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Apuntes feministas sobre la Transición

Fuentes: Rebelión

Los años de la Transición fueron unos años convulsos en los que la ciudadanía aspiraba a cambiar las cosas, a romper con las cadenas del régimen franquista. Hombres y mujeres, vivían con ilusión y esperanza las ansias de libertad. Muchas personas venían de grupos clandestinos de resistencia antifranquista, de los años anteriores a la Transición, […]

Los años de la Transición fueron unos años convulsos en los que la ciudadanía aspiraba a cambiar las cosas, a romper con las cadenas del régimen franquista. Hombres y mujeres, vivían con ilusión y esperanza las ansias de libertad. Muchas personas venían de grupos clandestinos de resistencia antifranquista, de los años anteriores a la Transición, trabajando por la llegada de la Democracia, y a la luz de la efervescencia del mayo del 68. Y entre estas, muchas mujeres también fraguaban los discursos y la lucha contra la discriminación femenina.

Según Mari Ángeles Larrumbe de la Universidad de Zaragoza, en estos años previos, había tres corrientes diferentes, en las que se aglutinaban mujeres que defendían una forma concreta de abordar la discriminación femenina y definir las estrategias para superarla: «Por un lado, el Movimiento Democrático de Mujeres (MDM), ligado al PCE, que consideraba que la mayor parte de los problemas que vivía nuestro país, incluido el de la mujer, tenían su origen en la naturaleza opresiva del régimen que padecíamos; por otro, los planteamientos de la llamada izquierda radical, que propugnaba la necesidad de la instauración de un sistema socialista como precondición básica para abordar su correcta resolución; y, por último, un pequeño núcleo, embrión del que más tarde sería el Partido Feminista, que, inspirado en las aportaciones del feminismo radical americano, analizaba la situación opresiva de las mujeres desde una perspectiva marxista y de clase, heterodoxa frente al enfoque tradicional de la izquierda».(1)

A la luz de estas ideas y después de un paréntesis de cuarenta años, las mujeres empezaron a organizarse en grupos feministas, no oficiales, pero con un claro contenido político. Había que conseguir que se derogasen leyes y había que reclamar otras leyes y servicios que posibilitaran la condición plena de ciudadanía para las mujeres, no a través de sus maridos.

Así surgieron múltiples grupos en torno a la despenalización del aborto, la educación sexual y la legalización de los anticonceptivos, y también en torno al derecho al trabajo asalariado, la exigencia de guarderías y la amnistía para mujeres presas por aborto, adulterio o prostitución. Eran además el soporte de gran cantidad de mujeres que sufrían malos tratos. Los grupos feministas fueron un claro espacio de autoafirmación, formación y ayuda entre mujeres.

Muerto el dictador, las primeras jornadas se celebraron en Madrid entre el 6 y el 8 de diciembre de 1975 y en ellas se trataron todos los temas anteriormente señalados. La importancia de estas jornadas estriba en que es la primera vez que se reúnen cientos y cientos de mujeres sin experiencia previa, ya que el franquismo, a través de » La Sección Femenina» se había encargado de señalar el papel fundamental de éstas como esposas y madres, borrando en el ideario femenino las huellas de Emilia Pardo Bazán, Concepción Arenal, Clara Campoamor, Victoria Kent, Margarita Nelken, Dolores Ibárruri, Maria de la O Lejárraga, Carmen de Burgos y tantas otras que defendieron los derechos de las mujeres, atreviéndose a ocupar espacios en un mundo destinado a los hombres.

En aquellas jornadas de 1975 también se vio la importancia de fortalecer el Feminismo español, integrando la diversidad de grupos e ideas surgidas de sus propias vivencias.

Como hechos internacionales que sirvieron de referencia hay que destacar que el año 1975 fue declarado «AÑO INTERNACIONAL DE LAS MUJERES» por la Organización de las Naciones Unidas. Y por ello, en ese mismo año, se convocó la Conferencia Mundial Gubernamental, celebrada en México y el Congreso Mundial de Mujeres, en Berlín, que fue dirigido a organizaciones no gubernamentales.

Con este movimiento, ya más fortalecido, se logró convocar la primera manifestación feminista en enero de 1976 y las jornadas de Barcelona en marzo de ese mismo año; a las que asistieron en torno a unas tres mil mujeres. Aquí se vio la importancia de estas organizaciones analizando, elaborando, proponiendo y exigiendo cambios sustantivos para el desarrollo de una democracia real, que respondiera a las necesidades de la sociedad entera.

En 1977 se organizó por primera vez el 8 de marzo como Día Internacional de las Mujeres. Y para las elecciones de ese año, 15 de junio de 1977, las primeras elecciones democráticas, se presentó un listado de reivindicaciones de las mujeres a todos los partidos políticos. En estas elecciones salieron elegidas veintiuna diputadas y seis senadoras, entre ellas, los nombres más conocidos son Carmen García Bloise del PSOE, Dolores Ibárruri y Pilar Bravo por el PCE. Los partidos situados más a la derecha no incluían estas reivindicaciones, más bien apelaban al ámbito familiar. Sin embargo, los partidos más a la izquierda sí contemplaron un tratamiento más amplio y detallado de las reivindicaciones presentadas por las mujeres. Ese año llegó la amnistía para los políticos que no tuvieran delito de sangre, pero no llegó para las presas por aborto, adulterio o prostitución.

En 1978, tras campañas sucesivas organizadas desde el movimiento feminista se consiguió la supresión de la vigencia del delito de adulterio en el mes de marzo, la despenalización de los anticonceptivos en el mes de octubre, la supresión del Servicio Social de las mujeres, que instauró Franco, y se legalizaron todas las organizaciones feministas que lo solicitaron. El Movimiento Feminista estaba andando y tejiendo redes.

Como se ve, las mujeres sacaron a la luz, en aquel entonces, temas de carácter político que aún hoy no están resueltos por completo, como el aborto, la violencia de género, la prostitución, la igualdad de salarios, la igualdad de oportunidades, etc, etc. Y esto es así porque no figuran en las agendas políticas como temas prioritarios. Y, sin embargo, ha sido el Feminismo en los años posteriores a la Transición, quien ha aportado numerosos estudios, datos y reflexiones sobre la forma de mejorar la sociedad en la que vivimos todos y todas.

Artículos consultados:

  • (1) EL FEMINISMO Y LA TRANSICIÓN ESPAÑOLA de Maria Ángeles Larrumbe Gorraitz de la Universidad de Zaragoza

  • EL FEMINISMO EN LA TRANSICIÓN de Nuria Varela, recogido en 2013 Celia Amorós, España. Feminismo para tod@s . Historia del Feminismo.

  • ESPAÑOLAS EN LA TRANSICIÓN. De excluidas a protagonistas (1973-1982). Varias autoras. Editorial Biblioteca Nueva. Madrid 1999.

Rosa Blanco Casares. Colectivo Prometeo. FCSM Córdoba

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de la autora mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.