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«Argentina apareció en New York Times entre los tres países de la región que mejor enfrentaron la pandemia», pero…

Fuentes: Rebelión

Con el título que entrecomillamos, este sábado, el diario Página 12 anuncia que el New York Times ha reproducido el artículo de la agencia Reuters «Uruguay, Paraguay y Argentina obtienen las mejores calificaciones en América Latina en una encuesta de respuestas ante la pandemia». Esos tres países, precisa el sondeo, tienen «las mejores calificaciones por su respuesta al coronavirus».

En el caso argentino, la gestión del presidente Alberto Fernández muestra resultados encomiables, que ha salvado miles de vidas. El personal de la salud y el de la ciencia realizan tareas que desbordan el marco de sus actividades específicas, ganando así un merecido reconocimiento. La mayoría de los municipios y gobernaciones, así como la población, adscriben a las medidas del gobierno.

Si aún gobernase la administration anterior, fieles a su dogma neoliberal, hubiesen antepuesto la economía a la vida —como proponen hoy desde la oposición— y el país estaría padeciendo su peor pesadilla.

El reparo, el «pero» surge cuando Reuters omite tan solo mencionar a Cuba, cuando olvida sus notables adelantos sociales y científicos.

No se le pide al medio reproductor, el nuiorctaims, que se tome la molestia de colar una apostilla, un simple apartado que evoque, por ejemplo, que en su país mueren más niños que en la isla a la cual le impiden el acceso a insumos como medicinas para el tratamiento de enfermedades infantiles. Que no olvide el diario neoyorquino que esa nación caribeña asediada por la IV Flota tiene más médicos y maestros que su rica y poderosa nación. Que no olvide que la solidaridad de los profesionales médicos cubanos ha sido solicitada hasta en países del llamado Primer mundo. Que la esperanza de vida crece en Cuba al tiempo que disminuye en la nación que la bloquea desde 1961. Etcétera.

En fin, estamos ahora refiriéndonos apenas a la ciencia y la salud, informaciones que ya ha difundido la Organización de las Naciones Unidas. Pero otros autores con más autoridad que quien escribe han tratado de romper el cerco informativo. Helen Yaffe, por ejemplo, ha escrito Cuba en la pandemia de COVID-19 (https://rebelion.org/autor/helen-yaffe/), por lo que recomiendo olvidarse de estas líneas e ir al enlace adjunto. Quienes no estuviesen al tanto del desarrollo de la ciencia en Cuba se sorprenderán, y seguramente se interesarán en saber más.

Aunque también se preguntarán por qué no se me informó. Por qué lo ocultaron. Y aquí hay otro aspecto importante del estudio que la consultora Trespuntocero hizo en diez países de América latina. Los encuestados, sin duda, han respondido basándose en la pobre información de los medios hegemónicos. La televisión, sin ir más lejos, marca agenda y oculta lo fundamental; es su misión.

Página 12, vamos, también pudo haber hecho el esfuercito de aclarar las cifras tan parciales de Reuters. Porque a Argentina, a pesar de su notable desempeño no le va mejor que a Cuba, que ostenta cifras muy inferiores en cuanto a contagios y muertes.

Lo que nos insurge, en fin, es el perpetuo ninguneo de una islita que merece tanta solidaridad como la que dispensa con la dignidad de siempre. A propósito, me disculpo por la autorreferencia, pero pocos conocen lo que se trata en el artículo que puede leerse en este enlace: http://www.adital.org.br/site/noticia.asp?lang=ES&cod=29710.

Puedo dar fe de la excelencia de la salud pública cubana. Mi hijo, aquejado por la otitis, ha pasado por Pediatría en un hospital de Varadero. Este autor fue tratado en el Hospital Hermanos Almeijeiras. En ambos casos tuvimos una atención de gran nivel profesional. Y humano.

¿Cómo hace esa isla tropical bloqueada para tener índices de mortalidad infantil equiparables con Canadá o Suecia? ¿Cómo hacen para no dejar a nadie sin atención? ¿Serán los rublos comunistas de la Unión Soviética? ¿Será el resultado de un conjuro como «Revolución»?

Que nadie se quede con la duda. Sólo es cuestión de querer saber.

Cuba peligra. Un imperio decadente podría dar otro zarpazo criminal si se le niega esa solidaridad que precisa con urgencia. Basta de ninguneo. Basta de silencio.