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El Congreso cultural de La Habana (1968) y el Primer Congreso de Educación y Cultura (1971)

Cronología de un gran rompecabezas sin todas las piezas

Fuentes: La Tizza

Primeros pasos

Desde los inicios de la Revolución la relación cultura-política ha sido un problema complejo. Ha estado marcada tanto por la proliferación de nuevas formas de organización de la vida espiritual del país, que generaron nuevos espacios de realización humana, como por la aparición de muchas controversias, temas polémicos y eventos que han ido trazando el derrotero de un modelo de construcción social realmente distinto.

Con la Revolución nacían, por un lado, las contradicciones entre las instituciones creadas y las personas que formaban parte de las estructuras en ciernes del nuevo poder revolucionario y, por otro, los desafíos prácticos de implementar un tipo de educación política y preparación ideológico-cultural que no obstruyera la libertad de los artistas para crear pero que, al mismo tiempo, tributara a la formación y consolidación de los soñados valores del socialismo.

Así, durante un no muy prolongado lapso de tiempo inicial (1959–1961), se crean, en 1959, instituciones como la Biblioteca Nacional José Martí, el Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC), la Imprenta Nacional y Casa de las Américas, y, a partir de mediados de 1961, es fundada la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC), lo que creó mejores condiciones estructurales para el desarrollo de la necesaria revolución cultural en el país.Fue en el mes de junio del propio año 1961 que tuvo lugar el pronunciamiento de Fidel conocido como Palabras a los Intelectuales, que marcó una nueva manera de abordar el compromiso de los escritores y artistas con su pueblo.

Después se desarrolló un segundo momento (1962–1965) de fundación de nuevas instituciones educativo-culturales como la Escuela Nacional de Arte (ENA), en 1962 —sucesora de la Escuela Nacional de Instructores de Arte (ENIA)—, que se convirtió en el centro multidisciplinario donde comenzaba a integrarse, por primera vez, el estudio de especialidades como Ballet, Música, Arte Dramático y Artes Plásticas, a lo que se sumó a partir de 1965 la enseñanza de Danza Moderna y Folclórica. Además, se creó la Editorial Nacional de Cuba —continuadora de la Imprenta Nacional de Cuba— que desempeñó un papel de gran significación en la edición de libros, folletos y revistas, la reproducción impresa de obras arte y en la exportación e importación de libros, lo que tributaba, cada vez en mayor medida, a la elevación del nivel de instrucción y educacional de la población.

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