra de Defensa, como consecuencia de haber denunciado valientemente la corrupción existente en el Ejército. Al igual que nuestro joven compañero el cabo Santos, expulsado por la ministra de Defensa Margarita Robles por oponerse valientemente al manifiesto franquista contra la exhumación del dictador genocida Francisco Franco.

P. ¿Cómo se solucionaría esta situación?

R. Dudo que esta situación tenga solución en el marco del régimen del 78. Es un régimen fundado por el último jefe de la dictadura, es decir un rey Borbón impuesto por Franco, cuyo hijo Felipe VI sigue siendo Jefe del Estado y Mando Supremo de las Fuerzas Armadas, también inviolable constitucionalmente aunque delinca; haga lo que haga. Por ejemplo, podría salir a la calle con un arma, disparar indiscriminadamente contra la multitud y no podría ser detenido, ni encarcelado, ni investigado, ni procesado, ni condenado.

Además, por si fuera poco, el Artículo 2 de la Ley 39 / 2007, recalca: 1. El Rey tiene el empleo militar de capitán general del Ejército de Tierra, de la Armada y del Ejército del Aire, máximo rango militar que le corresponde en exclusiva como mando supremo de las Fuerzas Armadas.

¿Es esto una democracia modélica? Yo creo que no.

P. ¿Por qué los partidos, en democracia, no han intervenido de manera contundente para frenar a los nostálgicos del franquismo?

R. Porque los partidos que han tenido responsabilidad de Gobierno están “atados y bien atados” por los pactos de la Transición.

P. ¿Qué consecuencias tiene para el Ejército la significación de estos ex militares franquistas?

La consecuencia evidente es que mucha gente los identifica con la totalidad del Ejercito, lo cual no es totalmente cierto.

P. ¿Debería Felipe VI intervenir de algún modo en esto?

R. Si Felipe VI fuese un demócrata, debería abdicar dejando paso a un proceso constituyente en libertad. Un proceso constituyente desarrollado en el marco de la Unión Europea, de la que formamos parte, dando vía libre a una República Federal que hiciese los cambios ineludibles.

Son necesarias unas Fuerzas Armadas más democráticas, integradas en una Unión Europea más libre, solidaria y soberana, no dominada por la OTAN, con una estructura de defensa unificada al servicio de los intereses de sus pueblos.

P. ¿Qué paralelismos ve entre la situación política actual y la del período 1977-1981?

R. La historia es un proceso dialéctico, nunca se repite, aunque a veces puedan encontrarse similitudes. La situación actual, en un contexto internacional de ascenso de las extremas derechas, más bien podría parecerse a los años veinte / treinta del siglo pasado.

Sin embargo, como he dicho, la historia es un proceso dialectico, que fluye impulsado por las contradicciones concretas de ese momento histórico. Nada será igual. También tendremos que estar muy alerta.

Manuel Ruiz Robles es capitán de navío (r), antiguo miembro de la disuelta UMD, cofundador del colectivo “Anemoi”.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.