El discurso del presidente cubano Raúl Castro en la Asamblea Nacional fue seguido con gran atención por la población de la isla,una vez más el político cubano leyó una radiografía de la sociedad con sus carencias y virtudes. Junto a las medias económicas y administrativas que se están implementando en la nación caribeña hay otras […]
El discurso del presidente cubano Raúl Castro en la Asamblea Nacional fue seguido con gran atención por la población de la isla,una vez más el político cubano leyó una radiografía de la sociedad con sus carencias y virtudes.
Junto a las medias económicas y administrativas que se están implementando en la nación caribeña hay otras de menor impacto mediático, pero de mayor calado social, como son la batalla de ideas para actualizar el discurso político.
Raúl Castro en sus intervenciones invita a los cubanos a debatir en plena libertad para encontrar las mejores soluciones a los problemas que tiene el país, además alerta siempre de combatir el burocratismo que intenta que todo se quede inmóvil para beneficio propio.
Para llevar adelante este proyecto invitó sin exclusiones a todos los que quieran construir un futuro mejor, en el que el socialismo es la garantía de mantener la soberanía nacional y donde la institucionalización es el mayor reto.
Reflexionaba sobre aquellas palabras mientras hacía mi cola para pagar el impuesto de salida en el aeropuerto José Martí, cuando justo delante de mí a un joven estudiante becado en Cuba le rechazaban con malas formas la carta que le eximía al pago en divisa de la tasa aeroportuaria.
Como buen latino el joven tenía un apellido que terminaba en zeta, pero la mujer que atendía el cobro consideró que aquello en realidad no era una letra sino una tachadura, por lo que le invalidaba la gestión.
La carta para realizar el pago en moneda nacional contaba con el aval de una institución pública, el Ministerio de Educación Superior, pero aquella persona haciendo uso de su autoridad dejó al joven indefenso ante su decisión.
Cuando le dijo que solo contaba con aquellos pesos cubanos la respuesta fue que ese no era su problema, pero que ella no aceptaba la carta porque su superior no se la admitiría, ante ese muro el joven no tenía a quien reclamar su disconformidad con la drástica medida.
El muchacho se encontraba solo en el aeropuerto y para reunir el equivalente en cuc tuvo que pedir dinero entre las personas que hacían la fila del control de pasaporte, mientras decían su nombre por la megafonía advirtiéndole que su vuelo estaba ya a punto de despegar.
Gracias a la revolución cubana miles de jóvenes de todo el mundo, de origen humilde, la mayoría hijos de obreros y campesinos han podido realizar estudios universitarios de manera totalmente gratuita, recibiendo una ayuda que incluye el alojamiento, los libros y hasta un estipendio mensual durante su formación.
Los jóvenes además tienen la oportunidad de conocer de primera mano la realidad de la isla, viven con los cubanos en becas estudiantiles, incluso en provincias del interior, y comparten los problemas y alegrías diarios como el resto de la población.
Cuba es respetuosa con sus tendencias políticas, origen étnico o creencias religiosas y no les obliga a participar en las convocatorias revolucionarias, pero en muchas ocasiones participan en ellas de manera voluntaria con entusiasmo, porque conocen en primera persona cual es la alternativa que hay fuera.
Estos jóvenes provienen generalmente de naciones subdesarrolladas, después de siglos de dominación colonial, o de países capitalistas donde el acceso a la educación y la salud es solo para los que tienen dinero.
La situación que vivió el estudiante es un buen ejemplo que el mayor freno de la institucionalización de la Revolución cubana, no está en las altas esferas, sino en una burocracia que desde la base pone palos en la rueda y carcome un Estado que necesita funcionarios eficientes.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.