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Cuba, El país de las sorpresas

Fuentes: Rebelión

Siempre he sostenido que Cuba despierta dos grandes pasiones. Quienes por ignorancia o mala fe la desacreditan con razonamientos subjetivos muchas veces influidos por noticieros tendenciosos al servicio de intereses puramente capitalistas, cuya fijación en una valoración global de Cuba está limitada al concepto de democracia y bienestar social de lo que podríamos hablar largo […]

Siempre he sostenido que Cuba despierta dos grandes pasiones. Quienes por ignorancia o mala fe la desacreditan con razonamientos subjetivos muchas veces influidos por noticieros tendenciosos al servicio de intereses puramente capitalistas, cuya fijación en una valoración global de Cuba está limitada al concepto de democracia y bienestar social de lo que podríamos hablar largo y tendido.

Otros, sin renunciar a esas valoraciones, vamos más allá de las puramente materialistas para adentrarnos en valores humanos, solidarios e internacionalistas de los que Cuba sin lugar a dudas da una lección al mundo.

Personalmente siempre que he viajado (y conozco más de 20 países), he tratado de ser uno más de ellos, viajando con sus medios, comiendo sus comidas, hablando con sus gentes, pateando sus calles y conociendo sus opiniones. Ello me da derecho a opinar con conocimiento de causa, sin menoscabo de que otros puedan tener otras opiniones. Estas están totalmente contrastadas y son objetivas.

De lo que no debe caber duda, es que muchas observaciones particularmente de turistas, se sustentan en una visión externa y comparativa por tanto con nuestra forma de vida y modelo de desarrollo. Eso es lo que hace que en una primera línea genéricamente nos formemos una opinión crítica, pero vayamos más allá. Cuba acaba de graduar a 8.884 médicos. De ellos, 1.842 han sido extranjeros venidos de países africanos, asiáticos y principalmente latinoamericanos que cursaron de forma gratuita toda la carrera de medicina en Cuba y donde recibieron paralelamente la manutención, ropa, transporte y una pequeña cuantía de dinero de bolsillo. Centenares de ucranianos dañados por lo efectos de Chernovil, acompañados de sus familias, reciben todo tipo de tratamientos y cuidados, siendo la inmensa mayoría ya rehabilitados. Miles de saharauis tan vinculados históricamente a España han recibido preparaciones superiores y miles de médicos y maestros imparten sus conocimientos en media América Latina.

Si el costo de esa formación y servicios internacionalistas hubieran sido invertidos en crear infraestructuras en Cuba, sus calles, sus casas, sus coches, seguro que tendrían un aspecto más propio de un país desarrollado. Sin embargo el gobierno cubano ha renunciado a ello, en un compromiso solidario internacionalista que debiera avergonzar a los llamados países ricos que más bien se han nutrido del saqueo y expolio de esos llamados países del Tercer Mundo.

Nadie duda sin embargo de la calidad reconocida internacionalmente en materia de salud y educación, donde incluso los medicamentos, material didáctico, ropa escolar y transporte son enteramente gratuitos.

Todo ciudadano cubano recibe una «canasta» mensual donde por apenas 80 céntimos de € recibe ½ Kg. de pollo, ¼ de picadillo, ½ de pescado, 3 Kg. de arroz, 1 ½ de frijóles, 2 ½ de azúcar, sal, tabaco, una pastilla jabón de tocador, ½ de detergente, 120 gr. de fideos, 120 gr. de pasta, ¼ l. de aceite, galletas, un tubo de pasta de dientes, pañales, polvos talco y colonias para niños de hasta dos años y cereales y yogur para personas mayores, aparte de una ración de pan diario de 80 gr. y 1 l. de leche hasta los 7 años. Toda una canasta que garantiza a todos por igual unos mínimos pudiendo encontrase en el mercado las viandas, frutas u otras necesidades a precios módicos.

No estoy hablando del paraíso. Naturalmente que los cubanos tienen otras necesidades a las que acceder por razones de importación, son en divisa que está fuera del alcance de la mayoría y provoca lo que podríamos denominar como picaresca en busca del CUC o peso convertible para comprarse ropa de marca o en algunos casos vivir sin trabajar ofreciendo al turista desde coches particulares o venta de cigarros u otros souvenir.

Cuba no solo es una isla geográfica en la que por esa situación la relación comercial con otros países siempre se hace más difícil, sino que como añadido, es una isla política a la que EE.UU. somete a un embargo feroz con enormes influencias fuera de sus fronteras y a las que Europa desgraciadamente se plegó.

¿Cuál es el pecado de Cuba? Simplemente no someterse a los dictados de EE.UU. Y eso ha tenido un alto coste para la población, pero Cuba prospera y se afianza y ya no está sola en el Continente. El pueblo cubano es profundamente pacífico, educado, afable, solidario y porqué no decirlo, fidelista y revolucionario. Por eso no se rinde y trabaja cada día (eso sí a su ritmo) para salir del túnel de la soledad en el que durante tantos años estuvo inmerso.

Juan Luis Vallina Ariznavarreta

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Una vez más he tenido la oportunidad de viajar a Cuba. Esa isla que está en el punto de mira del mundo. Esa isla que arranca inquebrantables adhesiones y odios extremos. Esa isla que unos ven con sus encantos naturales y sus alegres gentes y otros como una cárcel.

Lo cierto es que Cuba, siempre resulta algo especial, algo de lo que contar y por ello merece un análisis riguroso, profundo, huyendo de opiniones subjetivas que generalmente se basan en lo estético, en lo visible, en las apariencias y en los bulos que nos dejamos escuchar de quienes la odian y porqué no, también en opiniones interesadas a fin de crear un estado de opinión adverso, haciendo ver a Cuba poco menos que el paraíso del mal.

No hay espacio en la tierra que sea un paraíso, pero desde luego que Cuba dista mucho de ser el infierno con que algunos la pintan. Unos por ignorancia y otros sin duda por mala fe.

Los primeros, movidos por comparaciones odiosas pretendiendo igualar nuestros modos de vida y costumbres, incluso yendo más allá, hasta las formas de pensar, entrando en valores y conceptos de democracia que nunca son comparables ya que los parámetros son distintos en función de las circunstancias que nos rodean. Cuba es una isla asediada política y socialmente por el Coloso del Norte haciendo mucho más difícil la relación comercial con terceros países por las presiones harto conocidas y por el tutelaje a que éstos se someten. Ni siquiera Europa se salva de estas presiones que hacen que determinadas materias primas, esenciales para el desarrollo de las industrias o confección de productos farmacéuticos, lleguen a la isla, razón que ha merecido un mayor esfuerzo si cabe de las autoridades cubanas para elaborar sus propios fármacos y que si bien no han sido reconocidos internacionalmente, sí han tenido efectos altamente positivos allá donde su uso se hizo necesario.

Nunca un análisis simplista puede obcecarnos al valorar los sistemas políticos que cada país se ha dado.

¿Acaso no es el sistema capitalista desigual e injusto por su propia naturaleza? ¿Cuál es el alto coste que tenemos que pagar por todas esas cosas que tenemos, en horas extraordinarias, pluriempleos, deudas de décadas, falta de espacio para nosotros mismos y lo más preciado la familia? ¿Olvidamos la precariedad de tanto empleo, los salarios míseros de millones de trabajadores y las pensiones de hambre de cientos de miles de personas después de dedicada toda su vida al trabajo?

Nuestros mercados están saturados pero hay personas que pasan necesidades. Hay viviendas vacías y familias que no pueden hacer frente a las hipotecas. Escaparates de lujo pero sólo al alcance de unos pocos.

Trato- como apreciará el lector-de hacer contra valoraciones que cuando menos sirvan para la reflexión.

Cuba ofrece a sus ciudadanos una buena sanidad sin colas de espera y totalmente gratuita incluso en operaciones comprometidas o servicios que aquí la sanidad no cubre como el arreglo de boca, empastes y limpieza, gafas, etc. , y por supuesto los medicamentos íntegramente. La educación igualmente gratuita, incluida la universitaria contempla el material didáctico, transporte, comedores y uniformes.

La vivienda y los servicios nunca sobrepasan el 10% del salario y todos los ciudadanos por igual cuentan con una canasta básica con productos de alimentación y aseo, que cubren una buena parte del mes.

Si hablamos de valores democráticos, necesitaríamos opiniones de expertos, pero en unas pinceladas, podríamos decir que el sistema perfecto no ha sido inventado y ni siquiera se sostiene que el nuestro sea- como algunos dicen- el menos malo de los sistemas. Tenemos en occidente el sistema de pluripartidos que no representan sino intereses de clase y que además en su viciada actividad «democrática» repiten promesas que no cumplen, son elegidos en listas cerradas que las cúpulas de los partidos deciden sin que los ciudadanos podamos optar por uno u otro. Es decir nuestro sistema no permite elegir candidatos, sino partidos y ellos colocan en función de sus intereses el orden de las listas.

Se aplica un sistema de representación no proporcional- que equivaldría a que todos los votos tuvieran el mismo valor- sustituyéndolo por el llamado D’hont que prima a los mayoritarios en detrimento de los minoritarios. No rinden cuentas a los electores a lo largo de la legislatura y no pueden ser revocados aunque incumplan los compromisos contraídos, tengan inasistencias o incluso en muchos casos estén salpicados por actividades fraudulentas.

En Cuba – pese a la desinformación interesada -, el sistema electoral es nominal. Los electores eligen en su distrito de abajo a arriba a sus representantes que generalmente son personas conocidas por sus actividades comprometidas, profesionales, sindicales, etc. Rinden cuentas regulares a sus electores y pueden ser revocados de sus cargos.

Con estas opiniones estoy poniendo en el tablero las distintas formas de elección y su alcance para formarnos un juicio de valores.

Cuba no es un país europeo y por tanto su entorno, su cultura y sobre todo su voluntad le han permitido elegir otra senda distinta a la nuestra. Ni más, ni menos.

Mientras que occidente recorta derechos sociales, se desenfrena la carrera armamentística y cada día pierde más su propia identidad plegándose a los designios de EE.UU., y copiando un modelo lleno de incertidumbres en materia de seguridad, de paz y convivencia, Cuba labra su futuro cada día con más fuerza rodeándose de nuevos amigos en el hemisferio. Venezuela, Brasil, Ecuador, Bolivia, Nicaragua, Argentina, Chile, etc. ayudarán a constituir un nuevo bloque en América desde una relación de igualdad y de respeto. Algo que ni EE.UU., ni la Unión Europea han logrado ni se han interesado.

Naturalmente que Cuba debe superar muchas dificultades. Algunas propias y otras ajenas, pero romper el cerco comercial a que está sometida por el criminal bloqueo, es una exigencia de todos por encima de simpatías.

¿Hablamos de Derechos Humanos? ¿Dónde están los derechos de quienes en nuestro país no tienen trabajo o no pueden acceder a la vivienda? ¿Hemos olvidado los presos de conciencia o los independentistas? ¿La seguridad a determinadas horas y en determinadas calles? ¿La violencia de género? ¿La corrupción que aboca en este país de forma ya casi generalizada en determinados estamentos?

Estamos como para hablar de los demás. Mejor sería agudizar el espíritu crítico y dejar de ver la paja en el ojo ajeno para ver la viga en el propio.

Cuba, siquiera por razones de afinidad histórica no merece el trato que le damos desde los medios de comunicación. Dejémosles que ellos mismos decidan su destino y apoyemos sin reservas a lo mejor de sí mismo que es el propio pueblo cubano.