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Aprendiendo de la experiencia. Las crisis agrícolas en Corea del Norte y Cuba (Parte 2)

Cuba – una esperanza

Fuentes: FTW

Traducido para Rebelión por Germán Leyens

[El día en que FTW publicó la I Parte de esta importante serie comenzamos a recibir numerosos mensajes ridiculizando lo que describimos como propaganda por cuenta de Fidel Castro. Pacientemente, respondí que esta serie no tiene nada que ver con Castro o con «comunismo». Corea y Cuba son países «comunistas», pero los cubanos comen mientras los norcoreanos se mueren de hambre. Ése, dije, era el tema – el único tema.

A medida que se hacen sentir los efectos del pico del petróleo y del gas, incluso antes de lo que se pensaba, el mundo está al borde de una hambruna global inimaginable. Vea: http://fromthewilderness.com/free/ww3/112103_china_food.html, y

http://fromthewilderness.com/free/ww3/100303_eating_oil_summary.html.

Estos problemas llegan al centro de la atención casi una década antes de lo que habían predicho los «expertos» y los dilemas que presentan están siendo exacerbados por un sistema económico global que considera que «puede no ser beneficioso retardar la decadencia».

En esta combinación, vemos que «Cuba ha desmentido el mito de que la agricultura orgánica no puede mantener a una nación moderna». Y en términos de agricultura localmente privatizada encontramos una forma pura de capitalismo propugnada por Catherine Austin Fitts (www.solari.com) que se centra en la propiedad del vecindario, en financiamiento basado en la localidad y un control descentralizado. Además, la información sobre Cuba muestra que granjas cooperativas de propiedad privada están produciendo más que las de propiedad estatal. «Las CCS, formadas por pequeños agricultores independientes, han rendido más que las CPA, las cooperativas UBPC y las granjas estatales».

Se me ha propuesto que vaya personalmente a Cuba en la próxima primavera a ver por mí mismo estos desarrollos. Ojalá esta oportunidad se realice. Cuando vaya, llevaré conmigo todas las protestas que he acumulado sobre cómo el pueblo cubano sufre bajo Castro, cuán infelices se dice que están, y todo lo que le falta, y mediré esas acusaciones en comparación con el hecho de que los cubanos tienen buena salud, educación; que comen y sobreviven en un mundo que pronto todos podríamos tener que afrontar. Recientemente Lou Dobbs de CNN presentó una serie que mostró que la producción de alimentos de EE.UU. disminuye, mientras nuestra población aumenta. Pronto terminará la capacidad de exportar grano de EE.UU y de Canadá a un mundo hambriento (las dos únicas dos naciones que lo hacen).

La felicidad, en términos humanos, es una condición relativa. Puede, por cierto, ser que los cubanos estén desesperados porque les faltan televisiones, «buenas» vestimentas, coches nuevos y bienes de consumo. Podrán existir, en comparación, condiciones impensables para el estadounidense o el británico de la actualidad. Pero sugiero que, al convertirse en realidad la hambruna global causada por el pico del petróleo y del gas, existe la posibilidad de que lo que los cubanos tienen hoy en día podría – en una década o menos – parecer a gran parte del mundo como una abundancia inimaginable. – Michael C.Ruppert]

La historia de Cuba comienza de un modo bastante parecido a la de Corea del Norte. El colapso de la Unión Soviética provocó la pérdida de las importaciones de petróleo así como la pérdida de su principal socio comercial. Y las sanciones de EE.UU. mantuvieron al país aislado del resto del mundo.

Sin embargo, hay algunas diferencias muy importantes entre Cuba y la RDPC. Para comenzar, Cuba tiene un clima mucho más cálido, con una temporada más prolongada de cultivo. Cuba también tiene una ratio mejor de población en relación con la tierra de labranza, aunque la mayor parte de la tierra de labranza no es de la mejor calidad (1). Cuba tiene un gran porcentaje de científicos, ingenieros y médicos en su población. Con sólo un 2% de la población de Latinoamérica, Cuba tiene un 11% de los científicos de toda Latinoamérica (2). Incluso antes de la crisis provocada por el colapso de la Unión Soviética, científicos cubanos habían comenzado a explotar alternativas a la agricultura basada en carburante fósiles. La investigación en la agricultura ecológica comenzó ya en los años ochenta. Al llegar la crisis, existía un sistema de institutos regionales de investigación, centros de capacitación y servicios de extensión para difundir rápidamente información a los agricultores (3). Y, finalmente, el gobierno cubano tenía programas sociales para ayudar a los agricultores y a la población a superar la crisis y en la transición a la agricultura ecológica.

Antes de estudiar la crisis y la reacción cubana, es necesario considerar brevemente la sociedad cubana antes de la crisis, particularmente la sociedad rural y las reformas agrarias de decenios pasados. Establecieron los fundamentos para una transición exitosa.

Una breve historia

Antes de la revolución de 1959, bastaba una palabra para describir a Cuba: injusticia. Sólo un 8% de los agricultores controlaba un 70% de la tierra. Los intereses de EE.UU. controlaban la mayor parte de la economía cubana, incluyendo la mayoría de las grandes plantaciones, una participación mayoritaria en la producción de azúcar, la industria minera, las refinerías de petróleo, los servicios de energía eléctrica, el sistema de comunicaciones, y muchos de los bancos (4).

La mayoría de la fuerza laboral rural consistía de trabajadores sin tierra, temporeros sin educación, atención sanitaria, electricidad o agua potable. Se ganaban la vida durante sólo tres meses al año, durante la época de plantación y la cosecha. Los trabajadores agrícolas ganaban con suerte un cuarto del ingreso nacional (5).

Al ocurrir la revolución, la mayoría de los terratenientes ricos huyeron a Estados Unidos. Sus antiguas propiedades fueron expropiadas y entregadas a los trabajadores. Minor Sinclair y Martha Thompson ofrecen una vívida ilustración de este cambio en su retrato de Ciego de Ávila (6).

La provincia de Ciego de Ávila comprende lo que era anteriormente la finca Las Navajas. La finca había sido de propiedad de Alfredo y Horacio Arbutio, dos hermanos que regían sus propiedades con puño de hierro. Los hermanos disponían a su gusto del campesinado local, e imponían una justicia muy dura que incluía palizas y castigos para los que recogían leña en la propiedad. Los campesinos no tenían escuelas, ni atención sanitaria, ni electricidad. Ni siquiera había carreteras para llevarlos a estos servicios. Sufrían de hambre y enfermedades.

Los hermanos Arbutio huyeron a EE.UU. cuando triunfó la revolución. Alfredo fue miembro fundador de la Fundación Nacional Cubano-Americana. Los antiguos aparceros, 62 familias, expropiaron la tierra. Formaron la Cooperativa José Martí, y el nuevo gobierno les suministró capacitación técnica, insumos, mercados garantizados y seguro de cosecha (7).

Miembros de la cooperativa – hijos e hijas de antiguos aparceros – tienen títulos universitarios en agricultura, informática, enseñanza, ingeniería y otros temas. La cooperativa mantiene ahora una escuela, una clínica y una farmacia. En la próxima generación, muchos niños tienen planes para llegar a ser médicos y enfermeras. Y, considerando que el programa de educación médica de Cuba es uno de los mejores del mundo, es muy probable que estos planes se hagan realidad.

Después del triunfo de la revolución cubana hubo tres períodos de reforma agraria, el primero en 1959, el segundo en 1963, y finalmente la actual reforma agraria de los años noventa. La primera reforma limitó la propiedad de la tierra a 400 hectáreas. Esto resultó en la triplicación del número de pequeños agricultores y el establecimiento de granjas estatales para reemplazar las grandes plantaciones. La segunda reforma agraria limitó aún más la propiedad privada de la tierra a 67 hectáreas por persona (8). La reforma agraria de los años noventa podría ser calificada de modo más adecuado como una privatización controlada. Discutiremos esto más adelante.

En 1965, las granjas estatales controlaban un 63% de la tierra cultivable, y más de 160.000 pequeños agricultores poseían y labraban otro 20% de la tierra (9). Los pequeños agricultores se unieron a asociaciones de agricultores, Cooperativas de Crédito y Servicio (CCS) y Cooperativas de Producción Agrícola (CPA), que en conjunto controlaban un 22% de la tierra cultivable. Las CCS y las CPA por su parte, están confederadas en la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños (ANAP), que asegura la capacitación y una serie de servicios a sus miembros, y negocia con el gobierno los precios y los créditos. Los miembros de la ANAP producen un 52% de los vegetales cultivados en Cuba, un 67% del maíz, y un 85% del tabaco (10). Otros 20.000 pequeños agricultores poseen cerca de un 1% de la tierra de labranza (11).

Las reformas agracias tuvieron éxito porque el gobierno realmente deseaba una redistribución de la riqueza y una sociedad más justa. Los agricultores y las cooperativas fueron apoyados con créditos a bajos intereses, precios estabilizados, un mercado garantizado, ayuda tecnológica, transporte y seguros. El gobierno también promulgó leyes que impedían la reconcentración de la tierra, impidiendo efectivamente que los antiguos dueños de las plantaciones volvieran a comprar poco a poco sus propiedades. La revolución liberó a Cuba del control por EE.UU.; se promulgaron leyes que prohibían la propiedad extranjera de la tierra. El aislamiento de Cuba, en realidad, tuvo algunos beneficios positivos en el sentido de que permitió realizar su transformación social sin intervención exterior. Y, finalmente, la población fue educada y provista de excelentes cuidados sanitarios.

Al llegar los años ochenta, Cuba había sobrepasado a la mayor parte de Latinoamérica en nutrición, expectativa de vida, educación y PIB per capita. La tasa de alfabetización llegó a un sorprendente 96%, y un 95% de la población obtuvo acceso a agua potable (12). Los cubanos lograron un alto grado de equidad e industrialización con un régimen comercial que dependía en alto grado de las importaciones.

Desde el triunfo de la revolución hasta los años ochenta, la agricultura cubana llegó a ser más mecanizada que la de cualquier otro país latinoamericano. A pesar de que Cuba era un país altamente industrializado que manufacturaba todo desde farmacéuticos a ordenadores, el azúcar era su principal exportación. A fines de los años ochenta, las plantaciones de azúcar de propiedad estatal cubrían tres veces más tierra de labranza que los cultivos alimenticios. El azúcar y sus derivados constituían un 75% de las exportaciones de Cuba, vendidas casi exclusivamente a la Unión Soviética, Europa Oriental y Central y China (13).

Sin embargo, porque la agricultura cubana estaba dedicada de modo abrumador al azúcar, el tabaco y los frutos cítricos, el país importaba un 60% de su alimentación, todo del bloque soviético. Cuba también importaba la mayor parte de su petróleo, un 48% de su fertilizante, un 82% de sus pesticidas, un 36% de su alimentación animal, y la mayor parte del carburante utilizado para producir azúcar (14). Aunque este sistema de importaciones y exportaciones permitió que Cuba se modernizara y elevara el nivel de vida y la calidad de la vida de todos sus residentes, su dependencia de la Unión Soviética y la concentración agrícola en la producción de azúcar llevaron al país a una extrema vulnerabilidad si algo ocurriera a su mayor socio comercial.

Crisis

Los primeros años después del colapso de la Unión Soviética tuvieron un severo impacto sobre Cuba. La crisis fue agravada por EE.UU. que aumentó el ya riguroso bloqueo económico. Las sanciones económicas de EE.UU. aumentaron los sufrimientos del pueblo cubano. Durante los peores años de la crisis, 7.500 muertes en exceso por año pudieron ser atribuidas directamente a las sanciones de EE.UU. (15)

Casi de un día al otro, Cuba perdió un 85% de su comercio. Las importaciones de fertilizante, pesticida y alimentación animal fueron reducidas en un 80% (16). Las importaciones de fertilizantes cayeron de 1,3 millones de toneladas por año a 160.000 toneladas en 2001 (17). Y los suministros de petróleo para la agricultura fueron reducidos a la mitad (18).

De World Resources 2000-2001–People and Ecosystems: The fraying web of life.
http://www.wri.org/wr2000/pdf_final/wr2000.zip

Las importaciones de alimentos (que llegaron a un 60% de los alimentos consumidos en Cuba) también bajaron a la mitad (19). Y en 1994, la producción agrícola había disminuido a un 55% del nivel de 1990 (20). El consumo calórico diario per capita descendió de 2.908 calorías en 1989 a 1.863 calorías en 1995, una disminución de un 36%. El consumo de proteínas bajó un 40% (21) y las grasas alimenticias descendieron un 65% (22). Existen cálculos de que cubano promedio bajó 10 kilos al llegar el año 1994 (23). La desnutrición aumentó de menos de un 5% a más de un 20%, el mayor aumento en la cantidad de personas subalimentadas en toda Latinoamérica durante los años noventa (24).

Dos políticas gubernamentales impidieron que la crisis adquiriera un carácter de emergencia: programas alimentarios orientados hacia poblaciones particularmente vulnerables (los adultos mayores, niños, y madres embarazadas y lactantes), y la tarjeta de raciones para la distribución de alimentos que garantizó una provisión mínima de alimentos para cada ciudadano (aunque fuertemente reducida respecto a niveles anteriores). Esta red de seguridad mantenida por el gobierno impidió que la crisis alcanzara una gravedad comparable con la de Corea del Norte, y permitió al país un margen suficiente a fin de posibilitar el rediseño de su sector agrícola para afrontar el desafío.

Las reformas agrarias de mediados de los años noventa fueron la clave para la recuperación de la crisis alimentaria, pero no podrían haber funcionado sin las reformas agrarias precedentes y sin un campesinado educado y modernizado único en Latinoamérica. El milagro cubano es el producto de un pueblo con visión y solidaridad.

El milagro cubano

La economía cubana tuvo que recuperarse de la pérdida de su principal socio comercial: la Unión Soviética.

El PIB cubano ha crecido cada año desde 1995. Ha habido mejoras sólidas en empleo, producción y en las exportaciones. La producción de frutas volvió a su nivel de 1989 (e incluso lo sobrepasó en el caso de los plátanos). Los vegetales y los tubérculos para el consumo interno han tenido un aumento prodigioso en la producción. El consumo de alimentos ha crecido a 2.473 calorías y a 51,6 gramos por persona, un aumento de un 33% sobre el consumo calórico en 1994 (25). Observadores de todo el mundo han declarado que los esfuerzos cubanos han sido un éxito. Sola, sin ayuda ni del Banco Mundial ni del FMI (y en total contraste con la política normal de reforma del Banco Mundial y del FMI), Cuba ha derrotado el mito de que la agricultura orgánica no puede sostener a una nación moderna. La reforma agraria de los años noventa se centró en un nuevo sistema de agricultura sostenible, el desarrollo de mercados saludables, y la privatización y la cooperativización de granjas estatales improductivas.

Los científicos han conocido desde hace decenios los efectos negativos de la agricultura industrializada. La erosión de los suelos y el agotamiento de minerales ha sido un problema destacado en Cuba. Antes de que ocurriera la crisis de los años noventa, científicos ya habían desarrollado métodos orgánicos y ecológicos de cultivo. Después de la crisis, el gobierno cubano apoyó estos nuevos métodos y los promovió con nuevas políticas agrarias.

La tarea era convertir la agricultura de la nación de un cultivo de altos insumos, dependiente de carburantes fósiles, a un cultivo auto-dependiente, de bajos insumos. Los agricultores lo hicieron recordando las técnicas que sus antepasados habían utilizado antes de la llegada de la agricultura industrial – técnicas como los cultivos asociados [intercropping] y el uso de estiércol. En segundo lugar, los agricultores utilizaron nuevas tecnologías ecológicas ofrecidas como resultado del desarrollo científico – tecnologías como los biopesticidas y los biofertilizantes. Los biopesticidas desarrollaron el uso de microbios y de enemigos naturales para combatir las plagas, junto con variedades de plantas resistentes, la rotación de cultivos, y los cultivos de cobertera para eliminar malezas. Se desarrollaron biofertilizantes utilizando lombrices de tierra, compost, fosfato de roca, estiércol, y la integración de animales de pastoreo. Para reemplazar tractores, se volvió a la tracción animal (26).

Unidades Básicas de Producción Cooperativas (UBPC)

Las grandes granjas estatales eran incompatibles con este nuevo paradigma. El cultivo agroecológico simplemente no funciona en una granja de grandes dimensiones. En la agricultura industrial, un solo técnico puede dirigir miles de hectáreas sin conocimiento íntimo de la tierra que controla. Unas pocas observaciones aleatorias pueden suministrarle toda la información que requiere para escribir instrucciones para la aplicación de una fórmula de fertilizante o un pesticida en particular que han de ser aplicados con maquinaria en toda el área. Sin embargo, en el cultivo agroecológico, el agricultor debe estar íntimamente familiarizado con cada trozo de suelo. El agricultor debe saber dónde agregar fertilizante, y dónde las plagas se ocultan o penetran el campo. Granjas pequeñas eran más fáciles de dirigir y más compatibles con la agricultura sostenible.

En septiembre de 1993, el gobierno instituyó un nuevo programa para reestructurar las granjas estatales como cooperativas privadas pertenecientes a y administradas por los trabajadores. Estas nuevas cooperativas se llaman Unidades Básicas de Producción Cooperativa (UBPC). El nuevo programa transfirió un 41,2% de la tierra de labranza – la mayoría de las granjas estatales en el país – a 2.007 nuevas cooperativas con 122.000 afiliados (27). Para vincular a los trabajadores a la tierra, la cooperativa posee la producción y los ingresos de un miembro se basan en su parte de los ingresos de la cooperativa. Los miembros son compensados sobre la base de su productividad, no de su plantilla de control horario. Esto suministra un mayor incentivo dentro de la cooperativa, y permite las mayores economías de escala, mecanización y espíritu colectivista que ofrecen las cooperativas (28).

Posesión de la tierra en Cuba Rural en 1992 y 1997 de Cuba, Going Against the Grain: Agricultural Crisis and Transformation; Chapter 3, Reforming Cuban Agriculture. http://www.oxfamamerica.org/pdfs/cuba/reformingag.pdf

Aunque el gobierno retiene la propiedad de la tierra, las UBPC tienen usufructo gratuito de la tierra. El gobierno luego hace contratos con las UBPC sobre qué cultivos realizar y la cantidad a producir. Sobre la base de estos contratos, el gobierno vende los insumos agrícolas necesarios a las UBPC.

El nuevo sistema no ha sido introducido sin problemas. Sobre todo, existe fricción entre las UBPC y los funcionarios locales del Ministerio de Agricultura, que siguen comportándose como si controlaran las cooperativas. Sin embargo, la tendencia se orienta evidentemente hacia una mayor autonomía de las cooperativas.

Cultivos privados

Las propiedades de agricultores privados también han aumentado en la última década. Desde 1989, el gobierno ha transferido casi 170.000 hectáreas de tierra a agricultores privados (29). Aunque el gobierno retiene el título a la tierra, los agricultores privados y las CPA pueden labrar la tierra sin pagar arrendamiento durante un período indefinido. Muchos cubanos ven ahora la labranza como una oportunidad. Numerosas familias han abandonado las ciudades para pasar a ser agricultores. La ANAP afirma que sus afiliados aumentaron en 30.000 entre 1997 y 2000 (30). Los nuevos agricultores tienden a ser familias jóvenes (muchas de ellas con educación universitaria), jubilados anticipados, o trabajadores con antecedentes agrícolas.

Las CCS, compuestas de pequeños agricultores independientes han obtenido mejores resultados que las CPA, las cooperativas UBPC y las granjas estatales. Y este logro ha sido posible a pesar de créditos limitados. Como resultado, la ANAP inició en 1998 un programa para fortalecer el lado empresarial de las CCS. Ahora se permite que las CCS abran cuentas bancarias, contraten vendedores y planifiquen colectivamente. Una vez que se califica como fortalecida, una CCS obtiene la propiedad de la maquinaria y la capacidad de vender colectivamente los bienes de sus miembros (31).

Agricultura urbana

Otro aspecto a destacar en las reformas es la agricultura urbana, aunque esto se originó como un desarrollo espontáneo que fue posteriormente apoyado por la política oficial. En la actualidad, la mitad de todos los productos agrícolas consumidos en la Habana son producidos en jardines urbanos. Y los jardines urbanos producen un 60% de los vegetales consumidos en toda Cuba. Los jardines urbanos suministran 215 gramos de vegetales por día por persona para toda la población (32).

Los jardines de vecindario y los grupos horticulturales comunitarios no sólo producen alimento para sus miembros, también donan productos a escuelas, clínicas y centros de mayores adultos, y siguen teniendo suficiente exceso de producción para venderla en el vecindario. Los mercados de vecindario venden productos a precios bajo los de los grandes mercados comunitarios, suministrando vegetales frescos a los que no se pueden permitir los precios más elevados. A comienzos del año 2000, funcionaban 505 puestos de vegetales, con precios entre un 30% y un 50% por debajo de los precios de los mercados de agricultores.

Reconociendo el potencial de la agricultura urbana, el gobierno creó en 1994 un departamento urbano en el ministerio de agricultura. El departamento de agricultura urbana formalizó las reivindicaciones de los productores sobre terrenos vacíos y legalizó los derechos de los productores a vender sus productos. El departamento ha actuado para apoyar e impulsar la agricultura urbana sin tratar de imponer su autoridad al movimiento. Las leyes requieren que los productos urbanos sean completamente orgánicos, y prohíben la crianza de ganado en áreas urbanas. La resolución 527/97 asegura a todos los residentes hasta un tercio de acre de tierra disponible al borde de las principales ciudades. A comienzos del año 2000, más de 190.0000 personas solicitaron y recibieron estos terrenos personales (33). El gobierno también ha abierto una serie de negocios agrícolas de vecindario para suministrar insumos orgánicos y servicios de extensión.

Los jardineros también ganan poder con sus esfuerzos mientras trabajan para suministrar alimento para sí mismos y sus vecinos. Como dijo un jardinero urbano: «No tenemos que esperar que un estado paternalista haga las cosas por nosotros. Podemos hacerlas nosotros mismos» (34)

Hay muchas formas diversas de jardinería, a las que se refiere colectivamente como jardinería urbana. La más común son los organopónicos, que cultivan tablones elevados de material orgánico, utilizando control de plaga biológico y fertilizante orgánico. Algunos organopónicos incluso tienen irrigación de microjet y sombreado de malla. Los organopónicos son altamente productivos, rindiendo entre 6 y 30 kilogramos de productos por medio cuadrado (35).

Mercados agrícolas

En el mes de octubre de 1994, el gobierno cubano abrió 121 mercados agrícolas en todo el país (36). Una consecuencia inmediata fue que desapareció casi por completo el mercado negro en artículos alimenticios básicos. Los precios de alimentos en el mercado abierto llegaron a niveles muy inferiores a los del mercado negro. Los mercados libres también demostraron rápidamente que conducían a un aumento de la producción y estimulaban mejor calidad, y una mayor diversidad de productos.

Sin embargo, con el tiempo, los precios basados en el suministro y la demanda resultaron en aumentos de los precios. Al llegar el año 2000, las compras de alimentos representaban hasta un 60% del salario cubano promedio. Los pobres y los adultos mayores se volcaron hacia los puestos de vegetales que ofrecían productos de los jardines urbanos.

Estudios han mostrado que los mayores responsables de los aumentos de los precios en los mercados eran los distribuidores. La falta de combustible en Cuba ha resultado en severos problemas de transporte. Los pocos que poseían camiones se coludieron para pagar poco a los agricultores, y luego cobrar precios elevados a los vendedores. Algunos distribuidores han realizado beneficios de hasta un 75% (37).

Para combatir este problema, el Ministerio de Agricultura está entregando camiones usados a cooperativas privadas para permitirles que eviten a los distribuidores y envíen sus artículos directamente al mercado. Las restantes granjas estatales están vendiendo también sus productos a precios bajos en mercados agrícolas estatales, en un esfuerzo por reducir los precios. El experimento en los mercados agrícolas libres ha mostrado que tiene que haber un cierto control gubernamental sobre la extorsión y la colusión con los precios.

Resultados

Aunque el consumo de calorías aún no ha llegado a los niveles de los años ochenta, pocos disputarán que la producción alimentaria en Cuba ha tenido una recuperación extraordinaria. Durante la temporada de cultivo 1996-1997, Cuba logró su mayor nivel de producción de todos los tiempos en 10 de los trece productos básicos en la alimentación cubana (38). Y en 1999, la producción agrícola aumentó un 21% sobre el año anterior (39).

  • La producción de tubérculos y plátanos se más que triplicó de 1994 a 1999.
  • La producción de vegetales se duplicó de 1994 a 1998, y luego volvió a duplicarse en 1999.
  • La producción de patatas aumentó un 175% de 1994 a 1998.
  • La producción de cereales aumentó un 183% de 1994 a 1998.
  • El rendimiento en frijoles aumentó un 60% de 1994 a 1999.
  • La producción de cítricos aumentó un 110% de 1994 a 1999 (40).

La comparación de la producción de alimentos con los niveles de 1989 no es tan favorable, pero sigue siendo impresionante.

De Cuba, Going Against the Grain: Agricultural Crisis and Transformation
http://www.oxfamamerica.org/pdfs/cuba/newmodel.pdf

La producción de proteína animal sigue cercana a los niveles bajos de 1994. Esto se debe en parte a que las reformas del mercado no se aplican a la carne, los huevos y la leche, que no se venden con tanta facilidad en los mercados de agricultores. De la misma manera, el modelo agroecológico no se aplica con tanta facilidad a la producción animal. Pero el mayor factor que mantiene baja la producción de proteína animal es que la transición de la crianza animal a una crianza animal sostenible, ecológicamente factible, tiene que proceder a un ritmo mucho más lento que una transición similar en la agricultura.

Las exportaciones siguen siendo considerablemente inferiores a los niveles de 1989. Sólo las exportaciones de cítricos han llegado al nivel de 1989. Las exportaciones de café y tabaco siguen a la zaga, y las exportaciones de azúcar representan sólo una fracción de los niveles de 1989 (41). En el caso de la producción de azúcar, los embargos de EE.UU. y el bajo precio del azúcar en el mercado mundial actúan para mantener baja la producción. Pero el gobierno cubano está formulando planes para aumentar las exportaciones de azúcar en su esfuerzo por obtener los tan necesarios ingresos e inversiones extranjeros.

Aparte de la restauración de los niveles de exportación y la producción de proteína animal, el futuro del nuevo modelo agrícola cubano enfrenta tres desafíos: reconciliar las deformaciones de precios entre el dólar estadounidense y el peso cubano, reconciliar el control estatal y las iniciativas privadas, y superar las limitaciones del modelo ecológico. Respecto a este último aspecto, el cultivo agroecológico requiere más tierra y más mano de obra que el cultivo industrial. Aunque Cuba posee la base terrestre para continuar la expansión agrícola, las áreas rurales han sufrido una escasez de mano de obra. Sólo un 15% de la población cubana vive en el campo (42). El sector agrícola ha logrado revertir el sentido de la migración del campo a la ciudad y atraer a la fuerza laboral necesaria, pero nadie está seguro si este cambio continuará. Y existe el equilibrio inseguro entre los requerimientos de mano de obra en el campo, el consumo calórico mayor necesario para labradores activos, y la producción agrícola.

El nuevo modelo cubano de agricultura enfrenta numerosos desafíos, tanto internos como externos, pero eso no disminuye su actual éxito. Y hay numerosos analistas que piensan que el experimento cubano puede contener numerosas claves para la supervivencia futura de la civilización.

Conclusión

El Banco Mundial ha informado que Cuba aventaja a casi todas las demás naciones en desarrollo en su progreso humano. Como el modelo agrícola cubano contradice fundamentalmente el pensamiento económico ortodoxo, el Banco Mundial ha llamado a Cuba el «antimodelo». Altos funcionarios del Banco Mundial han sugerido incluso que otros países en desarrollo deberían observar cuidadosamente a Cuba (43). Esto, a pesar de que el modelo cubano contradice directamente las reformas neoliberales prescritas tanto por el Banco Mundial como por el FMI.

Por cierto, la exportación cubana que crece más rápido son las ideas. Cuba recibe ahora a numerosos agricultores y técnicos agrícolas visitantes de todos los países americanos y de otros sitios (con la excepción de EE.UU.). Expertos agrícolas cubanos enseñan actualmente métodos agroecológicos de cultivo a agricultores haitianos. Ecologistas, así como especialistas agrícolas consideran que es muy promisoria la idea de que la biodiversidad no sea sólo una estrategia de conservación del medio ambiente, sino una estrategia de producción.

A medida que la decadencia de la producción de combustibles fósiles hace impacto en la civilización, Cuba podría verse en condiciones de ayudar a orientar al mundo hacia la agricultura sostenible. Actualmente, pocos países están dispuestos a invertir en el capital humano y la infraestructura de la manera como lo ha hecho Cuba, pero ojalá esto cambie en los años por venir.

La resistencia al estilo cubano de reforma agrícola, sería particularmente dura en Estados Unidos. La agroindustria no permitirá que todas sus posesiones y su poder sean expropiados. Tampoco tiene interés el gobierno de EE.UU. en pequeñas granjas y en la agricultura orgánica. La dirección actual de la agricultura de EE.UU. va hacia tecnología más avanzada, mayor dependencia de los combustibles fósiles, y menos sostenibilidad. La capacidad de pequeños agricultores y de jardines urbanos a obtener un beneficio es efectivamente asfixiada por la sobreproducción de la agroindustria.

Sin embargo, llegó el momento de que la gente estudie agroecología (y también permacultura), a fin de implementar esta tecnología, una vez que la producción decadente de combustible fósil provoque una crisis en la agricultura industrial. Nuestra supervivencia dependerá de nuestra capacidad de realizar estas ideas una vez que la tecnología actual haya fracasado. El ejemplo norcoreano muestra que la alternativa es inimaginable.

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1 Cuba, Going Against the Grain: Agricultural Crisis and Transformation; Chapter 3, Reforming Cuban Agriculture, Sinclair, M., and Thompson, M. Oxfam America Report, June 2001. http://www.oxfamamerica.org/pdfs/cuba/reformingag.pdf

2 Cuba: a Successful Case Study of Sustainable Agriculture, Rosset, P. M. Chapter 12, pp 203-213, in Hungry for Profit: The Agribusiness Threat to Farmers, Food, and the Environment. Editors: Magdoff, F., et. al. Monthly Press Review, 2000. http://www.foodfirst.org/cuba/success.html

3 Op. Cit. See note 1.

4 Cuba, Going Against the Grain: Agricultural Crisis and Transformation; Chapter 2, Cuba’s Distinction: Land Reform and a Modernized Peasantry, Sinclair, M., and Thompson, M. Oxfam America Report, June 2001. http://www.oxfamamerica.org/pdfs/cuba/distinction.pdf

5 Household Incomes in Cuban Agriculture: A Comparison of the State, Co-operative and Peasant Sectors, Deer, C. D., et al. In Development and Change, Vol. 26. Blackwell Publishers, 1995.

6 Op. Cit. See note 4.

7 Ibid.

8 Ibid.

9 Ibid.

10 Ibid.

11 Ibid.

12 World Resources 2000-2001–People and Ecosystems: The fraying web of life. Prepared by The United Nations Development Programme (UNDP), The United Nations Environment Programme (UNEP), The World Bank, and The World Resources Institute. UNDP, September 2000. http://www.wri.org/wr2000/pdf_final/wr2000.zip

13 Ibid.

14 Ibid.

15 Cuba, Going Against the Grain: Agricultural Crisis and Transformation; Chapter 1, The Food Crisis in Cuba, Sinclair, M., and Thompson, M. Oxfam America Report, June 2001. http://www.oxfamamerica.org/pdfs/cuba/foodcrisis.pdf

16 Op. Cit. See note 12.

17 Op. Cit. See note 15.

18 Op. Cit. See note 12.

19 Ibid.

20 Op. Cit. See note 15.

21 Ibid.

22 Op. Cit. See note 12.

23 Op. Cit. See note 15.

24 Op. Cit. See note 12.

25 Cuba, Going Against the Grain: Agricultural Crisis and Transformation; Chapter 3, Reforming Cuban Agriculture, Sinclair, M., and Thompson, M. Oxfam America Report, June 2001. http://www.oxfamamerica.org/pdfs/cuba/reformingag.pdf

26 Op Cit. See note 12.

27 Op. Cit. See note 25.

28 Ibid.

29 Ibid.

30 Ibid.

31 Ibid.

32 ibid.

33 Ibid.

34 Ibid.

35 Ibid.

36 Ibid.

37 Ibid.

38 Op. Cit. See note 12.

39 Cuba, Going Against the Grain: Agricultural Crisis and Transformation; Chapter 4, a New Model of Cuban Agriculture, Sinclair, M., and Thompson, M. Oxfam America Report, June 2001. http://www.oxfamamerica.org/pdfs/cuba/newmodel.pdf

40 Ibid.

41 Ibid.

42 Ibid.

43 «Learn from Cuba,» Says the World Bank. Interpress Service, 5/1/2001.

Ver la primera parte en Rebelión:
Aprendiendo de la experiencia. Las crisis agrícolas en Corea del Norte y Cuba (Parte 1)
Corea del Norte, una advertencia para EE.UU.