En la Comisión de Derechos Humanos (CDH) de Ginebra las menciones sobre Cuba no son sobre la recurrente resolución que suele presentar Estados Unidos contra la isla y que mantiene enfrascada a la delegación estadunidense, sino sobre la situación de los prisioneros en la base de Guantánamo. Dicho tema acaparó el debate del punto 11, […]
En la Comisión de Derechos Humanos (CDH) de Ginebra las menciones sobre Cuba no son sobre la recurrente resolución que suele presentar Estados Unidos contra la isla y que mantiene enfrascada a la delegación estadunidense, sino sobre la situación de los prisioneros en la base de Guantánamo.
Dicho tema acaparó el debate del punto 11, relacionado con la tortura, detenciones arbitrarias y ejecuciones extrajudiciales.
Relatores especiales y presidentes de los grupos de trabajo, junto con decenas de organizaciones no gubernamentales, exigen al gobierno del presidente George W. Bush respeto a las convenciones y leyes internacionales, así como a las decisiones de la Corte Suprema estadunidense.
Por otro lado, durante dos días seguidos se exigió a Estados Unidos respetar los instrumentos internacionales de prevención de abusos, así como autorizar a los mecanismos de derechos humanos a que puedan acceder a las cárceles y contactar a los prisioneros en Guantánamo, pero también en Afganistán, Irak e Irán.
Leandro Despouy, relator sobre la independencia de jueces y magistrados, insistió en que «la lucha contra el terrorismo debe realizarse dentro del máximo respeto al estado de derecho».
Manfred Nowak, relator sobre tortura, expresó su preocupación de que existan estados que intentar atenuar la obligación absoluta de no recurrir jamás a la tortura cuando se relaciona con la lucha contra el terrorismo, tema sobre el cual ha entrado en diálogo directo con Estados Unidos con el fin de que pueda realizar una misión a Guantánamo, «muy posiblemente antes de fin de año», dijo en rueda de prensa.
En cuanto a la resolución que interesa a Bush contra el gobierno cubano, a dos semanas de que se vote, el gobierno de Estados Unidos tiene problemas para obtener garantías de votos en favor porque cada vez hay más países renuentes a criticar a otros estados.
El senador republicano estadunidense Christopher Smith admitió que «hay países que no quieren darle apoyo a quienes sufren por violaciones a sus derechos en Cuba», y citó entre ellos a los del sur de Africa.
Smith dijo esperar que los países que tienen esta actitud reconozcan la situación de violaciones sistemáticas a las libertades y garantías fundamentales del pueblo cubano, especialmente sus derechos políticos, de asociación y de opinión. Hay que recordar que otros derechos, como el de la alimentación, nunca interesaron a Estados Unidos, quien suele vetarlo en la propia comisión todos los años.
Ayer comenzó a circular la información -sin confirmar- de que México se abstendría de votar contra Cuba, con el argumento de que ha comenzado un diálogo importante entre La Habana y el sistema de derechos humanos, que podría fructificar.
También es objeto de comentario las dificultades de Estados Unidos para encontrar un país que presentara la resolución por lo que tuvo que ser directamente Washington quien inicie el intento de condena contra el gobierno de Fidel Castro en la 61 Comisión de Derechos Humanos. El pasado año Honduras presentó esta resolución, directamente redactada por EEUU en inglés, y el anterior fue la República Checa. El objetivo era ofrecer la imagen de que era la comunidad internacional y no el gobierno norteamericano quien expresaba su inquietud por la derechos humanos en Cuba, sin embargo ningún país estuvo dispuesto este año a presentarla por lo que ha debido ser Estados Unidos.
Sin embargo la delegación norteamericana ha negado esta interpretación: «Fue una decisión de Estado, acción planeada en Washington», dijo a La Jornada Mark Lagan, secretario de Estado adjunto. Aseguró que «no fue un tropiezo pues tuvimos muchos estados interesados, inclusive latinoamericanos, como se verá con la lista de copatrocinadores».
El senador Smith, por su parte, alegó que «Fidel Castro se la pasa llamando por teléfono a mandatarios amigos para rogarles que no voten en favor de la resolución».
Interrogado al respecto, el representante de Cuba dijo hoy que efectivamente, quizá por el clima de la propuesta de reforma, hay estados en la CDH que consideran la obsesión estadounidense de derrocar a Castro como tema selectivo y politizado.