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Comienza en Cuba la postulación de candidatos a las elecciones

Fuentes: Granma

Convertida en práctica cotidiana y al mismo tiempo en aspiración creciente de los cubanos, la igualdad de oportunidades tiene ahora otro momento cumbre para expresarse a escala nacional: La postulación de candidatos a delegados municipales del Poder Popular, que comenzará este sábado y se extenderá hasta finales de septiembre. Como mínimo, podrán ser nominadas unas […]

Convertida en práctica cotidiana y al mismo tiempo en aspiración creciente de los cubanos, la igualdad de oportunidades tiene ahora otro momento cumbre para expresarse a escala nacional: La postulación de candidatos a delegados municipales del Poder Popular, que comenzará este sábado y se extenderá hasta finales de septiembre.

Como mínimo, podrán ser nominadas unas 30 400 personas, pues cada circunscripción (hay más de 15 200) deberá concluir el proceso con no menos de dos candidatos. Es decir, en ninguna demarcación podría existir un candidato único.

Sin intervención de partido político que usurpe el derecho de los ciudadanos, la responsabilidad individual y colectiva de los electores resulta determinante a la hora de proponer y postular a sus representantes en la dirección del Estado.

No importan militancia política, ni sexo, ocupación, creencia religiosa¼ para acceder a la condición de candidato. Incluso, cualquier elector puede autoproponerse. La nominación dependerá de la aprobación popular, pues en cada asamblea (habrá más de 50 600), resultará postulada aquella persona que alcance la mayor cantidad de votos.

Desde 1976, con los primeros sufragios generales del Poder Popular, el electorado cubano ejercita esa facultad. Frases como «nominar a los mejores y más capaces» han sido repetidas durante todos estos años para sintetizar el derecho y el deber de escoger a quienes se destaquen por sus méritos y aptitudes.

Sin embargo, el objetivo y la necesidad de perfeccionar el sistema institucional en el país ameritan que, a las puertas de otro proceso de nominación, cada elector -y en especial la gran mayoría del pueblo que se reconoce a sí misma como defensora de la Revolución- evalúe con seriedad a quiénes van a proponer en su circunscripción.

La figura del Delegado representa uno de los aportes más legítimos y auténticos de la democracia socialista en Cuba. Procurar que ese eslabón siga fortaleciéndose es, ante todo, una prerrogativa del electorado, compuesto por millones de hombres y mujeres. Ello no significa desconocer que el periodo especial y el pésimo funcionamiento de estructuras administrativas han hecho mellas en la gestión de esos representantes de base; todo lo contrario.

Sin buenos candidatos -personas con sensibilidad humana, espíritu solidario y emprendedor, vocación de servicio al prójimo, fidelidad a los intereses revolucionarios del pueblo, preparación cultural, valentía política, capacidad para analizar y buscar soluciones con la participación de sus conciudadanos¼ -, sería imposible contar con asambleas del Poder Popular potencialmente eficaces para el ejercicio de sus complejas funciones.

Está en juego la composición que tendrán esos órganos durante los próximos años (dos y medio para el caso de las Asambleas Municipales y cinco en el de las provinciales y el Parlamento, en correspondencia con el tiempo de duración de los mandatos).

Por ser el presente un proceso eleccionario general, quienes ahora resulten nominados y luego electos como delegados municipales, también podrán ocupar un puesto en la asamblea de su provincia y en la Asamblea Nacional del Poder Popular.

Nuevamente, las decisiones están en manos de millones de cubanos en su condición de electores; son un derecho y un deber cívicos, que merecen ejercitarse con madurez política y pasión revolucionaria.