Estos pasados Sanfermines 2016 se han caracterizado por la visibilización de las agresiones sexistas y machistas contra nosotras, las mujeres. Decimos visiblización puesto que esta realidad siempre ha estado presente en nuestras fiestas, sólo que de unos años hacia aquí es un tema que el movimiento feminista en su conjunto hemos conseguido sacar a la […]
Estos pasados Sanfermines 2016 se han caracterizado por la visibilización de las agresiones sexistas y machistas contra nosotras, las mujeres. Decimos visiblización puesto que esta realidad siempre ha estado presente en nuestras fiestas, sólo que de unos años hacia aquí es un tema que el movimiento feminista en su conjunto hemos conseguido sacar a la luz, como denuncia pública para crear un debate necesario en nuestra sociedad y una demanda a las administraciones públicas y gobiernos locales, autonómicos y estatales para la puesta en marcha de protocolos, medidas y leyes que sean efectivas para paralizar, contener y prevenir esta barbarie.
Pareciese que las mujeres ya hemos conseguido la igualdad real en este inicio del siglo XXI, que ya tenemos los mismos derechos que nuestros compañeros. Sin embargo, asistimos a una realidad que se antoja totalmente engañosa ya que además de estar sometidas a una desigualdad práctica en cuanto a relaciones productivas y reproductivas, nos encontramos que, en el plano afectivo y sexual, se nos muestra la supuesta igualdad a través de imágenes estereotipadas de nuestros cuerpos, de hipersexualización en el caso de las niñas y de una publicidad totalmente sexista y denigrante con las mujeres que crea relaciones afectivas desiguales.
Es imprescindible entender el engranaje sobre el que se cimenta la sociedad neoliberal, basada en relaciones desiguales a través del empleo de la violencia, encargada de construir un modelo de sociedad donde parezca que la igualdad entre hombres y mujeres es real, cuando ocurre todo lo contrario: ni tan siquiera somos libres para volver a casa de una forma segura después de una juerga.
Precisamente por este motivo, desde el Movimiento Democrático de Mujeres volvemos a reclamar una vez más un cambio legislativo de la actual Ley de Violencia de Género, en el que se incluyan las violaciones y agresiones sexuales y se amplíe la consideración de víctima de violencia de género (ya que actualmente solo se considera como tal si existe una relación sentimental de un año de duración y en caso de ser menor que haya una proyección futura). De este modo los culpables de las sucesivas violaciones y agresiones cometidas durante estos Sanfermines serían juzgados con mayor severidad. Sin embargo, actualmente serán juzgados con lo previsto en el Código Penal, que es más laxo en estos asuntos.
Mientras estas demandas siguen en la agenda del movimiento feminista y de la sociedad en general, cabe destacar la respuesta a diferentes niveles (institucional, social y de colectivos varios), que ha permitido llevar a cabo la movilización necesaria de repulsa ante unos hechos tan graves. Juntos y juntas siempre somos más fuertes en nuestra utopía por un mundo libre de violencias contra las mujeres.
Por último, desde el MDM queremos manifestar nuestro apoyo a todas las mujeres que han sufrido violaciones y violencia sexista durante las fiestas.
La lucha contra las violencias sexistas no cierra por vacaciones. Organizaciones políticas, instituciones públicas, movimientos sociales y la sociedad en general deben tomar conciencia de que tenemos derecho a soñar con un mundo libre de violencias contra las mujeres.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de las autoras mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.