La producción agroecológica de alimentos necesita un consumo responsable que se responsabilice de sostenerla. Sin un movimiento de consumidores que rompa progresivamente con la alimentación industrializada, no es viable una producción ecológica basada en la supervivencia de explotaciones agrarias pequeñas y medianas, la distribución en circuitos cortos, los alimentos de temporada y la dignificación de […]
La producción agroecológica de alimentos necesita un consumo responsable que se responsabilice de sostenerla. Sin un movimiento de consumidores que rompa progresivamente con la alimentación industrializada, no es viable una producción ecológica basada en la supervivencia de explotaciones agrarias pequeñas y medianas, la distribución en circuitos cortos, los alimentos de temporada y la dignificación de la vida en el campo. La seguridad alimentaria depende de la producción agroecológica y el consumo responsable, coordinados y autónomos de los poderes económicos y políticos globalizadores.
Al igual que el consumo responsable no es sólo seleccionar alimentos por sus etiquetas en las grandes superficies, la producción agroecológica no es sólo sustituir productos químicos por biológicos. El consumo responsable tampoco puede desentenderse de las condiciones económicas y sociales de los agricultor@s y trabajador@s del campo, ni de la manipulación de las multinacionales que insertan hábitos alimentarios enfermantes en la población.
Denunciar la inseguridad del actual modelo de producción y consumo de alimentos exige defender la viabilidad de las explotaciones campesinas agroecológicas en cada territorio. Los consumidores responsables organizados valoramos tanto las ventajas nutricionales y gustativas de los alimentos agroecológicos como sus propiedades sociales y medioambientales. La organización, participación y comunicación social son clave para el desarrollo de los proyectos cooperativos de consumo responsable agroecológico.
TRAS DOCE AÑOS DE TRABAJO
En los últimos años la cultura de la comida basura se ha fortalecido, pero sus daños han estimulado la agroecología y el consumo responsable. A su vez, en el interior de la agroecología y el consumo responsable se han generado corrientes individualistas, apolíticas y mercantiles que reproducen, salvo la existencia de productos químicos, los paradigmas de la globalización alimentaria capitalista.
El Consumo Responsable Agroecológico está hoy repartido en dos campos. El más grande es el de la alimentación biológica globalizada de las Grandes Superficies que, tras envenenarnos a tod@s, venden el antídoto a quienes lo pueden pagar, convirtiéndoles en cómplices de la globalización alimentara. El más pequeño está formado por un conjunto de colectivos y entidades que critican el hambre y la comida basura de la globalización capitalista pero con escasa vocación de organizar un movimiento de consumidor@s con visibilidad social, conectado con la parte más sana y anticapitalista de los agricultores ecológicos y alejado de las redes clientelares de los políticos culpables de la globalización alimentaria.
Impulsamos los Grupos Autogestionados de Konsumo (GAKs) como acontecimientos reales de producción, circulación y consumo de alimentos desde los márgenes del mercado. Apoyamos los proyectos agroecológicos en el campo y construimos, en las ciudades, grupos autogestionados de consumo. Estos grupos están comprometidos en la lucha contra las multinacionales alimentarias, la coexistencia con los transgénicos y la «globalización» del consumo responsable. Todo ello desde la cooperación con otros movimientos sociales. Tras doce años de trabajo militante intenso los resultados son escasos (Galindo et al. 2006).
UN CAMBIO DE RUMBO
Para superar el cuello de botella que significa la creación de GAKs plenamente operativos cuya militancia es muy alta, hemos tenido que cambiar el rumbo. El desarrollo de una cooperativa que almacena, suministra, distribuye y reparte se está revelando como un instrumento para el nacimiento de nuevos GAKs.
Un proyecto cooperativo puede ser autogestionado aunque incluya trabajo remunerado. Y viceversa puede no ser autogestionado al incluir mucho trabajo y muchos costes ocultos provenientes de una solidaridad clandestinizada por la fuerza de lo cotidiano. «Autogestionado» significa que todos los participantes asumen la responsabilidad de sostener, impulsar y dirigir el proyecto en sus múltiples facetas y dimensiones. Tanto en la financiación de sus costes como en el establecimiento de los fines y los medios para alcanzarlos. Para que haya autogestión es necesario partir de las necesidades, de todas las necesidades. Sólo después, el apoyo mutuo, la solidaridad y el diálogo pueden asumir los diferentes grados de implicación y cooperación sin ocultar la realidad.
El nuevo proyecto en juego combina militancia, recursos materiales y trabajo a plena dedicación. El soporte material lo da la venta de productos a consumidores, colectivos y grupos de consumo. El margen económico de estas ventas financia los gastos fijos, la inversión inicial y la ampliación de trabajo cualificado que permita el desarrollo y la extensión del proyecto, al tiempo que aumenta la superficie de contacto con la sociedad.
En septiembre de 2007, tras varios meses de trabajo de un núcleo de personas decididas a desbloquear el crecimiento del Consumo Responsable Agroecológico Autogestionado en Madrid, iniciamos un proyecto que, por primera vez, apuesta por infraestructura propia y trabajo remunerado. Para llegar a capas crecientes de la población, este proyecto se plantea distribuir alimentos básicos agroecológicos, junto con información alimentaria, fomentando con ello la creación de nuevos núcleos colectivos de compra, como base de futuros GAKs.
Si queremos hablar de autogestión y no de subvención, los costes deben ser financiados por el margen de los productos que se venden. Este recargo no supone beneficio económico ya que el nuevo proyecto es social, sin ánimo de lucro y se sitúa, con la máxima coherencia, en el campo de los GAKs. Por el contrario, el recargo asume el trabajo no pagado, la infraestructura y la gestión que hasta ahora permanecían ocultas, velando las profundas diferencias y asimetrías entre personas y colectivos.
TRABAJO ASALARIADO Y TRABAJO MILITANTE
No es pensable el éxito del Consumo Responsable Agroecológico Autogestionado en base a personas asalariadas sin un amplio apoyo de trabajo militante. Organizar ese trabajo parece algo opuesto a la eficacia organizativa del funcionamiento cotidiano. Sin embargo, forma parte esencial de la calidad social de dicho funcionamiento y de la viabilidad del proyecto. Crear estructuras organizativas según las necesidades del proyecto, conseguir personas que las integren, cuidar de su funcionamiento regular, de la circulación de las informaciones relevantes, fomentar la libertad de expresión y tener en cuenta las opiniones, asegurar la convocatoria, orden del día, materiales, participación en los debates, toma de decisiones y respeto a las mismas. Las personas colaboradoras deben ser objeto de un gran esfuerzo informativo, participativo y deliberativo. Los estatutos de este proyecto recogen este modo de pertenencia y participación para las personas asociadas que lo deseen.
La fuerza principal es la comunicación bis a bis de unas personas a otras, de unos colectivos a otros. Cuando una persona se adhiere al proyecto de consumo: Recibe información sobre la cesta básica. Recibe información y formación sobre nutrición. Facilita la labor de la persona activa que le ha conectado y le coordina en caso de pedido grupal a domicilio. Recibe el boletín que informa sobre charlas, cursos, visitas a productores, campañas sociales, etc.
LA GARBANCITA ECOLÓGICA , SOC. COOP. DE CONSUMO RESPONSABLE AUTOGESTIONADO Y POPULAR, ES UN PROYECTO DESDE LA IZQUIERDA.
«Garbancita». Contiene elementos culturales reconocibles que representan atributos fuertes de nuestro proyecto: Garbancita -el garbanzo- como proteína vegetal, autóctona, barata, previsora de enfermedades y como semilla. Su acepción femenina expresa nuestro compromiso con el trabajo de cuidados (en este caso la alimentación y la salud) que realizan las mujeres, invisibilizado por el lenguaje masculino, supuestamente universal y neutral.
«Ecológica». Expresa cercanía, vegetal, consumo agroecológico, agricultura responsable.
«Consumo responsable». Es el que asume las consecuencias económicas, culturales, organizativas y políticas de sus decisiones individuales de consumo.
«Autogestionado». S ignifica proyecto n o lucrativo, autónomo del estado, de las subvenciones, de los partidos políticos y de la iglesia. Pretendemos ser una organización verdaderamente no gubernamental.
Desde la izquierda. Se responsabiliza de las dimensiones sociales, ecológicas, políticas y éticas de nuestro modo irracional y enfermante de comer:
Alimentación global = Contaminación, hambre y comida basura.
¿Transgénicos?: No gracias. Coexistencia con transgénicos ¡No, no y no!. Ni importados, ni cultivados, ni consumidos.
Democracia del consumidor = Individualismo, desigualdad, explotación, contaminación, adoctrinamiento, consumo irracional.
Contra el «libre comercio» de alimentos. Por la seguridad y la soberanía alimentaria. Agricultura fuera de la OMC. Consumo responsable y agroecología, dos caras de la misma moneda.
«Popular»: No solo para las minorías con poder adquisitivo, sino para toda la población. No solo para los proyectos militantes micromunitarios. Los colectivos sensibilizados o con dimensión empresarial, no son un fin en sí mismos sino un medio para extender la cultura alimentaria y la practica del consumo de alimentos agroecológicos.
COMUNICACIÓN SOCIAL
Se trata de una actividad primordial para nuestro proyecto. Estamos dando un curso de agroecología y consumo responsable anual. Hemos puesto en marcha un grupo de estudios agroecológicos que, en el último curso, ha realizado una investigación acerca de los paradigmas del conservacionismo y el ecologismo capitalista dominante en las sociedades modernas. Hemos iniciado también un proceso de estudio e investigación de las corrientes más avanzadas en la crítica a la tecnología y el progreso que se derivan del modo de producción capitalista. En breve plazo los resultados de estos trabajos aparecerán en forma de libros y folletos.
Elaboramos un boletín mensual para público no especializado que contiene diversas secciones: información alimentaria; curación y prevención de enfermedades a través de la alimentación; recetas; daños en la salud, el medio ambiente y la naturaleza humana producidos por la mercantilización y la globalización de los alimentos; hablan los productores; crítica al consumismo; nuestra participación en los MMSS; la batalla de los transgénicos, etc.
Presentaciones, charlas y talleres
A continuación ilustramos con un ejemplo «taller sobre inseguridad alimentaria en escuela infantil» los materiales de producción propia elaborados:
Introducción :
Algunas enfermedades propias de edades avanzadas están surgiendo en edades tempranas. Sobrepeso, obesidad, diabetes tipo b, hipertensión, etc. aparecen en adolescentes y jóvenes. Este fenómeno obedece a la modificación de nuestra pauta alimentaria inducida por la publicidad de las grandes empresas del negocio alimentario. Desgraciadamente los poderes públicos no actúan con la debida contundencia respecto a este problema. La llamada comida basura es una consecuencia de la mercantilización y globalización de los alimentos. Cuando los alimentos se convierten en una mercancía cuya finalidad no es procurar una nutrición saludable a las personas sino ganar dinero, todo se trastoca. La comida basura se caracteriza por alimentos con un exceso de hidratos de carbono de tipo «rápido», así como por grasas y proteínas de origen animal contenidos en refrescos y comida rápida de bajo coste que se vende en grandes cadenas multinacionales. Estos alimentos, saturados de sustancias químicas, frecuentemente tóxicas por su acumulación paulatina, como colorantes, saborizantes, conservantes, emulgentes, etc. son objeto de una promoción incesante, dirigida especialmente a nuestros niños y niñas desde grandes medios de comunicación.
Quienes tenemos la responsabilidad de formar a nuestros niños y niñas en unos hábitos alimentarios que les procuren salud y no enfermedades para el resto de su vida, debemos enfrentarnos a 3 tipos de problemas. El primero es nuestra ignorancia nutricional. El segundo es la intoxicación publicitaria que estimula en nuestros niños y niñas el deseo de alimentos indeseables mediante la creación artificial, de sabores agradables para ellos y la manipulación de su fantasía para que nos presionen hasta que se los compremos. El tercero, la necesidad de salir de la cultura de la queja, muy presente en nuestras formas de vida y tomar en nuestras manos la tarea de educar a nuestros niños, niñas y adolescentes en unos hábitos de alimentación responsables, saludables y a ser posible, agradables.
Objetivos:
En este encuentro con madres, padres, educadores y personal no docente, se trataría de: 1) Detectar problemas, inquietudes y dudas acerca de los buenos y malos hábitos alimentarios de nuestros hijos y de los propios. Difícilmente podemos enseñar a nadie a comer bien si nosotros mismos no lo hacemos. 2) Clarificar ciertos valores alimentarios básicos para una alimentación saludable: a) Cualidades alimentarias en cantidad, combinación, temporada y elaboración; b) Propiedades nutritivas y propiedades «sociales» de los alimentos; la seguridad alimentaria no puede limitarse a unos pocos alimentos de élite ni a unas pocas familias. c) Nadie cambia un hábito alimentario si no lo desea. No se trata sólo de «saber» qué es una alimentación sana, sino de saber comunicarlo y conseguir que nuestros niños y niñas disfruten jugando a defender los alimentos y los hábitos alimentarios saludables y a combatir los hábitos y los alimentos enfermantes. 3)Poner en marcha un proceso de medio y largo alcance, aunque de baja intensidad, donde un «observatorio» de la calidad alimentaria de nuestras niñas y niños, utilice como indicadores las enfermedades infantiles, los malos y buenos hábitos, los mensajes publicitarios negativos; juegos, recetas, talleres de consumo y elaboración de alimentos agroecológicos, excursiones a explotaciones agrícolas de alimentos agroecológicos, audiovisuales que muestran duramente los daños de una alimentación insana. Participación en las redes de consumo responsable agroecológico autogestionado.
Metodología: Tiempo total disponible: 45 minutos. 1.- Saludo. Presentación y ronda de expectativas: (15 minutos). 2.- ¿qué tienen de particular y qué tienen de general los problemas expuestos? A) La variación de nuestro modelo alimentario. La emergencia de «enfermedades alimentarias» en edades tempranas. B) Los problemas de la mercantilización y la producción industrial de alimentos para los mercados mundiales: hambre y comida basura. C) La parte de los problemas que nos competen a nosotr@s mism@s: nuestros conocimientos alimentarios, nuestros propios hábitos como personas adultas, la cultura de la queja y la pasividad. D) Debate sobre estas ideas (total 20 minutos). 3.- Conclusiones y propuestas. (10 minutos)
UN COLECTIVO SOCIAL CON DIMENSIÓN ECONÓMICA NO ES UNA EMPRESA IDEOLÓGICA.
Vamos a abordar sin complejos el desarrollo de la escala de actividad del consumo responsable en Madrid. Este proyecto no es una empresa con fines lucrativos sino una herramienta para el crecimiento social del consumo responsable agroecológico y autogestionado. Los excedentes económicos que genere la actividad de la cooperativa, deberán someterse a los fines sociales del proyecto, expresados en la propaganda, los textos internos y los estatutos de la cooperativa.
¿COEXISTENCIA CON TRANSGÉNICOS?, ¡NO, NO Y NO!.NI CONSUMIDOS, NI IMPORTADOS, NI PRODUCIDOS. ¡PROHIBICIÓN! (CAMPAÑA DE LOS GRUPOS AUTOGESTIONADOS DE KONSUMO – GAKs)
Se adhieren:
COLECTIVO AGROECOLÓGICO CEFARES
FORO SOCIAL DE SEGOVIA