El trabajo realizado por el Centro Nacional de Educación Sexual (CENESEX) ha ocupado en numerosas ocasiones los titulares de las noticias de los principales medios de prensa internacionales desde el año 2004. El seguimiento detallado de estas noticias y ser testigo presencial de las actividades desarrolladas por el centro dirigido por Mariela Castro Espín me […]
El trabajo realizado por el Centro Nacional de Educación Sexual (CENESEX) ha ocupado en numerosas ocasiones los titulares de las noticias de los principales medios de prensa internacionales desde el año 2004. El seguimiento detallado de estas noticias y ser testigo presencial de las actividades desarrolladas por el centro dirigido por Mariela Castro Espín me permiten decir, como ciudadano común, que aprecia un crecimiento en madurez del tratamiento del sensible tema de la homofobia en Cuba, asunto que por fin se asoma a los discursos públicos de nuestra sociedad.
La conmemoración en 2007 del Día Internacional contra la Homofobia, con un cine debate en el cine 23 y 12 después de la proyección del filme «Boys don´t cry», basado en la desgarradora historia real del asesinato de un transexual masculino, resultó un primer intento -exploratorio quizás- de comenzar a hablar seriamente sobre homofobia fuera de los contextos académicos y científicos.
La parada se subió, a niveles nunca antes visto en la historia de Cuba, en mayo de 2008, cuando se celebrara la primera jornada cubana de lucha contra la homofobia. La audacia con que el equipo liderado por Mariela logró unir esfuerzos de personalidades de la cultura, instituciones juveniles -entre ellas la Unión de Jóvenes Comunistas-, la Fundación Ludwig, el Centro de Prevención de las ITS-VIH/Sida conllevó al apoyo gubernamental y del Partido Comunista a la propuesta expuesta entonces: eliminar todos las formas de discriminación por orientación sexual e identidad de género. En ese mismo año se producían dos hechos fundamentales con repercusión en las políticas sociales: la firma de una resolución del Ministerio de Salud Pública que establecía todos los procedimientos para atender a las personas transexuales, incluyendo la cirugía de cambio de sexo y la firma por el gobierno cubano de la Declaración de Naciones Unidas que condena todas las formas de discriminación hacia las personas homosexuales y transexuales.
Todo esto ha provocado algo de revuelo. Hacia lo interno, estos avances, a mi modo de ver, enfrentan muchas resistencias, incluso en personas revolucionarias, profesionales, con pensamientos de avanzada y progresistas. Lo interesante es que se discute como nunca antes y el discurso homofóbico en general no está cargado de tintes políticos ni ideológicos como en épocas pasadas. La gente va más a la esencia del problema y se escucha cada vez más aquello de que «no soy homofóbico pero quiero que me respeten, que mantengan ese asunto -la homosexualidad- en privado».
El revuelo se aprecia también en zonas más oscuras del acontecer nacional e internacional, pero las razones son otras. En 2007, el Departamento de Estado de los Estados Unidos de América, incluyó en su reporte anual sobre Derechos Humanos el acoso policial hacia los homosexuales y travestis que se reúnen todas las noches en el malecón habanero. Ese mismo año se publicó por algunos blogs y sitios webs anticubanos la creación de la organización Movimiento de Liberación Homosexual Cubano en la barrida de Lawton.
En Junio de 2008, un mes después de la exitosa celebración de la Jornada contra la homofobia en el Pabellón Cuba donde asistieron miles de personas homosexuales y travestis; la organización Unity Coalition of Florida, asentada en Miami, distribuyó por correo electrónico una nota en la que convocaba a realizar una Marcha por el Orgullo Gay desde el Parque del Quijote, hasta el Ministerio de Justicia. Según la nota, que aún circula por el ciberespacio, «entregarían una serie de demandas de los homosexuales cubanos» en la sede de ese Ministerio. Los manifestantes, representaban a seis organizaciones que de pronto aparecieron de la nada, participarían en un concierto en una sede diplomática en La Habana. El lector inteligente no necesita que se le especifique cuál.
La frustrada payasada -nunca fue marcha, tampoco conga- solo terminó con la asistencia de dos manifestantes, que palidecían ante más de 20 periodistas de los medios de prensa internacionales. El modus operandi es harto conocido: aparentan formar parte de un movimiento espontáneo de la sociedad civil cubana que es reprimido violentamente. Sin embargo, la realidad es bien distinta: reciben dinero por servir a grupos aupados por una nación extranjera, léase entonces, mercenarios.
Resulta curioso, por ejemplo, que uno de los (¿homo?) mercenarios sea el personajillo Aliomar Janjaque Chivás, ahora presidente de un engendro llamado Fundación LGBT Reinaldo Arenas In Memoriam. En 2007, Janjaque aparecía en un sitio web contrarrevolucionario como miembro del Buró de Información Juvenil, Coalición Juvenil Martiana. Su travestimo reciente -perdonen los travestis quienes son sin dudas personas dignas- hacia el «activismo por la liberación homosexual» es muestra de que cumple orientaciones del organismo superior , quien sabe si con doble sueldo. También participa de esta farsa el tristemente célebre c amaján, Elizardo Sánchez, quien sigue con la misma tontería sosa de opinar sobre temas de los que no conoce y que siempre deja el beneficio de la duda por sus oscuros antecedentes, al hacerse pública su «condecoración» por la Seguridad del Estado Cubana por sus «inestimables servicios», hace ya algunos años.
La celebración de la 2da Jornada contra la Homofobia resultó superior en la calidad de los planteamientos, donde cientos de personas llamaron la atención nuevamente hacia la necesidad de crear espacios para que las personas homosexuales y travestis puedan socializar. El comportamiento de algunos agentes del orden hacia las personas homosexuales y travestis se señaló como un problema que requiere una revisión urgente, pues es violatorio de las leyes cubanas. Allí también se criticó la pobre cobertura que los medios nacionales hicieron de la Jornada, que en este año es parte de una campaña sistemática que incluye debates en las Universidades. Esta resistencia a favorecer la educación en estos temas le cede espacios a estos grupúsculos contrarrevolucionarios, que persiguen la confrontación política para boicotear los esfuerzos que se vienen realizando.
Estos burdos mercenarios han encontrado recientemente quien les publique sus diatribas. La española Carla Antonelli, activista transexual, quien fuere notoria por pertenecer al área transexual del PSOE y lograra, después del triunfo de Zapatero muchos avances en el reconocimiento de los transexuales en su país, continúa administrando un Diario Digital de Información Transexual, a través del cual le ha dado espacio a estos personajes. Después de abandonar, según ha dicho, el activismo político y dedicarse por entero a la actuación, publica con una inmediatez asombrosa, lo que otros sitios, quizás más cuidadosos, éticos y serios no se molestan en incluir en sus páginas. Claro, ella tiene el legítimo derecho a publicar lo que desee, sólo que con su actitud de vocera -ojala que sea inconsciente- daña el trabajo que se realiza en Cuba a favor de las minorías sexuales y sobre todo de la mayoría del pueblo cubano que necesita educarse en los temas de la sexualidad.
El artículo del «periodista» Michel Suarez, radicado en España y publicado en Cubaencuentro y en el Diario Transexual de Carla, está plagado de mentiras reportadas por estos mercenarios. No me explico cómo fue posible arrestar a 60 personas en la Playa del Chivo -lugar que queda muy cerca de mi centro de trabajo- un día tan muerto en actividad como un martes y no se arrestara a cientos de gays, lesbianas y trans, que se encontraban en la playa Mi Cayito -allí estaba yo- un día después de la celebración de la Jornada. En fin, más de lo mismo. Una acción pública notoria y a continuación una pataleta de estos grupitos para cobrar sus honorarios.
Espero que no se atrevan a aparecer en eventos multitudinarios como el del Día 16 de Mayo. La reacción del público fue apoteósicamente favorable al aplaudir frenéticamente a uno de los participantes en el debate que comentó sobre los sucesos del Quijote y dijera que «no necesitamos que nadie desde el exterior nos tiene que venir a decir lo que tenemos que hacer para avanzar en el reconocimiento de nuestro derechos». Tiempo al tiempo, ya veremos quienes ocuparán los espacios donde se hace Revolución de verdad.