Sólo el 2.2% del gasto de recuperación de la pandemia de los países de la región fue ambientalmente sostenible, de acuerdo a una nueva plataforma
América Latina está invirtiendo muy poco en una recuperación verde de la pandemia del COVID-19, con solo el 2.2% de los fondos de estímulo de la región utilizados el año pasado en proyectos ambientalmente sostenibles, de acuerdo a una nueva plataforma desarrollada por la Universidad de Oxford y Naciones Unidas.
El año pasado, 33 países de la región asignaron US$318.000 millones a medidas fiscales y de estímulo para aliviar la pandemia, de los cuales sólo US$46.000 millones (2.2% del total) pueden ser catalogados como verdes. El porcentaje es significativamente más bajo que el promedio global de 19% calculado en la plataforma.
“La región ha llegado a una encrucijada económica. O los gobiernos continúan apoyando las viejas industrias moribundas del pasado o invierten en industrias sostenibles que puedan impulsar la prosperidad a futuro. Las nuevas oportunidades económicas para la región son monumentales”, dijo Brian O’Callaghan de la Universidad de Oxford.
El análisis de más de 1.100 políticas muestra que 77% del presupuesto de América Latina para la recuperación de la pandemia se asignó a medidas de rescate de corto plazo para abordar necesidades urgentes y salvar vidas. Sólo el 16.1% de los fondos fueron utilizados para planes de recuperación a largo plazo.
En promedio, la región asignó US$490 al gasto per cápita para la recuperación de la pandemia, mientras que en las economías en desarrollo la cifra es de US$650. Sólo seis países dedicaron más de 0,1% de su PIB en planes de recuperación, entre ellos Chile (14,9%), Bolivia (10,5%) y Brasil (9,26%).
Guy Edwards, investigador sobre geopolítica del cambio climático y América Latina, dijo que la región corre el riesgo de quedarse atrás si no cambia de dirección. Para ello, se deben revisar los planes de gastos y trabajar en la eliminación cuidadosa de los subsidios a los combustibles fósiles, sostuvo.
“Trabajar con los países para alinear sus planes de recuperación con el Acuerdo de París será un primer paso vital”, dijo. “Esto requiere apoyar a los países a priorizar inversiones y políticas para proteger la naturaleza e impulsar la energía renovable y el transporte público limpio, que puede crear empleos, reducir la desigualdad y abordar las causas fundamentales de la migración”.
América Latina: economía en recesión
El PBI de América Latina cayó un 7,7% el año pasado y no volverá a los niveles anteriores a la pandemia hasta 2024, según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) de la ONU. Como en todo el mundo, se ha instado a los países a aprovechar la crisis como una oportunidad para iniciar una recuperación ecológica.
Sin embargo, lograrlo ha resultado dificultoso para América Latina. Además de responder a las demandas de la pandemia, los gobiernos de la región tienen que hacer frente a elevados niveles de deuda soberana, procedentes de acreedores privados, organismos multilaterales y, en algunos casos, de China.
“La respuesta a la pandemia nos está llevando a un aumento de la deuda, lo cual limita nuestra capacidad para dirigir las inversiones hacia la sostenibilidad ambiental. Sin embargo, colocar la acción climática como motor de la reactivación nunca ha sido tan importante”, dijo la ministra de Ambiente y Energía de Costa Rica, Andrea Meza.
La región ha registrado casi un tercio de todas las muertes mundiales por COVID-19 a pesar de albergar al 8% de la población mundial, dijo el PNUMA. La situación ha empujado a las políticas ambientales y climáticas hacia abajo en la lista de prioridades gubernamentales en la mayoría de los países.
O los gobiernos continúan apoyando las viejas industrias moribundas del pasado o invierten en industrias sostenibles que puedan impulsar la prosperidad a futuro
La nueva plataforma, que por ahora solamente incluye datos preliminares, reveló que gran parte de los fondos de recuperación de la pandemia se han gastado en infraestructura para fuentes de energía fósil y en infraestructura portuaria y aeroportuaria insostenible, lo cual se espera que lleve a un aumento de las emisiones de carbono.
Argentina, México y Brasil focalizaron sus gastos de COVID-19 en dichos sectores contaminantes, otorgando mayores subsidios a empresas de combustibles fósiles e impulsado nuevos proyectos. Mientras que Chile, Jamaica y Colombia se destacaron por sus esfuerzos de una recuperación verde en transporte eléctrico y energía renovable.
“Buscamos desarrollar medidas de corto plazo pero con visión de largo plazo, promoviendo la economía circular y nuevos negocios asociados al capital natural,” sostuvo Daniel Gómez Gaviria, subdirector del departamento Nacional de Planificación de Colombia. “Los ingresos del gobierno están concentrados en fósiles y minerales y por ello hay que diversificar”.
Una recuperación verde de la pandemia
Impulsar una recuperación verde en América Latina no sólo tiene sentido en términos ambientales sino también en económicos, gracias a los numerosos beneficios y empleos que se podrían generar.
El Acuerdo de París, firmado en 2015, tiene como objetivo limitar el calentamiento global para que no supere los 2°C. Para lograrlo, las emisiones de gases de efecto invernadero deben alcanzar su pico lo antes posible y luego caer a cero en 2050.
La transición a emisiones netas es técnicamente posible en América Latina, de acuerdo a un informe del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), mediante la producción de electricidad sin emisiones de carbono, la electrificación de la industria y el transporte y la eficiencia energética.
“Todavía hay una oportunidad para que los gobiernos de la región busquen inversiones inteligentes y ambientalmente sustentables. Los beneficios de ese tipo de gasto son realmente muy buenos,” sostuvo O’Callaghan. “Una recuperación verde puede reducir la inequidad y llevar a economías sustentables”.
La región se ahorraría hasta US$621.000 millones anuales si los sectores de energía y transporte lograran la neutralidad de emisiones para el 2050, generando además 7.7 millones de nuevos empleos, de acuerdo a un informe del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA).
La mayor parte de las contribuciones climáticas (NDC) hasta ahora presentadas están todavía lejos de los objetivos del Acuerdo de París, incluyendo las de América Latina, de acuerdo a un análisis de CEPAL. Para revertirlo, se esperan nuevos compromisos más ambiciosos de cara a la cumbre del clima COP26 en noviembre.
América Latina representa el 5% de las emisiones mundiales, en su mayoría procedentes del sector energético, la agricultura y el cambio de uso del suelo. Pero la proporción está aumentando a medida que los países siguen desarrollando los combustibles fósiles y no desarrollan una transición energética.
Costa Rica sigue siendo el único país de América Latina que ha presentado oficialmente y comenzado a implementar una estrategia de descarbonización a largo plazo, que incluye al sector energético. Otros países como Chile y Argentina están trabajando en ello y podrían presentar sus respectivos planes este año.
Edwards dijo: “El diseño de planes de descarbonización a largo plazo, trabajando en estrecha colaboración con todas las partes interesadas, puede ayudar a guiar la recuperación y apoyar a los gobiernos para seleccionar proyectos de infraestructura sostenible para ayudar a las personas y alinear las economías con los objetivos de París y los Objetivos de Desarrollo Sostenible».
Fermín Koop es editor de Diálogo Chino para el Cono Sur