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¿Casas inteligentes en Cuba?

Fuentes: IPS

Para acercar a la nación caribeña a los avances internacionales en automatización del hogar, un grupo de desarrolladores trabaja en los primeros dispositivos locales fuera de línea.

El confort doméstico asociado a las tecnologías «inteligentes» comienza a perfilar su mercado en Cuba.

Tinker Automations, el incipiente emprendimiento de un pequeño equipo de dos ingenieros automáticos y un cibernético, promete ser la primera línea nacional de dispositivos y sistemas para la automatización del hogar.

Los tres prototipos diseñados hasta el momento irradian una señal wifi que permite su control desde los celulares sin necesidad de conectarse a Internet, una ventaja sobre similares productos de importación que circulan en el mercado informal, explicó a IPS Cuba Carlos Henry Céspedes, que es cibernético y director de desarrollo y programación de Tinker Automations.

El primero en comercializarse, si esta posibilidad llega a concretarse, sería el sistema de llenado automático de tanques. A través de sensores mantiene un registro constante del nivel de agua de los envases y garantiza la disponibilidad del recurso en todo momento, sin intervención del usuario.

Posee, además, un control de errores que impide la activación de la bomba en caso de detectar un malfuncionamiento en la instalación hidráulica.

Por su parte, el smartplus (conector inteligente) automatiza el proceso de conexión y desconexión a la red eléctrica de los equipos.

En una variante más compleja, cuenta con opciones como el temporizador. Si el usuario desea tener el café listo al despertar, solo necesita programar el smartplus para activarse 10 minutos antes de que el despertador suene, por ejemplo.

El último de los prototipos es el Autoluz. Entre otras facilidades, las luminarias se encenderán únicamente cuando la habitación esté ocupada, para un mayor ahorro energético.

Para acercarse al concepto de casa inteligente, los dispositivos pueden integrarse mediante un sistema general de control que aún está en fase de desarrollo.

Al igual que el resto de los productos, este funcionaría sin necesidad de conectarse a Internet. Pero considerando la creciente conectividad de la sociedad cubana, quienes deseen un control remoto pueden incorporar al sistema una tarjeta SIM y ejecutar los comandos mediante la red de datos o mensajería celular, aclaró Céspedes.

El controlador general funcionaría con sistema operativo Linux, lo que restringe el tráfico en la red y garantiza que el usuario reciba fácilmente la información.

Cada uno de los dispositivos tendrá la alternativa de funcionar en línea, aunque esta siempre se adaptaría a la velocidad y los costos de la conexión locales, que todavía pueden resultar lentos y caros.

Antes de llegar a los hogares cubanos

Aunque el primero de los prototipos prácticamente está listo para salir al mercado, el equipo de emprendedores no se aventura a su comercialización ante la duda de si esto es posible bajo la licencia de «programador de equipos de cómputo» con la que trabajan.

«En teoría, yo puedo comercializar mi software en su soporte, que en este caso serían estos dispositivos. Pero no tenemos la certeza y, antes de embarcarnos completamente en una empresa como esta, queremos tener total garantía legal», comentó Céspedes, quien también es director general de Qva2world, un emprendimiento dedicado al desarrollo de aplicaciones, entre ellas la popular Qvacall.

Las actuales regulaciones se presentan limitadas ante el desarrollo alcanzado por el sector privado en este campo. Esto pudiera cambiar durante este año, si se concreta un nuevo marco jurídico, como anunciara el Ministerio de las Comunicaciones a finales de 2018.

No obstante, el emprendimiento deberá superar otros obstáculos para garantizar su sostenibilidad.

Los precios previstos para los productos de Tinker Automations resultan prohibitivos para un gran porcentaje de la población cubana, cuyo salario promedio en sector el estatal, el mayor empleado, ronda el equivalente a 30 dólares mensuales.

Según Céspedes, estos responden a los elevados costos de producción, ya sea por la tecnología que requieren, como por el difícil acceso a los suministros necesarios.

Para la cubierta de los prototipos se utilizó una impresora 3D que solo garantizaría una producción a muy baja escala y que, de aumentar la demanda, tendría que sustituirse por un equipamiento más eficiente y sofisticado.

La adquisición de los componentes -microcontroladores, sensores, cables, conectores impermeables- depende de la importación, mediante familiares y amigos en el exterior, al no existir un mercado nacional.

Aun cuando la mayoría de estos componentes se adquieren en China a bajos costos, antes de llegar a Cuba deben hacer escala en un tercer país, lo que encarece el proceso. La vía directa entre la nación caribeña y la asiática, a través de Correos de Cuba, no es lo suficientemente rápida o segura, especificó Céspedes.

A pesar de estos inconvenientes, los desarrolladores se muestran optimistas.

Según el estudio de mercado realizado por las redes sociales, el número de potenciales consumidores es prometedor, aunque estos se concentran mayormente en la capital cubana y, específicamente, en los barrios residenciales del Vedado y Playa, donde el nivel adquisitivo tiende a ser más elevado que en el resto de la ciudad.

El proyecto prevé ser incluso más ambicioso y comenzar a trabajar con arquitectos e ingenieros civiles para el diseño de viviendas con las especificaciones técnicas que permitan incluir los dispositivos no como accesorio tecnológico, sino como parte de la infraestructura.

Este paso definitivamente abriría las puertas a las casas inteligentes en Cuba.