El cincuentenario del asesinato del Che en Bolivia el 9 de octubre de 1967 ofrece la ocasión de evocar la trayectoria del revolucionario cubano-argentino que dedicó su vida a defender a los humillados. III. Un revolucionario integral ¿Cómo se convirtió el Che en Presidente del Banco Nacional de Cuba? El Che no era economista […]
El cincuentenario del asesinato del Che en Bolivia el 9 de octubre de 1967 ofrece la ocasión de evocar la trayectoria del revolucionario cubano-argentino que dedicó su vida a defender a los humillados.
III. Un revolucionario integral
¿Cómo se convirtió el Che en Presidente del Banco Nacional de Cuba?
El Che no era economista de formación sino médico. Aunque tenía conocimientos en este campo, adquiridos gracias a diversas lecturas, el mundo bancario le era ajeno. Pero hacía falta una personalidad íntegra a la cabeza de una institución que había visto sucederse los ladrones, y el Che era la persona ideal. Aceptó la responsabilidad por deber revolucionario. Firmaba los nuevos billetes con su apodo «Che». Siempre sintió un soberano desprecio por las riquezas materiales.
¿Cuándo fue nombrado Ministro de Industria?
El Che fue nombrado Ministro de Industria en febrero de 1961 con el objetivo de desarrollar y reforzar ese sector, vital para la economía cubana. Gracias a su experiencia en el Instituto Nacional de Reforma Agraria, y particularmente en el Departamento de Industrialización, fue considerado el más apto para el cargo. Lo ocuparía durante varios años.
Confrontado a la realidad del poder, el Che se volvió más pragmático, sin renunciar a los principios que constituyen el fundamento de su acción política. Según él, el Estado debe tomar el control de los medios de producción y de los sectores estratégicos del país y diversificar su economía para llegar a la soberanía energética, alimentaria, técnica y científica.
El Che tuvo que desarrollar su tarea en un contexto de lucha de clases sumamente marcado contra un viejo orden anticuado y moribundo que se negaba a admitir la nueva realidad revolucionaria. Cuba también tuvo que hacer frente a la escasez de especialistas y técnicos quienes en mayoría optaron por emigrar a Estados Unidos, atraídos por las condiciones de trabajo que ofrecían las autoridades estadounidenses. En su guerra ideológica contra La Habana, Washington lanzó una campaña destinada a saquear el país de su capital humano. El caso más emblemático y dramático fue el de los médicos: de los 6.000 médicos que tenía Cuba en 1959, más de 3.000 abandonaron el país en los primeros meses, ocasionando una grave crisis sanitaria en Cuba.
Como ministro el Che impuso disciplina y rigor predicando con el ejemplo. La eficiencia era la gran prioridad. Como miembro del Gobierno, el Che tenía algunas ventajas materiales. Una anécdota permite ilustra qué tipo de hombre era el argentino. Durante una reunión pública cuyo objeto era la libreta de abastecimiento, un ciudadano intervino para contradecir al Che diciéndole lo siguiente: «Comandante, usted dice esto porque su familia no vive con la libreta de abastecimiento». Conviene recordar que la libreta de abastecimiento se estableció en 1960 tras las sanciones económicas que impuso Estados Unidos. El objetivo del Gobierno revolucionario era suministrar a toda la población con productos alimentarios básicos para una vida decente y evitar el desarrollo de la hambruna. El Che no respondió nada. Al día siguiente, convocó al ciudadano y le dijo: «Hasta ayer usted tenía razón». El argentino, entonces ministro, exigió que su familia viviera en las mismas condiciones que los cubanos y que se alimentara mediante la libreta de abastecimiento. Esto ilustra la gran rectitud moral del Che.
¿Por qué Che Guevara escribía siempre en un diario?
El Che era un intelectual y, como hombre de ideas, le gustaba consignar sus reflexiones por escrito con el fin de desarrollarlas y transmitirlas. Tenía la preocupación de la transmisión del conocimiento. Su gran prioridad era hacer del pueblo cubano un pueblo educado y culto, pues estaba convencido de que la ignorancia sojuzgaba a los hombres y reforzaba los privilegios establecidos y las jerarquías sociales. Sin cultura no hay libertad posible y el argentino compartía la máxima de José Martí según la cual había que ser culto para poder emanciparse de las cadenas de la explotación y la opresión. Desde los tiempos iniciales del proceso revolucionario, el Che tuvo un diario en las montañas de la Sierra Maestra que tiene hoy un gran valor histórico. Ilustra las grandes facultades intelectuales del Che, particularmente su capacidad de síntesis. Pero había tomado la costumbre de anotar sus impresiones desde su primer viaje en motocicleta a través de América Latina en los años 50.
¿Cuál es el legado intelectual del Che?
El Che legó a la posteridad numerosos discursos entre los cuales los más famosos son el de Argel, el de la Tricontinental y su célebre discurso a la juventud. Escribió varios ensayos, particularmente su diario de campaña en Cuba, un libro sobre la guerra de guerrillas, y su famoso diario de Bolivia, entre otros. También redactó toda una serie de reflexiones que reflejan su pensamiento económico bajo el título «Apuntes críticos a la economía política».
Una de sus obras maestras es «El socialismo y el hombre en Cuba» publicado en 1965. Analiza el comportamiento de los hombres y las mujeres en el desarrollo del proceso revolucionario, sus características y sus aspiraciones. Elabora la teoría según la cual el desarrollo económico del país debe avanzar al mismo ritmo que el desarrollo de la conciencia revolucionaria entre los ciudadanos para crear un hombre nuevo cuyo motor sería una base de valores morales, éticos y espirituales y no las gratificaciones de orden material. El hombre nuevo colocaría el interés general por encima de sus consideraciones personales y estaría movido por la generosidad, la solidaridad, el altruismo y el esfuerzo, el sentido colectivo y el desinterés. En una palabra, todas las virtudes que tenía el Che, que en ese campo era un hombre del futuro. Para él sólo el hombre nuevo será capaz de edificar el socialismo en Cuba y en otras partes. Sólo un trabajo político, ideológico y cultural podía forjar al hombre nuevo.
¿El Che estuvo en el origen del trabajo voluntario?
El Che era un hombre de pensamiento y acción que predicaba con el ejemplo. Era la mejor manera de conquistar la autoridad moral necesaria para hacer partícipe de sus exigencias al pueblo. Para el Che el trabajo es un deber social y la expresión máxima de este deber social es el trabajo voluntario, que es la mejor escuela para crear una conciencia revolucionaria. El Che estableció el trabajo voluntario y el objetivo era incitar a los cubanos, una vez que terminaran su jornada laboral reglamentaria, a presentarse voluntarios para realizar tareas a favor del país sin esperar una recompensa material a cambio, sino la simple satisfacción moral del deber cumplido.
El Che no rechazaba la retribución material, pero consideraba que el hombre nuevo debía alimentarse de esta satisfacción moral. Para el Che, el internacionalismo era la forma más avanzada del trabajo voluntario. Era a la vez un deber y una necesidad revolucionarios. El hombre nuevo, dotado de todas esas virtudes morales, se convertiría en revolucionario integral.
¿Qué significa la consigna «Trabajo, estudio, fusil» del Che?
Esta consigna, que es hoy día la máxima de la Unión de Jóvenes Comunistas de Cuba, la lanzó el Che en octubre de 1962 cuando se creó dicha institución. En una palabra, la juventud debía ser la vanguardia revolucionaria en todos los sectores de la sociedad y constituir el primer contingente de voluntarios para cubrir las necesidades del país. Los jóvenes debían ser los mas dedicados en el trabajo, los primeros en el estudio y sobre todo la primera línea para la defensa de la nación.
¿En qué contexto conoció el Che a Jean-Paul Sartre y Simone de Beauvoir?
El encuentro tuvo lugar en 1969 en Cuba en la oficina del Presidente del Banco Central, ya que el Che ocupaba el cargo en esa época. Sartre y Simone de Beauvoir realizaron una estancia de un mes en Cuba. Para Sartre, el Che era el símbolo de la joven revolución cubana. Conviene recordar que en 1960, Fidel Castro tenía apenas 34 años y era el más viejo de los lideres revolucionarios. Para Sartre, sólo la juventud disponía de la energía y de la pureza necesarias para realizar una revolución. El filósofo se quedó muy impresionado por la vitalidad del proceso emancipador cubano y por la esperanza y el entusiasmo que suscitaba en el pueblo. Una sociedad nueva, más justa, se estaba edificando y se retaba a lo imposible. Sartre y Simone de Beauvoir sentían admiración por la inteligencia del Che y estaban asombrados del aspecto insólito de su cargo, que no se correspondía para nada con su personalidad.
¿Era el Che un revolucionario crítico?
El Che siempre fue muy exigente y se aplicaba ese criterio primero a su propia persona. No soportaba el diletantismo y el trabajo mal hecho. Odiaba la burocracia, que era la plaga del proceso revolucionario. Con su humor cáustico y su franqueza, no vacilaba en señalar las disfunciones de la administración y la tendencia funesta a copiar modelos inadaptables a la realidad cubana. Según él, la Revolución debía crear su propio modelo de sociedad inspirándose en las experiencias históricas del mundo pero sin caer en un dogmatismo destructor. Fue uno de los primeros en denunciar los lastres burocráticos que se convertían en aliados objetivos de la contrarrevolución.
¿Cuáles eran las críticas del Che a la Unión Soviética?
El Che siempre criticó el dogmatismo intransigente e inconsistente. Estaba convencido de que la liberación del Tercer Mundo sólo ocurriría a través de un cambio estratégico radical de los países socialistas. Para el Che, el modelo soviético llevaba a un callejón sin salida pues pretendía ser universal mientras que la construcción del socialismo dependía de la realidad de cada país. De hecho reprochó a Cuba la importación de los manuales soviéticos de filosofía política cuyo principal efecto fue impedir que los cubanos pensaran por ellos mismos. Por su parte, el Che era la antítesis del dogmatismo y un ferviente partidario del debate crítico, único medio de asumir los retos impuestos por la edificación de una nueva sociedad. El pensamiento del Che era un pensamiento en acción y en perpetua construcción.
¿Cómo percibía el mundo al Che?
Por su trayectoria, el Che era el arquetipo del revolucionario internacionalista. Era un dirigente de alto nivel, una figura emblemática de la Revolución Cubana, un hombre recto, honesto, intransigente sobre los principios, leal a Fidel Castro y a la dirección cubana y partidario de una solidaridad inquebrantable con los pueblos en lucha contra la opresión. El Che viajó varias veces a Argel, pues en los años 1960-70 Argelia era la Meca de los revolucionarios. Argelia era un refugio de todos los movimientos independentistas del Tercer Mundo y suministró ayuda material, humana, logística y financiera a todos los que llevaban la lucha anticolonial. Es uno de los capítulos más bellos de la historia de Argelia. Los gobiernos de Ahmed Ben Bella y de Houari Boumediene fueron amigos fieles y agradecidos de la Revolución Cubana y compartían los mismos ideales.
En su discurso de Argel del 24 de febrero de 1965, el Che recordaba que sólo se alcanzaría el socialismo con la abolición de la explotación del hombre por el hombre y que el mejor medio para alcanzar ese objetivo era que el Estado se apoderara de los medios de producción. Recordaba también que la gran prioridad era el desarrollo de la agricultura para asegurar la subsistencia alimentaria de los pueblos. El Che reprochaba a los países socialistas que impusieran relaciones capitalistas a las naciones del Tercer Mundo y las explotasen. Exigía más solidaridad de la URSS con los países que luchaban contra el imperialismo, particularmente el Congo y Vietnam.
¿Hubo una ruptura entre Che Guevara y Fidel Castro?
Nunca hubo una ruptura política o ideológica entre el Che y Fidel Castro. Al revés, siempre hubo una gran afinidad intelectual entre ambos. Los dos sentían un inmenso respeto el uno por el otro. El Che se consideraba un ferviente discípulo de Fidel Castro y lo recordaría en su carta de despedida. Fidel compartía las críticas del Che a la URSS. Sus destinos simplemente eran distintos. Fidel tenía la misión histórica de dirigir la Revolución Cubana y el Che deseaba hacer la revolución en Argentina. De hecho habían establecido un pacto durante su primer encuentro en México en 1955. El Che había pedido a Fidel que una vez que triunfase la Revolución en Cuba le permitiera ir a luchar por la liberación de su país de origen.
Doctor en Estudios Ibéricos y Latinoamericanos de la Universidad Paris Sorbonne-Paris IV, Salim Lamrani es profesor titular de la Universidad de La Reunión y periodista, especialista de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos. Su último libro se titula Cuba, ¡palabra a la defensa!, Hondarribia, Editorial Hiru, 2016. http://www.tiendaeditorialhiru.com/informe/336-cuba-palabra-a-la-defensa.html Facebook: https://www.facebook.com/SalimLamraniOfficiel