Más allá de ligeras mejorías, la situación de la falta de medicamentos aún persiste y se extiende a todo el archipiélago cubano
El desabastecimiento de medicamentos en Cuba comparte una causa común con otros renglones de la frágil economía nacional: la falta de liquidez que ha ocasionado impagos a proveedores extranjeros.
Esta iliquidez se acrecienta por el descenso de las exportaciones, caída de precios en rubros importantes como el azúcar y el níquel (que además bajaron su producción), así como las limitadas fuentes de acumulación de capital e insuficiente financiamiento.
La agudización de la crisis económica de Venezuela, su principal aliado, que redujo desde 2016 hasta una cifra no revelada oficialmente sus envíos de unos 100.000 barriles diarios de petróleo, también figura entre estas causas.
El panorama se complica por el ingreso a cuentagotas de las anheladas inversiones extranjeras, que el año pasado llegaron a 2.000 millones de dólares (pero solo a nivel de compromisos) y la fuerte carga del pago de la deuda externa.
Según el gobierno cubano, el bloqueo de Estados Unidos, juega un rol fundamental en las dificultades económicas de la isla. Cuba cifra en más de 130.178 millones de dólares las pérdidas ocasionadas por el recrudecimiento de las sanciones.
Solo en el caso de la salud, los perjuicios se elevaron el último año a 87 millones de dólares, de acuerdo con el informe anual presentado por La Habana ante la Asamblea General de las Naciones Unidas en octubre pasado.
Un alivio a estas tribulaciones lo constituyen el incremento del turismo (más de 4.7 millones de visitantes en 2017), las remesas familiares (de 2.500 a 3.000 millones de dólares anuales, en datos de fuentes no gubernamentales), y la exportación de servicios médicos. Según economistas, esos tres rubros captan más del 70 por ciento de los ingresos anuales en divisas de Cuba.
El drama de los medicamentos
La carencia de fármacos viene ocurriendo desde la segunda mitad de 2016, continuó en 2017 y se repite en los dos primeros meses de este año, como constató la redacción de IPS Cuba en un recorrido por farmacias de los municipios capitalinos de Centro Habana y Plaza de la Revolución.
«Más allá de las mejorías, la situación de la falta de medicamentos en el país aún persiste», reconoció el pasado 3 de febrero el diario oficial Granma.
Directivos de la empresa estatal BioCubaFarma y el Ministerio de Salud Pública habían asegurado en noviembre último que se estabilizaría paulatinamente la disponibilidad de los mismos en la red de farmacias.
Sin embargo, las colas (filas) de disgustados consumidores continuaron en enero del 2018 y en la primera semana de febrero. La mayoría se aglomera en las 24 horas sucesivas a los días de llegada de medicamentos, aunque algunos se acaban en las primeras horas de la mañana.
«Vengo desde el Cerro (barrio al suroeste de la capital) y no encontré dipirona (el analgésico y antipirético más utilizado en Cuba) ni venatón (para la circulación sanguínea), ni siquiera un jarabe anticatarral», comentó indignado Hector Herrera, un jubilado de 72 años.
La escasez mayor se registra en los fármacos controlados mediante una tarjeta, para enfermedades crónicas como la hipertensión arterial, la diabetes, asma bronquial y dolencias cardiovasculares y cerebrovasculares, que representan el 47 por ciento del cuadro básico de producción local.
Parlamento aborda escasez de medicamentos
El desabastecimiento de fármacos fue analizado durante el X Periodo Ordinario de Sesiones de la Asamblea Nacional (parlamento unicameral que sesiona dos veces al año) en su octava legislatura, en la segunda quincena de diciembre pasado.
El ministro de Salud Pública, Roberto Morales Ojeda, explicó que 2018 será un año de esfuerzo del país, tanto desde el punto de vista financiero como de la industria, y señaló que se encuentran «en falta» 49 medicamentos, de ellos 44 de producción nacional y cinco importados.
Los medicamentos son subsidiados por el estado y se venden a un precio menor que su costo de producción.El presidente de la empresa estatal Cubabiofarma, Eduardo Martinez, atribuyó la «inestabilidad» en su mercadeoa las limitaciones financieras que enfrenta el país, agravadas por el embargo estadounidense.
Detalló que de los 801 fármacos del cuadro básico de medicamentos, 505 (63 por ciento) son producidos por la industria nacional y 296 (un 37 por ciento) importados, así como también 144 productos naturales disponibles en el Sistema Nacional de Salud.
En medio de este panorama, la ministra cubana de Finanzas y Precios, Lina Pedraza, anunció en diciembre último ante el Parlamento que en2018 se destinará al sector Salud 10.565 millones de pesos (422 millones 600.000 dólares, según la tasa de cambio de la estatal Cadeca).
Mercados lejanos encarecen importaciones
Más del 85 por ciento de los productos que se utilizan en la producción de medicamentos son importados, y el 92 por ciento de los principios activos provienen de mercados lejanos como China, India, y Europa, así como el 60 por ciento de los materiales de envases.
Las autoridades han tratado de lograr un mayor control de la venta ilícita de medicamentos, pero algunos trabajadores de farmacias están asociados con revendedores en la lucrativa actividad que, en situaciones como la actual, ha ayudado a muchos con su tratamiento.
Martinez reveló además que en el primer semestre de 2017 se registraron pérdidas económicas valoradas en 575.345 pesos (unos25.000 dólares) en el grupo de las industrias biotecnológica y farmacéuticas.