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En torno a un artículo de Francisco Umpiérrez Sánchez [FUS]

Crítica a una crítica sesgada de Michael Heinrich (I)

Fuentes: Rebelión

FUS publicó el pasado lunes 14 de enero un artículo en rebelión [1] con el título «Anotaciones críticas sobre ¿Cómo leer El Capital de Marx? de Michael Heinrich» [2]. Tanto a mi compañera como a mí nos sorprendió mucho -«mucho» es aquí muchísimo- la nota inicial con la que el autor abría su reflexión. Era […]

FUS publicó el pasado lunes 14 de enero un artículo en rebelión [1] con el título «Anotaciones críticas sobre ¿Cómo leer El Capital de Marx? de Michael Heinrich» [2]. Tanto a mi compañera como a mí nos sorprendió mucho -«mucho» es aquí muchísimo- la nota inicial con la que el autor abría su reflexión. Era esta:

Pido excusa a los lectores por lo siguiente. Michael Heinrich [MH] no se expresa con la claridad debida. No habla de forma directa. No es lo suficientemente preciso. Es un poco tortuoso cuando construye los razonamientos. Y su falta de preparación filosófica es notable.

Ordenamos: 1. No se expresa con claridad. 2. No habla de forma directa. 3. No es suficientemente preciso. 4. Un poco tortuoso argumentativamente. Y, por si faltara algo, 5. Falta de preparación filosófica. ¡Ahí es nada! Para nosotras, en cambio, si existe un ejemplo de claridad filosófica en el ámbito de las tradiciones marxistas, esa claridad (y profundidad a un tiempo) le tiene a él como protagonista.

Para evitar el aburrimiento en los lectores, prosigue FUS, «procuraré expresar de forma directa las ideas de Heinrich indicando la página de donde las extraje». A continuación expone sus críticas. Como colofón, añade, «expondré de forma resumida la esencia de la sección primera de El Capital titulada Mercancía y dinero, que es en un 90 % sobre la que versa el libro de Michael Heinrich». De eso va desde luego. MH es muy preciso sobre el alcance de su libro.

Me centro en esta nota en los dos primeros comentarios críticos de FUS.

El primero: «Marx afirma que la riqueza en el capitalismo se presenta como inmensa acumulación de mercancías, pero a juicio de Heinrich este hecho no es evidente. (p. 53). La crítica. FUS cree que a Heinrich le falla la representación: «entiende la acumulación como cosas amontonadas». ¿Cómo cosas amontonadas? ¿Es tan simple MH? Diría, añade FUS, que a MH «le falta ese sentido práctico que domina la mente de Lenin». Es evidente, afirma, «que el desarrollo de las fuerzas productivas en el capitalismo es notablemente más acelerado que en el esclavismo y feudalismo». De ahí, infiere, que la producción de riquezas sea inmensa. Situémonos en el centro de cualquier ciudad europea nos propone: Madrid, París, Londres…

Todo lo que percibimos -las carreteras, las aceras, el alumbrado, los automóviles, los comercios con sus almacenes y sus expositores- las mercancías, las ropas de los viandantes y sus móviles son mercancías.

¿Todo lo que percibimos son mercancías? ¿También los bienes públicos? ¿Se incluye en el conjunto mercantil a los viandantes que percibimos por ejemplo? ¿No hay algo tautológico en esas «mercancías, ropas de viandantes y sus móviles» que son mercancías?

Por lo tanto, infiere FUS «es un hecho asequible a la percepción que la riqueza en las sociedades capitalistas se presenta como una inmensa acumulación de mercancías». No hay nada, afirma, de lo que dependa nuestra vida material y espiritual que no sea mercancía. ¿Todo lo que afecta a nuestra vida espiritual es mercancía? ¿El amor de mi compañera es mercancía? ¿Un poema «espiritual» de Cernuda, Eluard, Gelman o Riechmann es mercancía? ¿Todo lo material? La ayuda desinteresada que nos ha prestado una vecina amiga en el arreglo de nuestro lavabo, ¿también es mercancía?

Luego no entiendo, afirma FUS, «cómo Heinrich afirma que no es en absoluto evidente un hecho tan perceptible». O, mejor, sí lo entiende: la capacidad de MH «para representarse lo que lee es deficiente». Esa deficiencia representacional se la atribuye a lo que ya antes señaló: MH no es Lenin -¿y por qué iba a serlo?- y tiene escaso sentido práctico.

Veamos ahora el segundo ejemplo: «Marx afirma que la riqueza se presenta (o aparece) como mercancía y Heinrich afirma que Marx emplea la expresión «aparece» en vez de «es» porque la riqueza muy bien puede presentarse de otro modo». (p. 54). Su comentario:

El verbo ser, y esto puede comprobarse en todos los diccionarios, se emplea en las definiciones o conceptos. Por ejemplo: ¿Qué es una mesa? Y se responde: la mesa es un mueblo compuesto por un tablero horizontal… Mientras que el verbo «aparecer» se emplea en todos los juicios que expresan una percepción. En la percepción el objeto aparece, mientras que en el concepto el objeto lo pone el sujeto que formula el juicio.

La conclusión crítica de FUS:

Así que no es acertado el juicio de Heinrich sobre por qué Marx en el mencionado juicio empleó el sintagma verbal «aparecer» en vez de «es».

No me pronuncio sobre la claridad de esta última crítica, pero veamos ahora lo que señala y argumenta MH en «Sección Primera. Mercancía y dinero. Capítulo primero. La mercancía» (pp. 43-102). Son las páginas 53-57 de su libro. Es el apartado: «Párrafo introductorio. Riqueza y mercancía (Definición y análisis)» (p. 43 primer párrafo [3])

MH cita inicialmente un paso de Marx bien conocido:

La riqueza de las sociedades en las que domina el modo de producción capitalista aparece como una «inmensa acumulación de mercancías», y la mercancía individual como la forma elemental de esa riqueza. Nuestra investigación, por consiguiente, se inicia con el análisis de la mercancía. [4]

El paso entrecomillado de Marx refiere a Zur Kritik der Politischen Oekonomie, Berlín, 1859, p. 3. Es la primera nota a pie de página de EC, un libro en el que, como en tantos otros asuntos, también nuestra heroína, Jenny von Westphalen, jugó su papel. Como el buen Engels por supuesto.

MH apunta que muchos lectores (¡también lectoras como nosotras!) no querrán detenerse en este párrafo. Todo parece estar claro: Marx afirma que la riqueza de las sociedades capitalistas (para MH, sociedades en las que domina el MPC) es una acumulación de mercancías. Por consiguiente, inicia su reflexión con el análisis de la mercancía.

Pero la cosa no es tan sencilla comenta. ¿Por qué? 1. La primera parte del enunciado (riqueza = acumulación de mercancías) no es en absoluto evidente. ¿Por qué no lo es? A partir de nuestra evidencia cotidiana, sabemos que se denomina ricas a aquellas personas que disponen de mucho dinero. Y el dinero no computa normalmente de entrada como acumulación de mercancías. Lo que Marx quiere decir, interpreta MH, es algo «que permanece abierto, al igual que su concepto de riqueza».

También, como buen analítico y aristotélico, MH nos apunta que hay que observar cuidadosamente la elección de las palabras. Es su resumen del párrafo él mismo ha escrito que la riqueza es una acumulación de mercancías pero lo que Marx afirma, cosa distinta, es que la riqueza aparece como una acumulación de mercancías. ¿Cuál es la diferencia entre «es» y «aparece con», una diferencia a la que FUS hace referencia en su comentario crítico a MH?

«Es», señala MH, expresa integración. Su ejemplo (se nota su vertiente matemática): «el león es una animal significa que si bien puede haber otros animales aparte del león, el león es siempre un animal y no una planta, por ejemplo»[5]. «Aparecer como», en cambio, se suele utilizar con el significado de «presentarse como», «ponerse manifiesto como». Ello implica, en opinión de MH que una comparte, la posibilidad de otra forma de aparición. De este modo, si la riqueza no es una acumulación de mercancías sino que aparece, en un determinado momento, como una acumulación de mercancías «en ello está contenido la posibilidad de que la riqueza pueda aparecer también de un modo distinto». Esto, por supuesto que no, no significa que la aparición sea un engaño. Usaríamos entonces «parecer» en lugar de «aparecer». Y no es eso.

En tanto que Marx, señala de nuevo MH, escribe que la riqueza aparece como una acumulación de mercancías no excluye que pueda aparecer de otro modo. De hecho, si seguimos el texto de Marx, lo que éste sostiene no es que en toda sociedad la riqueza aparece como acumulación de mercancías sino que solo en las sociedades capitalistas (en otros momentos habla Marx de sociedades burguesas nos recuerda MH), en las sociedades en las que domina el MPC, aparece la riqueza de este modo. En otros modos de producción puede haber mercancías [6] pero la riqueza no aparece allí de esa forma. Dicho de otro modo: la riqueza aparece de manera distinta en diferentes modos de producción, adopta, por así decir, formas diferentes, aparece en figuras diferentes. En el caso de las sociedades capitalistas, repitamos de nuevo, aparece como mercancía.

MH añade un «agregado» de interés. La frase marxiana analizada, sostiene, contiene implícitamente una crítica fundamental a la obra principal de Adam Smith de 1776: Investigación de la naturaleza y las causas de la riqueza de las naciones. La siguiente: AS concibe la riqueza de las naciones como producto del trabajo, de manera totalmente independiente de la respectiva forma social, y comienza su investigación con la división del trabajo. Esta caracterización de la riqueza de las naciones de manera independiente de la sociedad, le permite a Smith la caracterización de las relaciones capitalistas como si fueran relaciones naturales, como si fueran eternas leyes de la naturaleza. Frente a eso, nos recuerdo MH, Marx afirma y argumenta que la riqueza de las naciones donde rige-domina el MPC posee una «configuración específica». Como hemos visto el punto de partida marxiano no es un estado de cosas independiente (real o aparente) de la forma de sociedad (así, el trabajo o la división del trabajo) sino la configuración específica de la riqueza en el MPC, la riqueza como acumulación de mercancías. Con ello, insiste MH, no se excluye que en las sociedades capitalistas la riqueza pueda presentarse en otras configuraciones. Pero, vuelve a insistir MH, «la configuración de la riqueza que es típica aquí y sólo aquí es la forma de mercancía».

MH prosigue señalando que Marx habla de sociedades (plural) en las que domina el MPC (singular). Solo hay un MPC y su exposición, como señala el propio Marx en el Prólogo de EC, es su objeto de investigación. Pero, como es evidente, hay distintas y muy distintas sociedades en las que domina ese modo de producción. De aquí pues, señala con razón MH, «se puede deducir que con el análisis del MPC todavía no están comprendidas ni muchos menos todas las relaciones sociales». Desde luego que no; no todo el pescado está vendido. Por ejemplo, mucho de lo que tienen que ver con la vida de las mujeres, incluso de las mujeres trabajadoras.

MH añade otro matiz, a partir del «consiguiente» de la frase analizada. Esta segunda frase puede suministrar una motivación para empezar con la mercancía, pero de ninguna manera «una fundamentación rigurosa» (como no puede explicarlo todo, no da cuenta de esta noción pero se entiende el sentido). Aunque la primera frase es plausible, señala MH, «no sabemos por qué ha de ser mejor empezar con la mercancía que con el dinero por ejemplo». Para MH, el párrafo analizado solo expresa que Marx cree tener buenas razones para empezar su análisis por la mercancía. Pero cómo de buenas son esas razones solo puede mostrarse en el curso de la exposición ulterior. La contrastación de la elección, por así decir, es a posteriori.

A esta problemática, que, en opinión de MH, es propia no solo de la exposición marxiana sino de toda exposición científica, se refiere una observación de Marx, frecuentemente citada, del Epílogo a la segunda edición de EC, la relativa al modo de exposición y al modo de investigación. Recordemos el paso:

Ciertamente, el modo de exposición debe distinguirse, en lo formal, del modo de investigación. La investigación debe apropiarse pormenorizadamente de su objeto, analizar sus distintas formas de desarrollo y rastrear su nexo interno. Tan solo después de consumada esta labor, puede exponerse adecuadamente el movimiento real. Si esto se logra y se llega a reflejar idealmente la vida de ese objeto, es posible que al espectador la parezca estar ante una construcción a priori.

El comentario de MH al fragmento: toda exposición científica de un estado de cosas presupone por parte del autor el conocimiento de ese estado de cosas. Lo ha adquirido a través del proceso de investigación precedente que, en el caso de Marx, equivale a rastrear la conexión interna de ese material (es herencia hegeliana no negativa). Pero, como es obvio, ese conocimiento tiene que ser adquirido por los lectores. Si el autor, señala MH, empieza con la exposición de sus conocimientos y presenta conceptos que deben expresar la conexión interna del material, tiene entonces mucha más información que sus lectores y estos no podrán seguirle. El autor no puede comunicarles esa información que posee en su totalidad de inmediato. Para exponer el conocimiento del objeto de estudio que va a exponer, el autor (¡o la autora!) tiene que tomar decisiones previas: con qué comenzar, cómo construir la exposición etc., decisiones que pueden parecer al lector/a arbitrarias de entrada, tal como si se tratase de una «construcción a priori», independiente de la experiencia. MH apunta finalmente: sólo en la medida en que los lectores comprendan el objeto de estudio, podrán comprobar si la exposición es adecuada.

MH va finalizando su exposición. La última frase del párrafo («Nuestra investigación, por consiguiente, se inicia con el análisis de la mercancía») pone de manifiesto que para Marx no se trata de una definición de la mercancía sino de un análisis. Marx no define de entrada. Toma la mercancía como un objeto dado en nuestra experiencia y la analiza: no la describe tan solo sino que la descompone, examinando sus distintos aspectos. Construye conceptos o categorías para esos diferentes aspectos. Como haría cualquier científico, social o natural.

De este primer párrafo, añade MH, se puede deducir todavía otro estado de cosas: la mercancía con la que Marx empieza su exposición es la mercancía en el capitalismo. Como ha señalado, dinero, intercambio y mercancía están presentes en diversos modos de producción (en la Antigüedad, en el feudalismo medieval) pero Marx considera aquí la mercancía no como algo universal, que existe en distintos modos de producción, sino como forma elemental de la riqueza cuando «domina el modo de producción capitalista». Aquí no se habla aún explícitamente del capital (no se convertirá en objeto de estudio hasta el capítulo IV nos recuerda MH). De ello, concluye, se infiere que Marx analiza la mercancía producida en una economía capitalista en un primer momento haciendo abstracción del capital. Con sus palabras:

Es decir, el carácter de su proceso de producción como proceso de producción capitalista y su venta como parte del proceso de producción capitalista y su venta como parte del proceso de circulación del capital (de la compra y venta determinadas por el capital) no se somete a debate en un primer momento. Por consiguiente, vemos ya al comienzo mismo del análisis la puesta en práctica de esa capacidad de abstracción de la que hablaba Marx al principio del prólogo.

Hasta aquí la reflexión, el resumen de la reflexión de MH en este primer apartado.

¿No se expresa MH con claridad? ¿No habla de forma directa? ¿No es suficientemente preciso? ¿Es algo tortuoso argumentativamente? ¿Le falta preparación filosófica? ¿Es deficiente la forma de representarse lo que lee?

¿Ustedes que opinan? Yo creo que nada de eso, más bien lo contrario. Mi compañera coincide conmigo.

Notas

1) http://www.rebelion.org/noticia.php?id=251256. https://fcoumpierrezblogspotcom.blogspot.com/

2) Michael Heinrich, ¿Cómo leer El Capital de Marx? Indicaciones de lectura y comentario del comienzo de El Capital, Madrid, Guillermo Escolar editor, 2018 (2ª edición). Traducción de César Ruiz Sanjuán.

3) El traductor usa la versión castellana de Pedro Scaron publicada por Siglo XXI.

4) La traducción de Manuel Sacristán (OME 40, p. 43) es prácticamente idéntica: «La riqueza de las sociedades en las que domina el modo de producción capitalista aparece como una «gigantesca acumulación de mercancías», y la mercancía como la forma elemental de esa riqueza. Por eso nuestro estudio empieza con el análisis de la mercancía».

5) Por el momento por supuesto. Podría ocurrir que en una nueva clasificación justificada de los seres vivientes los leones no encajaran en nuestra nueva definición del concepto animal.

6) Mercancía = intercambio de bienes (productos o servicios).

7) En la traducción de Manuel Sacristán -profesor de mi compañera (que es trabajadora social) en las clases de «Metodología de las ciencias sociales» del curso 1983-84- para OME 40 (pp. 18-19):

Cierto que el modo de exposición debe distinguirse formalmente del modo de investigación. La investigación tiene que apropiarse detalladamente el material, analizar sus diferentes formas de desarrollo y rastrear su vínculo interno. Sólo cuando se ha consumada esa trabajo, se puede representar adecuadamente el movimiento real. Si se consigue esto y la vida del material se refleja idealmente, puede parecer como si se estuviera estar ante una construcción a priori.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de la autora mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.