La población humana no cesa de crecer, producir y generar residuos, y los recursos de la Tierra son limitados. Muchos lugares del planeta, convertidos en vertederos, atestiguan los problemas derivados del crecimiento.
El modelo económico del crecimiento ilimitado está condenado al fracaso. Ante esta situación, la ciencia ha reaccionado con un campo emergente: la investigación postcrecimiento.
Bienestar por encima de la economía
Un nuevo estudio liderado desde el Instituto de Ciencia y Tecnología Ambientales de la Universidad Autónoma de Barcelona (ICTA-UAB) expone la situación actual y proporciona argumentos para dar prioridad al bienestar humano y la sostenibilidad ecológica por encima de la expansión económica ilimitada.
Merece la pena que leamos y nos hagamos eco del estudio porque asienta las bases para una nueva perspectiva en la que el progreso humano debe ajustarse, y reinventarse, en base a los límites planetarios. Estamos ante un trabajo de revisión profunda que merece una lectura pausada y detallada, y que a continuación sintetizo a modo de necesario debate.
La investigación postcrecimiento
La sostenibilidad se presenta en el estudio definida en base a la construcción de una nueva economía. Esta nueva economía requiere de conocimientos interdisciplinarios de ecología, antropología, historia, sociología y política que harán posible optimizar la producción y el aprovisionamiento.
El postcrecimiento enfatiza su independencia del crecimiento en la búsqueda del bienestar atendiendo a la satisfacción de las necesidades humanas básicas dentro de los límites planetarios.
El estudio revisa distintos modelos propuestos:
– Lo que se conoce como economía del estado estacionario busca estabilizar el uso de los recursos de las sociedades a un nivel relativamente bajo y sostenible.
– La llamada economía de la rosquilla, del bienestar y del estado estacionario generalmente posicionan sus propuestas dentro del sistema capitalista actual, mientras que el decrecimiento critica la imposibilidad de una desaceleración igualitaria dentro del capitalismo.
El decrecimiento enfatiza la necesidad de una transformación planificada y democrática del sistema económico actual para reducir drásticamente el impacto ecológico y la desigualdad, y mejorar el bienestar.
Hay algunos países que no quieren ni siquiera oír hablar de decrecimiento pero, desde luego, el planeta evidencia la necesidad de un frenado económico que nos devuelva a la realidad.
Los límites del crecimiento
Dado el detalle y profundidad del trabajo de investigación del que me hago eco, voy a resumir los diferentes límites que se han establecido hasta ahora al sistema capitalista actual.
En 1972 se redactó un famoso informe conocido como Limits to Growth, en el que ya se cuestionaba la existencia de límites relacionados con el sistema de la Tierra que podrían imponer restricciones al desarrollo industrial. Ese estudio pionero empleó un modelo de dinámica de sistemas que, en base a los datos disponibles entonces, desde 1900 a 1970, permitió simular diversos escenarios de población, alimentos, recursos, contaminación, producción industrial y servicios hasta el año 2100.
Pese a los diferentes modelos, existen muchas variables en juego que conllevan a incertidumbre sobre las perspectivas futuras.
En general, se ha propuesto el llamado crecimiento verde como escenario de mitigación climática para un aumento de temperatura global del planeta entre 1,5⁰ C y 2⁰ C modelados por el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC). Esos escenarios, como el del economista británico Paul Ekins y sus colaboradores, concilian el crecimiento económico con los objetivos climáticos, pero incluyendo tecnologías hipotéticas de emisiones negativas a gran escala y mejoras sin precedentes en la eficiencia energética, e ignorando el impacto climático tanto en la economía como en la sociedad.
También hay desigualdades muy importantes en el modelo económico global. A medida que las economías de altos ingresos del llamado Norte Global crecen y tienden hacia los servicios, deslocalizan la producción agrícola e industrial y dependen más de las importaciones. Por poner un ejemplo, en agricultura, el Norte Global importa tierra incorporada y biomasa del Sur Global.
Principales conclusiones del estudio
El estudio que ve ahora la luz desde el ICTA-UAB concluye que el crecimiento económico continuado en los países de renta alta no sólo es insostenible ambientalmente, sino que tampoco resulta viable desde el punto de vista social y económico.
Ese trabajo lleva a una serie de conclusiones que deberían hacernos reflexionar:
– Existe una estrecha relación entre el crecimiento del producto interior bruto (PIB) y los daños ambientales. Aunque el PIB parece vinculado al uso de recursos, el desacoplamiento es insuficiente. Los modelos sugieren que es difícil paliarlo, incluso con hipótesis optimistas sobre la tecnología.
– Existen límites sociales al crecimiento. Por encima de un determinado nivel de ingresos, el crecimiento económico no mejora el bienestar humano, y los costes de dicho crecimiento (como la contaminación y los conflictos sociales) pueden superar sus beneficios.
– Es fundamental desarrollar nuevas políticas postcrecimiento. Debemos atender a modelos macroeconómicos ecológicos que ponen a prueba políticas de gestión sin crecimiento, es decir, capaces de reducir la dependencia de este y promover el bienestar: servicios básicos universales, reducción de la jornada laboral, garantía de empleo e impuestos sobre la generación del carbono y la riqueza.
– Búsqueda del bienestar dentro de los límites planetarios. En general, parece posible alcanzar un buen nivel de bienestar empleando menos recursos, y esto repercutiría en buenas noticias para nuestro entorno natural.
Es necesario tomar conciencia de que, a pesar de los recientes avances en la investigación del postcrecimiento que describe este artículo, aún quedan cuestiones abiertas muy relevantes. Entre ellas, las políticas de transición y las transformaciones en la relación entre el Norte y el Sur Global.
Garantizar los servicios públicos, la igualdad de ingresos y la calidad democrática de los países puede satisfacer las necesidades humanas con un uso mucho menor de energía.
El visionario astrofísico y divulgador científico Carl Sagan enfatizó que cualquier civilización que desee sobrevivir debe limitar su crecimiento, por las consecuencias inasumibles que éste tiene sobre el medio ambiente. De conseguirlo dependerá el futuro de nuestra especie a medio plazo.
Josep M. Trigo Rodríguez. Investigador Principal del Grupo de Meteoritos, Cuerpos Menores y Ciencias Planetarias, Instituto de Ciencias del Espacio (ICE – CSIC)