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Eric Schmitt amenaza con una nueva regulación de empleo que podría afectar a 6500 empleos en el sector

Al presidente de SEAT no le vale con el chantaje a sus trabajadores, ahora quiere ayudas del Estado

Fuentes: El Confidencial/ inSurGente

Una vez que se abre la puerta al lobo, luego no se le puede echar de casa. Los trabajadores de SEAT aceptaron en referéndum el chantaje de la empresa (perder derechos y congelar sueldos para no perder el puesto de trabajo), y ahora a la patronal no le alcanza. Amenazan con no fabricar en España […]

Una vez que se abre la puerta al lobo, luego no se le puede echar de casa. Los trabajadores de SEAT aceptaron en referéndum el chantaje de la empresa (perder derechos y congelar sueldos para no perder el puesto de trabajo), y ahora a la patronal no le alcanza. Amenazan con no fabricar en España el modelo Audi Q3 si el Estado no les da dinero.

El presidente de Seat, Eric Schmitt, reunió a un centenar de directivos y mandos de la compañía automovilística Seat el pasado jueves y afirmó que, aunque en el referéndum realizado sólo unas horas antes los trabajadores habían votado congelarse los sueldos este año para poder optar a fabricar el modelo de Audi Q3, éste no llegará a España sino consiguen más ayudas de la Administración.

Schmitt fue contundente y despiadado con la Unión General de Trabajadores (UGT), que fue el sindicato que presionó y se enfrentó a las demás organizaciones sindicales para intentar salvar un nuevo expediente de regulación que supondría el despido de 1.500 empleados e incluso una difícil negociación de convenio colectivo en la que la empresa reclamaría la congelación salarial durante los dos próximos años. La propuesta de UGT, alejada de las reclamaciones de CCOO y de CGT, proponía la congelación salarial sólo en el 2009, con un aumento de la mitad del IPC en el 2010 y el IPC real más una paga de 200 euros en el 2011, así como un porcentaje de aumento en función de los beneficios, que quedarían incorporados a las tablas salariales. La empresa, por su parte, había puesto sobre la mesa una congelación salarial durante dos años, la concesión de ayudas por 300 millones de euros y la posibilidad de prorrogar durante dos años los periodos de expedientes de suspensión de contratos en función de las necesidades de la compañía.

El «esperpento»

Por tanto, la propuesta de UGT se alejaba de las de los otros sindicatos, que no estaban dispuestos a congelar los salarios al tiempo que rechazaban nuevos expedientes de regulación de empleo o prórrogas de los ya existentes, y se acercaba a la de Seat. Pero aún así, para Eric Schmitt, el referéndum, que aprobó más del 65% de la plantilla, fue «un esperpento» y le restó toda validez, ya que los trabajadores votaron una propuesta que no había hecho la compañía. En otras palabras, ahora deberán negociarse las condiciones laborales partiendo de cada una de las posturas.  Schmitt abundó en las razones de la empresa para congelar los salarios durante dos años, condición muy importante para poder optar a fabricar el Q3. Pero, sobre todo, reclamó más ayudas públicas. En este sentido, Seat puede recibir este año 300 millones de euros de la administración -la mayor parte del Ministerio de Industria y el resto, del Gobierno de la Generalitat- para tener liquidez, una cantidad que sobrepasa el 50% del valor de la propia compañía. La arenga que el presidente de la automovilística dirigió a sus mandos incluyó también acerbas críticas al modo de hacer español. Según aseguró, todo es demasiado lento en España y si los sindicatos hubiesen aceptado los recortes el pasado mes de noviembre «ahora no estaríamos así».

Por otro lado, en medios técnicos se duda de que el Q3 sea la panacea de todos los males de la compañía automovilística. Habrá que ver si este todoterreno puede vender las 100.000 unidades al año previstas, ya que no difiere mucho de los que hay actualmente en el mercado. No aporta ni siquiera la condición de ser ecológico, lo que le podría dar un valor añadido. Tan sólo es un todoterreno de lujo.

Pero, a pesar de ello, una vez que ha conseguido la aceptación de un sacrificio salarial por parte de la plantilla, ahora lanza el órdago a la Administración exigiendo más dinero público para optar a fabricar el nuevo coche de Audi. Para ello, cuenta con la velada amenaza de que la filial española de Volkswagen tendría que ir a una nueva regulación de empleo y de que se podrían perder 6.500 empleos en el sector, que son los empleados de las empresas proveedoras que se podrían ver afectados. Una amenaza que tanto el Ministerio de Industria como la Generalitat van a tener que valorar en toda su intensidad durante la próxima semana.