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Guardias civiles matan a una mujer y se van tan campantes

Conozco esa esquina

Fuentes: Blog de Rafael Reig

Conozco muy bien esa esquina. Paso casi todos los días por allí, Abascal con Bravo Murillo. Ésa es la boca de metro, la de Canal, que usamos mi hija y yo para ir al cole, que está a pocos metros. Al lado hay otro cole, a pocos pasos. También hay un parque muy frecuentado. Conozco […]

Conozco muy bien esa esquina. Paso casi todos los días por allí, Abascal con Bravo Murillo. Ésa es la boca de metro, la de Canal, que usamos mi hija y yo para ir al cole, que está a pocos metros. Al lado hay otro cole, a pocos pasos. También hay un parque muy frecuentado.

Conozco bien esa esquina donde el otro día la Guardia Civil mató a una mujer.

La mujer iba a coger el autobús, pero un coche invadió la acera y la atropelló y la mató. Era un coche normal y corriente, blanco, pero salieron unos tíos con pasamontañas y se intentaron dar a la fuga tan tranquilos, según el testimonio de los testigos. Los homicidas del pasamontañas resulta que eran de la Guardia Civil. El coche era un coche camuflado. No iban persiguiendo a nadie ni en acto de servicio para salvar a la humanidad (lo cual tampoco les justificaría, pero en fin). Qué va. Era un simple traslado de un tío a la Audiencia. El tío no intentó darse a la fuga ni nada parecido. Lo único que ocurrió es que iban conduciendo a velocidad criminal y, ante un imprevisto, invadieron la acera y atropellaron a un peatón.

Y mataron a esa mujer.

Los homicidas están en la calle, tan campantes. Su conducta, tras el atropello, fue ejemplar, según relata El País:

Los guardias civiles cambiaron las placas e intentaron abandonar el escenario del accidente, siempre según la versión de la familia. El testigo les retuvo hasta que llegó la Policía Municipal y le practicó la prueba de alcoholemia y de drogas al conductor. Luego los agentes siguieron su camino.

Ejemplar, ¿verdad? Si por ellos fuera, habrían dejado a la mujer tirada en la acera y se hubieran ido a seguir con sus cosas, que son mucho más importantes que la vida de un ciudadano, por supuesto.

¿Estos son los Cuerpos y Fuerzas de los que presume Herr Rubalcaba? ¿Es así el Ejército que entusiasma a Chacón?

¿Explicaciones? Ninguna. Faltaría más. No hemos oído a Herr Rubalcaba diciendo, como otras veces, que se pudrirán en la cárcel los responsables últimos de esto. No hemos oído a Fernández de la Vega diciendo que espera una condena severa. Nada de nada. Debe de ser un simple «daño colateral» producido por… pues por el abuso de poder, la costumbre de cortar el tráfico para pasar primero, de no hacer colas, de tener el convencimiento de que la calle es suya y de que los demás, los ciudadanos, no somos nada.

Yo sí tengo una explicación: cualquiera que conduzca a esa velocidad por una calle del centro de Madrid está poniendo en peligro la vida de los ciudadanos.

En un coche camuflado. Ni siquiera era una ambulancia o un coche de policía o de bomberos con gran escándalo de sirenas. Qué va. Un coche camuflado.

Así lo contaba El País:

El Renault Laguna de la Guardia Civil bajaba la calle a gran velocidad. Se saltó todos los semáforos, subió a la acera y se abalanzó sobre ella. María del Carmen fue arrollada y sufrió un traumatismo craneal además de golpes por todo el cuerpo. Murió en el hospital Gregorio Marañón horas más tarde.

Como vivo en el centro sé de sobra que les importa un rábano. Así lo demostraron, al intentar darse a la fuga y cambiar las placas de matrícula.

Son capaces, me consta, de cortar el tráfico, avasallar a los peatones, poner sirenas y crear un Santo Cristo sólo para que una Vicepresidenta llegue a tiempo a una fiesta privada. Lo he visto: yo llegué una hora tarde, porque nos echaron a todos al arcén para que los coches oficiales pudieran pasar echando viruta. Íbamos todos a la misma fiesta, organizada por el diario Público, por cierto.

En mi barrio, ya sea en los Bulevares, ya sea en José Abascal, cada dos por tres montan el día del juicio final sólo para transportar a un capitoste a un cóctel.

Su tiempo es más valioso que el nuestro.

Su vida, al parecer también.

Naturalmente, si ésta es la consigna habitual, si ésta es la escala de valores, si los peatones y los ciudadanos importan un comino, ¿qué conclusión sacarán los guardias? ¿Qué tiene de raro que maten a una ciudadana para que no tenga que esperar un señor Magistrado?

Los verdaderos responsables son los que exigen que se corte el tráfico para llegar a toda pastilla a sus reuniones o a tomarse una copa. Los que cada día, con su conducta y su prepotencia, les inculcan a los guardias la idea de que los ciudadanos son prescindibles y se les puede apartar a gritos para llegar antes.

Con semejante prepotencia y estilo de jerarcas nazis, ¿qué cabía esperar? ¿Cómo no van a poner en peligro la vida de los ciudadanos sólo para no hacer esperar a un juez?

Un portavoz de la Guardia Civil lamentó el accidente y aseguró que los agentes llevaban puesta la luz azul y la sirena. En el momento que pasaba el cruce, les salió un vehículo y para esquivarlo se subieron a la acera, con la mala fortuna de que arrollaron a María del Carmen Moreno. La Dirección de la Guardia Civil está a la espera de que concluya el atestado de la Policía Municipal para ver si toma alguna medida hacia los agentes.

¿Mala fortuna? ¿A ver si hay que tomar alguna medida? ¿De verdad es posible atropellar y matar en la acera a una mujer y que no haya por qué tomar ninguna medida?

Quizá una buena medida sería suprimir todos los coches oficiales (en España hay más que en todo Estados Unidos) y entregarles a los ministros un bonometro. ¿Qué perderían mucho tiempo?

Sí, claro. Como todos los demás.

¿Es demagógico sostener que el tiempo de un ministro vale lo mismo que el mío o el de cualquiera?

Vale, pues llámame demagogo.

Tengo buenos amigos en la Guardia Civil, que además son compañeros de trabajo y sé que, en general, cumplen órdenes. Ellos no son los que deciden qué es lo que corre prisa y qué es lo más importante.

Por eso los responsables son quienes les enseñan con el ejemplo diario que a los ciudadanos se les puede avasallar cada vez que un poderoso tiene prisa.

Esta mañana había en esa esquina que tan bien conozco un grupo de personas manifestando su protesta.

Había padres y profes del cole de mi hija, por supuesto, ciudadanos de a pie, los que hacemos cola y no nos saltamos los semáforos para no perder nuestro valioso tiempo, más valioso que la vida de los ciudadanos, que se puede poner en peligro sin mayor preocupación.

Hoy era el «día de ir al cole andando», una de las cosas que promovemos los padres y profes en el Rufino Blanco, como el ir al cole en bici.

A mí me encanta que mi hija vaya al cole andando o en bici, pero ¿debería tener miedo?

¿Nos pueden matar a cualquiera y que la autoridad simplemente espere a ver «si hay que tomar alguna medida»?

Conozco esa esquina y conozco a nuestras autoridades y, aunque por eso mismo debería sentir miedo, lo que siento es indignación y una gran tristeza por la víctima.

Fuente: http://www.hotelkafka.com/blogs/rafael_reig/2009/12/conozco-esa-esquina/