El rápido crecimiento de las ciudades, que hace que al lado de exuberantes obras arquitectónicas haya asentamientos irregulares, exige una planificación urbana pensada para hacer un uso eficiente del agua. El secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Ban Ki-moon, señaló que cada 20 segundos muere un niño o niña a causa […]
El rápido crecimiento de las ciudades, que hace que al lado de exuberantes obras arquitectónicas haya asentamientos irregulares, exige una planificación urbana pensada para hacer un uso eficiente del agua.
El secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Ban Ki-moon, señaló que cada 20 segundos muere un niño o niña a causa de una enfermedad derivada de la falta de agua potable y que «se pierden 1,5 millones de jóvenes vidas al año».
En 2025, 1.800 millones de personas vivirán en países o regiones con una gran escasez de agua y dos tercios de la población mundial lo hará en condiciones de carencia extrema, indicó ONU Agua, una coalición integrada por representantes de 24 organizaciones del foro mundial.
En la actualidad se destina 70 por ciento del agua dulce a la irrigación, 22 por ciento a la industria y alrededor de ocho por ciento al uso doméstico.
Más de 884 millones de personas no tienen agua potable en el mundo, en tanto 2.600 millones, de las 6.000 millones que habitan el planeta, carecen de un sistema de saneamiento adecuado, según el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef).
La demanda supera el suministro, pero «este 22 de marzo, Día Mundial del Agua, tenemos que comprometernos a tener una nueva relación con» ella, dijo Maude Barlow, cofundadora de Blue Planet Project, que aboga por el derecho universal a acceder al recurso.
Hay que «conservarla, recuperar los cursos de agua, evitar la contaminación de las fuentes, lo que debe ser considerado un delito, y hacer un uso más equitativo por el bien de los humanos, el futuro y otras especies», indicó.
«Personas, ideas y mercancías se mueven de la periferia a los centros económicos, donde maravillas arquitectónicas se elevan hacia el cielo mientras que en su sombra crecen asentamientos irregulares», indicó Anders Berntell, director ejecutivo del Stockholm International Water Institute (instituto internacional de agua de Estocolmo).
En 2050 habrá más personas en las ciudades que la cantidad de habitantes que hay hoy en todo el mundo.
El tema de la conmemoración de la Semana Mundial del Agua en Estocolmo, que comenzó este lunes 21 y terminará el domingo 27, será «Responder a los cambios globales: Agua en un mundo urbanizado».
Una mejor planificación urbana en lo que respecta a la utilización y reutilización del agua puede contribuir de forma significativa a disminuir las tensiones sociales y económicas dentro, entre y en el entorno de las ciudades, indicó Berntell.
La Iniciativa de Defensa WASH, con sede en Washington, elogió un proyecto de ley aprobado por el Senado de Estados Unidos el jueves que pondría a este país al frente de la respuesta a la crisis de agua potable y saneamiento.
La «Ley Agua para el Mundo, senador Paul Simon» compromete a Estados Unidos a suministrar agua potable y saneamiento de forma sostenible, segura y asequible a 100 millones de personas en seis años, añade el comunicado divulgado el viernes 18.
«La iniciativa bipartidista pondrá a Estados Unidos al frente de los esfuerzos para cumplir los Objetivos de Desarrollo de las Naciones Unidas para el Milenio en materia de agua potable y saneamiento», subraya el comunicado.
La principal causa de la crisis actual es que los «humanos modernos consideran que el agua es un enorme recurso para nuestro placer, conveniencia y beneficio y no un elemento esencial de un ecosistema viviente que nos da la vida», dijo Barlow a IPS.
«Contaminamos y tiramos todos los años una cantidad de desechos industriales y humanos en los cursos de agua equivalente al peso de la humanidad. La extraemos de ríos y arroyos y llevamos a las grandes ciudades y, si están cerca del océano, entonces se tira como desperdicio, una de las principales causas del aumento del nivel del mar», explicó.
«Irrigamos zonas desérticas para sembrar, contaminamos el agua con minería, energía nuclear, arenas alquitranadas y fracturamiento hidráulico y dejamos que se pierda por cañerías vetustas porque no tenemos dinero para invertir en infraestructura pública», se lamentó Barlow, ex asesora de la ONU en la materia.
El foro mundial reconoció que el acceso al agua y a un sistema de saneamiento son un derecho humano, es decir que los gobiernos tienen que diseñar un plan de acción basado en la obligación de proteger, respetar y cumplir» con él.
La ONU debe concentrarse en conservar el líquido vital, restaurar los cursos de agua y encontrar la forma de que sea un medio para promover la paz, apuntó.
«Tenemos que declarar al agua patrimonio común, un bien y un servicio público y debemos respaldar al gobierno de Bolivia en su iniciativa de declararla un recurso que debe protegerse como un derecho y no permitir su distribución con fines de lucro», arguyó Barlow.
«Necesitamos el agua. Nos puede enseñar a vivir en armonía entre nosotros y más ligeramente en la Tierra si tenemos ojos para ver y oídos para escuchar», añadió