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Cuba

Aborto y Sociedad

Fuentes: Rebelión

El término aborto viene a ser relativamente nuevo en el habla de la población cubana, hará más o menos 15 años que las anteriores designaciones «interrupción de embarazo», «legrado» o «curetaje» (con un origen bastante anterior a las otras dos) cayeron casi en desuso. Muchas pudiesen ser las explicaciones, sin embargo lo que nos consta es […]

El término aborto viene a ser relativamente nuevo en el habla de la población cubana, hará más o menos 15 años que las anteriores designaciones «interrupción de embarazo», «legrado» o «curetaje» (con un origen bastante anterior a las otras dos) cayeron casi en desuso. Muchas pudiesen ser las explicaciones, sin embargo lo que nos consta es que independientemente del nombre utilizado, esta práctica viene realizándose de manera no restrictiva, a solicitud de la mujer y la familia, desde hace muchísimos años.

En 1965, a raíz del incremento de las muertes femenina por la práctica indiscriminada y sin condiciones de la misma, se procedió de manera discreta pero consciente a la hospitalización de la interrupción de embarazo, decisión tomada por el Ministerio de Salud Pública y con la participación del destacado médico cubano Celestino Álvarez Lajonchere, lo cual redujo considerablemente la morbi-mortalidad por esta causa.

En aquel entonces, no se necesitó re-escribir nuestro Código Penal vigente -llamado Código de Defensa Civil que databa de 1938-, puesto que el mismo eximía de delito alguno al que realizara una interrupción del embarazo con el objetivo de salvar la vida de la madre o un evitar un daño a su salud, en circunstancia de violación, estupro, etc y para el caso en el cual el feto heredara alguna enfermedad grave (Álvarez, 1994).

No fue hasta diciembre de 1979 cuando se firmó un nuevo Código Penal, en su Artículo 267 del Capitulo IV, que se recoge la definición de ABORTO ILICITO (Código Penal, 1979):

1. El que, fuera de las regulaciones de salud establecidas para el aborto, con autorización de la grávida, cause el aborto de ésta o destruya de cualquier manera el embrión, es sancionado con privación de libertad de tres meses a un año o multa de cien a trescientas cuotas.

2. La sanción es de privación de libertad de dos a cinco años si el hecho previsto en el apartado anterior:

a) se comete por lucro;

b) se realiza fuera de las instituciones oficiales;

c) se realiza por persona que no es médico.

Cabe destacar la particularidad de nuestro Código Penal, sucede que a diferencia de lo habitual, este presenta la categoría de aborto ilícito, prescribiendo lo que no se puede hacer; generalmente se pretende regular el uso del aborto y no señalar en que condiciones no puede realizarse, siendo esto último precisamente lo que realiza el nuestro.

Veintiséis años han transcurrido desde entonces y efectivamente, se han logrado disminuir las muertes maternas ligadas a la realización del aborto; sin embargo la complejidad de realidad cubana alrededor de este fenómeno es evidente, permitiéndose la lectura desde diversos ámbitos, destacaremos los siguientes:

I. El aborto desde una mirada teológica

II. Aborto y embarazo en la adolescencia.

III. La relación del aborto con fenómenos poblacionales

I. El aborto desde una mirada teológica

Como es de esperar, los aportes que desde la Teología se hacen sobre el tema del aborto son primarios. Se concibe a la vida como un bien divino, y por tanto los humanos, quienes somos hechos por Dios a su imagen y semejanza, no tenemos la facultad de decidir sobre el producto de la concepción, cometiéndose un delito en el caso contrario comparable con el asesinato.

Esta vida nos es dada en el momento justo de la formación del cigoto, de ahí el dramatismo que toma la interpretación cristiana pues precisamente en el milisegundo uno ya somos un ser humano, a pesar de que no contemos con el sistema nervioso central hasta mucho más avanzado el período gestacional.

A modo de ejemplo, para la Congregación Cristiana «Testigos de Jehová» «…el aborto provocado a propósito simplemente para evitar el nacimiento de un hijo no deseado es quitar la vida a un ser humano.» (Watchotower Bible and Tract Society, 1985). De hecho, en su labor proselitista se les recomienda que se dirijan a los determinados versículos bíblicos en los cuales queda explícito quien es el dador de la vida humana:

Hech. 17:28: «por el (Dios) tenemos vida y nos movemos y existimos».

Sal. 36:9: «Contigo (Jehová Dios) está la fuente de la vida».

Sal. 139: 13-16: «Tú (Jehová) me tuviste cubierto en forma protectora en el vientre de mi madre. (…) Tus ojos vieron hasta mi embrión y en tu libro todas sus partes estaban descritas.

Asimismo sucede en el seno de la Iglesia Adventista del Séptimo Día, aunque con una posición un poco más compasiva, sobre todo para con la familia y la mujer que tienen que decidir abortar:

«…El aborto nunca es un acto de pocas consecuencias morales. Por lo tanto, la vida prenatal no debe destruirse imprudentemente. El aborto debe practicarse únicamente cuando existan motivos poderosos.

El aborto por razones de control de la natalidad, selección de sexo o conveniencia, no cuenta con el apoyo de la iglesia. Pero a veces las mujeres embarazadas pueden encarar circunstancias excepcionales que presenten dilemas morales, como amenaza para su vida, peligros graves a su salud, graves defectos congénitos cuidadosamente diagnosticados en el feto y embarazos como resultado de actos de violación o incesto. La decisión final con respecto a la terminación de un embarazo la debe hacer la mujer embarazada, después de haber hecho las consultas debidas.

Los cristianos… buscan el equilibrio entre el ejercicio de su libertad individual y su responsabilidad ante la comunidad de la fe, y la sociedad en general y sus leyes. Ellos hacen sus decisiones basadas en las Escrituras y las leyes de Dios, en vez de las normas de la sociedad. Por lo tanto, cualquier intento por coaccionar a una mujer para que se quede embarazada o ponga fin al embarazo, debiera rechazarse como una violación de la libertad individual.» (Declaración de Principios sobre el Aborto, 2006)

Esto es, de manera general, en cuanto a los dogmas cristianos; ahora bien, en el interior de la sociedad civil cada persona o grupo se apropia de ellos de manera particular, existiendo toda una serie de versiones de este núcleo conceptual que van desde las organizaciones «Pro Vida», ultra conservadoras, que se paran justo frente a las salas de realización de aborto, con posturas amenazantes para con los médicos y las pacientes; como algunas mucho más liberales y feministas, por ejemplo: «Católicas por el derecho a decidir», quienes en el mismo seno de la Iglesia Católica, defienden su derecho al credo cristiano de manera paralela a su derecho a decidir que hacer con su cuerpo, siendo la lucha por la despenalización del aborto su principal trinchera.

En ambos casos, se trata de organizaciones internacionales y lo que se plasmó en el párrafo anterior es la forma de actuar de manera común en la generalidad de los países. En el nuestro, y para nuestra sorpresa, «Pro Vida» tiene una versión, «Pro Vida Cuba» fundada en 1995 como ministerio laical de la Iglesia Católica. En el año 1999 se realizó el primer Encuentro Nacional, el cual fue auspiciado por la Conferencia de Obispos Católicos de Cuba y organizado por la Dra. María Concepción Morales, Especialista de Medicina Interna del Hospital Materno-Docente «Hijas de Galicia» y Presidenta de la organización. (Jacqueline Debs, 2000).

En entrevista con la Dra. Maria Concepción Morales, católica desde su nacimiento y practicante siempre, ella explica que aunque el movimiento «Pro Vida» en Cuba surge en 1995, desde mucho antes ya ellos en particular -ella y su esposo, el también Dr. Héctor González- venían haciendo una labor similar dentro de la Pastoral familiar en el seno de su comunidad religiosa. Sin embargo, la fundación del movimiento supone un alcance mayor de su trabajo puesto que: «para hablar con los jóvenes no es conveniente hacerlo dentro de la familia, el problema del aborto es un problema más que de familia de los jóvenes.» (Álvarez, 2006).

El objetivo de «Pro Vida» es la defensa de la vida humana desde la concepción hasta la muerte natural, es por ello que se oponen a algunos métodos anticonceptivos (los DIU por ejemplo, a los que llaman antimplantativos), a la eutanasia, eugenesia, la clonación, la pena de muerte, las guerra, a la fertilización in vitro y otras formas artificiales de lograr la concepción, o a los métodos no naturales para imposibilitarla.

De esta manera «Pro Vida Cuba» se centra en el trabajo educativo con los jóvenes en el seno de la iglesia católica, a partir de los siguientes proyectos:

– Aborto dentro del dogma cristiano.

– Matrimonio y noviazgo, uso de métodos naturales de anticoncepción.

– Madre soltera

– Grupos de jóvenes que se comprometen a mantenerse vírgenes.

De manera general, aunque del dogma de origen que mueve a los/as Providas cubanos/as es el mismo que moviliza a los/as internacionales, en especial a los/as latinoamericanos/as, las acciones en Cuba van más dirigidos de manera individual, a la conciencia de las personas, sin existir un enfrentamiento con el gobierno y su sistema jurídico. La Dra. Morales plantea que la población cubana es abortista en términos generales, condición ésta que sitúa su origen mucho antes del triunfo revolucionario, así como es consciente de que al no tener la organización capacidad jurídica las leyes entonces no son su punto de mira. (Álvarez, 2006)

Asimismo, estas acciones de Pro Vida en nuestro pías se restringen únicamente al seno de la iglesia y de manera más organizada dentro de la católica, aunque refiere que algunas congregaciones evangélicas pudiesen tener movimientos similares (Álvarez, 2006)

Con relación a la organización «Católicas por el derecho a decidir» mujeres creyentes por lo general feministas, y en ocasiones que aman a otras mujeres, su lucha se centra en su derecho a mantenerse dentro del credo cristiano a pesar de estar a favor de la legalización del aborto, del uso del condón o de las relaciones filiales entre feminas, y por lo tanto el derecho de cada mujer a hacer con su cuerpo y su vida lo que considere necesario, de ahí el nombre tan interesante que tiene este movimiento. Al preguntársele a la Dra. Concepción si ella conocía de alguna extensión de este movimiento en Cuba, la misma expresa: «gracias a Dios, no, por suerte no las tenemos acá en el país… que hagan lo que quieran pero que no pretendan ser católicas». (Álvarez, 2006). Evidenciando a nuestro juicio, sobre todo, una posición lesbofóbica sobre este tema en particular.

II. Aborto y embarazo en la adolescencia

Cuando intentamos hablar de cómo el aborto se relaciona con otros fenómenos sociales, emergen inevitablemente al menos dos: uno relacionado con la fecundidad en la adolescencia y el otro referido a su relación con el descenso poblacional, este último lo abordaremos en el próximo acápite.

Con relación al primero, usualmente cuando se habla de aborto se le asocia al embarazo en la mujer adolescente, para nada es algo falaz, sucede que las estadísticas mostradas hasta este momento expresan la índices altos de fecundidad en las muchachas con menos de 20 años y quienes en consecuencia son más susceptibles de recurrir al aborto, debido fundamentalmente al deseo de continuar los estudios ante la supuesta imposibilidad de hacerlo si el/la bebé nace (Cabezas-García, 1998), aunque cuando las Leyes Cubanas favorecen la continuidad de estudios.

Múltiples han sido los intentos de explicar el por qué en una sociedad como la nuestra, donde existe un acceso pleno a los métodos anticonceptivos y un cúmulo de información considerable al respecto, han existido indicadores (para nada despreciables) de embarazo en la adolescencia -sobre todo en los años 80- y el aborto es una práctica de frecuente demanda dentro de este grupo etáreo:

• «…un menor sentido de la responsabilidad para con su sexualidad, pocos conocimientos, unido a tabúes familiares para abordar el tema.» (Regalado, 2004).

• «…una serie de cambios en la familia y las actitudes de sus integrantes sobre todo en los más jóvenes, en los cuales las redefiniciones de roles, la insuficiente educación sexual, una maduración sexual más temprana, el resquebrajamiento de pautas tradicionales del comportamiento sexual y su no sustitución por otras formas generalizadas…» (Alfonso, 1994)

• «…lo relacionado con el rol de género… ser mujer no necesariamente implica ser madre y, sin embargo, el imaginario social conserva la idealización de la maternidad como meta de completud del rol femenino….Es posible que en la medida en que avanza la adolescencia como confirmación de -ser mujer», ella desee comprobar su posibilidad de quedar embarazada y quizás también compensar sensaciones de minusvalía o inseguridad propias de la etapa del desarrollo con aquello que todos glorifican: la maternidad.» (Bravo, 1994)

• «…Este rejuvenecimiento de la nupcialidad, repercutió en el rejuvenecimiento de la fecundidad y en el valor elevado que los embarazos en la adolescencia tuvieron en el total. En otras palabras la formación y ampliación de la familia se vio matizada por un incremento de las parejas más jóvenes, con embarazos casi inmediatos y también con una mayor fragilidad, lo que se refleja en la alta disolución de uniones formalizadas o no en la historia matrimonial…» (Alfonso, 1996)

Desde el punto de vista médico las complicaciones más frecuentes del aborto son la inflamación pélvica aguda, la permanencia de restos post-aborto, mientras que a largo plazo las secuelas remanentes serían la infertilidad y la incompetencia cervical. Con la creación en nuestro país de las consultas Ginecología Infanto-juvenil, de atención diferenciada, se logró disminuir la morbilidad de las interrupciones de embarazo en las adolescentes.

Según Ortiz (1998) consultas se caracterizan por:

– Selección del instrumento más adecuado para el proceder.

– Establecimiento de un día especifico de la semana para la realización del aborto exclusivamente a adolescentes.

– La intervención es realizada siempre por un mismo especialista, miembro de la Sección de Ginecología Infanto-Juvenil de la Sociedad Cubana de Obstetricia y Ginecología.

– Participación del psicólogo y la enfermera, quien, conjuntamente con el ginecólogo, realizan una sesión de intercambio con las adolescentes previo al momento de la interrupción, en el que se transmiten mensajes educativos sobre los riesgos del embarazo y aborto en la adolescencia, ETS y la contracepción.

– Citación para seguimiento posterior en consulta de adolescentes.

En la actualidad, las estadísticas reflejan una tendencia a la disminución de la fecundidad en las adolescentes, lo cual puede relacionarse con el trabajo educativo de excelencia que se ha realizado por desde diferentes ámbitos, ya sea el sistema educativo (contenidos curriculares, talleres y círculos de interés) o desde la salud pública (conserjería para adolescente, programas de salud sexual en jóvenes), y sobre todo desde sus principales actores/actoras que son los mismos adolescentes.

Ahora bien, desde el punto de vista socio-psicológico, resulta sorprendente ver como en la literatura revisada se asume, casi de manera general e implícitamente, que el embarazo adolescente es un problema de la madre; puesto que pocas investigaciones hacen referencia a quienes son los varones y que papel juegan en esta historia, es por ello nuestro énfasis en visualizar que los hallazgos fundamentales se refieren a las mujeres y no a los hombres.

En otros casos es posible advertir una asunción tácita de que el varón es adolescente también con lo cual no estamos de acuerdo puesto que conocemos la discrepancia psicológica que existe entre los púberes de uno y otro sexo que en alguna manera determina que chicas más jóvenes tengan relaciones con muchachos que no lo son al mismo nivel que ellas, pudiéndose encontrar en la adolescencia tardía y tal vez hasta en la juventud.

En la medida en que podamos hacer una lectura de género de este fenómeno, podremos consecuentemente intervenir con eficacia esta realidad, el cumplimiento del rol sexual de embarazarse o embarazar pasa también por los roles y las expectativas de género.

III. La relación del aborto con fenómenos poblacionales

El segundo de los aspectos: la relación entre el descenso poblacional y aborto, ha sido una de las cuestiones más estudiados por los investigadores/as cubanos/as en los últimos años (ONE, 2003). Como dato interesante cabe señalar, que algunos/as de los estudiosos/as plantean la relación directa entre ambos fenómenos y otros/as prefieren no aventurarse a asegurar tal relación, sin embargo no logran abstraerse completamente de la misma, al menos en el caso cubano.

Es un dato frecuentemente citado que desde 1978 en Cuba una mujer cubana no deja otra mujer que garantice la reproducción de la especie, o sea la taza de reemplazo está desde entonces por debajo de 1.

Los indicadores dejan al descubierto el descenso poblacional cubano, el que mantiene un alerta permanente de los/as demógrafos/as y hasta para la sociedad por entero, pues existen otros fenómenos, como pudiese ser el envejecimiento poblacional, que mantienen una relación inequívoca con el primero. De aquí que el tratamiento de estos elementos es realizado con bastante cautela para no caer en posiciones extremistas que más que darnos la posible solución nos conlleven a otra situación problemática.

Más que el aborto, el uso de anticonceptivos se sitúa como la causa primaria de la evolución de la fecundidad en Cuba (ONE, 2003). Sin embargo, la demanda de su realización, como práctica para terminar con un embarazo, sigue siendo alta, es por eso que en ocasiones se le entiende, al igual que la concepción como un determinante del decrecimiento poblacional al que hacemos referencia.

Cuando el aborto es analizado como una de las posibles causas de este decrecimiento poblacional, la situación es mucho más tensa sobre todo porque podría llegarse a considerar que ilegalizando esta práctica solucionaremos este problema. De hecho, es este uno de los argumentos utilizados por los sectores conservadores, tanto dentro de nuestra sociedad como internacionales, para intentar crear una crisis sobre la legalidad del aborto en Cuba. Sin embargo, habría que recordar la experiencia rumana de prohibición del aborto en 1966, la cual condujo al ascenso rápido de la tasa de fertilidad, no obstante en poco tiempo decayó nuevamente, precisamente cuando las mujeres pudieron eludir la ley, la cual demostró que el aborto puede ser ilegalizado pero no puede ser evitado. (McLaren, 1993).

Se estima que en nuestro país después de la hospitalización del aborto, en la década del 60, se han realizado cerca 4 millones de interrupciones (Alfonso, 2006), sin embargo, no es posible hablar con precisión sobre la cantidad de personas que hubiesen nacido de no haber sido detenido el embarazo, teniendo en cuenta además que una parte de los embarazos hubiesen sido abortados espontáneamente, como siempre suele ocurrir.

A manera de epílogo

En el remoto 1979 la Internacional Planned Parenthood Federation plasmó cuales serían las principales ventajas principales de la legalización del aborto:

«A. Ventajas para la salud

1. Reducción de la infertilidad, la inflamación pélvica, tétanos que pueden producir los abortos ilegales.

2. Reducción de la morbilidad y la mortalidad maternas.

3. Mejora de toda la familia.

4. Alivio en le volumen de trabajo de los servicios sanitaria causado por el tratamiento a los abortos ilegales mal logrados.

5. Se produce una mejora general en todos los aspectos de la Planificación Familiar cuando se coordinan en forma logica los servicios de anticoncepción y realización voluntaria del aborto.

A. Ventajas para la sociedad

1. Se realzan los derechos humanos de la mujer.

2. Se realzan la dignidad y la calidad de la vida familiar.

3. Se realza la justicia social al poner la ley de acuerdo con la práctica existente, se retiene o restablece el respeto general por la ley como instrumento para el cambio social.»

En ese mismo momento en Cuba se escribía un nuevo Código Penal (1979), en el cual le ilegalizaba el aborto no realizado en las mejores condiciones posibles y bajo anuencia médica. Tal vez puedan ser sólo coincidencias sin embargo, de manera general los acontecimientos fundamentales relacionados a este tema es posible enmarcarlos cercanos a situaciones internacionales favorecedoras.

La flexibilidad de nuestro Código de Defensa Social (1938) sobre este tema es relacionada en especial con los de Argentina (1922) y Uruguay, refiriéndose que estos influyeron en la manera bastante progresista en que fue escrito en nuestro país un poco más tardíamente. (Álvarez, 1994).

El aumento del embarazo en la adolescencia durante los años 80, tampoco fue un hecho solamente en Cuba, a nivel internacional y tomando como ejemplo a los Estados Unidos la gestación de las mas jóvenes también planteó problemas a la comunidad en general (McLaren, 1993).

A nivel internacional se nos toma como referente de dos elementos fundamentales, primero para la lucha feminista por la despenalización del mismo situándonos junto a Puerto Rico y otros países del Caribe como los únicos países del continente que tienen aborto no restrictivo; en segunda instancia como ejemplo de que la legalización induce necesariamente a tasas altas de realización de esta práctica. «La realidad es que las mujeres no «desean» el aborto simplemente lo necesitan.» (McLaren, 1993). Sin embargo, desde hace algún tiempo estamos enfrascados en concienciar a la población en que el aborto no es método anticonceptivo, quizás los frutos de esta educación los veamos pronto, al menos tenemos avidez por ellos.

Bibliografía

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Regalado, Z.: Aborto y adolescencia: enemigos irreconciliables. Entrevista al Dr. Bernardo Fernández En http://www.guerrillero.cubasi.cu/variados/2004/marzo/aborto.htm. Acceso 6 de febrero 2006.

Watchotower Bible and Tract Society: Reasoning from the scripture. pág. 25, International Bible Students Association Brooklyn, New York, U.S.A., 1985.