La respuesta identificada por activistas a esta corriente en Cuba consiste en lograr un frente común entre los diferentes segmentos religiosos, ciudadanos y hasta entidades estatales.
La falta de articulación y una estrategia común entre iglesias, activismo e incluso, el Estado, deja libre el camino al avance del fundamentalismo religioso cristiano en Cuba, indicaron participantes de la VII Jornada Socioteológica Identidades sexuales y de género no hegemónicas.
Organizado por el proyecto Abriendo Brechas de Colores (ABC) y la Iglesia de la Comunidad Metropolitana en Cuba (ICM), el encuentro, celebrado el 14 de diciembre en la ciudad de Matanzas, propuso buscar alianzas, coordinar acciones y trazar las pautas para ponerle freno a esa corriente que califican de conservadora.
La cita anual, realizada en la sede de la ICM, este año tuvo como tema Familias LGBTIQ+ (lesbianas, gay, bi, trans, intersexuales y queer) y el derecho a la felicidad. Y, por segunda ocasión, abordó el fundamentalismo religioso y sus implicaciones para Cuba junto a líderes de comunidades de fe, activistas y académicos.
Según la pastora Elaine Saralegui, de ICM, quisimos «discutir qué está sucediendo, cómo lo estamos leyendo, cómo están mutando y se están proyectando, para luego, sistematizarlo en un dosier, que recoja ponencias, debates, retos y propuestas».
Aunque se reportan desde 2011 muestras de fanatismo y fundamentalismo religioso en Cuba, el tema cobró auge en 2018 durante la reforma constitucional, cuando cinco iglesias evangélicas se expresaron directamente contra el artículo 68 del anteproyecto que allanaba el camino hacia el matrimonio igualitario.
Por su parte, representantes de esas denominaciones se han quejado de que el uso de este término se realiza de forma peyorativa y discriminatoria, en un conflicto sin precedentes en el país, que destapa deudas pendientes sobre los límites del Estado laico, cómo restituir derechos de grupos vulnerables y hasta el derecho a la asociación.
Ver los peligros
En la jornada, varias personas manifestaron que el avance de los fundamentalismos religiosos constituye un peligro no solo para mujeres y comunidad LGBTIQ+, sino también para el proyecto país.
Marilú Rojas, teóloga feminista de la Universidad Iberoamericana de la Ciudad de México y la reverenda Margarita Sánchez, de la ICM, un movimiento mundial con congregaciones en Cuba, explicaron los caminos, motivos, etapas y mutaciones del fundamentalismo religioso.
De acuerdo con Sánchez, tres características distinguen el contexto actual: las iglesias fundamentalistas están haciendo alianzas insospechadas, usan la tecnología cuando antes se opusieron a la modernidad, y la pérdida de fuerza del Estado-nación.
«Esta guerra que estamos librando es contra una sociedad patriarcal hegemónica, enojada por las luchas y los triunfos de las mujeres, las comunidades LGBTIQ+ y la gente que está logrando conciencia de la tierra, con los cuerpos que se están levantando en protesta por las antiguas y modernas colonizaciones», declaró Rojas a la Redacción IPS Cuba.
Por su parte, Sánchez enfatizó que «se trata de contramovimientos que están combatiendo espacios de derechos ganados: el voto femenino, trabajar en la calle, los derechos de afirmarnos desde nuestra identidad racial y la diversidad que somos».
En el panorama cubano actual, destacó Saralegui, en medio de una gran pluralidad de denominaciones religiosas cristianas, algunas han estado ejeciendo algún tipo de violencia espiritual, fundamentalista; otras se han callado; mientras un tercer grupo ha sido afirmativo y ha estado siendo parte de la comunidad LGBTIQ+ y sus luchas.
La activista Teresa Fernández alertó que «en el país se está padeciendo una especie de ceguera en la que no nos estamos dando cuenta de lo peligrosa que resulta la agenda política de las iglesias fundamentalistas en Cuba».
Según Ernesto Teuma, del blog independiente La Tizza, aunque en determinados sectores el fundamentalismo sí se percibe como una amenaza, esa percepción no está extendida al resto de la sociedad.
«Quizás la victoria mediática, política y cultural más importante por lograr es implantar en las comunidades de fe, en la sociedad civil y otros espacios la percepción de la amenaza no solo a los derechos sexuales y reproductivos de la mujer, a la comunidad LGBTIQ+ y las religiones afrocubanas, sino contra todo el proceso cubano de los últimos 60 años», opinó.
Contramovimientos
De acuerdo con el investigador Pedro Álvarez, del Departamento de Estudios Sociorreligiosos del estatal Centro de Investigaciones Psicológicas y Sociológicas, en el país todavía existe mucho prejuicio sobre lo religioso y la academia no ha aquilatado el fenómeno en toda su magnitud.
«La fe es una necesidad intrínseca de la naturaleza humana. Y eso no lo ha visto la ciencia en todo su esplendor…la ciencia tiene que abocarse a ver esto, con urgencia, desde una manera multidiscilinaria y multidireccional», recomendó.
Para Yuliet Villares, de la Red Ecuménica Fe por Cuba, urge la articulación y que «nos pensemos como movimiento unido, con estrategias concretas. En tanto el país no entienda que es un proceso de lucha y de disputa, nunca vamos a llegar a ningún lugar, porque lo que está en juego es el proyecto de país».
«Quienes estamos sensibilizados, sabemos quiénes somos, quiénes son nuestros aliados, los que están en el medio y los contrarios, pero no tenemos unidad y es alarmante», opinó Lidia Romero, activista LGBTIQ+. «No nos damos cuenta que al final todos vamos a salir ganando porque el avance es realmente sobre los derechos humanos que nos asisten a todos», enfatizó.
A juicio de la reveranda Sánchez, tenemos que aprender a buscar más alianzas feministas, con movimientos LGBTIQ+, antirracistas y ambientales «porque todos nosotros estamos siendo afectados por el neoliberalismo y hay que mirar por donde pasan nuestras heridas y olvidarnos de nuestras diferencias».
Fuente: https://www.ipscuba.net/sociedad/alianzas-ciudadanas-contrarrestan-el-fundamentalismo-religioso/