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Aznar, los moros y la al qaeda del siglo VIII

Fuentes: Gara

El problema de Al Qaeda con España empieza a principios del siglo VIII (…) España rechazó ser un trozo más del mundo islámico cuando fue conquistada por los moros, reHusó perder su identidad». Fue la principal «aportación» del ex presidente español, José María Aznar, en su primera conferencia magistral en la Universidad de Georgetown (Washington), […]

El problema de Al Qaeda con España empieza a principios del siglo VIII (…) España rechazó ser un trozo más del mundo islámico cuando fue conquistada por los moros, reHusó perder su identidad».

Fue la principal «aportación» del ex presidente español, José María Aznar, en su primera conferencia magistral en la Universidad de Georgetown (Washington), bajo el prosaico título de «Siete teorías sobre el terrorismo actual».

Aznar se remontaba trece siglos atrás, a la época bautizada por el nacionalismo español como «Reconquista», para eludir la evidente conexión entre el 11-M y la invasión de Irak.

Comenzó su alegato recordando el atentado del que fue objeto en 1995 por parte de ETA y sus ocho años de «esfuerzos para combatir el terrorismo con todos los instrumentos de la democracia».

«Dejé a ETA abatida pero no vencida», reconoció Aznar. No fue su única referencia a la organización armada vasca. Pidió que a sus militantes no se les llamase separatistas porque «sería como decir que Al Qaeda es un grupo religioso (sic)».

Aznar repitió su vieja teoría del «totum revolutum», de la que la gestión de su gobierno tras el 11-M fue una lección magistral, pero fracasada.

Un estudiante identificado por la agencia Europa Press como Milmo fue directo: «¿Por qué usted fue a la guerra en Irak cuando el 90% de la población española estaba en contra?», le preguntó provocando el aplauso de muchos asistentes de las últimas filas.

«Porque la mayoría de los españoles quiere derrotar el terrorismo porque sabe lo que es», respondió Aznar, que generó a su vez los aplausos de los invitados sentados en primera fila; entre ellos su ex vicepresidente y ahora director gerente del FMI, Rodrigo Rato.

Aznar hizo uso prolijo de las analogías: Bin Laden-Adolf Hitler, Alemania-Irak… llegó incluso a copiar el lema de EEUU en Vietnam: «Debemos ganar los corazones y las mentes» de los musulmanes. Y lo hizo todo en inglés, evocando el ejemplo del acento de Schwarzenegger.

Debería haber seguido el consejo de sus amigos, ya que un estudiante y fervoroso admirador de Aznar, Robert Rose, reconoció que «le habría entendido mejor en español».

Hubo quien le descubrió: «No contestó las preguntas que le hicieron ­declaró una estudiante nicaragüense­, pero no porque no las entendiera».

Y hubo quien le entendió. Una estudiante, Charlotte, se mostró horrorizada. «Ve todo o blanco o negro. Es un regreso a la época de las cruzadas».

Desde el Siglo VIII (Martin Garitano – Periodista)

El mejor momento para conocer a un político en toda la complejidad de su pensamiento es, precisamente, cuando cree estar haciendo algo importante. Algo poco frecuente, por otra parte.

El ex presidente español José María Aznar se ha desnudado ante el mundo en su primera conferencia como profesor universitario en Washington.

Pretendía, tal vez, ubicar alto el listón de la cátedra que le han regalado y vino a decir al mundo que el primer enemigo de Al Qaeda era… España.

Dijo muchas cosas más, pero me quedo con una sentencia: «El problema de Al Qaeda con España empieza a principios del siglo VIII porque España rechazó ser un trozo más del mundo islámico cuando fue conquistada por los moros».

Hasta ahí llega el pensamiento de Aznar, poco más que un resumen de la «Enciclopedia Alvarez», aquella que dejaba fuera de toda duda que «Mahoma era un moro alucinado que creía ser profeta de Alá».

Vale lo anterior a modo de entremés dialéctico para llegar al fondo de la cuestión. Resulta ahora que cuando España no existía, ya tenía problemas con el mundo árabe. Por un problema de control sobre el territorio, nada de religiones.

Y resulta que cuando tampoco existía como tal, también tuvo España problemas con el Reino de Navarra. También por cuestión de control y poder sobre el territorio.

En ambos casos ­como en tantos otros­ esa España inexistente zanjó sus problemas con violencia, a sangre y fuego. A los ‘moros’ ­Aznar dixit­ le costó siete siglos echarlos al mar y a los navarros los conquistó tras sangrientas campañas y la inestimable colaboración de un traidor, el conde de Lerín.

Así se construyó esa España que algunos creen eterna, que, dicen, se forjó en el crisol de las culturas y las adhesiones. Se forjó, pues, contra natura y es sabido que lo que contra natura se crea, a la naturaleza misma de las cosas tiene por oponente.

Hoy Aznar, vapuleado en su honor, se erige en guía para la salvación del mundo civilizado. Muestra el camino a seguir y anima a persistir en el error. Busca el enfrentamiento con el mundo musulmán y, por supuesto, exige el mantenimiento de la imposición sobre los pueblos que se clavaron a la cruz de España.

Se equivoca Aznar, como en tantas ocasiones. Lo impuesto termina por saltar en mil pedazos. La tragedia es que quienes debieran verlo no lo hagan.