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¿Debe «Podemos» pactar con el PSOE?

Fuentes: Rebelión

Se puede considerar a Podemos, junto con el movimiento del 15-M, como el más bello y esperanzador emerger de la conciencia social de este país desde la muerte de Franco. Y sería una pena que todo ese huracán se malversara por una posible cortedad de miras. Ambos (Podemos y 15-M) nacieron como oposición al presente régimen, […]

Se puede considerar a Podemos, junto con el movimiento del 15-M, como el más bello y esperanzador emerger de la conciencia social de este país desde la muerte de Franco. Y sería una pena que todo ese huracán se malversara por una posible cortedad de miras. Ambos (Podemos y 15-M) nacieron como oposición al presente régimen, y no como su regeneración.

Es decir, su función es, llegado el momento, posibilitar el salto a una democracia real y efectiva, por la vía de un proceso constituyente, para así empoderar a un pueblo que construya otro modelo económico y social que erradique la pobreza y la desigualdad, acabando además con la corrupción. Renunciar a estos objetivos, cuando se está creando todo un potencial social para ello (si bien lentamente), es como usar a Messi como suplente, a Sabina como telonero o a Chomsky como becario.

Y eso es exactamente lo que puede ocurrir si Podemos comete el terrible error de pactar con el PSOE. Y ello por diversas razones. Veamos.

El enemigo no es el PP, ni el PSOE es el mal menor. El enemigo es el sistema, con respecto al cual el PSOE es el poli bueno, pero poli al fin, y por tanto custodio y garante del régimen. Podemos no debe ver el tablero político en clave PP-PSOE, sino en clave reforma-ruptura.

Pactar con el PSOE implicaría dos errores letales: integrarse en un sistema que debe ser superado (y convertirse, ahora sí, en casta), y permitir a dicho sistema su regeneración, integrando en él ese viento fresco que es Podemos, que ayudaría al reciclaje moral e institucional del PSOE, y por tanto del establishment a sustituir. De ahí el lamentable error del actual discurso anti-PP, que ignora que si la moneda está rota, el problema es la moneda, y no la cara o la cruz.

Además, si así no fuese (que lo es), ¿alguien cree de verdad que el PSOE, sólo por hacer un acto de contrición, jurar que va a ser de izquierdas y aceptar las propuestas de Podemos va a ser un socio mínimamente fiable? ¿Se va a cometer el mismo error que, no sin razón, se le achacó al IU? ¿Alguien duda que pactar con el PSOE es rejuvenecer a un poli bueno para que vuelva a ser garante del sistema contra sus alternativas (esto es, contra Podemos)?

¿Alguien cree fiable a un partido que no es sino correa de transmisión del gran empresariado, la banca y el poder mediático? ¿De verdad alguien duda de que cuando Podemos toque los intereses de dichos grupos (parando desahucios, creando una banca pública, obligando a las grandes empresas a tributar…), el PSOE no va a boicotear el proceso de reformas políticas, económicas y sociales que Podemos debiera emprender? Si eso ocurriera, los socialistas, ya rejuvenecidos con el balón de oxígeno recibido, tendrían de nuevo poder mediático y electoral para operar contra Podemos, salvo que por contacto, ya lo hubiesen domesticado, es decir, haberlo convertido en casta.

Suponiendo que el pacto se produzca, el escenario político podría ser el siguiente: Podemos gestiona sin hegemonía, con mayorías simples y con un socio no fiable. Y con un inmenso enemigo en frente. Esto supondría un desgaste innecesario, y bastaría una campaña mediática, otra política y tal vez una tercera económica para quitar de en medio a Podemos, desacreditada por el desgaste de tener más frentes que soldados, y con todo un Caballo de Troya en su interior. A la vuelta de dicho hostigamiento, el PSOE se presentaría como una nueva credencial de izquierdista, gracias a la torpeza e irresponsabilidad populista de Podemos.

¿Qué alternativa quedaría? Hay otro camino. No pactar, reconocer que el PSOE no es fiable, y que la ciudadanía no ha dado a Podemos por el momento el mandato de pilotar cambio alguno. No ocupar espacios de gobierno. Así el sistema no tendría más remedio que un pacto PP-PSOE, dejando claro, por si alguien lo duda o lo ha olvidado, que son dos caras de la misma moneda.

Esta postura, a la larga sí podría dar la victoria a Podemos: por una parte, la política económica y social del sistema tiende a aumentar el PIB, pero a costa de empobrecer a la ciudadanía (el poco empleo que se crea es precario). Esto hará que el apoyo electoral al PPOE siga cayendo (de momento ya carecen de votos para implementar reforma constitucional alguna, que era una de sus naves a quemar).

Durante este proceso, Podemos utilizaría su presencia institucional (concejalías, diputaciones…) para llevar a cabo una inteligente labor de denuncia y de propuesta. Así, se transformaría, y de un modo veraz, en una conciencia ética dotada de todo un programa de gobierno a implementar cuando tenga hegemonía, que la acabara teniendo más temprano que tarde.

Así, pasados unos años, cuando la ciudadanía vea que es el régimen actual el problema, y tras una gran labor de pedagogía política y moral, aquella nos dará el mandato mediante la hegemonía electoral. Y entonces, y sólo entonces, tendremos margen de maniobra para, sin socios no fiables, aplicar nuestro programa: proceso constituyente, economía al servicio de la ciudadanía, y políticas sociales para disminuir, o erradicar, la pobreza.

Creo que fue Heráclito quien dijo que «los fracasos llegan por querer adelantar el momento de los éxitos». Y Bolívar que «yo espero mucho del tiempo, porque en su inmenso vientre hay más acontecimientos que sucesos pasados». Sea.

 

Nacho Dueñas es Historiador y cantautor.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.