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El meu pais es tan petit…

Crónica de un 3 de marzo muy especial en Gasteiz

Fuentes: www.eutsi.org

Fue un 3 de marzo especial el vivido el viernes en Gasteiz, sobre todo cuando a eso de las 8 de la noche la Ertzantza interceptaba la manifestación central de la jornada de recuerdo a los 5 trabajadores asesinados en la ciudad por la Policía Armada. Los beltzas -y los mandos que decidieron la actuación- […]

Fue un 3 de marzo especial el vivido el viernes en Gasteiz, sobre todo cuando a eso de las 8 de la noche la Ertzantza interceptaba la manifestación central de la jornada de recuerdo a los 5 trabajadores asesinados en la ciudad por la Policía Armada. Los beltzas -y los mandos que decidieron la actuación- insultaron la memoria de toda una ciudad cargando contra la marcha con la excusa de la existencia de una pancarta alusiva a los presos de ETA muertos recientemente en prisión. La Ertzantza ensució el recuerdo de un pueblo apaleando e hiriendo a una decena de personas, además de la detención de al menos cinco personas, entre ellos Andoni Txasko, portavoz de la Asociación de Victimas del 3 de Marzo (fue puesto en libertad tras pasar la noche detenido, pero con cargos en su contra). Si hubieran querido humillar no lo habrían hecho mejor. Policías autonómicos que el 3 de marzo de 1976 tal vez no habían nacido derramaron la sangre por el suelo de la ciudad a modo y manera de cómo lo hicieron los grises hace 30 años.Alguien pudo escribir ‘Justicia’ en rojo el pasado viernes noche en las calles de Gasteiz, igual que alguien lo hizo hace 3 décadas ante la iglesia donde se acribilló la asamblea de obreros.

La jornada ya fue especial desde la mañana, cuando la Ertzantza también cargó contra una movilización en recuerdo del 3 de marzo y de los dos miembros de ETA muertos, uno de ellos suicidado en prisión y el otro muerto por el sistema carcelario. EL PNV optó por sacar músculo contra la izquierda abertzale y mostrar al Estato español que es fuerte en la represión contra ese sector, días después de que el consejero de Interior del Gobierno Vasco (Javier Balza, alavés, para más INRI) fuese criticado por el PSOE por no actuar contra los comandos de la banda armada. El PNV prefirió ensuciar la memoria para ganar un pulso mediático coyuntural. Algo muy grande frente a algo muy bajo. Participantes en la manifestación de la noche como José Miguel Ollora (ex juntero del PNV) o Rafa Larreina (parlamentario de EA) no daban crédito a lo que tenían que ver sus ojos 30 años después. A ellos también les tocó ser víctimas en lo concreto del juego sucio a nivel macro de sus propios partidos.

Porque, si hablamos de víctimas, también fue un 3 de marzo especialísimo. Y es que a estas les tocó reventar mientras en Madrid el PP ponía en marcha el congreso que iba a honrar la figura del primer responsable de los hechos de 1976: Manuel Fraga Iribarne, entonces ministro del Interior, que estos días se mostraba orgulloso de su actuación hace 30 años. El doble rasero de una democracia demasiado en precario para llamarse tal.

«Assasins»

«Assasins de raons, de vides» (Asesinos de razones, de vidas), rasgaba su garganta Lluis Llach 4 horas después de los graves incidentes provocados por la Ertzantza en el emotivo concierto que ofreció en Gasteiz, cuando atacó ‘Campanadas a morts’, tema que el catalán compuso la noche del 3 de marzo de 1976, al conocer la masacre perpetrada por la Policía. Más de una lágrima brotó en el pabellón, y no solo por el recuerdo del lacerante pasado, sino también por la amargura del doliente presente. El concierto de Llach empezó frio, pero fue in crescendo y terminó apoteósico, acompañado por el Orfeón Donostiarra y la Orquesta Sinfónica. Se denunciaron los hechos acontecidos unas horas antes y se maldijo a quienes en 1976 quisieron dar «la mayor paliza de la historia». «Nuestra memoria os perseguirá por siempre», clamó el artista en el mensaje que dio al público micro en mano.

Ya de madrugada, un amigo sacaba una conclusión después de tanta emoción desatada. «Al menos esto nos sirve para poner las cosas en su sitio (en Euskadi)». Porque con algunos hay bien poco que rascar en ningún proceso de liberación en este nuestro «pais petit».