Recomiendo:
0

Índices humanos e Imperialismo

Cuba, causas y consecuencias

Fuentes: Rebelión

Que los cubanos patriotas hablen de sus logros en educación, salud, cultura, deporte, seguridad social, derechos humanos, democratización de la ciencia y la tecnología, participación popular desde la base, plena y verdadera libertad religiosa, igualdad de género, lucha contra la discriminación y las fobias de todo tipo y lograr una sociedad donde los únicos privilegiados […]

Que los cubanos patriotas hablen de sus logros en educación, salud, cultura, deporte, seguridad social, derechos humanos, democratización de la ciencia y la tecnología, participación popular desde la base, plena y verdadera libertad religiosa, igualdad de género, lucha contra la discriminación y las fobias de todo tipo y lograr una sociedad donde los únicos privilegiados sean los niños, a través de estos últimos 51 años, me parece de las cosas más coherentes y saludables.

Cuando lo mismo intentamos los que no hemos nacido en la Isla me suena a discurso desconectado de nuestra realidad. Hablamos de los logros de Cuba desde nuestro razonamiento funcionalista, midiéndolos bajo una matriz de racionalidad que en algunos casos nos aleja o nos desconecta de la savia pedagógica de una revolución social que tuvo y tiene su alfa y omega en la lucha contra el imperialismo.

Cuba no es grande por haber alcanzado extraordinarios logros en materia de índice humano en áreas como la salud, la educación y la cultura. Estas son consecuencias del logro original y fundador de una nueva nación y una renacida república fundadas en las superaciones del colonialismo, el neo-colonialismo y el imperialismo, que con 90 años de batallar contra estos, tienen su punto de inflexión (su antes y su después) el 1 de enero de 1959.

El 10 de octubre de 1868 Carlos Manuel de Céspedes (el Padre de la Patria) llamó, en el ingenio La Demajagua, a hombres y mujeres del pueblo a seguirlo en pos de un proyecto de independencia política y social. Desde ese primer aldabonazo hasta el del 1 de enero de 1959 pasaron nueve décadas durante las cuales la llama de la conciencia independentista, la soberanía popular y el logro de la justicia social, tuvo sus flujos y reflujos, pero nunca se extinguió.

Protagonistas destacados de ese crecimiento en la correlación de fuerzas favorables a la causa nacional, popular y revolucionaria fueron José Martí (el Héroe Nacional), Antonio Maceo, Máximo Gómez (el internacionalista dominicano), Ignacio Agramonte, Julio Antonio Mella, Antonio Guiteras, Pablo de la Torriente Brau, Celia Sánchez Manduley, Frank País, Abel Santamaría, Camilo Cienfuegos, Ernesto «Che» Guevara y Fidel Castro.

En el Olimpo revolucionario de la Isla hay esculpidos muchos más nombres en centrales azucareros, calles, plazas, escuelas, hospitales, universidades, centros laborales, Comités de Defensa de la Revolución, en el imaginario colectivo nacional y hasta en las «pequeñas» historias familiares -el mar de pueblo- que entretejen la gran Historia de una nación y un pueblo en contra del enemigo común de toda la humanidad.

El «peligro» del ejemplo cubano para la oligarquía internacional y su proyecto de dominación imperial, no está en el medallero de sus índices humanos, logros que se pueden encontrar en algunos países escandinavos o en Canadá (gracias al plusvalor acumulado en siglos de esclavismo y explotación de áreas periféricas colonizadas), sino en barrer de su suelo todo vestigio de proyecto neo-colonial y de convertirse en una patria internacionalista para darle batalla al imperialismo en cualquier rincón del planeta.

Rebelión ha publicado este artículo a petición expresa del autor, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.