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República Dominicana

Caribeñas en medio de la tormenta

Fuentes: IPS

El enfoque de género en las políticas públicas para afrontar y adaptarse al impacto de las variaciones climáticas figura entre las asignaturas pendientes en la región del Caribe, pese a la demostrada capacidad de las mujeres para el manejo y gestión de riesgos de desastres. Las mujeres, sobre todo en el ámbito comunitario, suelen encabezar […]

El enfoque de género en las políticas públicas para afrontar y adaptarse al impacto de las variaciones climáticas figura entre las asignaturas pendientes en la región del Caribe, pese a la demostrada capacidad de las mujeres para el manejo y gestión de riesgos de desastres.

Las mujeres, sobre todo en el ámbito comunitario, suelen encabezar las redes capacitadas en planes de contingencia ante desastres naturales y actúan con eficiencia en los programas sanitarios, de albergues y otras emergencias. Pero a la vez son las más vulnerables, como reflejan las estadísticas a la hora del conteo de víctimas tras el impacto de un evento extremo.

En 2007, la tormenta Noel dejó en República Dominicana 88 personas fallecidas y 14 desaparecidas, además de 66.000 desplazadas.

Los datos oficiales de entonces no están desagregados por género, aunque estudios de la Organización de las Naciones Unidas documentaron casos de violencia sexual contra mujeres en los refugios, donde también aumentó para ellas la carga doméstica.

En Indonesia, el tsunami del 24 de diciembre de 2004 mató cuatro veces más mujeres que hombres. En su gran mayoría no sabían nadar y permanecieron en sus viviendas para cuidar a los niños y niñas y sus pertenencias, o simplemente carecían de habilidad o fortaleza para subir a un árbol o un techo.

Expertos coinciden en que el impacto previsible del cambio climático, con huracanes más intensos y sequías e inundaciones de mayor frecuencia y severidad que amenazan la vida de las personas y la seguridad alimentaria, hacen todavía más urgente atender con perspectiva de género los procesos de gestión de riesgos y la adaptación a las transformaciones ambientales.

Pero «la integración de la perspectiva de género en estos procesos requiere que las políticas públicas partan de un diagnóstico de reconocimiento de las desigualdades existentes en la sociedad entre hombres y mujeres y clases sociales», dijo Lourdes Meyreles, investigadora de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso) en República Dominicana.

En entrevista con IPS, esta experta indicó que los factores que incrementan la vulnerabilidad de las mujeres están vinculados a su desventaja respecto del acceso a recursos fundamentales para la adaptación al cambio climático, como la propiedad de la tierra, posibilidad de crédito o inserción en la toma de decisión para la distribución de recursos claves como el agua.

«A pesar de que las mujeres son las que manejan este recurso fundamental, no necesariamente están presentes en las instancias en las cuales se toman decisiones en torno al mismo. Afrontar esta desigualdad constituye un reto fundamental de una política pública», sostuvo Meyreles.

En su opinión, la incorporación de la perspectiva de género en la institucionalidad ligada a la gestión de riesgo de desastres y la adaptación al cambio climático tendría como consecuencia importante llevar ese enfoque a todos los aspectos de la política sobre el tema: diagnósticos previos, diseño, implementación y evaluación.

«Para esto es necesario un cambio de mentalidades, voluntad política y rendición de cuentas», consideró la socióloga, quien admitió que en ese sentido no hay avances visibles ni en República Dominicana ni en el resto del Caribe insular, un área especialmente vulnerable a eventos hidrometeorológicos.

La especialista insistió en que un enfoque de género eficiente debe asentarse en la integración de «los mecanismos de la mujer con los de gestión de riesgo de desastres y de adaptación al cambio climático», lo cual conlleva tener en cuenta «las especificidades» ligadas a las mujeres y los hombres involucrados en estos procesos.

En ese sentido, agregó, se requiere el análisis de las vulnerabilidades de mujeres y hombres frente al cambio climático y también de sus capacidades para luego incorporar ese diagnóstico a las acciones de adaptación. «El tema del acceso diferenciado a los recursos naturales, a su uso y su conservación debe ser un eje fundamental del enfoque», recalcó.

Meyreles puntualizó que «el diagnóstico del rol de las mujeres y los hombres frente a la agricultura y la seguridad alimentaria, el manejo de las costas, de los bosques, del agua, es clave para que las políticas que dirijan los procesos de adaptación tengan una perspectiva de género y puedan crear mecanismos efectivos, inclusivos y equitativos».

Al evaluar la situación de las dominicanas ante los riesgos de desastres, la socióloga de Flacso alertó que es similar a la de toda la población de este país, ubicada en su mayoría en «zonas urbanas muy vulnerables a amenazas hidrometeorológicas, sísmicas y otras».

«El hecho de que una proporción importante de mujeres son jefas de hogar y viven en las zonas más empobrecidas del país, las coloca en posiciones de mayor vulnerabilidad que muchos hombres», dijo.

Un gran riesgo que corren en situaciones de desastres es «la violencia sexual y de género», explicó.

Ellas también poseen capacidades específicas frente a los desastres, como su manejo y liderazgo en las redes y organizaciones comunitarias, su conocimiento experto de las comunidades en las que viven, su capacidad de manejo de los asuntos ligados a la salud, y al cuidado en situaciones de emergencia, entre otras cualidades, detalló.

«Se requieren mayores esfuerzos para que también estos roles impliquen atender necesidades estratégicas de género de las mujeres en los contextos de desastres, y que entonces se pueda hablar de una efectiva incorporación de la perspectiva de género a la gestión de riesgos y a la adaptación al cambio climático», concluyó Meyreles.

Las autoridades dominicanas reconocen que hay una proliferación de asentamientos urbanos en condiciones de extrema pobreza instalados en cauces fluviales, lo cual aumenta la vulnerabilidad ante manifestaciones del cambio climático como lluvias intensas e inundaciones. La situación impacta especialmente a las mujeres.

Fuente: http://www.ipsnoticias.net/nota.asp?idnews=101081