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Amenaza climática y transición energética

Fuentes: Rebelión

El panel Internacional sobre Cambio Climático IPCC, en su reunión de 2018, fijó la meta máxima y punto de inflexión de crecimiento de la temperatura, respecto a la media preindustrial, en 15C°, para poder conjurar el riesgo de una catástrofe ambiental a final de siglo.

En el COP21, consideraron que el crecimiento no debía superar los 2.C° y que bajo esa condición, diversas regiones de la tierra se tornarán inaptas para la sostenibilidad de la vida. Adicionalmente se ha establecido que en los últimos 30 años, la temperatura media ha aumentado 0.8C°. Ya hay señales de que se aproxima a 1.5OC. Muy grave, máxime cuando no hay decisiones que motiven optimismos.

Son resultados, conclusiones y advertencias que deben preocupar a todo ciudadano, pero en particular a quienes disponen de poder para tomar decisiones.

La realidad es insoslayable. Cualquier ciudadano puede observar efectos concretos relacionados con el aumento de la temperatura media y sus efectos. Calores sofocantes durante mayores periodos del día, del mes y del año, reducción de fuentes superficiales de agua y de manantiales, derretimiento de glaciares, efectos nocivos sobre producción agraria, alteración de ciclos climáticos tradicionales, desbordados y frecuentes fenómenos naturales, etc. Todos, efectos imputables al creciente incontrolado de la temperatura global.

La mayor generación de gases de efecto invernadero, en particular CO2, ocurre por el consumo de productos de origen fósil, específicamente, carbón, petróleo y gas.

Se calcula que los productos energéticos fósiles generan 98.9% de CO2, del total de gases que produce el efecto invernadero.

El consumo de petróleo en el planeta, en 2021, superó los 110 millones de barriles/día promedio. Entre 2022 y hoy, supera los 115 millones de barriles/día. De esa cantidad, el 80% se destina a producción de combustibles para motores, equivalente a 92 millones d/d, que equivalen a 54 millones de combustibles, gasolina, diésel y yet. Esos volúmenes tienen sus equivalentes en CO2 y en unidades de calor BTU. Esa demanda y consumo es hasta hoy, permanentemente creciente, debido al sostenido crecimiento de la oferta y demanda de equipos automotrices, consumidores de carburantes fósiles.

Lo anterior, además, en la producción de energía eléctrica global teniendo como fuente el carbón mineral, con un equivalente al 30% global, de la producción de energía eléctrica global. Todo a pesar de los propósitos y metas previstas en las cumbres climáticas.

Ante la amenaza cierta del crecimiento del calentamiento global y sus consecuencias, la comunidad mundial y en particular los gobiernos, instituciones, empresarios y sociedad de todo el planeta, deben asumir responsabilidades y tomar decisiones al respecto, consistentes en fijar y cumplir metas que respondan a la magnitud del problema.

A corto plazo debe suprimirse 100% el consumo de carbón, para la generación de energía eléctrica en todo el planeta. La sustitución de esa fuente puede hacerse con generación eléctrica fotovoltáica, eólica o hidráulica, de acuerdo con las condiciones y disponibilidades de las naciones y regiones.

Está demostrado universalmente que la generación de energía eléctrica mediante utilización de energía solar es significativamente menos costosa que las de otras fuentes.

Es confortante que ya algunas naciones demuestren con hechos, la sustitución de fuentes de energía de origen fósil por fuentes limpias. Entre otras, la República China, se fijó y esta cumpliendo metas de sustitución de generación de energía eléctrica con base en consumo de carbón y carburantes de origen fósil para consumo automotriz, por energía eléctrica mediante uso de acumuladores.

Shenzhen, ciudad china de más de 12.500.000 habitantes provee el transporte público con 16.500 buses (tipo padrón Bogotá), 100% eléctricos a base de baterías y además, del 40% de los vehículos pequeños, particulares y públicos son impulsados por energía eléctrica a base de baterías.

Todos los Gobiernos del planeta y Empresarios del sector automotriz y del transporte, deben fijar y cumplir metas para sustituir el uso y producción de vehículos de combustión interna, por vehículos impulsados por energía eléctrica, de cero emisiones de CO2.

A manera de ejemplo: cálculos y registros recientes indican que un articulado tradicional de TM (Bogotá), consume en promedio 1400 galones de ACPM por mes y produce 11.25 toneladas equivalentes de CO2, en el mismo período. La sustitución por el sistema Euro 6, no corresponde a los objetivos que se deben y pueden lograr con el uso de energías limpias. No es sensato desconocer la contaminación del aire en el Distrito capital y ciudades capitales.

Son cifras para analizar, respecto al consumo de carburante motor global, regional y local y en Bogotá, específicamente cuando el Distrito Capital y capitales departamentales, deciden renovar el parque automotor. En todos los casos, deben ordenar hacerlo con equipos de cero emisión de CO2 y otros gases.

Son decisiones que deben convertirse en políticas de estado.

Los combustibles fósiles, en el proceso de conversión de energía calorífica en energía mecánica, libera calor permanente, a través del tubo de escape. La temperatura de los gases emitidos, no desaparecen. Ese calor o temperatura, por la quema de combustible se difunden en la atmósfera, en cumplimiento de la ley cero de la Termodinámica.

Es la principal fuente de calentamiento global. Aunque seudocientíficos prefieran ignorarla, por conveniencia y por orden de sus patronos. Parece que en Las Cumbres Climáticas globales, hubiera propósito deliberado de evitar el debate de ese factor.

Es un imperativo asumir el cálculo de esa fuente de calentamiento continuo de la atmósfera y profundizar y dinamizar la solución.

Ya existen cálculos sobre generación de calor en combustión interna. Es urgente profundizar investigaciones al respecto.

Resultados de investigaciones indican que la carburación de un galón de gasolina genera 125.000BTU, un galón de etanol 76.000 BTU, un galón de diésel 139.000BTU.

Tomando cifras de 2021, para hacer cálculos de contaminación y calentamiento por quema de combustibles, podemos tener cifras aproximas, partiendo de que están en circulación 1.800 millones de coches-carros y 6.000 millones de motocicletas y que esas cifras crecen al 3% y 9% anual, respectivamente.

Falta voluntad política y responsabilidad social, cobre la amenaza climática.

La administración distrital está frete a la oportunidad y responsabilidad de hacer la reposición del equipo de transporte público, con equipos 100% de cero emisiones de CO2. Basta determinar un razonable cronograma de ingreso de los nuevos equipos, que haga posible la reposición del 100%, con garantía de cero emisiones de CO2.

Adicional a lo precisado arriba, esta probado que la vegetación en su proceso de fotosíntesis capta y transforma CO2 y libera oxigeno.

Son conclusiones y resultados, que deberían convencer a todos los gobiernos, empresarios y ciudadanos del mundo en general a reforestar y proteger la vegetación existente y a fijar metas de restitución de los millones de hectáreas perdidas por deforestación, en todo el planeta y a impulsar decididamente las investigación para la optimización y producción de acumuladores eléctricos, para poder intensificar la producción de medios de transporte impulsados por energía eléctrica.

Si toda la comunidad global y las grandes productoras de vehículos, de todas las naciones y sus representantes en el poder, se concientizan y se apersonan de la problemática climática, es posible responder positivamente a los presagios catastróficos, derivados y consecuencias del calentamiento global.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.