Se cumplen 40 años del libro ‘Extremadura Saqueada’, pionero en la economía ecológica, que narra el expolio de las riquezas de la región. Una publicación homenaje confirma que la dinámica continúa en un contexto globalizado
«Mendigar industrias y trabajo a los centros de poder estatales o empresariales no conduce más que a acentuar el expolio y la dependencia de los territorios dominados, pues aquéllos responden inundando estos territorios de papeleras, alúminas, siderúrgicas, centrales térmicas, nucleares, etc., que acentúan enormemente la degradación y el expolio de sus recursos naturales sin que apenas se beneficien de ellos sus habitantes». Redactada hace 40 años, esta frase del economista José Manuel Naredo mantiene su vigencia para explicar muchas de las dinámicas de explotación y control de los territorios que, bajo lógicas coloniales y extractivistas, se reproducen todavía hoy en la península ibérica. Extremadura era el eje aquel enunciado, con la crisis del petróleo de 1973 como contexto.
La teoría económica centro-periferia, también llamada depredador-presa, servía para explicar la Extremadura de los años 70 y 80, pero es perfectamente aplicable a la del siglo XXI. La región sigue en las afueras de una economía globalizada. Así, fondos canadienses para la minería o inversiones árabes para una azucarera (hay un proyecto para Mérida que implicaría plantar miles de hectáreas de remolacha, que no se cultiva ahora, para la exportación) dibujan en la era del capitalismo global el rol de una «Extremadura shockeada«, como la tilda Ángel Calle Collado, profesor de Sociología en la Universidad de Córdoba y agricultor ecológico en la comarca cacereña del Valle del Jerte.
Cuatro décadas después, la región sigue definida por los mismos parámetros, aunque el entorno sí ha cambiado: si la central nuclear de Valdecaballeros y el plan de regadíos o de colonización llamado Plan Badajoz eran el panorama que marcaba la vida extremeña en los años 70, ahora el revivir minero, la situación del Tajo y del Guadiana, la vida útil de la central nuclear de Almaraz o los nuevos usos del suelo son los frentes ecológicos y económicos que perfilan la comunidad autónoma.
Naredo coordinó aquella Extremadura Saqueada (Ruedo Ibérico, 1978), la investigación que supuso el inicio de economía ecológica en España y que, a través de argumentos, ayudó a paralizar la construcción de la central nuclear de Valdecaballeros, situada en la provincia de Badajoz. «Gran parte del análisis sigue vigente y los problemas de fondo se siguen repitiendo. El libro fue silenciado absolutamente en Extremadura porque era un estorbo para las estrategias de los partidos políticos de la época», apunta Juan Serna, otro de los coautores. Ambos participaron recientemente en la publicación homenaje Dominación y (Neo-) extractivismo. 40 años de Extremadura Saqueada, editada por el Grupo de Estudios de Ecologías del Matadero de Madrid y comisariada por Campo Adentro.
Un tren digno
Las luchas contemporáneas de la población extremeña son otras, pero ejemplifican de manera igualmente clara por qué la región sigue en un proceso similar a los primeros años de la Transición. La reivindicación por un tren digno, que llenó la Plaza de España de Madrid el pasado 18 de noviembre, subrayó que Extremadura sigue desvertebrada. Que no haya ni un sólo kilómetro de vía electrificada, que las averías sean más que constantes y que pervivan traviesas del siglo XIX son las líneas que bosquejan la actualidad regional. «Aparte de la oportunidad que pueda suponer para cambiar el modelo socioeconómico, conseguir un tren adaptado al siglo XXI, que no es el AVE, implicaría una ruptura con el imaginario colectivo de que nos sentimos siempre derrotados y aislados. Y puede mejorar el proceso de empoderamiento ciudadano», explica Irene de Miguel, ingeniera agrónoma especializada en ecología.
La también diputada de Podemos Extremadura apunta dos dinámicas actuales de saqueo. Por un lado, «la de los recursos naturales: minerales, agua en forma de alimento a través del regadío, de agua en forma de energía, de tierra, como por ejemplo las grandes extensiones dedicadas al uso exclusivo de actividades cinegéticas». Y por otro, el potencial humano, «porque casi toda la gente joven formada se va buscando otros horizontes, lo que está apuntalado por un modelo educativo que favorece el éxodo».
La generación de electricidad supera en más de cuatro veces la demanda de la población extremeña, es decir, que un 76 por ciento de la energía made in Extremadura se consume en otras provincias, principalmente Madrid, según recoge el libro El metabolismo económico regional español. Esta publicación habla de Extremadura como región periférica, es decir, especializada en la extracción de recursos y el posterior vertido de residuos; mientras que las áreas centrales destacan por las labores de acumulación y consumo. Ya en los años 70, los datos indicaban que el sistema financiero sustraía riquezas bajo un patrón similar: el ahorro extremeño en entidades bancarias era mayor a las inversiones que se hacían en la zona, una lógica calificada como «fuga de capitales».
Revivir minero
Otra de las luchas ciudadanas que busca repetir éxitos pasados como el de Valdecaballeros o el de la Refinería Balboa, parada en 2012, es la oposición a la mina de litio a cielo abierto Valdeflores, junto a la ciudad de Cáceres. La Plataforma Salvemos la Montaña está movilizando a miles de personas para evitar la construcción de la mina y la paralización de las obras de perforación, que ya han empezado. Este proyecto se inserta en un proceso de auge de los proyectos mineros, como lo califica Ecologistas en Acción. Informaciones recientes de la prensa regional cifran en 140 las peticiones de diferentes compañías, sobre todo con capital de fondos internacionales, para buscar metales, piedras ornamentales o arcillas en diversos puntos de la geografía regional.
El profesor Ángel Calle Collado, habla de una «economía de campamento minero», marcada por la fuerte extracción de recursos en poco tiempo. «Se juntan dos vetas: el apoyo de la Junta a las inversiones extranjeras que mantienen esa vidilla y la presencia de recursos naturales abundantes», explica a este medio. «La reciente crisis energética y la preocupación por los temas medioambientales han empujado a los núcleos dominantes a instalar industrias que atiendan las primeras fases de elaboración de las materias primas y la energía en los mismos territorios dominados abastecedores», escribía Naredo hace 40 años.
Tratados internacionales de libre comercio
Irene de Miguel considera que la puesta en marcha de los nuevos tratados comerciales, como el CETA o el TTIP, «supondrá una simplificación y especificación de nuestras producciones. Extremadura se va a dedicar a la remolacha, el litio y la fruta, por ejemplo, y eso provocará que tengamos una dependencia absoluta del resto de materias que necesitamos para poder seguir sobreviviendo». La agricultora recuerda que sólo la agroindustria o las grandes transnacionales podrán competir en un mercado con unas reglas diseñadas para ellos, dejando Extremadura «a expensas de ser acaparada por los grandes fondos financieros, por las grandes industrias».
Aún por dibujar, las alternativas pasan, para el profesor de Sociología, por «crear formas de desarrollo endógeno, es decir, por desmontar la barbarie»; también por fortalecer el cooperativismo orientado hacia el mercado interno; y por «cambiar el marco legislativo, lo que conlleva la creación de economías más pegadas al territorio». Por su parte, la diputada apuesta por que la ruptura de las dinámicas actuales de control del territorio sea de abajo arriba, con un proceso de politización y empoderamiento ciudadano: «Hay que pensar en si queremos un modelo en el que seremos meros peones de grandes empresas transnacionales o si lo que realmente queremos es otro más sostenible y que esté adaptado a las potencialidades de nuestro territorio y donde seamos actores y actrices principales».
De todo eso se habló en el debate celebrado el pasado 20 de enero en Madrid capital, valga la ironía, ocasión que sirvió para diaolgar sobre los procesos actuales de extractivismo y presentar el libro homenaje Dominación y (Neo-) extractivismo. 40 años de Extremadura Saqueada. La conversión del «Extremadura saqueada» al «España nos roba» sobrevoló en tono irónico el acto, en el que se recordó que la publicación original, Extremadura Saqueada, se agotó en apenas nueve meses; desde entonces ha sido imposible volver a editarla, a pesar de que fue pionera en la investigación social participativa, pues reunió a su alrededor a cerca de medio centenar de personas, tanto juventud extremeña como de otras comunidades.
Fuente: http://ctxt.es/es/20180124/Politica/17521/Extremadura-Espana-expolio-ecologia-globalizacion.htm