Ha quedado científicamente probado que en los últimos cincuenta años la extensión de hábitats adecuados para la vida está disminuyendo.
Por lo tanto la integridad de la diversidad biológica, desde hace cincuenta años, no ha hecho más que retroceder.
Ha quedado meridianamente claro que en los últimos cincuenta años la diversidad y presencia de polinizadores está disminuyendo.
Igual que el número de peces en el mar.
La calidad del aire, la calidad del agua y la regulación del clima empeoran a velocidades supersónicas desde hace al menos cincuenta años.
Es una evidencia indiscutible.
El carbono orgánico en la tierra agrícola, es decir, la materia orgánica, no ha dejado de reducirse en los últimos cincuenta años,
y con ella se reduce la fertilidad de la tierra, que es el sustento de toda la vida.
En los últimos cincuenta años, lo que aumenta claramente son dos cifras, la cantidad de tierra agrícola dedicada a la producción de combustibles en detrimento de comestibles y la cantidad de tierra dedicada a la producción de piensos para animales estabulados.
Y, poco más o menos, este es el resumen de todos los informes que la ciencia de la agricultura está produciendo en los últimos cincuenta años.
Me pregunto entonces, ¿por qué desde hace cincuenta años la ciencia de la agricultura sigue apoyando la industrialización y la modernidad que provoca este apocalipsis?
Fuente: https://gustavoduch.wordpress.com/2021/02/16/cincuenta-anos-no-son-nada/