Las autoridades cubanas dieron muestra de altura de miras, profesionalidad y sangre fría. Todo estaba minuciosamente planificado para que estallara coincidiendo con la reunión de diálogo político que el pasado 23 de febrero llevaron a cabo en Bruselas el Canciller cubano Bruno Rodríguez y la Alta Representante de la UE Catherine Ashton. En efecto, ese […]
Las autoridades cubanas dieron muestra de altura de miras, profesionalidad y sangre fría. Todo estaba minuciosamente planificado para que estallara coincidiendo con la reunión de diálogo político que el pasado 23 de febrero llevaron a cabo en Bruselas el Canciller cubano Bruno Rodríguez y la Alta Representante de la UE Catherine Ashton.
En efecto, ese mismo miércoles 23, horas antes de que tuviera lugar la importante reunión, arribaba a Cuba con visado turístico el eurodiputado checo Edvard Kozusnik, miembro del Grupo de Conservadores y Reformistas Europeos del Parlamento Europeo, quien ha ganado notoriedad por sus acciones anticubanas en la Eurocámara, con el deliberado propósito de que las autoridades cubanas le denegaran la entrada al país, para inmediatamente desatar la maquinaria propagandística que tenían montada en Miami, Madrid, Praga y Bruselas y abortar el diálogo político.
Cabe la pregunta, ¿Quiénes en la Unión Europea o fuera de ella estarían trabajando, de manera tan aviesa y deliberada, para hacer fracasar una reunión de alto nivel, con un tercer país, que estaría encabezada por la propia Alta Representante para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad de la Unión Europea? Todos los caminos conducen a Praga y Miami.
Según fuentes cubanas, en los aspectos logísticos del viaje a Cuba del señor Kozusnik, trabajaron de manera coordinada una ONG checa nombrada People in Need, con sede en Praga, y una organización anticastrista de Miami denominada Directorio Democrático Cubano. Ambas, según esas propias fuentes, fueron creadas y reciben financiamiento encubierto de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) de Estados Unidos.
Probablemente, lo menos que se imaginaban la señora Ashton y su equipo de colaboradores, cuando se reunían para dar los toques finales a su reunión con el canciller cubano en Bruselas, era que la propia Alta Representante de la UE estuviese bajo «fuego amigo».
En efecto, resulta una fina ironía que entre los principales donantes públicos de la organización checa People in Need se encuentren nada menos que la Comisión Europea, a través de Europeaid y el European Instrument for Democracy and Human Rights (EIDHR) y el Ministerio de Asuntos Exteriores de Chequia.
Lo más preocupante, sin embargo, es que la señora Catherine Ashton y la alta investidura que ella representa dentro de la Unión Europea estuviesen sometidas, también y sobre todo, a «fuego amigo» proveniente del Parlamento Europeo. El eurodiputado Edvard Kozusnik es sólo la punta del iceberg y la cara de la provocación. De sus planes y acciones tenían conocimiento altos cargos del Partido Popular Europeo como el MEP Antonio López-Isturiz; el eurodiputado del Partido Popular de España José Ignacio Salafranca y la dirección del Grupo Político de Conservadores y Reformistas Europeos. Si otros altos cargos del Parlamento Europeo, o del propio equipo de la señora Ashton, tenían conocimiento de que esta acción encubierta y evidente provocación política tendría lugar, es algo que los servicios correspondientes de las instituciones europeas debieran dilucidar.
Cuando el domingo 27 de febrero el señor Edvard Kozusnik abordaba el avión que lo conduciría hasta España, sin haber sido molestado por los órganos de seguridad del estado cubano; las autoridades cubanas malograban los pronósticos de los provocadores; pero sobretodo demostraban respeto por la señora Catherine Ashton y la importancia que le conferían a la reunión de diálogo político con la UE.
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rCR