En otro pataleo por conseguir presionar a Europa para que se sume a su agresiva y frustrada política anticubana, el régimen norteamericano emprende en el Viejo Continente nuevas acciones injerecistas protagonizadas en secreto por Caleb McCarry, procónsul designado por Washington para materializar el Plan Bush contra la isla caribeña. McCarry, el equivalente al administrador […]
En otro pataleo por conseguir presionar a Europa para que se sume a su agresiva y frustrada política anticubana, el régimen norteamericano emprende en el Viejo Continente nuevas acciones injerecistas protagonizadas en secreto por Caleb McCarry, procónsul designado por Washington para materializar el Plan Bush contra la isla caribeña.
McCarry, el equivalente al administrador de la ocupación estadounidense en Iraq, Paul Bremen, tiene previsto visitar esta semana a Bruselas, Bélgica, con el propósito de intentar obligar a la Unión Europea (UE) a conservar una postura adversa hacia Cuba.
En su periplo injerencista, el procónsul norteamericano incluye además de la sede de la UE, Alemania y Noruega, y otros países europeos que mantiene en secreto, entre los cuales puede figurar España.
El viaje de McCarry ocurre en momentos en que existe un acercamiento favorable de la UE hacia Cuba, y Washington ve en peligro que el llamado Grupo de los 27 elimine de una vez por todas sanciones aplicadas a la mayor de las Antillas, actualmente suspendidas temporalmente.
Precisamente en junio venidero la UE deberá revisar esas injustas medidas impuestas a Cuba, que desde su aplicación en 2003 pusieron en tela de juicio la postura independiente del Viejo Continente con respecto a la Isla.
El régimen de Bush no ha cesado un sólo instante en intentar obligar a la UE a que mantenga las sanciones a Cuba y para ello ha utilizado todo tipo de presiones y hasta burdos chantajes.
No fue casual que en mayo del pasado año, tras una positiva visita oficial a La Habana del canciller español, Miguel Angel Moratinos, Washington desató una similar escalada diplomática europea dirigida a truncar cualquier posible cambio de la postura de la UE hacia la nación latinoamericana.
Entonces también varios funcionarios de la Casa Blanca fueron enviados con urgencia a Europa con tal objetivo, entre ellos el propio McCarry, quien por cierto fue abucheado y rechazado en cada una de sus visitas por representantes del amplio Movimiento de Solidaridad que con Cuba existe en el Viejo Continente.
Ahora el procónsul norteamericano pretende reeditar su periplo injerecista de 2007 por orden expresa del decadente Bush, quien no ha dejado de patalear por mantener a la UE sumida a sus fracasados propósitos de aislar a Cuba y destruir su Revolución.