Jamie Margolin | This is Zero Hour
Muchos la conocen como la Greta Thunberg aunque, en realidad, es ésta quien debería ser la Jamie Margolin sueca. En 2017, un año antes de que Thunberg iniciara su huelga climática y tras contemplar los efectos devastadores del huracán María en Puerto Rico, Margolin (Seattle, 2001) fundó el colectivo This Is Zero Hour, dedicado a la justica climática. Tenía 15 años. Margolin denuncia ahora que, como sucede con el cambio climático, la pandemia del coronavirus se está cebando con los más desfavorecidos y reclama a los países y a la comunidad internacional que actúen con la misma determinación contra el calentamiento del planeta y la destrucción de la naturaleza porque cuando esa pandemia acabe, esa crisis seguirá estando ahí. El exvicepresidente Al Gore ha dicho de ella que «está entre las jóvenes activistas más poderosas e inspiradoras» y ha alabado «su determinación y su claridad moral». Margolin vive en Seattle, el primer epicentro de la pandemia en Estados Unidos y atiende a Público por teléfono desde su domicilio.
En junio saldrá a la venta su primer libro, Juventud al poder. Tu voz y cómo usarla (Youth to Power. Your Voice and How to Use It)
El libro no es una obra dedicada al cambio climático ni siquiera a activistas del cambio climático. Se trata de una guía para jóvenes que quieren convertirse en activista u organizadores de movimientos sociales sobre cualquier asunto. La razón por la que lo he escrito es porque cuando yo era más joven y me quise involucrar en el activismo estaba muy perdida, no sabía cómo hacerlo, no tenía ninguna referencia. Me preguntaba constantemente: ¿Cómo puedo hacerlo? ¿Qué tengo que hacer? Así que, con la experiencia adquirida, me dije: Está bien, tengo que escribir un libro que enseñe a los que son más jóvenes que yo y que quieran hacer lo mismo cómo pueden involucrarse y cómo pueden ser organizadores y activistas. Es la guía que a mí me habría gustado tener cuando empecé con esto a los 15 años.
¿Qué balance hace de su organización This Is Zero Hour en estos tres primeros años de existencia?
Hemos crecido mucho y hemos tejido una red de colaboraciones nacionales e internacionales muy potente para tratar de organizar actos y protestas en todas partes del mundo, no sólo en Estados Unidos. Otra cosa que hemos reforzado mucho es la participación, dentro de los jóvenes, de mujeres y de minorías, como jóvenes negros o latinos. El enfoque principal que tenemos desde el principio es abordar la crisis climática desde el ángulo de la justicia climática. Ahora hemos lanzado una campaña educativa llamada Yendo a las raíces del cambio climático, enfocada precisamente en la educación de colectivos de Estados Unidos y de otros países sobre los sistemas de opresión que son causas fundamentales del cambio climático, como el capitalismo pero no sólo: también el racismo, el machismo y el colonialismo.
¿Cómo partió la idea de, con sólo 15 años, crear la organización?
Me interesaba mucho la idea de lanzar una marcha nacional de jóvenes por el clima en Estados Unidos, era una idea inspiradora, pero había que tener una infraestructura enorme para ello así que un día puse en las redes sociales un mensaje llamando a iniciar esa marcha y así empezó todo. También me influyeron mucho las consecuencias devastadoras del huracán María en Puerto Rico en 2017 y los incendios forestales de ese año en California y Canadá, cuyos efectos se dejaron notar muchísimo en Seattle.
¿Ha recibido en Estados Unidos la misma cantidad de ataques y de agresividad que Greta Thurnberg? ¿Por qué cree los jóvenes por el clima generan esa animadversión entre ciertos sectores?
He recibido muchas críticas y en la misma medida, casi todas procedentes de personas de la extrema derecha y de trolls de las redes sociales. Es muy triste ver ese grado de agresividad lanzando contra jóvenes que simplemente está tratando de hacer cosas diferentes y denunciar una situación muy grave. Creo que lo hacen porque se sienten intimidados y descolocados por los argumentos y nuestra visión de las cosas. Se sienten inseguros y entonces cargan contra nosotros y nos atacan en nuestra lucha por salvar el planeta.
Usted vive en Seattle que fue el primer centro de la pandemia del coronavirus en Estados Unidos. Ahora mismo registra sólo menos muertes que los Estado de Nueva York, Nueva Jersey, Illinois y California, ¿cómo es la situación ahora mismo en ese Estado?
Todo el mundo está encerrado en casa. Es una situación muy difícil. Nadie puede salir salvo para hacer la compra. Así que estoy en casa, con mis padres, no tengo otros hermanos ni mascotas. Y trabajando mucho.
Usted nació en diciembre de 2001, justo en la era post 11 de septiembre: la amenaza terrorista global y las guerras de Afganistán e Iraq; en 2006, Al Gore popularizó el cambio climático en su documental ‘Una verdad incómoda’; en 2008, se desató la crisis financiera de 2008 y ahora llega la pandemia de la covid-19. Ha señalado muchas veces que su generación es una generación del miedo, ¿cuándo fue consciente de ese miedo por primera vez, hay un primer recuerdo?
No puedo señalar un momento determinado. Realmente, fue un miedo que siempre estuvo ahí, siempre acechando, siempre como siendo parte de mi vida.
Uno de sus intereses en cuanto a las injusticias por el cambio climático viene del hecho de que usted forma parte de una minoría en Estados Unidos.
Es cierto. Mi madre es latina, de Colombia, y mi padre es judío y nació ya en los Estados Unidos. Mi madre se mudó a Estados Unidos para casarse con él. Mi padre es ingeniero y mi madre trabaja en un banco de alimentos. Ahora, de hecho, está realmente ocupada debido a la pandemia, hay muchísima gente con necesidad de comida.
Bernie Sanders acaba de suspender su campaña.
Sí, acabo de verlo, ¡qué pena! [«Papá, ¿has visto lo que ha pasado? ¡Bernie se retira!», se oye al otro lado del teléfono]. ¡Realmente es muy triste! Estuve trabajando para su campaña, no como empleada pero si haciendo campaña en Seattle por su candidatura, hice vídeos y di discursos en apoyo a Bernie.
¿Confía en que Biden y el establishment incorporen ahora algunas de las propuestas de Sanders en aras de apiñar el partido y ofrecer una alternativa a Trump realmente progresista y no basadas más o menos en sus mismas políticas para coger votos del votante moderado o centrista?
Lo correcto sería que lo hiciera y ojalá lo hagan pero no confío mucho en ello. De todos modos, espero que entiendan, tanto Biden como el partido, que sólo asumiendo políticas progresistas podrán vencer a Donald Trump en las elecciones generales de noviembre. Al menos, me gustaría que Biden nombrara como su vicepresidente a alguien más progresista que él, que no deja de ser un centrista, alguien como Elizabeth Warren, por ejemplo, debe ser algún así, claramente de izquierdas. De todos modos, es una pena que los estadounidenses estemos en esta situación, teniendo que elegir entre dos candidatos como Trump y Biden. Votaré a Biden, claro, pero de forma muy poco entusiasta y sólo porque quiero fuera de la Casa Blanca a Donald Trump. Es una pena que estoy sintiendo lo mismo que sentía en 2016 con Hillary y Trump, así que, en parte, no me sorprende. Biden, aparte de ser del espectro demócrata conservador, no es en absoluto un candidato que cautive, no es como Bernie, que tiene la capacidad de congregar y unir a la gente, y tiene unas ideas y un programa que ofrecer. Bernie es apasionante. Pero Biden, ¿qué tiene que ofrecer? Se pasa la campaña diciendo: «Mirad, no soy Trump y fuí el vicepresidente de Obama». Lo escuchas y no ofrece nada. Obama, al menos, sí lo ofrecía. Lo oías y era diferente. Y lo que me preocupa es sobre todo que Biden no tiene lo que se necesita para ganar a Trump. Ojalá me equivoque.
Usted promueve un enfoque del cambio climático ligado sobre todo a quiénes están sufriendo sus efectos, las minorías y las capas sociales, las comunidades y los países más desfavorecidos.
La crisis climática es una combinación y el resultado de muchos sistemas de represión social que se han dado a lo largo de los siglos. La crisis climática no existe en el vacío, existe en un mundo lleno de injusticias y desigualdades. No se puede separar una cosa de la otra. La crisis climática se originó con la colonización y todo lo que vino después con ella: la construcción de un sistema y de una economía capitalista. Así que la crisis climática es también el resultado de un sistema de opresión y el vínculo entre esto y la pandemia del coronavirus es que la destrucción del medioambiente afecta con mayor virulencia a los mismos que sufren más los efectos de esta pandemia. Del mismo modo, esta pandemia está demostrando una cosa: cuando los países quieren, actúan contundentemente a escala global y destinando multitud de recursos a combatir una crisis como ésta, de manera que lo mismo podría hacerse con la crisis climática. Si no se hace, es que no se quiere o no interesa, no porque no se pueda.
¿Qué piensa de las personas que celebran la pandemia con el argumento de está reduciendo drásticamente la acción humana sobre la naturaleza y, por lo tanto, se recupera el medio ambiente?
Esto es celebrar el sufrimiento humano porque la pandemia le viene bien al planeta y me parece una postura equivocada. El objetivo del ecologismo es la justicia climática y esto tiene que ver con los derechos humanos, por lo tanto, está directamente relacionado con el hecho de que el coronavirus esté cebándose especialmente con los más pobres. Me parece que se cae en un cinismo peligroso si el ecologismo nos lleva a pensar: «Bien, dejemos morir a las personas porque eso hará feliz al planeta». Es un planteamiento que no tiene sentido. El problema principal para el ecologismo es el capitalismo, el actual modelo industrial, las desigualdades y la injusticia social. No se puede celebrar que la pandemia nos haya confinado y que está muriendo gente porque es bueno para el planeta, no se puede celebrar el sufrimiento humano de ningún modo, eso es ecofacismo. Donde sí hay que mirar es hacia las acciones como las que está promoviendo el gobierno de Trump, que ha promovido un cambio de directivas en la Agencia de Protección Ambiental eliminar las restricciones e inspecciones y así permitir a las empresas que contaminen más.
El activismo desarrollado por su generación se ha apoyado mucho en lo digital pero, ¿hasta qué punto está afectando el confinamiento obligado de esta pandemia al movimiento climático?
Hay muchas cosas que no podemos hacer pero como siempre hemos hecho muchas cosas online, seguimos trabajando con mucha intensidad, tejiendo redes, ampliando contactos, haciendo eventos online. De hecho, estoy trabajando más que nunca estos días.