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El Instituto Valenciano de Arte Moderno (IVAM) expone “Imágenes de(l) poder. Cartografías de lo invisible”, de Carmela García

Ayer y hoy, mujeres silenciadas

Fuentes: Rebelión

Retales de biografía, contenidos poéticos, declaraciones aisladas, pedazos de texto… Con estos materiales «mínimos», la artista Carmela García (Lanzarote, 1964) compone la muestra «Imágenes de(l) poder. Cartografía de lo invisible», que permanece abierta al público hasta el 17 de septiembre en el Instituto Valenciano de Arte Moderno (IVAM). Con trece fotografías de grandes dimensiones y […]

Retales de biografía, contenidos poéticos, declaraciones aisladas, pedazos de texto… Con estos materiales «mínimos», la artista Carmela García (Lanzarote, 1964) compone la muestra «Imágenes de(l) poder. Cartografía de lo invisible», que permanece abierta al público hasta el 17 de septiembre en el Instituto Valenciano de Arte Moderno (IVAM). Con trece fotografías de grandes dimensiones y un vídeo, la autora pone en cuestión el discurso dominante desde una perspectiva de género. En la muestra hay paisajes convertidos en invisibles por el patriarcado; encuentros internacionales de mujeres relevantes en la cultura y la política en los años 1936 y 1937, hoy olvidadas; y otras que conquistaron un ámbito de libertad, pero a las que se dejó sin espacio en el imaginario compartido. El punto de partida de la exposición es la feminista, sindicalista y poeta Lucía Sánchez Saornil (1895-1970). Fue una proletaria madrileña, anarcosindicalista, mujer libre y lesbiana, que trascendió el obrerismo para trabajar (de telefonista) en Telefónica; asimismo componía poemas y colaboraba con la prensa de vanguardia.

En la muestra de Carmela García ocupan un lugar relevante las militantes de «Mujeres Libres», organización anarcosindicalista que desplegó su actividad durante la guerra española de 1936 y llegó a contar con 20.000 afiliadas. Así, la abogada y pedagoga Mercedes Comaposada Guillén, la médica Amparo Poch y Gascón o Lucía Sánchez Saornil, entre otras, promovieron un feminismo anarquista «que no subordinaba la autonomía de las mujeres a las aspiraciones de la revolución social», destaca la profesora de Historia de la Educación en la Universitat de València y militante del movimiento feminista, Llum Sanfeliu. Fue Lucía Sánchez Saornil la gran impulsora de la revista «Mujeres Libres», quien se hizo cargo de la línea editorial y ha inspirado a Carmela García para la presente exposición. Pero tan importantes como las personas son los espacios de la memoria. De ahí la fotografía del Conservatorio de Valencia, donde se celebró en octubre de 1937 la Segunda Conferencia de Mujeres Antifascistas. O, en el siglo XXI las «Mujeres de Negro», que manifiestan su luto contra la guerra y a quien la artista fotografía bajo un imponente ficus. También las «Lesbian Band», que en una de las imágenes de la muestra ensayan el son de las «batukadas» debajo de un puente. El arte, lo lúdico y lo festivo como vía de autoafirmación.

El visitante puede acercarse a la pintora, escritora comunista y miembro de la Agrupación de Mujeres Antifascistas, Manuela Ballester. También al recuerdo de la militante del PCE (desde 1934 hasta su muerte) y maestra de la Universidad Popular de Valencia Alejandra Soler, recientemente fallecida a los 103 años y desconocida para muchos, pese a que fue una mujer licenciada en Filosofía y Letras, que logró escapar de un campo de internamiento en Francia terminada la guerra civil y sobrevivió a la batalla de Stalingrado durante la segunda contienda mundial. Incluso se acercó al 15-M. La de Alejandra Soler fue la primera fotografía realizada para la exposición del IVAM.

Carmela García incluye asimismo en la muestra a Sara Berenguer, quien fue maestra en el barcelonés Ateneu Cultural de les Corts y en las Juventudes Libertarias. También ocupó la secretaría de Propaganda del Comité Regional de «Mujeres Libres». Con las delegaciones de la organización anarcofeminista, visitó el Frente de Aragón y los Hospitales de Sangre, además de integrarse en Solidaridad Internacional Antifascista» (SIA). Es otra de las «olvidadas», pese a los 37 años que vivió en el exilio. En junio de 1988 Seuba Ediciones publicó la primera edición de las memorias de Sara Berenguer: «Entre el sol y la tormenta. Revolución, guerra y exilio de una mujer libre». Y no se trata de arqueología; de hecho, la obra de Carmela García ata cabos. Hoy «Mujeres Libres» es un programa de Radio Klara, emisora comunitaria de la ciudad de Valencia; las mujeres del equipo aparecen retratadas en la exposición.

Imágenes de gran formato, un mapa «subjetivo» con documentos, acotaciones, fotografías sobre asociaciones de mujeres de los años en que Valencia fue capital de la II República… ¿Qué queda de todo ello en la actualidad? Tal vez sea la pregunta que haya motivado el trabajo de la fotógrafa. Y la artista canaria quizá responda captando las imágenes de una ristra de colectivos (actuales) de mujeres: «Las Heidis», «Joves Desobedients», «Mujeres Libres», «Dones de Frontera», «Dones Progressistes» o la «Asociación de Mujeres Separadas y Divorciadas del País Valenciano». «Ellas necesitan asociarse para tener más fuerza en el espacio público, como forma de resistencia y para sobrevivir; por esta razón hago las fotografías en la ciudad», explica la autora en un recorrido guiado por la exposición. Llama la atención a los visitantes sobre un muro, que no es urbano. Se trata de una réplica de la pared de su estudio, donde cuelga anotaciones, ideas, dibujos y fotografías, como la de un cuadro que pintó Lucía Sánchez Saornil; pero no el paisaje entero, sino -ampliada- la parte que aloja la firma. Hay también en el muro simples hojas, con una leyenda a bolígrafo y subrayado en rotulador: «Lo que no se ve no se nombra, y lo que no se nombra no existe».

La autora de «Imágenes de(l) poder. Cartografía de lo invisible» no entiende el arte como una expresión cerrada y dogmática, ni tampoco dirigida exclusivamente al intelecto. «No se trata sólo de entender, el espectador puede extraer sus conclusiones e ir construyendo su propio mapa de la ciudad», afirma. Una de las imágenes que Carmela García pretende es la de una mujer que transite por la calle, vista como espacio no masculinizado que les pertenece a ellas. Fotografías de mujeres que caminen solas, y sin posado previo. Le costó encontrar estas fotos antiguas en los archivos. A continuación, al pasar junto a la fotografía de las «Mujeres de Negro», advierte contra el eurocentrismo y las apologías de la democracia occidental. Porque el feminismo ha sido siempre internacionalista, recuerda, y «la cadena es tan fuerte como su eslabón más débil».

De la docena de fotografías sólo hay dos retratos individuales. Uno es la de Mariló Rodríguez, del colectivo «Joves Desobedients», que en los años 90 del siglo pasado realizaban acciones como salir de noche con antorchas para reclamar seguridad frente a las agresiones sexuales. Tomada en el centro histórico de Valencia, la fuerza de la imagen hace que vaya a figurar en la portada de una próxima publicación, según informa Carmela García a los visitantes. El segundo retrato es el de Heide Braun, una librera especializada en temática feminista. Con la biblioteca de la universidad al fondo, su figura cuestiona los tradicionales espacios de poder y la manera en que históricamente se ha negado a las mujeres el acceso al conocimiento. Se produce, así pues, un choque entre espacios, que también se da en la fotografía de tres jóvenes activistas en el tradicional barrio del Cabanyal, en Valencia, amenazado desde hace décadas por los procesos especulativos y de «gentrificación». Las muchachas forman parte del colectivo «Brúfol», que trabaja en la formación no reglada, con mujeres y en el ocio con niñas y niños en situación precaria. La imagen pone de manifiesto la degradación de esta barriada marinera.

El recorrido termina en una sala ubicada en una planta superior. Allí Carmela García proyecta un vídeo con un equipo de fútbol integrado por mujeres lesbianas, «Las Heidis». Se pasan un balón de color en una sala de juntas, metáfora del poder masculino y hegemónico. En cierto modo la composición se inspira en la película «El Padrino». Podría interpretarse que el grupo de mujeres trata de perder el miedo y reforzar su identidad. «Las Heidis» son el equipo femenino del colectivo «Lambda» de lesbianas, gays, «trans» y bisexuales, surgido hace 14 años. ¿Por qué un mapa de lo invisible, que se articule en torno a las mujeres, tal como propone la exposición? «Muchas de sus acciones, creaciones y luchas han sido olvidadas, excluidas de los discursos y la memoria», remata la artista canaria.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.