Contamine sin preocupaciones. Contribuya al calentamiento global «y al desastre que el cine anticipa» sin que su imagen corporativa se vea afectada. Ya hay empresas que le venden sumideros de carbono, equivalentes a los contaminantes que usted arroja a la atmósfera
El calentamiento global ha dado lugar a un nuevo tipo de comercio: el comercio de carbono. Esta nueva actividad consiste en la compra y venta de «servicios ambientales». Tales servicios, que incluyen la remoción de gases que causan el efecto de invernadero de la atmósfera, son identificados y adquiridos por firmas de eco-consultoría y después vendidos a individuos o corporaciones para «compensar» sus emisiones contaminantes. Algunas organizaciones no gubernamentales y negocios «ecológicos» favorecen el comercio de carbono y lo ven como una solución en la que todos ganan, que reconcilia la protección del ambiente con el imperativo capitalista de rentabilidad. Pero hay ambientalistas y organizaciones de base que sostienen que este comercio no es ninguna solución al calentamiento global pues no atiende las causas del problema.
Funciona de la siguiente manera: una firma de eco-consultoría le hace una eco-auditoría a un cliente y llega a un cálculo presumiblemente exacto de cuánto carbono liberan a la atmósfera las actividades que realiza. El carbono es el denominador común en todos los gases contaminantes que causan calentamiento global. La firma busca por todo el globo servicios ambientales que puedan compensar las emisiones de sus clientes. Estos servicios son usualmente bosques y proyectos de siembra de árboles y se les conoce como sumideros de carbono (los árboles remueven carbono de la atmósfera y lo fijan » secuestran» en su madera). Usando una variedad de metodologías, el corredor de servicios ambientales llega a un cálculo de cuánto carbono secuestra un sumidero particular, le asigna un valor monetario y lo vende a alguno de sus clientes. El cliente entonces puede restar de su cuenta de carbono la cantidad de carbono secuestrada por el sumidero que compró. Cuando un cliente posee suficientes sumideros como para compensar todas sus emisiones se puede jactar de no estar causando contaminación alguna. El comercio de carbono tiene el visto bueno del Panel Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático (IPCC), prestigioso cuerpo científico que asesora la Convención sobre Cambio Climático y también está autorizado por el Mecanismo de Desarrollo Limpio (MDL) del Protocolo de Kyoto, acuerdo internacional para afrontar la amenaza del calentamiento global. Contrario a lo que muchos ecologistas creen, el Protocolo no contempla realmente reducciones sustanciales en las emisiones de gases contaminantes. Compromete a los países industrializados a reducciones de sólo 5.2% debajo de los niveles de ese año. Sin embargo, el IPCC advirtió que para evitar un desastre global estas reducciones deben ser de 60% debajo de los niveles de emisiones de 1990. El MDL es uno de tres mecanismos «flexibles» de mercado en el Protocolo. Los otros dos son el comercio de emisiones, en el cual países industralizados comercian entre sí permisos para contaminar, e Implementación Conjunta, en el que los países industrializados financian proyectos de mitigación de cambio climático en el antiguo bloque soviético.
Los participantes del comercio de carbono incluyen:
· Firmas que proporcionan asesoría y corretaje de sumideros de carbono, como EcoSecurities, NatSource, Co2e.com y Climate Change Capital.
· Empresas dedicadas a «validar» y «verificar» las cantidades de carbono fijadas o secuestradas por los sumideros, como Det Norske Veritas y Societe General de Surveillance, ambas europeas.
· Organismos de las Naciones Unidas, como el Programa para el Desarrollo (PNUD) y el Programa Ambiental (PNUMA), que ayudan a las corporaciones a investigar y hacerse de nuevos sumideros.
· Organizaciones ambientalistas, como las estadunidenses World Resources Institute y Environmental Defense.
· Instituciones de la banca multilateral como el Banco Mundial, el cual estableció el Fondo Prototipo de Carbono.
· Climate Care y Future Forests, ambas firmas asentadas en Inglaterra, son entes privados que han llevado la voz cantante en favor del comercio de carbono mediante el despliegue de grandes campañas publicitarias. Climate Care es un grupo sin fines de lucro que vende sumideros de carbono a individuos y compañías y usa el dinero para invertir en proyectos ecológicos, como protección de la vida silvestre en Uganda, eficiencia energética en la isla de Mauritius en el océano Indico, y micropresas en Bulgaria. Los clientes de Climate Care son en su mayoría agencias de viaje y ecoturismo, como Ecotours, Whale Watch Azores y Nature Trek.
· Future Forests, empresa con fines pecuniarios, dice en su página web: «Le ayudamos a ver cuánto CO2 (dióxido de carbono) es producido por las actividades que usted realiza, y sugerimos maneras en que usted puede reducir esas emisiones. Lo que no pueda reducir, nosotros se lo podemos neutralizar (o compensar), sembrando árboles que reabsorban el CO2 o invirtiendo en proyectos que reduzcan emisiones de CO2, como aquellos que usen recursos de energía renovable.» Los clientes de Future Forest incluyen a celebridades como Pink Floyd, Simply Red, Kitaro y el cineasta Ridley Scott, y corporaciones como Fiat, Mazda, Volvo, la cadena hotelera Marriott, BP, Price Waterhouse Coopers, Warner Brothers y Harper Collins.
Algunos grupos ecologistas creen que el comercio de carbono y el concepto de servicios ambientales no contrarrestan realmente el calentamiento global. En mayo de 2004 varios grupos emitieron un comunicado contra Climate Care y Future Forests, protestando contra lo que consideran «propaganda engañosa» de estas firmas.
Heidi Bachram, de Carbon Trade Watch, declaró: «Nos preocupa que estas compañías están indirectamente obstruyendo la verdadera solución al calentamiento global, la cual es reducir y finalmente detener la quema de combustibles fósiles… La idea de que la gente puede quemar combustibles fósiles y sembrar árboles para limpiar el dióxido de carbono resultante es simplemente equivocada. Esta falsa «solución» sólo mantendrá a la gente extrayendo petróleo y carbón en lugar de intentar cambiar a energías limpias»
«Pretender que una tonelada de carbono almacenada en árboles es lo mismo que una tonelada de carbono fósil ignora los conceptos más elementales del ciclo natural del carbono», dijo Jutta Kill, quien dirige Sinkswatch.
«Hay gran controversia científica en torno a cuánto dióxido de carbono puede sacar del aire una siembra de árboles y por cuánto tiempo. Hay una diferencia entre sembrar árboles, lo cual beneficia al clima, y sembrar árboles como parte de un programa que sanciona la continuación de la quema de combustibles fósiles, lo cual no beneficia al clima», sostuvo Mandy Haggith, de Worldforests.
«La verdadera solución es la conservación de energía, la reducción del consumo, un uso de recursos más equitativo, y distribución de fuentes energéticas de bajo impacto limpias y renovables», dijo el Movimiento Mundial por los Bosques Tropicales, que es muy crítico del MDL y del uso de sumideros de carbono. «Aunque sea casi una perogrullada decirlo, la voluntad política de los gobiernos será necesaria. Esta es escasa, y cuando existe se tiene que enfrentar a intereses muy poderosos e implacables».