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El negacionismo y los desastres naturales

Dialéctica, arma antifascista: la DANA como ejemplo

Fuentes: Rebelión

Introducción

Siempre hemos insistido en la importancia entre la salud y la política, también en la importancia de la dialéctica, que nos ayuda a relacionar aspectos que parecen separados, y, por supuesto en la importancia del materialismo, para huir de negacionismos, fuerzas ocultas y dioses que lo deciden todo por nosotras. Siempre hemos insistido en la importancia de la economía y en especial de las contradicciones y leyes capitalistas para, junto con lo anterior, saber por qué sucede lo que sucede y cómo utilizarlo en beneficio de la humanidad o combatirlo de raíz si beneficia a la injusticia.

La terrible tragedia de la DANA (Depresión aislada en niveles altos)1, en zonas de los Països Catalans, especialmente en València y otras cercanas, nos obligan a reflexionar y reclamar, a autoorganizarnos, en pro de la salud y la libertad de los pueblos. Una salud socialista que es el polo contrario de la “salud” burguesa, individualista que solo defiende la propiedad privada y el negocio. Una libertad socialista basada en los derechos nacionales y en la economía planificada. Con ese horizonte en mente debemos prepararnos teórica y prácticamente para enfrentarnos ante los desastres socio-naturales y de nuestro irracional sistema económico y político que ni siquiera es capaz de proteger a la población cuando la ciencia avisa del peligro, confirmando la unidad entre la dialéctica de la naturaleza, de la sociedad y del pensamiento.

La sociedad capitalista rechaza frontalmente esta unidad porque se basa en la obtención de la máxima ganancia posible en cada momento, lo que le obliga a mercantilizar y destruir la naturaleza, y por tanto la sociabilidad humana y su capacidad de pensamiento. Solo tenemos que mirar a nuestro alrededor para destacar que países y que tipo de gobiernos defienden mejor la salud y la libertad de su población. Entre ellos siempre hemos puesto como ejemplo al modelo cubano. Un pueblo, y su gobierno, que se basa en la democracia socialista y en un Sistema Nacional de Salud (SNS) que cubre la salud comunitaria, la prevención, vigilancia y atención sanitaria a toda la población. Un SNS inserto en el sistema de emergencias que enfrenta, sobre todo, huracanes y tormentas tropicales para evitar pérdidas de vidas humanas y daños a las infraestructuras. Solo hay que comparar como los huracanes de la zona afecta dramáticamente al mismo Estados Unidos y otras islas del Caribe y la ausencia de víctimas y minimización de daños en Cuba2. Para el socialismo, salud y libertad forman parte de un todo orientado al comunismo.

Pero no solo, la pandemia de COVID fue otro ejemplo de respuesta eficaz y participativa del pueblo cubano donde la gravedad y letalidad de la infección fueron de las menores del mundo. Además, debido al criminal bloqueo del gobierno de Estados Unidos, ante la necesidad de los insumos más básicos para la protección a la salud de su población, han desarrollado una biofarmaindustria de alto nivel mundial. Así, lograron la fabricación de vacunas propias contra el COVID, incluidas a menores y pudieron vacunar a más del 95% de su población.

No solo Cuba, Venezuela, Nicaragua, Vietnam, China, entre otros países, todos en tránsito al socialismo con una organización cívico militar donde participa la mayoría de sus pueblos. Volvemos a señalar sus sistemas públicos de Salud, su organización frente a desastres y su respuesta rápida. La república bolivariana de Venezuela, amiga de la cubana, es otro ejemplo a destacar3. No es casualidad que ambos países, y los anteriores nombrados, sufran bloqueos criminales que suponen esfuerzos aún mayores de autoorganización.

¿Y en el Estado español? Lo primero que hemos de decir es que su bloque de clases dominante siempre ha despreciado o minusvalorado la importancia del método y de la práctica científica, siempre ha priorizado la alianza con la burocracia católica y su ideología inquisitorial que vertebra la esencia de lo que llaman “cultura española”. Semejante desprecio ha ayudado a crear un Estado y unas Comunidades Autónomas a las que les resbalan las verdades científicas y más aun las que demuestran la urgente necesidad de grandes inversiones públicas en todo lo relacionado con la naturaleza: prevenir catástrofes naturales y socio-naturales para reducir sus destrucciones, mejorar la salud y la cultura del pueblo trabajador y reintroducir la sociedad en la naturaleza dentro de lo que es posible en el capitalismo, etc.

Los grandes partidos electorales y el reformismo político-sindical, así como la industria de la manipulación político-mediática tampoco tienen una concepción crítica y menos aún marxista de la dialéctica de la naturaleza, lo que agrava el problema. La burguesía valenciana, su patronal, se comportó de modo esclavista, negándose a cerrar fábricas, tiendas, almacenes, y hasta exigiendo en muchos casos a la clase obrera que siguiera sometiéndose a la explotación asalariada a pesar de las impresionantes desastres sufridos. Todo explica el que las fuerzas políticas fueran incapaces de reaccionar en los tres o cuatro primeros días pero que sí fueran capaces de pelearse entre ellas para utilizar unos contra otros el dolor humano, sobre todo la derecha y extrema derecha, la llamada “Casa Real” y sus medios de alienación de masas. Pero la gran lección la dio el pueblo valenciano, y los y las voluntarias de otros pueblos con una bella e impresionante demostración de solidaridad, de ayuda y socorro incondicional, y de autoorganización, demostración que ha atemorizado al bloque de clases dominante en el Estado español por su pedagogía de la libertad en acción.

Especialmente significativa fue la llegada de organizaciones fascistas españolas e italianas a València, pretendiendo ayudar con la entrega de alimentos a la población, ¡pero migrantes no!, mientras captan adeptos criticando violentamente a los ineficaces partidos en el poder, habría que recordarles que gobiernos fascistas, como el de Milei, o Trump, o el de Mussolini, Hitler o Franco, en el pasado, no solo no respondieron ante sus desastres, sino que ellos eran un desastre para sus pueblos a los que asesinaban sin piedad. Que son la forma más extremista de la burguesía y por eso los consiente y los legalizan, que responden a los intereses de las burguesías locales y extranjeras igual que responden los partidos en el poder.

Ante esta situación los pueblos de las naciones del Estado español debemos tener claro que solo con autoorganización y construcción de poder popular aunque sea en un estado incipiente, podemos ir respondiendo ante los desmanes de la burguesía, ante la ausencia de planificación y prevención frente a desastres y accidentes, también ante las privatizaciones (sanidad, educación, pensiones), dinero público que se va en armamento para las guerras de la OTAN, ahora contra Rusia o contra Palestina, mientras siguen permitiendo que bases extranjeras, como las de Rota, Morón y de la OTAN se asienten en nuestras naciones. Que el problema está en las burguesías que lo privatizan todo, hasta el agua y la vivienda, se arrope de fascismo o de formas maquilladas más suaves, son las que permiten esa militarización contra nuestros y otros pueblos, mientras la clase trabajadora se empobrece y sufren los desastres naturales sin protección.

DANA y dialéctica de la naturaleza

Ya nadie duda, porque se sufre desde hace años, de la existencia del cambio climático o calentamiento global, aunque siempre existen sectores derechistas y fascistas que niegan esto, como negaron en su momento la pandemia de COVID. Hay que estar siempre atentos a estos sectores negacionistas y a la creciente irracionalidad que, en el mejor de los casos, relativiza los logros del pensamiento científico, y niegan al materialismo y a la dialéctica. Así, las teorías conspiranoicas y tremendistas donde se habla del fin del mundo, o idealistas y fantasiosas sobre el origen del Universo, son en tiempos convulsos y de crisis, de empobrecimiento y militarización creciente, muy útiles para la burguesía. Estas ideas, además, se complementan perfectamente con la desinformación e intoxicación informativa de los grandes medios de comunicación.

Medios monopolizados por grandes empresas del sector que difunden noticias simplistas y falta de rigor en los análisis, especialmente los políticos, que se mezclan con medias verdades y falsedades y que tratan de apelar a las emociones de pena y derrota, cuando se habla de pueblos enemigos. El caso de Palestina es un ejemplo significativo, ante los bombardeos indiscriminados a la población palestina y libanesa, que no pueden ocultar y por eso son continuamente mostrados como víctimas derrotadas y objeto de caridad. Mientras si ocultan las derrotas, muertes y heridos de soldados sionistas por las fuerzas de la resistencia. Todo ello envuelto en una ausencia de análisis histórico de lo que ocurre en Asia occidental y la historia colonial y de ocupación de la región. También es constante el uso de palabras despectivas o claramente falsas cuando hablan de gobiernos enemigos al imperialismo, así régimen o dictadura cuando se refieren, por ejemplo, a democracias participativas como Cuba y Venezuela. Este intento de atontar a nuestros pueblos es un caldo de cultivo perfecto para los bulos tan rocambolescos que pululan por Internet.

Ante este panorama, el rigor científico y teórico tiene que estar presente en la izquierda revolucionaria, como en el tema que nos ocupa, los desastres naturales y socio-naturales. Entrar a analizarlos nos obliga a tocar el tema fundamental de la dialéctica de la naturaleza, de cómo el cambio climático que estamos sufriendo desde hace años y que evoluciona imparable, está inserto en el movimiento continuo de la naturaleza. Hoy ha sido una DANA y tremendos huracanes en el Caribe, mañana puede ser un maremoto o una epidemia o cualquier fenómeno que tiene en sus entrañas los movimientos de la naturaleza como un todo. La naturaleza, esto es, la tierra, el aire, los mares, los seres vivos y el cosmos, todo está en movimiento continuo, observado y analizado por los seres humanos desde que tuvimos consciencia, en un universo que antecedió a la vida y la diversificación de organismos, y que a su vez antecedió a la hominización y al desarrollo de la consciencia humana.

Hablar de dialéctica de la naturaleza es hablar de ese movimiento continuo pero desigual y combinado como trataremos de explicar. Una combinación de cambios, más lentos, cuantitativos, junto a otros más bruscos, cualitativos. En el Universo y en el planeta Tierra han existido siempre esos cambios desiguales, aquí las categorías materia/movimiento y espacio/tiempo son fundamentales. La materia en movimiento se produce en un espacio que nos permite percibir el tiempo, el espacio/tiempo, porque el espacio es donde se encuentran los sucesos que se han producido en el pasado y el que se producirá en el futuro. La evolución del Universo, que nos explica la teoría de la relatividad, parte desde la materia y antimateria más simple, comprimida y ordenada, con menor entropía, hacia formas y movimientos más complejos en la formación de galaxias y planetas que se expanden y dirigen a un aumento de la entropía. De esta forma, la fecha del tiempo se encamina desde un sistema de baja entropía y una materia más comprimida hacia un universo de mayor entropía y expansión4.

En la evolución del planeta Tierra, la vida que surgió de la “no vida”, supuso un salto cualitativo de primer orden, promoviendo cambios más profundos. Los microorganismos que pulularon y pululan por mares y tierras interaccionan con la materia inerte para su desarrollo y expansión, también interaccionan entre sí, entre organismos de la misma especie y entre especies diferentes. Los seres vivos también se diversificaron en múltiples direcciones y en una espiral no lineal de extinciones y apariciones, una de cuyas ramas fueron los animales mamíferos y nuestro ancestro común que evolucionó de los mamíferos primates. La hominización fue un proceso también no lineal de nuevas especies y extinciones de homínidos hasta llegar a nuestra especie actual de Homo sapiens. Al bucear en el proceso de hominización y de la consciencia humana se despliega la relación íntima entre lo biológico y lo social, entre la naturaleza, la sociedad y el pensamiento. Otro gran salto cualitativo que afectó a los cambios de la naturaleza.

¿Por qué contamos todo esto? Porque la aparición de los grupos humanos, y el propio proceso de hominización llevó implícito la transformación activa, consciente, de la naturaleza, lo que supuso otro impulso con una intensidad mayor de cambios sobre ella, siempre teniendo en cuenta que la materia/movimiento y el espacio/tiempo a este nivel no son iguales a los comentados en el Universo, pero integrados en él, como lo veríamos a otros niveles atómicos y subatómicos. Qué sea al nivel que sea, desde los más pequeños y rápidos a los más amplios y lentos, se conjugan, se integran configurando un todo contradictorio. Aunque nos centramos en el planeta Tierra, en sus movimientos a ritmos y velocidades, y por tanto intensidades, diferentes. En sus cambios cuantitativos y cualitativos, el nivel particular de la Tierra forma parte integral de sistemas más amplios del Universo, y a su vez, integran sistemas más pequeños que interaccionan entre sí.

De esta forma, distinguimos los movimientos internos, inmanentes de nuestro planeta, de los movimientos externos a ella, que en ocasiones son bruscos e inesperados. Un ejemplo de esto son los meteoritos. Un estudio, dirigido por la geóloga Dadja Drabón, muestra como el impacto de un enorme meteorito de más de 3.000 millones de años, provocó, tras los primeros efectos negativos catastróficos, un impulso de la vida gracias a los recursos minerales que dejó la roca espacial5. Podemos considerar tres hitos fundamentales que afectó a esos cambios que ya existían en la Tierra como parte del Universo, la aparición de la vida que transformó profundamente la materia y el movimiento en ella, la de los humanos que actuó activa y conscientemente en esas transformaciones y, por último la de las sociedades humanas que, ya divididas en clases, aumentó aún más los cambios con la intensificación de la producción.

Será la revolución neolítica la primera que impulsó el aumento intensivo de la producción agrícola y ganadera, en una sociedad densamente poblada y en contacto con ganados domesticados. Todo lo cual supuso un aumento de enfermedades infecciosas por zoonosis, de epidemias e insalubridad para grandes grupos de población que se encontraban en los sectores más empobrecidos de esas sociedades. También provocó una desertización y erosión del suelo que influyó en los cambios climáticos que se añadió a los que siempre han existido como fueron las glaciaciones.

La historia de las diferentes civilizaciones basadas en la explotación social es una historia de luchas de clases y de transformaciones sociales y de la naturaleza, siendo unos pueblos más depredadores que otros. Pero será con el desarrollo del capitalismo y la colonización, con la invasión de otros pueblos y la revolución industrial que se originó en Inglaterra y se extendió por Europa, cuando se produce otro salto cualitativo de mucha mayor magnitud en la transformación de la naturaleza hasta nuestros días. El hecho es que, desde que se tienen registros6, se ha constatado en la huella de carbono7, la enorme contaminación de gases de efecto invernadero causante del Calentamiento Global que está provocando situaciones cada vez más extremas de sequías, escasez de agua, incendios, menor biodiversidad, deshielo de los polos8, aumento del nivel del mar y de su temperatura, lluvias torrenciales e inundaciones.

Es a partir de aquí que debemos hablar de catástrofes estrictamente naturales y catástrofes socio-naturales. Las primeras son las que tienen lugar sin intervención humana, como la caída de ese meteorito, lo volcanes y terremotos, etc. Las segundas, las socio-naturales, son las debidas a los efectos sobre la naturaleza de la irracionalidad de las clases dominantes que al pensar sólo en sus ganancias inmediatas no se preocupan de los efectos negativos posteriores. Un ejemplo: construir edificios en las riberas de ríos que siempre tienen inundaciones. Otro ejemplo, replantar bosques con árboles muy inflamables rechazando la verdad de la ciencia. Otro ejemplo, construir puentes, edificios, túneles y otras obras en tierras blandas con ríos subterráneos, y así indefinidamente.

Imperialismo, fascismo y cambio climático

Desde 19759 la ciencia ha acumulado pruebas del cambio climático y su relación con la contaminación, con la industrialización, siendo las eléctricas y fósiles las más preocupantes, un fenómeno que, como decíamos, ha sido constatada y comprobada por los hechos. Karl Marx de forma premonitoria avisaba del peligro de la fractura metabólica en la naturaleza que enlazaba con la fractura del capital del trabajo. Esta relación que muchos movimientos contra el cambio climático no señalan es imprescindible para abordar políticas que aúnen la lucha por el socialismo y el cuidado del medio ambiente, un cuidado que minimice las consecuencias de la industrialización y la transformación de la naturaleza. Sin socialismo no puede haber auténtica lucha contra el cambio climático. Porque el capitalismo en su fase imperialista, la actual, mundializa el extractivismo y la acumulación de producción industrial sin una planificación mínima, porque la esencia del capitalismo es el negocio y las ganancias a expensas de la explotación de la clase trabajadora y la naturaleza. Esta doble explotación que ya señalara Marx y Engels a mediados del siglo XIX, debe estar en la ecuación necesariamente.

Sin lugar a dudas, los estados imperialistas europeos y de Estados Unidos desde finales del siglo XIX, han sido los responsables de la intensificación de la explotación de la naturaleza y su clase trabajadora en su propio territorio y, especialmente, en las colonias. También de las guerras industriales por la expansión colonial de pueblos cercanos y lejanos, y por tanto, los responsables y desencadenantes del cambio climático. Además, la codicia imperialista y su expansión que originó el fascismo, han generado guerras en las colonias y entre las potencias coloniales por el saqueo de sus recursos. La primera gran guerra industrial, la I Guerra Mundial, tras el desarrollo de la industria de la matanza humana, se produjo por esos motivos expansionistas, que continuó un par de décadas después, con la II Guerra Mundial, con un motivo añadido, destrozar la Rusia revolucionaria. La guerra y su industria se potenciaron también para contaminar, además de la guerra en sí, convencional, química, bacteriológica, nuclear y electrónica, supone una de las mayores fuentes de contaminación en la historia moderna10. Élites europeas y norteamericanas, sus burguesías, desarrollaron toda una ideología de superioridad racista que trataron de justificar con la ciencia, el conocimiento, al servicio de esta doble explotación y de la manipulación de los pueblos.

Por tanto, la forma más descarnada de poder de la burguesía imperialista, el fascismo, que se originó en Italia, Alemania y otros países europeos, se caracteriza por su odio al marxismo y a la ciencia materialista dialéctica. Los nuevos fascismos, como los antiguos, se caracterizan por su irracionalidad, racismo y negacionismo científico, incluido el cambio climático. Sin embargo, otras formas más maquilladas de poder de la burguesía permiten el conocimiento a medias, porque aunque su idealismo e irracionalidad no es tan descarada, solo permiten que las ciencias estén al servicio de sus negocios y sus ganancias y no al servicio de los pueblos lo cual castra y sesga al propio desarrollo científico.

Esto se puede comprobar en distintos ámbitos, en relación con la salud, lo vimos con la gestión de la pandemia de COVID; o lo vemos cuando no se reducen las emisiones de CO2 a la atmósfera y, además, implantan sus industrias más contaminantes en países empobrecidos y neocolonizados; o lo vemos con la ausencia de un sistema real de gestión de desastres naturales y reurbanización de zonas inundables, el cuidado de barrancos y cauces de ríos, la reforestación de ciudades y campos ante la desertización. Las recomendaciones de los científicos al respecto son inapelables, ¿por qué no se ejecutan?

La inacción del gobierno valenciano como primer responsable de la gestión con la ayuda de la legislación estatal, es una consecuencia clara de la ausencia clamorosa de un sistema real y planificado de lucha contra el cambio climático. Si un sistema, como el reino de España, no es capaz ni siquiera de proteger los sistemas públicos de salud, privatizando a doquier, privatización que permite la Ley General de Sanidad pese a sus avances incuestionables, y otras legislaciones estatales; si tampoco es capaz de ofrecer trabajo digno y de calidad haciendo migrar a la población joven, ni de hacer viviendas accesibles a sus habitantes, porque prevalece el negocio de transnacionales extranjeras o burguesías locales, que llenan las ciudades de pisos y apartamentos turísticos; si promueven urbanizaciones descontroladas por nuestros campos y costas. Será mucho pedirles que cuiden también al pueblo minimizando los desastres naturales y los socio-naturales y planificando según los estudios científicos las urbanizaciones, gestión del suelo, ríos y estuarios.

Como decíamos antes, ante la llegada de grupos fascistas, españoles e italianos, para “ayudar” a los afectados por la DANA, tendremos que recordar continuamente su historia de negacionismo del Cambio Climático, sus políticas extractivistas, deforestación e inacción ante los desastres y la ausencia de prevención alguna. La nefasta gestión de la pandemia por COVID de Donald Trump o las políticas neoliberales salvajes de Milei en Argentina. Que la vida del pueblo les importa nada, lo vemos con el régimen ucronazi que, como Hitler, sigue mandando soldados a morir a una guerra perdida. O el régimen sionista que continúa con el genocidio palestino. Los lemas populistas para intentar engañar y atraer a la población, como hiciera Hitler con su partido nacional socialista, se repiten ahora con la excusa de, supuestamente, ayudar al pueblo, eso sí, al pueblo español, no a la población migrante, mostrando un racismo supremacista de sobra conocido que esconde sus tremendos crímenes contra su propio pueblo y otros que consideran inferiores.

Solo hay que ver los vídeos negacionistas e idealistas que hablan no de una DANA, sino de las fuerzas satánicas que se desatan sobre la población, ¿será que encima es culpa del pueblo, de sus “pecados”?, o ¿será de la burguesía estatal y supraestatal que solo le interesa sus negocios y beneficios a costa de la explotación de sus pueblos y de los empobrecidos del mundo?. Solo un ejemplo, el genocidio que se está perpetrando contra Palestina y Líbano por parte del régimen israelí y estadounidense con el apoyo, más o menos activo, de la Unión Europea porque quieren seguir dominando y robando las riquezas petroleras de Próximo Oriente, es un caso palmario de lo que les importa a las élites europeas y norteamericanas, maquilladas o sin maquillar de formas fascistas, las vidas de sus pueblos.

Conclusiones: qué podemos hacer

Por tanto, los cambios, la dialéctica, de la naturaleza, incluidos los climáticos, ya existían desde los orígenes del universo, que siempre se ha encontrado en un movimiento continuo. El desarrollo de la vida sobre la tierra, desde los más pequeños microorganismos hasta las plantas y animales, supuso una transformación de mayor entidad de ese movimiento. Será en el proceso de hominización y actividad consciente de los seres humanos que los cambios se vuelven a intensificar, especialmente en las sociedades de clases con un aumento enorme de la producción. Tendremos que esperar a la revolución industrial y al modo de producción capitalista, para asistir a un nuevo salto donde la influencia humana sobre la naturaleza se intensifica aún más en nuestras sociedades.

Solo un sistema alternativo a la mal llamada comunidad internacional, porque ya vivimos en un mundo multipolar con países antiimperialistas y antifascistas, muchos de ellos avanzando al socialismo, puede permitir el progreso y desarrollo, especialmente de los países emergentes11, donde se aúne el crecimiento económico y científico-cultural, minimizando los cambios inevitables de la naturaleza. Donde las guerras de invasión y rapiña pasen al olvido y la ciencia y el conocimiento revierta en el pueblo y la naturaleza, recordando que ambos aspectos van de la mano.

Mientras en las naciones, con o sin estado, bajo dominio de la burguesía imperialista y ante su desidia y falta de planificación y prevención, sus pueblos debemos autoorganizarnos y prepararnos teórica y prácticamente para protegernos entre nosotras. Una autoorganización que se combine con las reivindicaciones y denuncias para conquistar parcelas de poder ante las administraciones, parcelas desde las que saltar a la conquista del poder del Estado, que no sólo del Gobierno prestado por la burguesía. La salud y la libertad del pueblo, y su dialéctica, sobre el que seguiremos estudiando porque es un ámbito de una necesidad y actualidad tremenda para la clase trabajadora del mundo. Una tragedia socio-natural como la DANA que ha afectado al Païs Valencia y zonas de Andalucía y Castilla la Mancha, es un ejemplo dramático que requiere un análisis marxista y dialéctico para ahondar en todas las causas hasta llegar al modo de producción capitalista expoliador e irracional que nos lleva al núcleo de la necesidad de una salud socialista.

El camino es largo pero podemos ir trabajando entre la gente para formarnos y actuar con medidas preventivas ante cualquier circunstancia que se pueda presentar de cualquier índole, que nos ayuden a tener una vida más digna y militante. La brújula que nos oriente por ese camino revolucionario nos guía hacia el principio enunciado por Marx y que presentamos en su esencia: «Ni la sociedad en su conjunto, ni la nación ni todas las sociedades que coexisten en un momento dado, son propietarias de la tierra. Son, simplemente, sus poseedoras, sus usufructuarias,» y debemos «transmitirla mejorada a las futuras sociedades»12 .

24/11/2024 ANDALUCÍA – EUSKAL HERRIA

Notas:

1 La DANA es un fenómeno meteorológico que en la península Ibérica aparece cuando un frente de aire polar muy frío, avanza lentamente y a gran altura sobre Europa Occidental, si se desprende un ramal, una “gota”, que al chocar con el aire más cálido y húmedo del mar Mediterráneo, con temperaturas cada vez más altas, genera fuertes y dañinas tormentas. Esto propicia un gradiente térmico vertical, el ascenso de una gran masa de aire caliente y húmedo hasta las capas medias y altas atmosféricas, a veces de forma tan rápida que se enfría bruscamente y produce granizo.

2 Cuba ha sufrido en este otoño varios temporales y terremotos de mucha intensidad. Uno de ellos, en concreto la tormenta Oscar, inédita en la historia meteorológica cubana, de una intensidad muy similar a la DANA de Valencia, y que ocurrió unos días antes a ella, llegó a provocar 8 víctimas humanas, las primeras en la historia de las emergencias en Cuba que nos vuelve a demostrar la eficiencia del Estado cubano ante las adversidades de la naturaleza.

3 Concepción Cruz Rojo e Iñaki Gil de San Vicente: Lenin y la dialéctica más vigentes que nunca. La dialéctica de la naturaleza, Boltxe Luburuak Bilbo 2024, pp. 291-299.

4 Prado Martín Moruno, «¿El tiempo avanza porque el universo se expande?» La flecha del tiempo termodinámica es compatible con la cosmológica, el universo en su infancia debió estar en un estado de muy baja entropía, desde el que evolucionó expandiéndose, 13 de enero de 2023. ¿El tiempo avanza porque el universo se expande? | Las científicas responden | Ciencia | EL PAÍS

5 Facundo Machi, «El impacto de un meteorito mayor que cuatro Everest impulsó la vida hace más de 3.000 millones de años», 21 de octubre de 2024. El impacto de un meteorito mayor que cuatro Everest impulsó la vida hace más de 3.000 millones de años | Ciencia | EL PAÍS

6 Aunque se tienen registros detallados de la temperatura de la atmósfera y de los océanos desde 1850, existen numerosas estimaciones de temperaturas, mediante la paleoclimatología, desde finales de la glaciación del Pleistoceno (2,59 millones de años a 11.700 años) y particularmente del Holoceno que comenzó con la última glaciación (11.700 años) y hasta la actualidad, ambos periodos geológicos del Cuaternario.

7 La huella de carbono es el indicador que mide la cantidad de emisiones de Gases de Efecto Invernadero que producen de forma directa o indirecta las empresas y los seres humanos. Se mide en toneladas de CO2 emitidas. Las empresas, sobre todo, pero también las personas dejamos una huella de carbono en el planeta en función de nuestras actividades, viajes, compras, consumo energético, etc.

8 La capa de suelo congelado, el Permafrost, en los polos, puede descongelarse y suponer un peligro añadido, al liberar microorganismos patógenos que han estado atrapados en ese hielo durante milenios, y sobre los que no estaremos inmunizados.

9 Wallace Smith Broecker fue el primer científico que alertó en el año 1975 del cambio climático en su artículo Cambio climático: ¿Estamos al borde de un calentamiento global? Actualmente está demostrado el calentamiento global de los últimos 200 años, al ritmo más rápido de los 2000 años pasados. La temperatura media de la Tierra es ahora 1,1 °C más elevada que a finales del siglo XIX, y más elevada en términos absolutos que en los últimos 100 000 años. La última década (2011-2020) fue la más cálida registrada. La Tierra es un sistema interconectado los cambios de una zona pueden influir en los cambios de todas las demás.

10 Xavier Bohigas: ¿Cómo contribuye el sector militar a la crisis medioambiental? , 18 de noviembre de 2024 Crisis climática | ¿Cómo contribuye el sector militar a la crisis medioambiental? – El Salto – Edición General / Silvia Ribeiro: Militarismo, genocidio y clima, 13 de enero de 2024 La Jornada: Militarismo, genocidio y clima

11 En el último foro contra el Cambio Climático las organizaciones que lo promueven empiezan a reconocer que los países que se han enriquecido a costa de los países emergentes y neocolonizados son los que tienen que “pagar” y aportar en la equidad del problema. También se debate si deben pagar algunos países de los BRICS, porque también están contaminando, aunque no llegan a la contaminación per cápita de Estados Unidos, Unión Europea y Japón. Sin contar la contaminación histórica, COP29 | Los países deciden la financiación climática del futuro

12 Marx: El Capital, FCE, 1973, Libro III, p. 720.

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