Formo parte de la Comisión Interinstitucional para Prevenir, Sancionar y Erradicar los Delitos en Materia de Trata de Personas de la Ciudad de México, como invitada y como representante de la sociedad civil.
Desde que llegó el Gobierno de Morena a gobernar en la Ciudad, les propuse un curso para introducirlos en la interpretación y aplicación de la Ley General para Prevenir, Sancionar y Erradicar los Delitos en Materia de Trata de Personas y para Proteger y Asistir a las Víctimas de esos Delitos, que debía incluir el marco jurídico internacional y el nacional, sin embargo mi propuesta no fue aceptada.
Y así se logró reformar la Ley para la asistencia, protección y prevención de los delitos en materia de trata de personas para la Ciudad de México y nos encontramos en el proceso de elaborar el reglamento, un protocolo para la supervisión de los lugares dedicados a brindar servicios de alojamiento y la Instancia Ejecutora del Sistema Integral de Derechos Humanos de la Ciudad está a cargo de la actualización del Protocolo de Rapport, Búsqueda, Localización y Rescate y Atención a las Víctimas de los Delitos en Materia de Trata de Personas.
Y cuando estaba revisando el Protocolo, mismo que originalmente la CATWLAC había redactado en tres protocolos y con gran sorpresa, ya que se trata de la instancia que supervisa y genera indicadores para la evaluación y seguimiento del respeto a los derechos humanos en un apartado incluyeron “trabajo sexual”. Por supuesto observé esa barbaridad, y cuestioné en qué instrumento legal, ya sea tratado internacional o norma jurídica vigente en este país establece que la prostitución es trabajo. Incluso invoqué el Artículo 6 de la Convención para la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW por sus siglas en inglés), que a la letra dice:
“Artículo 6. Los Estados Parte tomarán todas las medidas apropiadas, incluso de carácter legislativo, para suprimir todas las formas de trata de mujeres y explotación de la prostitución de la mujer”.
Y cómo no, si la Instancia ha estado sujeta a todo tipo de presiones de la comunidad GLBTTTIQ+ y lo que no se puede negar es que uno de los grupos activistas que con mayor fuerza en la Ciudad reivindican la prostitución como “trabajo sexual”, además de los proxenetas, es la comunidad trans. Y cómo no, si esa comunidad sufre discriminación y violencia, pero además su esperanza de vida se reduce a 35 años, por causa de la violencia. Pero también se reduce por la sobrehormonación a que se someten, ya sea por cirugía de reasignación de sexo o sin ella.
Ahora bien, por cuando a la cirugía de reasignación de sexo o la terapia de reemplazo hormonal, lo cierto es que el sexo no cambia, como no cambia el proceso de socialización que quedó grabado en el subconsciente y como no cambian los cromosomas xx o xy del cuerpo de la persona cuando nace.
Los efectos de la medicalización hormonal o también conocida como terapia de reemplazo hormonal pueden ser:
- Cardiovascular
- Huesos
- Gastrointestinal
- Neurológicas/Psiquiátricas
Pero no sólo existen profundas diferencias sobre la prostitución, también las hay por cuanto a la explotación reproductiva de los cuerpos de las mujeres y la compra/tráfico de bebés por contrato.
Y por qué, porque generalmente las mujeres que acuden a alquilar su vientre son mujeres desposeídas, con inmensas necesidades económicas, que son captadas para atender la demanda de personas con poder adquisitivo que acuden al mercado local o viajan al extranjero a contratar al sur global o a Europa del Este para cumplir sus fantasías torcidas y sus fetiches.
Lo mismo sucede con la donación comercial de óvulos que se utilicen cuando se quiere ordenar un bebé con determinadas características físicas, como si se fuera al supermercado a adquirir productos y que también produce graves daños en la salud de las donantes, incluso infertilidad.
Vi en Twitter el otro día, a un hombre que tenía cargado a un bebé pegado a su pecho, en el que el bebé buscaba desesperadamente el pecho de su madre, porque tenía hambre y el hombre se filmaba tratando de demostrar que el bebé lo amaba, pero se trataba de un acto instintivo.
También me tocó ver otro caso, donde un hombre estaba recibiendo bombas de hormonas, había sido capaz de lactar al bebé que había comprado. Y decía que era su mas grande ilusión amamantar, sin importar si la sobre medicalización a la que se había expuesto podría tener un efecto perjudicial en la salud del bebé.
Esto significa que son capaces de pagar lo que sea por cumplir con sus fetiches y sus deseos, que por cierto no son derechos.
Al final de cuentas, tanto la explotación sexual, como la reproductiva de las mujeres son actividades que se han constituido en inmensos negocios globales que producen millones de dólares de ganancias a costa del cuerpo de las mujeres, y que implican atentados contra su dignidad y tratos crueles, inhumanos y degradantes y que es un mercado fomentado y del que se beneficia, entre otras, la comunidad de la diversidad sexual que intenta borrar a las mujeres y muchos otros actores que conforman las cadenas de explotación que someten a sus víctimas.
son capaces de pagar lo que sea por cumplir con sus fetiches y sus deseos, que por cierto no son derechos.
Curiosamente, nuestros gobiernos, ni en México, ni en otros países de la Región Latinoamericana quieren reconocer estas prácticas como parte de las actividades de la delincuencia organizada, aunque si lo sean, ni como graves expresiones de violencia contra las mujeres, las niñas y niños, aunque también lo sean.
Se hace necesario presentar un frente común en todos los países para exigir a nuestros gobiernos que los reconozcan como prácticas delictivas de extrema violencia contra las mujeres y la niñez y las combatan decididamente, con presupuesto suficientes y disminuyendo los graves niveles de impunidad.
No cabe la menor duda que son actividades que se multiplican y se expanden globalmente con las que el patriarcado quiere exterminar a las mujeres.
Fuente: https://tribunafeminista.elplural.com/2021/04/ataques-al-movimiento-feminista/
** Sobre la autora: Directora de la Coalición Regional contra el Tráfico de Mujeres y Niñas en América Latina y el Caribe, A.C. (CATWLAC por sus siglas en inglés).