Para reivindicar el fin de todas las complicidades, a favor del embargo integral; por la cancelación de las relaciones con el Estado de Israel y lograr la descolonización de Palestina; son los motivos destacados por el movimiento BDS-País Valencià en la manifestación de solidaridad con el pueblo palestino que tuvo lugar el 4 de octubre en Valencia.
Fue la movilización más numerosa de las 36 celebradas en la capital valenciana desde el comienzo del genocidio, en octubre de 2023; cerca de 100.000 personas, según el BDS, recorrieron -desde la Plaza de Toros- las calles de la ciudad.
En la marcha se dio una presencia notable de personas jóvenes; asimismo se observaron numerosos pañuelos y banderas palestinas, de partidos de izquierda y sindicatos; también camisetas de la selección palestina de fútbol, además de alguna con la leyenda antifascist action; los participantes clamaron Gaza sangrando, Europa observando; No es una guerra, es un genocidio; Boicot a Israel o Israel asesina, Europa patrocina.
El mismo día de la manifestación, las personas palestinas asesinadas en Gaza por el Estado de Israel sumaban 67.074 (desde el inicio de la masacre), según el Ministerio de Sanidad gazatí; el 3 de octubre murieron 66 personas en la Franja, seis de ellas mientras trataban de conseguir alimentos en los centros de la llamada Fundación Humanitaria para Gaza (Agencia Efe, 4 de octubre).
Varias furgonetas de la Policía Nacional avanzaban desde la cola de la movilización en Valencia; por una de las aceras, una joven participante repartía octavillas de Boicot a Carrefour (de la economía de la ocupación a la economía del genocidio).
La hoja explicaba que la multinacional francesa “ha firmado un acuerdo de franquicia con Electra Consumer Products y su filial Yenot Bitan, implicadas en asentamientos ilegales israelíes”; además recordaba el apoyo de Carrefour a los soldados del ejército de Israel; también una pegatina señalaba que Coca Cola “está implicada en crímenes de guerra” sionistas.
Un gigante con el rostro del primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, alzaba las manos ensangrentadas y caminaba tras una pancarta identificativa, con el lema de Genocida.
Stop genocidi, llibertat flotilla!, manifestaba uno de los carteles; el día anterior a la manifestación, el Estado de Israel confirmó la deportación de 137 integrantes -de 14 países- de la Global Sumud Flotilla, que se dirigía a la Franja con el fin de romper el bloqueo y trasladar ayuda humanitaria; la repatriación de los activistas se producirá tras ser expulsados -en primer lugar- a Turquía.
El ejército israelí asaltó el 2 de octubre la flotilla humanitaria en aguas internacionales y detuvo a más de 400 activistas; ese día, la Global Sumud Flotilla, Global Movement to Gaza, el BDS, Voces X Palestina y Comunidad Palestina, entre otras entidades, convocaron una concentración en el Ayuntamiento de Valencia para exigir la liberación de los activistas y la ruptura de relaciones con Israel.
¿Se debería incluir Gaza? Con una enseña de Palestina en la mano, una mujer mostraba en la camiseta negra la consigna World masacre tour, a la que se adjuntaban -entre otros ejemplos- Afganistán, Vietnam, Angola, Laos y Nicaragua; la camisola remataba con el final, To be continued.
La mirada curiosa podría reparar, asimismo, en un papel adherido a una farola de la calle Xàtiva, en la que aparecía la fotografía de una madre joven con el bebé muerto entre los brazos; la hoja se basaba en una imagen del fotoperiodista Mahmoud Bassam, tomada en Gaza el 21 de octubre de 2023.
Cerca del inicio de la marcha, frente a la Plaza de Toros, dos mujeres con hiyab intentan que la multitud se sume al siguiente lema: dónde están no se ven, las banderas de Israel; sin embargo, irrumpe con más fuerza la consigna Israel assassí del poble palestí! o Netanyahu al Tribunal, sionista criminal; en noviembre de 2024, la Corte Penal Internacional emitió una orden de detención contra el primer ministro israelí por (presuntos) crímenes de lesa humanidad.
A menudo los eslóganes eran la síntesis de acciones y proclamas más extensas; por ejemplo la consigna Boicot a Israel o Ni balas ni aviones, queremos sanciones,se agrega a la campaña de presión del BDS contra empresas “cómplices”, como Chevron, Siemens, Microsoft, McDonald’s, Pizza Hut, Amazon, Airbnb, Reebok, Intel o Hewlet Packard, entre otras.
El grito Cada niño muerto, es un niño nuestro se fundamentaba en los más de 20.000 niñas y niños palestinos asesinados durante dos años en Gaza, según publicó la ONG Save The Children el pasado 6 de septiembre; además, al menos 42.000 niñas y niños fueron heridos.
En cuanto a la consigna Las tierras robadas serán recuperadas, tal vez remita a la Nakba (catástrofe, en árabe) de 1948, cuando más de 700.000 palestinos fueron expulsados de sus hogares y de su tierra; el hilo histórico podría continuar el pasado 20 de agosto, con la aprobación -por parte del Gobierno de Israel- de un plan para la construcción de 3.400 viviendas en la Cisjordania ocupada.
La manifestación del 4 de octubre en Valencia se sumó a las más de 70 convocadas ese día en el estado español; particularmente numerosas fueron las que tuvieron lugar en Madrid (más de 92.000 personas según la Delegación del Gobierno) y Barcelona (cerca de 70.000 personas, según la Guardia Urbana); el 5 de octubre salieron a la calle entre 15.000 personas (cifra de la Policía Local) y 80.000 (cifra de la organización) en Santiago de Compostela.
En solidaridad con Gaza y los activistas de la flotilla, miles de personas se manifestaron en Roma; asimismo se produjeron protestas en París, Lisboa, Copenhague, la República de Macedonia, Dublín o Londres, donde la policía detuvo a cerca de 500 personas en una movilización que mostró su apoyo al grupo Palestine Action (ilegalizado en julio a iniciativa del gobierno laborista).
Un acto de relieve sucedió en el estadio de San Mamés, donde disputa los partidos de fútbol el Atlhetic de Bilbao; antes de iniciarse el choque del 4 de octubre, entre el club vasco y el Mallorca, se rindió homenaje a personas refugiadas de Palestina y a miembros de la UNRWA (agencia de la ONU para la población refugiada palestina en Oriente Próximo), que ingresaron en el terreno de juego; “Palestina askatu”, clamaba la afición bilbaína en la grada.
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