Sacristán fue un intelectual orgánico del partido obrero -o si se prefiere, un cuadro dirigente del movimiento comunista-, como demuestra la producción de teoría marxista acompañando a su práctica política. Esta última fue motivo para una serie de textos que están guardados en el Archivo Histórico del PCE (Partido Comunista de España), y que dan […]
Sacristán fue un intelectual orgánico del partido obrero -o si se prefiere, un cuadro dirigente del movimiento comunista-, como demuestra la producción de teoría marxista acompañando a su práctica política. Esta última fue motivo para una serie de textos que están guardados en el Archivo Histórico del PCE (Partido Comunista de España), y que dan testimonio de su actividad dentro del PSUC (Partit Socialista Unificat de Catalunya) y el PCE; un parte importante de mi tesis doctoral consistió en realizar una investigación sobre dichos archivos, lo que rindió una importante documentación que muestra algunos aspectos importantes de la militancia de Sacristán como comunista organizado. Para esta publicación en la página de Rebelión de mi tesis doctoral, he escogido algunos de los 33 textos encontrados, que abarcan su actividad comunista entre 1961 y 1970.
La actividad política de Manuel Sacristán Luzón como dirigente del PSUC, especialmente del sector de Intelectuales con incidencia en la Universidad catalana y en el movimiento estudiantil, duró aproximadamente desde 1956 -fecha del comienzo de su militancia comunista- hasta 1969 -fecha en que presenta su dimisión a la dirección-. No obstante, existen documentos que demuestran que siguió participando en los eventos del partido en calidad de dirigente, puesto que dirigía la revista teórica del PSUC en Cataluña, Nous horitzons. Así se puede comprobar por su alocución al Comité Central del de 1970, que se ha publicado en esta misma revista electrónica de Rebelión.
Los documentos seleccionados son los siguientes:
El primer documento es de principios de 1961 (aparece numerado como 6-1961) y explica la actividad de propaganda comunista por parte de las células del partido en el sector de intelectuales.
El segundo (57-1962) es un informe de los sectores del partido que caen bajo la responsabilidad de Sacristán: estudiantes, intelectuales y empleados. Los números que aparecen al comienzo del texto es una clave con la cifra que sustituía a los nombres, que no se citaban por motivos de seguridad.
El tercero (125-1962) describe una reunión en Madrid en la que participa Tierno Galván, para preparar una convergencia de personalidades y partidos políticos con el objetivo de presionar sobre el régimen político con vistas a conseguir una transformación democrática del Estado; una maniobra de Don Juan, heredero borbónico al trono de España, que la propaganda franquista denominó ‘el contubernio de Munich’. El partido comunista es invitado, pero los organizadores del evento intentan mantenerlo subordinado, como mero oyente, lo que no es aceptado por Sacristán, quien asiste a la reunión en calidad de representante por el PSUC. La relación con las otras fuerzas políticas era otra de las responsabilidades de Sacristán en el PSUC.
El cuarto de Junio de 1965 (sin número en el archivo) manifiesta las opiniones de Sacristán sobre la expulsión de Francesc Vicens y Jordi Solé Tura, así como diversas consideraciones sobre la línea política y la organización del partido.
El quinto (85-1965) se trata de una carta de Manuel Sacristán a Javier Pradera sobre el ambiente intelectual de los años 60 en España, donde se produce una crítica permanente del pensamiento marxista, que evidentemente no puede ser respondido por los pensadores comunistas. Pradera se fue del partido con motivo de la expulsión de Claudín, por invitación expresa del Secretario General, Santiago Carrillo, y sin mediar ninguna sanción especial; es decir, que no fue expulsado, sino que se le recomendó irse, pues era amigo de Semprún.
El sexto (7-1966) de enero del 66, narra una reunión de las fuerzas democráticas de Cataluña, que muestra la fuerza que el PSUC ha conseguido reunir en la sociedad catalana; ese crecimiento mostrado también en otros documentos tiene que ver con una buena política que se realiza bajo la dirección de Sacristán.
El documento 127-1967 que ocupa el séptimo lugar es una breve nota sobre la revista teórica del PSUC, Nous Horitzons, que Sacristán dirigió entre 1967 y 1971. El siguiente, octavo, 128-1967, está relacionado con el anterior, es un análisis sobre la organización del sector de los intelectuales del partido y una propuesta de organización de los mismos. Ambos son de julio de 1967.
En el noveno documento que incluido en esta selección, 60-1969, Sacristán justifica su dimisión de la dirección del PSUC, que no equivale a dejar la militancia; su planteamiento consiste en realizar un trabajo político desde la base. Es probable que esa actitud de Sacristán guardase relación con los fracasos del movimiento comunista en la década de los 60, que es el momento de inflexión en el que termina la fase ascendente de la lucha de clases contra el capitalismo, iniciada en el XIX con la fundación del movimiento obrero organizado. La perspectiva de Sacristán en esos años será un volver a empezar ante la situación de derrota que ve perfilarse ante el horizonte histórico. El acierto de su diagnóstico es una de las mejores pruebas de su talla como filósofo de la práctica.
En el décimo y último de esta serie, Sacristán analiza los problemas del movimiento estudiantil universitario a principios de la década de los 70.
***
I. CARTA DE LOS INTELECTUALES. Septiembre 1961.1
c., cc. = camarada(s); Cons. = Construcción; MO = MUNDO OBRERO;
P. = Partido; S.C. = Santiago Carrillo; T = TREBALL;
1a = primera; 2a = segunda
En la penúltima semana de agosto los comunistas universitarios e intelectuales se reunieron para discutir la situación creada por la subida de los precios de los transportes. Se recordó un número de Treball [publicación mensual del PSUC] con un suelto en el que se indicaba que habría que tomar medidas activas en esa eventualidad. Se decidió empezar una campaña. A través de la camarada Isabel se comunicó esto al sector obrero, y se recibió como respuesta que los camaradas obreros ya habían empezado. Se montó un servicio de entrega de material (octavillas sobre todo) al sector obrero, aunque al principio éste era reacio a recibirlo. A fines de agosto tuvimos una reunión el camarada Felip, los camaradas Isabel, Beltrán y Albert por los universitarios y Andreu [Manuel Sacristán]. De la información del camarada Felip y de los estudiantes se desprendió el deseo de hacer ruido en las vías de los tranvías. Se añadió esa tarea a la de difusión de propaganda. Sobre todo se decidió la actuación de piquetes. No se precisó aún fecha.- Los últimos días de agosto empezó a sonar la fecha del 4 de septiembre, y se supo que los camaradas obreros creían necesario fijar día. También por nuestra parte dimos cuenta de que la gente de la clase media estaba impaciente (conversaciones en los vehículos, en las paradas). El 4 pareció precipitado y se fijó el 7, pues el día 3 nos habíamos dado cuenta de que camaradas obreros de Badalona no tenían verdadero contacto orgánico, y así podía ocurrir en muchos sitios. Por tanto, hacía falta un par de días más para que se informaran por la propaganda misma.- La noche del 6 terminó la campaña de propaganda con los siguientes elementos: en unos 10 días se habían difundido 350.000 piezas de propaganda (periódicos y octavillas), de las cuales unas 50.000 fabricadas por la organización obrera. Se habían producido dos lanzamientos espectaculares de octavillas con procedimientos nuevos: uno desde lo alto de la Sagrada Familia; otro desde lo alto de Colón.- El 7 mismo puede calificarse de fracaso. No hay duda que disminuyó el número de usuarios. Pero, salvo en casa Antúnez, el Bogatell y alguna otra aglomeración sustancialmente de proletariado en harapos2, no hubo nada visible. Entre las causas del fracaso que tienen que ver con nuestro trabajo, hay que destacar que los planeados piquetes obreros no hicieron acto de presencia por lo general. Sólo sabemos de uno que actuó brevemente, para desanimarse a las 7 de la mañana. Los piquetes universitarios cumplieron, pero en sus sectores de clase burguesa, pequeña y media, o bien chocaron con la población que les rechazaba (sin llegar a amenazarles con denuncia), o bien provocaban una reacción miedosa y vergonzante («¿qué le vamos a hacer?», «no conseguiremos nada», etc.).
Conclusiones según nuestra información: 1) la propaganda, como siempre, bastó y cumplió, pues toda la ciudad sabía la fecha; 2) seguramente el estado de ánimo muy activo y revolucionario, propio de la organización estudiantil y de los miembros más valiosos de la clase obrera y de la organización obrera, estaba lejos de las masas. 3) La organización obrera rindió muy poco. Pues debe señalarse que con una docena de camaradas presentes en Barcelona, el grupo universitario, con la ayuda de tres miembros de intelectuales, lanzó 300.000 octavillas y aún fue capaz de montar piquetes que funcionaran realmente.
Observación final: todos los camaradas que hemos trabajado en esto estamos muy agradecidos a la dirección y a la radio, que, sin creer evidentemente en el éxito de la acción, contribuyeron todo lo que pudieron, demostrando una compenetración con la base que es uno de los rasgos más positivos de nuestro Partido en todo momento. Todos valoramos como era debido en esos momentos la alocución del camarada secretario general.
Las siguientes notas son resultado de discusiones del Comité Universitario (ampliado) más el camarada Andrés, y reflejan unas cuantas opiniones comunes a todos los participantes en dichas discusiones. El tema de las mismas es limitado: la propaganda. El hecho de que ésta sea el objeto principal de nuestras discusiones aquí recogidas no significa en modo alguno que las consideremos actividad primordial. La experiencia acumulada desde la JNR [Jornada de Reconciliación nacional, 5.5.1958] y HNP [Huelga Nacional Pacífica, 18.6.1959] aconseja más bien no sobreestimar la propaganda. Pero la propaganda es en cambio la actividad en que más eficaces podemos ser nosotros si el trabajo general del Partido llega a incrementarse y reactivarse. Con esto aludimos a una consideración general de la situación que se desprende de ciertos datos básicos, constantes de la situación barcelonesa desde las huelgas de la primavera de 1958, y, a la vez, de la reciente experiencia de la agitación llevada a cabo desde fines de agosto hasta el 7 de septiembre. Esa consideración no es ni mucho menos un análisis completo de la situación; pero de todos modos parece fácil entroncar sus resultados con los rasgos generales de un tal examen completo, según el esquema de la próxima publicación que, a grandes trazos, nos ha dado a conocer el camarada Mario [Gabriel Arrom].
I. Bases de hecho
a) Desde el verano de 1958 no ha sido posible conseguir un movimiento de masas comparable a las huelgas de primavera de aquel año (única excepción: la Universidad). A propósito de la JNR y de la HNP se estableció pronto la causa de esa relativa (y a veces asombrosa) pasividad de las masas: la falta de unidad en la base. Sin duda esa falta de unidad es propiamente falta de la organización de la unidad (pues unidad desorganizada, unidad en la oposición del régimen, la hay); y esa falta de unidad organizada se debe a su vez a falta de organización de nuestro propio Partido.
b) Simultáneamente con esa deficiencia de organización -entre cuyas causas están seguramente las varias y graves caídas-, se está produciendo desde hace tiempo un crecimiento considerable del Partido en la clase obrera. Los datos a este respecto son impresionantes (Felip).
c) La eficacia del Partido es escasa, tanto internamente (de los «miles» de camaradas de que habla el camarada Felip sólo unos pocos obreros han actuado seriamente en la última agitación; los piquetes obreros previstos no han actuado, mientras los universitarios sí, etc.), cuanto externamente (se mueve prácticamente a muy poca gente).
d) Es posible que la clase obrera barcelonesa en su conjunto comprenda aún escasamente el valor social y político de movimientos de protesta colectiva, y que aún no tenga suficiente consciencia de que sólo ella, y sólo colectivamente, puede ayudarse a sí misma.
e) A pesar de lo cual no parece dudoso que cada vez se dé más en la clase obrera la opinión de que hay que emplear métodos más enérgicos que los usados en los últimos tiempos.
f) En cuanto al problema general político de la unidad, la experiencia del trato y la negociación con otros partidos prueba -si hiciera falta probarlo aún- que lo que nos da influencia sobre ellos es el movimiento de masas, y no nuestras gestiones directas.
2. Consecuencias para el trabajo del Partido en general.
a) De los hechos recogidos bajo a) y b) antes se desprende la tarea de organización de las fuerzas obreras. A los hechos recogidos bajo c) y d) corresponde la tarea de mover a la clase obrera a una toma de consciencia suficiente (lo que requiere a la vez propaganda y acción). El hecho e) suscita la tarea de darle medios de realización. El hecho f), por último, indica la necesidad de plantear la política de unidad en función del movimiento de masas.
En detalle:
b) No cabe ninguna duda de que el trabajo de organización del Partido en general y de su elemento esencial -el sector obrero- en particular es la primera tarea del momento. Tanto la presente deficiencia de organización cuanto el crecimiento en curso imponen esa tarea como la primera. Pero pensamos que sería un error grave considerar que la capital tarea de organización se encuentra en contradicción irresoluble con las demás tareas señaladas. Considerar la tarea de organización como un trabajo totalmente previo, que tiene que absorber todas las energías, hasta el punto de que no se haga ni propaganda ni agitación de masas serio -como, si no nos equivocamos, ha ocurrido durante todo el invierno pasado en Barcelona- es esterilizar al Partido, desanimar a los camaradas jóvenes o nuevos y comprometer el ulterior crecimiento.
c) La preparación del Partido para formas de lucha más enérgicas que las realizadas en los últimos tiempos es compatible con la tarea de organización, por la sencilla razón de que, para empezar, la preparación de aquellas otras formas de lucha debería hacerse mediante la creación de grupos especiales al margen de la organización en general, aunque en coincidencia con ella (centro fuerte en Barcelona). Pero, además de compatible, esa tarea es urgente, como indica la experiencia mundial del movimiento obrero. En el proyecto de programa del PCUS se dice: «Los éxitos de la lucha de la clase obrera por la victoria de la revolución dependerán de la medida en que esta clase y su Partido asimilen todas las formas de lucha pacíficas o no pacíficas, parlamentarias o no parlamentarias, y estén dispuestos a sustituir, rápida y súbitamente, una forma de lucha por otra.» El trabajo del camarada Santiago Carrillo sobre los problemas de táctica se entiende aquí en el mismo sentido. Por lo demás, esta necesidad se siente muy agudamente, como prueba el estado de ánimo de lo más activos camaradas obreros y el informe de los camaradas Isabel, Matas, Martí y Martínez de fines del año pasado.
d) Puesto que el movimiento de las masas (fundamentalmente obreras) es la base de toda nuestra política y repercute directamente incluso en las relaciones con otros partidos, se impone la necesidad de incrementar nuestra acción obrera, empezando por admitir abiertamente que no es verdad que todos los terrenos de la lucha tengan la misma importancia, sino que el terreno obrero tiene prioridad. Creemos que existe la posibilidad de tomar dos medidas para, por lo menos y por de pronto, intensificar la presencia de nuestro Partido en la clase obrera, y, luego, mover a ésta a una toma de consciencia revolucionaria y a la acción:
-primera medida: reforzar la dirección de toda la organización en Barcelona, y especialmente del sector obrero, de modo que se pueda compensar finalmente lo perdido con las caídas de los camaradas muy autorizados, preparados, competentes y combativos que la dirigieron hasta hace algún tiempo.- Esta medida contribuiría a resolver el problema de la organización.
-segunda medida: agregar a la organización obrera, especialmente para tareas de propaganda y agitación, parte del aparato de propaganda (máquinas) -convenientemente perfeccionado- y de los camaradas de las organizaciones universitarias y de intelectuales. Esta medida contribuiría a resolver el problema de la politización de la clase obrera. Y, además, indirectamente, favorecería la tarea de organización por dos vías: una, ahorrando a la organización obrera el esfuerzo de producción de la propaganda interior; otra planteándole una constante y regular tarea de distribución de propaganda que ayudaría a consolidar contactos internos y con el resto no militante de la clase obrera. La segunda medida es el tema esencial de este informe. Por ello el que a continuación pasemos a tratarlo con detalle no significa, repetimos, que lo consideremos la tarea capital, sino, simplemente, la que más puede afectarnos.
3. La tarea de propaganda
a) Aunque hayamos insistido en que la propaganda no es la tarea fundamental (la tarea fundamental es la organización) puede resumirse ahora los aspectos positivos de una propaganda intensa y regular en las actuales circunstancias. Una intensificación de la propaganda puede contribuir a alcanzar los siguientes objetivos:
1) El suyo específico de favorecer la toma de consciencia revolucionaria de la clase obrera.
2) Intensificar la presencia del Partido en la clase obrera.
3) Descargar a la organización obrera de trabajo material y potenciarla así para el de organización y el político.
b) Los actuales responsables obreros estiman muy bajo las posibilidades de propaganda (máximo 2.000 Unitat, según el camarada Pedro [Parra]3, y no periódicamente). Esa estimación puede deberse a dos causas: a) la consideración de que la propaganda debe venir de fuera. Pero esto es verdad para la propaganda que podría llamarse «de fondo», que inevitablemente tiene que mantenerse a un nivel general o tratar hechos de al menos 20 días de antigüedad. En cambio, como veremos, existe la posibilidad de complementar esa propaganda de fondo (Treball; Mundo Obrero etc.) con una propaganda más superficial y agitatoria, pero también más ágil, que reaccione a los acontecimientos 48 horas después de que se produzcan, y hasta 24 horas después, caso necesario. b) La consideración de la escasa capacidad actual de la clase obrera en este terreno.
c) Nosotros creemos que es posible crear un aparato general de propaganda (para todas las organizaciones o sólo para las organizaciones obreras) directamente dependiente de un centro de Barcelona. Este aparato, con un rendimiento de 50.000 hojas mensuales de todo género (rendimiento mínimo habitual, periódico y nada forzado, multiplicable por 3, 5, en épocas de agitación intensa) se ocuparía sólo de la confección y primer escalón de distribución de la propaganda hecha aquí: las organizaciones deberían encargarse aparte de la recepción y difusión de la propaganda procedente de fuera y de la reproducción de clichés que lleguen hechos.
El aparato que se propone debería constituirse con los miembros más experimentados de las organizaciones que desde hace años han mostrado ser las más aptas para este trabajo: estudiantes sobre todo y algunos miembros de intelectuales.
Para que el centro de Barcelona tuviera ideas exactas de las posibilidades de la propaganda interior (tan subestimadas por la organización obrera actualmente), debería figurar en él un representante del aparato de propaganda (un miembro de estudiantes-intelectuales).
d) A continuación presentamos unos cálculos basados en la cifra de 100.000 tiradas de propaganda al mes. Para un aparato que se constituyera como queda dicho, con 4 máquina en dos casas, 3 camaradas por casa, y una tercer casa con 2 camaradas para seguridad, enlace y comienzo de la distribución, la producción de 100.000 tiradas al mes -si se encarga a dichos camaradas experimentados- supone menos de 25 horas mensuales de trabajo por casa. He aquí un proyecto con cálculos (como se verá, los cálculos son largos).
Proyecto de trabajo periódico, mensual, constante y normal (no en épocas de intensidad)
1. Publicaciones
Unitat 10.000 ej. 10.000 hojas 20.000 tiradas 4 clichés
Universidad 3.000 6.000 12.000 4
Textil 5.000 5.000 10.000 2
Metal 6.000 6.000 12.000 4
Construcción 4.000 4.000 8.000 2
Mujeres 2.000 2.000 4.000 2
Amnistía 2.000 2.000 4.000 2
Octavillas 30.000 15.000 15.000 3
TOTALES: 62.000 ejemplares 50.000 hojas 85.000 tiradas 23-30 clichés.
2. Costes:
Papel: 10 paquetes a 50 pesetas 5.000 (a disminuir por compra al por mayor)
Clichés: 30 a 8 240 (Un cliché 4.000 tiradas)
Tinta: 25 tubos a 70 1.750 (Un tubo de tinta 3.500 tiradas largas)
Alquileres 5.000
extras 3.000
Total 15.000
3. Tiempo:
Promedio real comprobado hasta ahora con los camaradas experimentados: 1.000 tiradas por hora. Cada una de las 4 máquinas debe trabajar 21.025 horas al mes.
4. Organización
Si se montara el aparato, antes de ponerlo en marcha, periodo de 15 días de almacenamiento (el problema de compra del papel al por mayor está en principio resuelto)
– Paso de la impresión a distribución: uno de los tres camaradas de cada casa de impresión pone los materiales en la casa de distribución correspondiente. Este distribuye a las organizaciones.
– Los camaradas (8 en total) afectos a este aparato quedarían desligados de todas las organizaciones, y desligados totalmente: se suprimirían todos los contactos que tuvieran, incluso de amistad personal.
– Como es natural, nuestro ejemplo no es más que un ejemplo.
– La puesta en marcha del aparato exigiría gastos iniciales (contrato de alquiler, compra de reserva de material, etc.)
4. Otras medidas
Por tres motivos: primero, la situación subjetiva actual de los miembros más activos de la clase obrera barcelonesa; segundo, necesidad de estar preparados para reforzar y apoyar movimientos pacíficos de masas mediante actos espectaculares; tercero, necesidad de estar preparados para pasar -«rápida y súbitamente», como dice el proyecto de programa del PCUS- a la lucha violenta, urge organizar, por modestamente que sea al principio, grupos de lucha especial. Aunque la lucha inicial de esos grupos se limitará a explosiones «inocentes», por ejemplo, parece claro que los grupos mismos deben ser armados desde el principio, pues un camarada sorprendido con un explosivo no puede dejarse detener sin intentarlo todo. Lo mismo le pedirían cadena perpetua si se defendiera a tiros que si se dejara tranquilamente coger con rastros de explosivo en las manos. Esta sugerencia no se debe a escasa comprensión de la política del Partido. Más bien pensamos: a) que es perfectamente posible compaginar la existencia de esos grupos y su acción, bien preparada y significativa, con la política de RECONCILIACION NACIONAL, b) que tenemos para con la clase obrera la obligación ineludible de quitar todo atractivo a la tradición anarquista4.
5. Sobre la realización práctica del aparato de propaganda propuesto.
Aparte del problema económico, que somos incapaces de resolver totalmente aunque podemos contribuir a su solución, no nos parece que hay problema insoluble: las casas exigirían sin duda esfuerzo, pero se encontrarían. Y la debilitación que suponga para los grupos de estudiantes e intelectuales -que en conjunto son más de 40 camaradas- el privarles de 8 no es grave.
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II. INFORMACIÓN DE ANDREU, 25-4-62
Abreviaturas sustituidas en la transcripción:
c (depués de movimiento),…….comunista; c,…..camarada; P,…….partido.
1.-Andreu [Manuel Sacristán]
2.-Albert
3.-Vulcano
4.-Estibadores del Puerto
5.-Vernet [Françesc Vallverdú]
6.-Rossell [Josep Fontana]
7.-Juan [José María Jaén Teixidor]
8.-Florencia
[1] Las vacaciones de Semana Santa son un período de pausa obligada en el que puede ser útil hacer balance, porque, desgraciadamente, en la Universidad suele significar el final de todo lo que no [son] exámenes.
1.- Estudiantes
1º- El desarrollo de las acciones estudiantiles en lo que va de curso confirma la impresión que ya en Navidad teníamos: en este ambiente se estaba en víspera de hechos importantes. Estos hechos han sido y son:
1.- La salida de los estudiantes a la calle.
2.- El importante crecimiento orgánico que ha dado lugar a una intensidad mayor de la influencia, por ejemplo, y señaladamente, del
3.- aumento considerable de la capacidad y penetración de la propaganda: publicaciones (Universidad tiene ya dados suplementos especializados) y conferencias.
4.- El crecimiento de organizaciones orientadas por nosotros (inter-Facultades).
2º- En la valoración de la salida a la calle, los estudiantes, como suele ocurrir, subestiman lo que han hecho. Piensan que muchas cosas surgieron «espontáneamente», sin darse cuenta de que ellos prepararon y lanzaron la campaña que ha sido la base de todo, y que hasta el último momento (acto de la Plaza de la Catedral) la acción iba siendo planeada por nosotros con 24 horas de anticipación.
En esta subestimación influyen mucho camaradas (pocos) que, con poca o ninguna vida de Partido, ven las cosas muy ‘cubanamente’ por así decirlo, y vienen a decir que es poca cosa todo lo que no llegue a levantamiento pleno. No obstante, ha sido ya posible hacer ver a los camaradas que en esta ocasión han ocurrido cosas tan importantes como el hacer frente cara a cara a los estudiantes de la Brigada Político-Social5, bajo nuestra dirección completa, por boca de miembros de nuestro comité.
3º- Todo lo indicado en el parágrafo 1.- y comentado en 2.-, no debe, naturalmente, escondernos los aspectos negativos y las grandes dificultades del trabajo de los estudiantes:
1.- El hecho de que la importante y prolongada acción en la calle no tuviera eco activo en la clase obrera fue un golpe muy duro para la moral combativa de los estudiantes.
2.- El crecimiento orgánico plantea problemas de incorporación de estudiantes y se aprecia la insuficiencia de los cuadros.
3.- Tanto eso cuanto el aumento de la actividad de propaganda están llevando a un grado agudo al crónico mal de la falta de estudio: nuestros estudiantes no pueden estudiar y van a una catástrofe en los exámenes de junio. Esta tremenda contradicción entre el presente del Partido y su futuro (pues el hecho es que estos estudiantes son los futuros técnicos, científicos y profesores catalanes) tiene hoy una agudeza que asusta. Creo que el comité entero será suspendido en junio. Todos lo presienten y pasan por momentos de desesperación.
4.- Por último, las grandes acciones de febrero, marzo y el crecimiento orgánico nuestro ha dado lugar a una iniciativa populista demagógica, dirigida por el MSC [Moviment Socialista de Catalunya] y el ADP: el moviment Febrer 62. Este movimiento, [que] empezó con muy buena línea política, es ahora ya abierto enemigo que boicotea, etc. Ya tenemos elaborada una acción de desenmascaramiento.
[2]
4º- La situación política universitaria es, en resumen, muy prometedora, cargada de posibilidades, pero también un poco aplastante para los camaradas, a pesar de su ejemplar capacidad de sacrificio, que es ya tradición en nuestro Partido. Esto hace que no sea aún del todo posible eliminar algunos vicios internos a los que luego me referiré.
La propaganda de nuestros camaradas penetra prácticamente la totalidad de la Universidad. Los estudiantes se disputan el periódico. El comportamiento de (x) (que conocía a todo el inter de otros partidos y de sin partidos y lo ha cubierto todo ejemplarmente) ha hecho mucha impresión, etc.
5º- La situación de la organización es como decía un poco sobrecargada. Por eso es difícil eliminar el vicio de tan excesiva intervención mía en su acción, en su propaganda. Desgraciadamente yo no creo que tenga por ahora solución el problema interno más grave (la contradicción de que antes hablaba) y me limito a insistir mucho en la mejora de la organización, lo cual tiene el inconveniente de que tengo por fuerza que saber demasiado de ella.
Un peligro de ‘madrileñización’ (rencillas personales, borracheras, críticas arbitrarias personalistas por antipatías individuales, etc.) está siendo compensado con la introducción de un tema de estudio «Moral Comunista y Disciplina del Partido» sobre guión mío según la idea que os dejé allí. La caída ha sugerido otro tema de estudio para el que he hecho: «Comportamiento ante la policía».
Por último la experiencia de camaradas que tuvieron miedo durante la caída ha aconsejado ciertas medidas (exclusión de uno de ellos del comité, separación relativa de otro). Ellos han aceptado honestamente.
2.- Empleados
1º.- La organización de empleados ha resurgido durante este período gracias a la admirable capacidad de trabajo y de sacrificio de los comunistas.
2º.- Albert encontró a través de una compañera de estudios un grupo de empleados que intentaba dominar al ADP. Pero en el grupo había un núcleo ideológico nuestro. Albert se unió al grupo y me informó. Yo me decidí a constituir un comité de empleados[:] son una chica del nuevo núcleo y dos camaradas probados que teníamos sueltos. Recordaréis que os consulté.
3º.- Los primeros pasos de este comité consistieron en crearse un medio de acción en un círculo recreativo-cultural frecuentado por empleados. Esto va muy bien. El segundo paso ha sido la constitución de un pequeño núcleo (dos) de empleados de seguros, los cuales no parecen poder abrir brecha por ahora. Estos días se está abriendo la posibilidad (ojo: sólo la posibilidad por ahora) de abrir una brecha en bancarios. Por último hay que decir que este nuevo comité se ha portado admirablemente durante la caída de los estudiantes, echándoles una mano muy eficaz en varias casas.
Importante: el comité de empleados tiene posibilidad de contacto con obreros de Vulcano y con obreros de Estibadores del Puerto. ¿Qué hacemos?
3. Intelectuales
1º.- La situación política es muy buena en posibilidades: Se está en presencia de una radicalización de los intelectuales catalanes desde Florencia. La acción de la «bambina» [Rosana Rossanda] ha sido eficacísima, porque les ha confirmado en las sospechas, que ya tenían, de que el movimiento comunistas tiene un importante frente intelectual (la «bambina» les ha deslumbrado por su cultura y su valentía, que muchos de ellos no tienen a pesar de ser hombres barbudos).
Mientras prosiguen muy bien los preparativos del Congreso, cristaliza la iniciativa madrileña de la organización a escala nacional. En definitiva, hay perspectivas magníficas.
2º.- La situación orgánica es pésima. Intelectuales no es en este momento a la hora de trabajar, más que Vernet con ayuda de Rossell. Es imposible sacar a Juan de su pasividad a la hora no de reunirse, sino de trabajar y de jugársela. No hay organización. Cine no está organizado en absoluto ni tiene vida de partido. Teatro tiene una vida, pero por su cuenta, sin dirección efectiva del comité. Los médicos se me han venido a quejar de que en seis meses Juan los ha reunido una vez, y me pedían que cambiara la situación. El pobre Vernet lo hace todo matándose. (Por esta razón me he encargado yo personalmente del asunto a escala nacional, hasta que intelectuales sea otra cosa. Informe aparte).
Intenté cambiar la situación introduciendo en el comité una muchacha procedente de estudiantes, encargándole el trabajo de organización de intelectuales. Pero la camarada ha quedado como sabéis, quemada para una cosa tan delicada. Posteriormente acabo de llegar a las conclusiones más radicales [:] no reforzar sólo, sino cambiar el comité. Desde hace mucho tiempo Juan no es, en definitiva, más que un enlace del comité con fuera. Es camarada ideológicamente seguro, honesto, contante (pero pasivo y miedoso). Creo que habría que dar estado orgánico al hecho de que él no hace más que enlace y es un paralizador de la organización. Creo que hay que crear un nuevo comité de intelectuales sin él.
Seguiría siendo enlace, casa de seguridad, centro de recepción, etc. del verdadero comité.
——————-
Necesito urgentemente:
1º.- Consejo para mejorar la situación orgánica de los estudiantes. Por su complejidad, éste es el campo en el que más noto mi poca capacidad de dirección, concreta, de verdad, no meramente doctrinal.
2º.- Autorización (o decisión de la dirección en contra) para [dos líneas tachadas] proceder a los cambios del comité antes indicados.
3º.- Autorización (o decisión de la dirección en contra) para construir un centro barcelonés de lucha en los sectores burgueses (un representante de intelectuales, uno de estudiantes, uno de empleados y yo), con una reunión fijada de información y discusión al mes y otras cuando haga falta.
Nota: Miró [Josep Serradell] discutió personalmente con Andreu las cuestiones tratadas en este informe.
***
III. CARTA DE ANDREU, 16/7/62.
Código cifrado sustituido en la transcripción:
1-Madrid
2-Javier [Pradera]
4-Gil Robles
6-Federico [Jorge Semprún]
7-A.R./L.
8-MSC [Moviment Socialista Català, Jaime Miralles, Joan Reventós]
9-Esquerra [Republicana, Heribert Barrera]
10-Representante del PSOE
11-Gius
[12-Josefina Arrillaga]6
13-Error-corresp.a 11
14-UE = Unión Española7
15-TG [Tierno Galván]
16-M. [Representante del UE]
17-El Notario [Carlos Brú]
18-Llopis [secretario general del PSOE esos años].
[1]
Llegado a Madrid a las cinco de la mañana apr[oximadamente], me puse cerca de la casa de Javier, esperando a que alguien abriera el portal (pues ya no había sereno), con objeto de no telefonear, porque con Javier he convenido hace tiempo en no usar nunca el teléfono. A las 7 menos cuarto pude entrar.
I. 7-9: primera reunión con Javier.- Le informé de lo que ocurría. El me informó de la situación, coincidiendo con lo que yo sabía, o sea: el Comité de Coordinación seguía existiendo, aunque con dispersión de la gente; pero se estaba intentando reunirlo de nuevo, contando con las ya conocidas delegaciones de Gil Robles y Ridruejo. La conversación fue algo larga, porque los dos teníamos interés en que yo supiera muchos detalles, con objeto de poder utilizarlos, si era conveniente, en las conversaciones del día.- Por último convinimos con mucho detalle un sistema de citas a lo largo de todo el día, incluyendo reunión con Federico-A.R./L. y el propio Javier que era imposible conseguir para antes de las 19 horas. Javier me dijo además que tomaría medidas subsidiarias para cubrir un posible fracaso o boicot del MSC en su gestión de enlace. Lo resolvió como se verá.- Nos despedimos algo después de las 9.
II. 10-11,30: primera reunión con MSC y Esquerra.- Me dirigí entonces al lugar de la cita con MSC y Esquerra. Llegaron ambos con bastante retraso. Pero las noticias eran buenas: MSC se había puesto en contacto el día anterior con el representante del PSOE, secretario del Comité de Coordinación, y tenía cita con él a las 4,30 de la tarde. Nos citamos nosotros para las 4 y nos despedimos.-
Me fui al lugar de trabajo de Javier, el cual, como me había advertido, no estaba aún de vuelta en él, pues había ido a preparar las cosas para la tarde. Le esperé preparándome yo también para la tarde.
III. 1.30-2.30: segunda conversación con Javier.- Javier volvió a su lugar de trabajo a las 13.30 Me dijo que tenía preparada la sustitución posible, y que fuera a comer con él, para presentarme a un amigo del Gius llamado Josefina , que era el que él había elegido para caso de fallo de MSC y el representante del PSOE.
IV. Comida y entrevista con Josefina.- Comimos efectivamente los tres en casa de Javier. Establecí una cita con Josefina para las 17, hora en que calculé que estaría ya claro si la gestión del MSC daba resultado. Si yo no me presentaba a las 17 en el lugar convenido, Josefina podría marcharse. Josefina dijo que antes de esa hora ella habría comprobado también si nuestra gestión tenía éxito o no.
A las 15.30 me marché para reunirme con MSC y Esquerra.
V. 16-17: segunda entrevista con M.S.C. y Esquerra.- Llegué a la hora convenida, y después llegaron los otros dos. MSC dijo que la cita con el representante del PSOE se retrasaba hasta las 17.30. Entonces fui al lugar de la cita con Josefina, que ya se había marchado o no había ido. Como yo no había llegado tarde, pensé que la señal era buena. Volví a donde había dejado a MSC y Esquerra.
VI. 17.30: contacto con el representante del PSOE- A la hora dicha se presentó efectivamente el representante del PSOE, el cual hizo a Esquerra una información totalmente coincidente con la nuestra de aquí, aunque con la diferencia (que no afectaba a los hechos) de insistir mucho en el carácter ‘informal’ del Comité de Coordinación de Madrid y que lo representado por él en el Comité de Coordinación no es el Gius, sino la federación de Madrid del Gius. Nos dijo a continuación que íbamos a ir a una reunión en la que se nos añadiría un representante de derecha, concretamente UE. Nos dió la dirección y nos dividimos para llegar en dos grupos al lugar: MSC y el representante del PSOE a las 18, y Esquerra y yo a las 18.10. Así lo hicimos.
VII. Reunión con Tierno Galván.- A las seis comenzó la reunión. Participábamos: MSC, Esquerra, Tierno Galván y M. por UE y yo por nosotros. Como el desarrollo de la reunión tuvo [2] momentos de mucha gravedad ( respecto de los cuales se encontrará al final una autocrítica mía), es necesario exponerla con detalle y tal como se desarrolló. La sesión fue muy breve: no llegó a durar una hora, aunque rebasó, según me parece, los 45 minutos. Se desarrolló así:
a) Tierno Galván pidió que se formulara con precisión la misión de los viajeros. Yo propuse que lo hiciera Esquerra, el cual lo hizo en los términos ya conocidos aquí.
b) Entonces Tierno expuso, en la intervención más larga (unos 20 minutos) lo siguiente (va entre comillas todo lo que recuerdo al pie de la letra):
a’) que había llegado el momento de «articular» la oposición, rebasando las meras tomas de contacto ocasionales;
b’) que eso se hace en Madrid principalmente constituido, «por supuesto», con el Gius y «lo que podemos llamar grupos laborales burgueses» sobre los cuales «yo» tengo mucha influencia, y que pueden considerarse comprendidos o unificados en torno a UE «Luego viene el problema, que son los demócratas cristianos». «Debemos considerar que la existencia de diversas facciones entre los demócratas cristianos es cosa interna de ellos, y exigir que su representación en el comité ser única». Que ellos organicen luego un «sistema de información». «Yo» consigo que el Notario Brú sea su representante. Luego está el problema de los «corpúsculos», a los cuales hay que exigir también una representación única.
Por último está el problema del PC8.
c) Yo pedí la palabra y dije:
a’) Yo estoy aquí como comunista catalán, y hablo con ese título.
b’) Nosotros los comunistas catalanes, hemos informado a otros partidos catalanes de los hechos referentes al Comité de Coordinación de Madrid en otra forma. Hemos comunicado la existencia de un Comité de Coordinación en el que nuestros camaradas de Madrid están representados con el mismo título que los demás. Sabemos que nuestra información es cierta.
d) Tierno Galván contestó que ese Comité de Coordinación del que yo hablaba no existía.
e) Entonces dije muy enérgicamente (ver autocrítica):
a’) Ha pasado ya la época en que las fuerzas burguesas podían hacer especulaciones jugando retóricamente con la honorabilidad del PC. Si los comunistas catalanes hemos dicho en Cataluña que existe el Comité de Coordinación de Madrid, es que existe. Mi afirmación y la de Tierno Galván no pueden ser ambas verdaderas. Por tanto, la una es verdadera y la otra es una mentira.
b’) No entiendo de dónde puede venir al Dr.Tierno Galván la información de que la dirección del PCE está «considerando seriamente» el envío de las cartas aludidas, por la sencilla razón de que la política democrática de dicho partido ha sido sancionada por varios congresos, incluido el último, y el congreso es la autoridad máxima del Partido. Por lo demás, la exigencia de las cartas es una vejación inadmisible y gratuita.
f) Tierno Galván intervino diciendo que eso del congreso no basta, que es una cuestión de matiz y que las cartas servirían para convocar a la derecha.[3]
g) yo dije entonces muy enérgicamente (ver autocrítica) que la afirmación de Tierno Galván, según la cual las decisiones de nuestros congresos no bastan, es una acusación de una falsedad que tengo que rechazar enérgicamente, repitiendo que ha pasado la época en que se puede jugar «impunemente» (ver autocrítica) con la honorabilidad del PCE.
h) Tierno Galván hizo entonces una intervención algo más larga, de unos 5 minutos, diciendo:
a’) que él es personalmente partidario de integrar una fuerza como la comunista, que tendría en unas elecciones democráticas «de unos 600.000 al millón de votos», en la unidad de la oposición;
b’) que le extraña mucho que un intelectual comunista reaccione «sentimentalmente», hablando del «honor del Partido» y diciendo que la exigencia de las cartas es una «vejación inadmisible».
i) Yo: no se trata de sentimentalismo, sino de los hechos que me hacen inadmisible la discusión tal como se está desarrollando: 1.:la fuerza del PCE; 2.: el hecho de que existe el Comité de Coordinación, y de que la negación de su existencia constituye una falsedad (ver autocrítica). Y como la contradicción entre mi afirmación y la suya puede resolverse por el testimonio de un testigo muy autorizado, pido al representante del PSOE, secretario del Comité de Coordinación, aquí presente y por cuyo silencio hasta el momento protesto, que conteste con sí o no a la siguiente pregunta: ¿existe en esta ciudad o no existe un Comité de Coordinación en el cual el representante del PCE lo es con el mismo título que los demás?
j) El representante del PSOE contesta que sí. M. interrumpe diciendo que no existe, porque la realidad es que están tratando de resucitarlo. Yo contesto que una cosa es que el Comité de Coordinación lleve algún tiempo sin reunirse por diversos motivos, y otra cosa es que, por decisión, se haya autodisuelto. M. dice que ése es un distingo jurídico. Yo contesto que el respeto a un distingo jurídico de las dimensiones de ése es precisamente esencial cuando se trata de la honorabilidad de los partidos políticos. (Ver autocrítica).- Entonces interviene el representante del PSOE conciliatoriamente, y cuenta «históricamente» la realidad, incluyendo desde el principio hasta los detalles más recientes.
k) Tierno Galván dice entonces que ése era «el pasado», «algo histórico». Y que él, además, no sabía nada. Yo (ver autocrítica) digo algo brutalmente: «Dr. Tierno Galván, si usted no sabía nada, no tenía que haber hablado, asumiendo la responsabilidad de informar a mis ‘paisanos'»9. Se produce un momento de confusión; intentado llevar el agua a su molino dice: que «no nos interesa sólo el pasado, cuando existía el Comité de Coordinación, sino también el presente, lo que va a ocurrir ahora». Propone la tesis conciliatoria: «nosotros habíamos informado de la verdad, Tierno Galván ha informado también verazmente a saber, de lo que está ocurriendo ahora mismo. De ese equívoco ha tomado origen el incidente entre nuestro amigo el representante del PSUC y el Dr. Tierno Galván». El representante del PSOE insiste entonces en el intento de conciliación, pero de una forma muy rara: que lo que dice Tierno, «que yo desconocía al llegar aquí», puede ser la continuación del Comité de Coordinación, en forma más adecuada a la actual situación.
l) Yo insisto en que el Comité de Coordinación no es «pasado», pues no ha habido autodisolución. Y entonces se produce un ridículo cambio de posiciones, debido a la estupidez ególatra de Tierno Galván. Tierno Galván dice que siendo las cosas como son y él ignoraba, llevo yo razón. Que se trata de «perfeccionar» el Comité de Coordinación existente. Pero luego de un rodeo ese o 3 P perfeccionamiento depende de que el PCE sepa «ser flexible» «por el bien de todos» y se limite a: 1) dar las garantías; 2) ser mero observador de ahora en adelante.
Yo digo que no puedo hablar en nombre del PCE. Increíblemente, Tierno Galván pregunta ofendido que por qué he dicho que hablaba en nombre de los comunistas. Digo que hablo en nombre de los comunistas catalanes y le explico la existencia del PSUC, ayudado por el representante del PSOE. Termino diciendo que, aunque no puede hablar como representante del PCE, sí puedo decir en nombre del PSUC e in[4]terpretando las posiciones idénticas del PCE, que nuestro juicio acerca de la actual situación y correlación de fuerzas excluye por anticipado la tesis del ‘observador’, que constituye un paso atrás en el proceso de la unidad en Madrid. Que la cuestión no es, como dice Tierno Galván, una complicada cuestión de «flexibilidad instrumental», sino una brutal cuestión de habas contadas: se trata de que uno no puede esta aliado con otros si esos otros no quieren. «Ustedes deben tener consciencia de ello, y darse cuenta de que, a pesar de sus palabras sobre la importancia de los comunistas, están proponiendo su exclusión. Lo correcto es que lo digan ustedes así, y no que exhiban el espantajo de una derecha que yo no puedo entender ya sino como ultraderecha fascista»10, (ver autocrítica).
ll) Tierno, con gesto ya de levantarse, resume:
a’) que hacen falta las garantías en cuestión y la «flexibilidad» del PCE, etc.
b’) que, de todos modos, dado que en el «pasado» que él desconocía, ha existido el Comité de Coordinación, llevo yo razón respecto de la situación de partida de las negociaciones futuras: hay que «perfeccionar» el Comité de Coordinación existente, haciéndolo más permanente, más «articulado». Pero perfeccionarlo es pasar a lo que él dice: o sea, sin nosotros.
m) Interviene Esquerra, intentando que no quede como conclusión la existencia presente del Comité de Coordinación de Madrid. Pero Tierno Galván insiste en que «formalmente y jurídicamente» llevo yo razón (la reunión se hace sin nombres supuestos). Entonces Tierno Galván pregunta a Esquerra si Unión Española está representada en el comité de Ametlla. Esquerra dice que no, pero que podría incorporarse como observador. Tierno Galván dice que muy bien: «así tendrían ustedes los dos extremos como observadores, y aprenderían a convivir». Yo intervengo para decir que eso es hablar del futuro, y que nuestra misión informativa en Madrid ha concluido (ver punto 2 de la autocrítica). Tierno Galván que ya estaba de pie, da por terminada la reunión. Yo pido hacer una sugerencia: que llamen a una representación de Bilbao para hacer, al menos, lo que hemos hecho nosotros. Se acepta entusiásticamente. Hay unos segundos finales de «olvido» de las palabras fuertes que hemos cruzado, y nos despedimos.
A la salida hacemos una reunión de unos 45 minutos, en un bar, MSC, Esquerra, PSOE y yo. Protesto al representante del PSOE ante su debilidad ante el fantoche. Me contesta que él no puede ser más enérgico porque arriesga que Tierno Galván hable con Llopis y éste le elimine de un modo u otro. Digo que comprendo y rebajo el tono de mi protesta «en un 80%», y la dejo en propuesta: que deben darse cuenta de una vez de que ese individuo y otros como él no representan al pueblo sino «sólo unos cuantos miles de millones de pesetas». Que representativamente ellos son más fuertes. El dice que, además, yo he podido atreverme a tratarle como le he tratado porque él me respeta profesional-científicamente, pero que a ellos no los respeta así. Yo digo que eso es un error y no hace al caso, y que si yo tenía fuerza allí era porque estaba representando «a miles de obreros catalanes». El representante del PSOE insiste en lo que ha dicho de Llopis. Yo me dirijo a los otros dos y les pido que me contesten si están o no de acuerdo con lo que he dicho sobre las ‘garantías’: los dos contestan que sí. Entonces me despido y me voy a ver a Javier, Federico y A.R./L.
20,15: reunión con Javier, Federico y A.R./L..- Les informo. Ellos consideran la situación. En un inciso estudiamos el problema de cómo Tierno Galván ha conseguido introducirse en la negociación de los forasteros, si por voluntad del PSOE o no. Mi impresión es que no. Que como los catalanes deseábamos, y así lo habíamos dicho, que además del representante del PSOE como secretario del Comité de Coordinación hubiera un representante de la derecha, él lo pidió a M., y se encontró con que éste, por subordi[5]nación a Tierno Galván, nos metió a Tierno Galván en el asunto. Al menos, así se desprende del hecho de que el representante del PSOE no estuviera de acuerdo con Tierno Galván, como dijo, que desconocía el plan de Tierno Galván.
Los camaradas de Madrid consideraron que la crisis de aquella tarde era positiva por aclaratoria de posiciones. Decidieron allí las consecuentes medidas que pondrían en práctica al día siguiente. Les expuse brevemente, porque el tiempo apremiaba, la autocrítica que va al final, pues yo ya había ido reflexionando.
A las 22,15 me reuní con Esquerra y volvimos juntos. La conversación durante el viaje fue vaga, pero útil.
CRITICA DE LA GESTION. La actuación mía ha tenido, según creo y sin tener en cuenta la opinión de los camaradas de Madrid, dos defectos de diferente importancia, pero relacionados entre sí:
1.- La violencia de la actitud, que no hace falta detallar aquí, porque ya he ido señalando más arriba los puntos principales. Esa violencia ha sido una exageración de la firmeza de posición, correcta en sí misma, que era necesario y conveniente mantener.
2.- El punto de vista demasiado unilateralmente PSUC que adopté, a pesar de que mi preparación de aquella mañana con Javier me capacitaba para hacer intervenciones más generales.
Andreu [Manuel Sacristán].
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IV. NOTA DE RICARDO, Junio, 196511
Informado, por el material escrito que devuelvo, de las circunstancias de la expulsión de Ferrán [Francesc Vicens], y verbalmente de las relativas a Fabra [Jordi Solé Tura], veo en ambos casos justificadas las medidas tomadas por el Comité Ejecutivo.- Aprovecho la ocasión para hacer dos observaciones que me han sugerido el material y que quizás puedan ser útiles más allá de los casos particulares citados.
Primera observación.- Los escritos de personas expulsadas que conozco -el texto de Fernando Claudín publicado en NUESTRA BANDERA y el informe de Ferrán, así como las informaciones verbales y las cartas- sorprenden por una desproporción entre el contenido inicial de las discrepancias y las consecuencias finales de la discusión. (Esta desproporción nos hizo pensar a algunos, cuando llegaron las primeras noticias graves, que se trataba de propaganda del gobierno12). En efecto: el conflicto empieza como una discusión acerca de temas concretos, principalmente de política agraria y la tesis de la Huelga General Pacífica Política y la Huelga Nacional13, pero al final se carga con otros temas cuyo planteamiento en las condiciones actuales es insensato -el de la democracia interna- y con acusaciones relativas al modo de dirigir el Partido. Por ese camino la discusión termina con la negación práctica de los estatutos por parte de las personas expulsadas.
Esa evolución es a primera vista incomprensible. Ante todo porque, aún cuando las discrepancias hubieran sido totales desde el principio, siempre habría cabido a los interesados la posibilidad de dejar constancia de su opinión y seguir trabajando, de acuerdo con los estatutos, según la política establecida por el congreso. En segundo lugar -y esto me parece de mucha importancia- porque, tal como las plantean inicialmente, sus discrepancias no son totales: la política agraria es una parte de la política general del Partido, y la Huelga General Pacífica Política y la Huelga Nacional no son la política del Partido, sino dos conceptos en los cuales esa política ha cristalizado. Se trata, desde luego, de conceptos importantes de esa política, de la forma concreta de manifestarse hoy. Pero no son ellos, sin más, toda esa política. Prueba: el concepto de Huelga General Pacífica Política ha surgido bastante después de la formulación de la política general del Partido, como concreción de ésta a la luz de ciertas experiencias recogidas en la clase obrera.
Parece que esto debería haber hecho más fácil la aceptación, estatutariamente obligada, de la línea política en cuanto al trabajo, independientemente de las reservas que aquellas personas pudieran tener.
En cambio, desde hace algo menos de un año, se tienen muestras claras de que dichas personas no están dispuestas a aceptar las obligaciones dimanantes de los estatutos (y de la tradición del Partido, que es en substancia lo más importante). Este hecho da un carácter de falsedad (no necesariamente subjetiva), de diálogo entre sordos, a las discusiones. Ante el texto de Ferrán y las cartas entre él y el Comité Ejecutivo, no es posible evitar la impresión de que se está hablando de una cosa y se está pensando en otra: se está hablando del campo y de la evolución económica, pero se está pensando en el Partido, en su naturaleza, su vida interna y el grado de su necesidad histórica. Parece haber en el fondo de las posiciones de las personas expulsadas una recusación del Partido mismo, de la naturaleza y la función de los Partidos Comunistas en la época actual.
Es, naturalmente, imposible probar esa hipótesis no conociendo más que unos pocos datos. Ni se pretende probar nada en esta nota, sino sólo sugerir. Ahora bien: si la hipótesis tiene fundamento, entonces el hecho cobra importancia, porque en el país existe, entre personas de diversa filiación, una tendencia en ese sentido. Dicha tendencia se apoya en una interpretación superficial de la experiencia argelina y una visión falsa de la cubana. En esta ciudad se ha presentado ya la cuestión abiertamente en discusiones con personas expulsadas y de otra filiación. Nuestra línea de argumentación frente a ellos es la siguiente: la tesis de que los Partidos Comunistas «están superados» como instrumento esencial para la consecución del socialismo es falsa en general, y, en particular, es absurda aplicada a nuestro país; [2] falsa en general, porque los países que parecen mostrar una marcha al socialismo sin Partido Comunista no se encuentran en estadios de evolución de las fuerzas productivas que rebasen las condiciones de la Rusia de 1917 o la China de 1950, sino, por el contrario, en estadios evolutivos sociales anteriores o, a lo sumo, análogos; y además, porque tampoco puede afirmarse aún nada categórico sobre su definitivo paso al socialismo; y es absurda, en particular, aplicada a nuestro país, porque en la Europa Occidental no se tiene ningún elemento para pensar en desarrollos parecidos al argelino, por ejemplo.
Seguramente será bueno hacer y publicar un estudio sobre este tema con documentación sobre los países que dan pie a la discusión, especialmente Argelia y Egipto (autodisolución del Partido). Pues lo que sí es un hecho es que la teoría política marxista no se ha enfrentado aún con el problema del posible [paso] al socialismo –gracias a la existencia de un bloque socialista– de países evolutivamente atrasados, ex-coloniales.
Segunda observación.- Esta observación se refiere al problema de la relación de los intelectuales con el Comité Ejecutivo. No tiene gran cosa que ver con los casos Fabra y Ferrán, pues éstos no pueden considerarse intelectuales típicos: Ferrán fue siempre poco comprensible para los intelectuales por su conducta adulatoria de la dirección; Fabra, por su parte, tenía un completo desprecio por la función intelectual, y lo había dicho explícitamente. Por otro lado, como en la observación anterior, tampoco en ésta se pretende probar nada, sino sólo sugerir motivos de reflexión.
Por la experiencia de esta ciudad, puede decirse que la principal causa de las dificultades no está constituida ni por discrepancias políticas ni por una supuesta tendencia que tuvieran los intelectuales a constituirse en un Partido dentro del Partido, sino a su escasa condición de militantes. Salvo en algún caso particular, sus violaciones de la disciplina se explican básicamente por su escasa militancia, su escasa noción, incluso, de los que es un Partido Comunista. Ejemplos verbales pueden ilustrar esto. Pero lo que más interesa en esta nota es intentar aclarar la parte de culpa que tiene la dirección misma en las dificultades. Los Partidos Comunistas en general, y el nuestro en particular, no tienen, por su tradición, más que dos modos de entender la posición del intelectual en el Partido: como dirigente profesionalizado (que es como lo vieron Lenin y Gramsci) o como apéndice muy externo, casi mero adorno. Los prototipos podrían ser el propio Lenin, (intelectual dirigente profesional, característico de la profesionalización subrayada por la inicial concepción bolchevique), y un artista como Eisenstein; o bien, entre nosotros, Juan Gómez [Tomás García] y Rafael Alberti. Esa manera de ver al intelectual en el Partido es característica del inicial Partido de cuadros bolcheviques. Pero con el paso al Partido de masas se produce -y es necesario y bueno que se produzca- la presencia de intelectuales que no van a ser necesariamente ninguna de esas dos cosas, sino militantes (no mero adorno), pero en la producción -el trabajo intelectual de la sociedad-, igual que los obreros de una fábrica. Nuestro Partido no parece haber podido hasta ahora digerir sin grandes dificultades este contingente relativamente nuevo. La reacción del Comité Ejecutivo tiene entonces lugar en dos planos, el segundo dependiente del primero: el primero consiste en una básica desconfianza, muy profunda. En una declaración del Comité Ejecutivo del PCE (hace años) se definía al revisonismo como la actitud que quiere siempre investigar y autocriticarse. Eso no es revisionismo, eso es el espíritu y el motor subjetivo de la ciencia misma, de lo más valioso que pueda representar el intelectual como tal. El hecho de que estos rasgos se utilizaran para caracterizar el revisionismo era el síntoma de una desconfianza muy profunda respecto de la función intelectual. (Otra cosa es que el revisionista y, en general, los intelectuales que militan mal y poco -y éstos son muy numerosos- no entiendan lo que es el Partido -o lo traicionen entendiéndolo- y no sean suficientemente marxistas para entender que el espíritu científico se ejerce en el partido, que es un instrumento de la práctica revolucionaria de la clase obrera, según una dialéctica que tiene su momento dominante en lo práctico, o sea, en lo político o «subjetivo», y que la [3] acción práctico-subjetiva del Partido es un elemento más de la realidad políticas14. Pero esto es otra cuestión). De ese plano pasivo, de desconfianza, el Comité Ejecutivo pasa al activo, al trato intelectual como a un enfermo contagioso, aunque a veces bien intencionado: se le trata «con paciencia». Nada tan erróneo y catastrófico como «el trato con paciencia». Este trato tiene tres vicios graves: a) es fruto de la desconfianza, y el intelectual se da cuenta con mayor o menor claridad y se repliega en sí mismo con resentimiento; b) viola la disciplina del Partido o, al menos, su tradición y su naturaleza, porque va permitiendo con manga ancha irregularidades entre los intelectuales, y al final, inevitablemente, tiene que dar lugar a repentinas violencias; c) produce disimulos e insinceridades, y es así profundamente antieducativo. (A mi personalmente me ha ocurrido una vez el tardar casi 24 horas en entender cuál era la cosa que yo había hecho que parecía errónea al Comité Ejecutivo, y en qué sentido, porque todos, «tratándome con paciencia», rehuían el decírmelo abiertamente).
Barcelona, junio 1965.
***
V CARTA DE RICARDO A J. , 28-6-65.
Abreviaturas del texto sustituidas en la transcripción:
J. = Javier Pradera
MCI…………Movimiento Comunista Internacional
P…………..Partido
PC………….Partido Comunista
RT………….Ramón Tamames.
Querido Javier: La adjunta nota de crítica interna, a pesar de su laconismo y de su tajante manera de decir, contiene lo esencial de mi opinión sobre lo que está pasando. Uso adrede esa vaga expresión -‘lo que está pasando’- porque no me refiero sólo al asunto mismo del seminario de estudios económico-sociales, sino a todo el ambiente en el cual se presenta el texto de Ramón Tamames. La manifestación más fácilmente interpretable de ese ambiente es quizás el artículo de ese para mí desconocido petulante imbécil que ha escrito en triunfo contra los «románticos», adornando ya el ataque con el Vo.Bo.15 de Información y Turismo. Ese artículo me parece muy revelador de la situación a que hemos llegado: Por varias razones, al final de las cuales, según creo, hay dos solas y decisivas. Te enumero algunas: el autor hace algo -la polémica pública desde fuera- que, como él mismo tiene que saber, significa sin más la expulsión; lo hace con una grosería en represalia de la cual me complazco en llamarle petulante imbécil; no tiene el menos interés en mejorar la política del Partido, puesto que su método, como es obvio, y él debe saber y querer, no puede conducir sino, a lo sumo, a la crispación de los atacados. Así pues, el Partido mismo le trae sin cuidado.
Por alusiva que sea, esos rasgos apuntan a los dos antes aludidos y que considero básicos: en las personas causantes del ambiente se da (I) una confusión entre el Partido y la teoría, y (II) una ignorancia de la naturaleza de éste, ignorancia enlazada con la tesis de que el Partido está históricamente superado. La confusión entre el Partido y la teoría es tan grosera que resulta inverosímil: nadie confundiría una fábrica de bombillas con la teoría del electromagnetismo16.
Pero esa confusión es un hecho en el ambiente considerado: ninguna otra explicación tienen las habituales «críticas que reprochan a resoluciones políticas -siempre breves- el no haber «analizado» tal o cual cosa, o ninguna, suficientemente, como si su función fuera el análisis y no la ordenación de un grupo de combate. Análogo es el caso de los «reproches de subjetivismo», basados en la ignorancia de que el Partido es precisamente subjetividad organizadas17, sobre la base, naturalmente de un conocimiento. (Aquí los críticos, además de confundir la teoría con el Partido, suelen andar flojos de teoría, olvidando que la subjetividad es un elemento importante de la realidad).
Ya con eso he tocado el segundo elemento básico del ‘ambiente’: la ignorancia de lo que es el Partido. Ante todo, la ignorancia de su naturaleza de subjetividad organizada. No es subjetividad cualquiera, desde luego, ni azarosa y casual como la de los partidos de oposición -confesionales o filosóficos, como la democracia cristiana o el partido liberal-, sino compuesta con cierta abstracción -y, por tanto, con cierta objetivación de los subjetivo- a partir de la clase obrera como sujeto. Subjetividad pues objetivada y construida (por la teoría), pero subjetividad al cabo, cuya organización y activación es toda la razón de ser del P[artido].– La ignorancia de lo que es éste baja luego, desde ese desconocimiento general, a otros errores más concretos, y se hace ignorancia de los estatutos y de la tradición y continuidad del Movimiento Comunista Internacional.
Por último, hay casos de mucha mayor clarividencia entre las personas del ‘ambiente’: son los que se dan cuenta de haber vivido mucho tiempo en esa ignorancia de lo que es el Partido, y ahora reaccionan declarándolo caducado. Me he encontrado ya alguna vez con alguna persona así, y, a pesar de su relativa lucidez, no tengo más remedio que despreciar su trivialidad de pensamiento, su [2]nulidad intelectual ante el problema. Pues no he recogido de estas personas sino las dos globales afirmaciones siguientes: Primera, que las formas de organización de los Partidos Comunistas son anacrónicas y no pueden funcionar en países modernos; Segunda, que los Partidos Comunistas no son ya el instrumento principal para la consecución del socialismo, como lo probarían ejemplos cuales Argelia, Cuba, Egipto, Indonesia… (Ha hecho bastante efecto la autodisolución del Partido egipcio. Yo no se más que lo que ha dicho la prensa).
La incoherencia entre las dos afirmaciones es clara: la primera no puede ser explicación de los ejemplos, todos los cuales se refieren a países evolutivamente atrasados.
También es visible la debilidad de la segunda afirmación: a) en Cuba la dirección es marxista-leninista; b) ni Argelia, ni Egipto, etc., representan estadios de la evolución social que rebasen aquellos en los cuales es típicamente eficaz el Partido Comunista, sino, al contrario, estadios evolutivamente anteriores. (Aquí, dicho sea de paso, aparece indirectamente la confusión entre el Partido y la teoría; porque lo que sí es verdad es que la teoría no ha dado ni un sólo paso serio desde el Imperialismo, estadio etc., en el conocimiento del camino hacia el socialismo a partir de esos estadios atrasados respecto del considerado por los clásicos. Los soviéticos durante la industrialización de las tierras asiáticas y los chinos en 1950 habrían podido dar esa necesaria nueva aportación teórica; pero, que yo sepa, no lo han hecho seriamente); c) la posibilidad de fenómenos socialistas en esos países se debe a la existencia de un bloque socialista construido, mantenido y desarrollado por el Partido Comunista ‘clásico’; d) está por ver si Egipto o Indonesia están realmente construyendo el socialismo.
La primera tesis, por último, ignora hechos y disimula, por los que hace a España, una utopía, condenable como todas. Los hechos ignorados son las efectivas transformaciones de los Partidos Comunistas desde hace bastantes años. La tendencia utópica consiste en suponer que en circunstancias como las españolas actuales sean posibles o convenientes cambios estatutarios considerables sin destruir el Partido. Los procedimientos no utópicos de mejoría de su funcionamiento pueden ser medidos como el enriquecimiento de la información que llega a los órganos decisorios, el establecimiento, cuando es posible, de gabinetes asesores técnicos, etc., (esto último existe prácticamente en materias jurídicas -defensas- aunque sin duda debería organizarse mejor).
Me parece haberte mostrado que el «ambiente» en cuestión no es mera tendencia perfeccionista de ciertos militantes, sino algo heterogéneo con la naturaleza del Partido. Creer lo primero es confundir. En 1956 Togliatti18, al que siempre se le ha criticado tanto por ‘mero mediador’ y difuminador de contradicciones, pedía cuando el asunto Giolitti19, etc., que se evitara, como peligro máximo para el Partido, la confusión. Creo lo mismo para nosotros hoy. La persona que, por carecer de visión del dilatado contexto histórico en el que tiene sentido el Partido, por hipnótica contemplación de las dificultades presentes, llegue, como todos los sumidos en el «ambiente», a no ver justificado el Partido, ni fundados sus estatutos, no es propiamente un militante. Yo pienso que no debe ser demasiado difícil, si uno tiene un poco de visión teórica o general, sustraerse a esa hipnosis de lo momentáneo, a las perplejidades del instante, sabiendo que, en el peor de los casos, preservar y reforzar el Partido es al menos sostener el principal agente del socialismo. (Y hablo [3]con tal minimalismo no porque crea que eso es todo lo que se puede hacer, sino porque me parece que eso basta para justificar lo que digo). Espero que te decidas a hacérselo comprender a algún otro.
He argumentado adjetivamente20 porque esta nota es para ti. Pero las personas en las que pensaba al redactarla son tan ignorantes, tan incompetentes como intelectuales -incluso tan despreciadoras de la función intelectual- y tan poca cosa como personalidad moral, que para ellos bastaría el argumento ad hominem. Y en muchos casos el mero olvido de ellos, de su furia de «conversi a rovescio» (también esta cita es de Togliatti) y de su imbécil petulancia.
Un abrazo
***
VI NOTA DE RICARDO, 24.1.66
Los días 8 y 9 de enero, (sábado y domingo), se han reunido en Ametlla del Vallés, un gupo de intelectuales catalanes convocados por lo que oficiosamente podríamos denominar el secretariado cultural del Omnium, bajo el pretexto de estudiar los problemas que plantea la difusión de la cultura catalana.
Las reuniones tuvieron lugar en la casa de Félix Millet y Maristany, con la presencia del mismo y la representación de Banca Catalana (J. Pujol) y Banco Industrial de Cataluña (Carrasco), los Srs. Ortínez y Durán Farrell que se vieron imposibilitados de estar presentes, mandaron cartas de adhesión y algunos representantes (Sardá y otros). También estuvieron presentes varios industriales catalanes como el Sr. Carulla de Gallina Blanca.
Las reuniones se extendieron desde el sábado por la mañana hasta el domingo al medio día, con la interrupción de la noche del sábado que los asistentes fueron a dormir a Barcelona, terminó con un almuerzo de faisán regalado por un industrial catalán que se dedica al «deporte» de su cría.
A la hora de los postres y con la euforia del coñac, los asistentes jugaron a «elecciones libres», de forma que depositaron su voto secreto como si se tratara de un comicio general. La Democracia-Cristiana, sacó 9 votos, el PSUC 8, Esquerra y Socialistas 4 cada uno, y algún otro partido 1 ó 2. Es de notar que las distintas organizaciones fueron denominadas de una forma más o menos vaga, salvo en el caso del PSUC, en el que la elección se hizo sobre siglas concretas. Al conocer los resultados el Sr. Carulla expresó que si esto debiera ajustarse a la realidad «habría como para tomar el barco e irse a Ginebra» (sic). La dirección de la reunión y cabezas visibles, fueron J. Benet y J. Pujol con Triadú. Inicialmente se presentaban dos ponencias o temas de discusión: 1) Problemas que plantea la difusión de la cultura catalana en el exterior (Castellet, C. Pellicer, J. Molas, R. Salvat). 2) La difusión de la cultura catalana en Cataluña, (J. Benet).
La lista de intelectuales invitados, comprendía en general a lo que podríamos llamar en el campo de la creación cultural, intelectuales de izquierdas políticamente no comprometidos: J.M. Castellet, O. Bohigas, J. Carbonell, R. Salvat, J. Molas, S. Espriu, C. Pellicer. Todos ellos, habían quedado prácticamente de lado en la dirección y creación del Omnium Cultural en su primera fase.
Parece ser que en general el curso de la discusión aportó poco o nada de nuevo, pero en el curso de las mismas se intensificó la aproximación en las relaciones personales, formulándose repetidamente los deseos y las posibilidades que el grupo promotor tenía, en el sentido de favorecer y estimular la creación cultural. Así, aunque sin concretar, se habló de ofrecer puestos de trabajo de medio día muy bien remunerados, en empresas que el grupo financiero domina, para aquellos intelectuales que precisasen solucionar su situación económica.
Por la mañana del domingo se habló de la necesidad de sacar unas conclusiones que fuesen base para una relación de trabajo futuro, así se llegó a establecer la preparación de un libro sobre Historia de Cultura Catalana, que el grupo financiero se compromete a publicar incluso en Francia e Inglaterra, y que dirigiría J. Molas; también se abrió la posibilidad de ayuda económica para un grupo que integrado por Castellet, Benet, Bohigas, Pellicer y un abogado de Vilafranca, siguiese estudiando los problemas de la difusión de la cultura catalana. Otro grupo, (Piñol y Verdura entre los componentes), trata[2]ría de los problemas editoriales en relación con esta misma difusión. Por último, se decidió una planificación de las ayudas económicas, que hicieron público que en el momento actual sobrepasa los dos millones anuales, y el estudio de un posible incremento de las recaudaciones destinadas a fines culturales.
Parece ser que en principio, el equipo intelectual de izquierdas que calificamos de políticamente independiente, se inclina a aceptar todo ese plan que le ofrece posibilidades de proyectarse en un sentido de profundización cultural bajo un condicionamiento económico favorable, considerando que en principio esto no disminuye su independencia, y que incluso en estos medios se puede hacer una labor seria y positiva. De todos modos parece que no se les escapa el peligro de atomización de movimiento intelectual progresista, que si bien hasta hoy no ha tenido cierta coherencia organizacional, no deja de ser un grupo con una coherencia de base. Así mismo y con todas las afirmaciones expresadas de honestidad, no dejan de reconocer la existencia de un compromiso tácito que puede condicionarles colectivamente a la hora de proceder a la formulación de su política cultural.
Todo ello, no obstante, incidiendo sobre un sector sobrecargado de trabajo y con la sensación de frustración de su «función intelectual seria y profunda», hace que frente a la propuesta de emplear energías en una cohesión organizada de intelectuales de izquierdas, que por su condicionamiento económico y político, forzosamente ha de moverse fundamentalmente en un plano más primario en el sentido de crearse sus propios condicionamientos en una primera etapa, esta maniobra de los intelectuales que representan a la burguesía catalana, haga aparecer posiciones de desánimo y aún de fría colaboración y escepticismo, en los representantes de la izquierda. A ello debe añadirse la creencia por parte de este grupo, que el PSUC les ha tenido abandonados, en el sentido de haberlos tenido apartados del diálogo ideológico sin mostrar apoyo entusiasta a aquellas aportaciones culturales no específicamente orgánicas, y a los hombres que las han promovido.
Por último es de notar, que en las discusiones de la Atmella no ha estado invitado ningún intelectual de los conocidamente organizados tanto del PSUC como del MSC. Con referencia a este último se hizo el comentario por parte de Benet de que se había querido invitar a Reventós, pero «que no se le había podido encontrar». También se dio a entender que se iba a promover, con el consecuente apoyo económico, una comisión de abogados que estudiase desde un punto de vista legal, la protección del Omnium y de todo el movimiento cultural que se intentaba impulsar.
Parece ser que se dio conocimiento de la reunión a Tarradellas21.
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VII NOTA AUTOCRITICA SOBRE «NOUS HORITZONS,» 3.7.67
Abreviaturas del texto sustituidas en la transcripción:
NB,………. Nuestra Bandera
NH,………. Nous Horitzons
P.,……….Partido
R,……….. Realidad
La temporada ya dedicada al trabajo para Nous Horitzons en su nueva organización22 (otoño, invierno y primavera) es lo suficientemente larga para permitir un primer balance. A primera vista -y por no olvidar los hechos positivos-, parece que este trabajo vaya por buen camino: se enviaron abundantes materiales para los números 9 y 10, y el viernes 23 de junio han salido 67 páginas para el número 11. Además, esas 67 páginas están ya bastante planeadas desde los dos puntos de vista principales: contenido de los trabajos hechos por colaboradores nuestros y elección, para fines de propaganda eficaz, de colaboradores muy externos y hasta resentidos contra nosotros. Es importante publicar estas cosas tal cual, sin comentarlas, criticarlas ni menos refutarlas en el mismo número. Por lo demás, la más hiriente de ellas -el reproche que nos hace Joan Fuster de no haber divulgado la obra de Gramsci- se refuta sola en un número con tanto espacio dedicado a ese autor. Propagandísticamente, eso [es] más eficaz que cualquier comentario nuestro.
Pero aunque a primera vista se puedan registrar algunos progresos, el hecho es que los problemas de fondo siguen casi sin tocar. Esos problemas son:
1) El núcleo de redacción barcelonés sigue sin ser propiamente una redacción. Esto es: no ha conseguido aún hacer contribuir de un modo apreciable a otros camaradas con capacidad de escritores. Más bien ha funcionado como un grupo de autores, no como una redacción.
2) La crónica catalana, que es el principal tema que habría que cultivar aquí, sigue aún sin solucionarse. Ni siquiera hemos conseguido planearla sobre el papel, pero en serio y con detalle.
3) La distribución no ha recibido casi ningún apoyo serio del núcleo de redacción. Todo se ha reducido a unas 12 suscripciones, de las cuales no hemos cobrado, además, más que 4.
4) La colaboración con el núcleo de fuera sigue siendo muy escasa. No se ha conseguido resolver aún el problema de la intervención de Vernet [Francesc Vallverdú] en ello, que es por ahora el más capacitado. Y la cosa tiene cierta importancia porque el número 9 ha suscitado protestas por falta de sintaxis y (dicen) de ortografía.
5) La colaboración con Realidad y Nuestra Bandera ha sido nula.
Durante la última semana de junio (el 24) y todo el mes de julio vamos a tener una serie de reuniones exclusivamente dedicadas a esas deficiencias. En medio intercalaremos otras (desde el 10 de julio) para empezar a preparar el número 12. En septiembre pensamos cerrar el 12 y en noviembre el 13.- La reunión más inmediata sobre el tema de organización del trabajo se dedicará al problema de la crónica catalana.
Una de las deficiencias de la redacción no va a poder resolver- se en serio si no es mediante una reorganización de intelectuales de la que hablo en otra nota. En realidad, no hay en la redacción más que dos -Rossell [Josep Fontana] y Ricardo [Manuel Sacristán]– que podamos tener presente Nous Horitzons como principal trabajo nuestro de Partido. Los demás tienen los minutos contados por la gran cantidad de reuniones que están obligados a realizar.
Ricardo [Manuel Sacristán].
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VIII NOTA SOBRE LA ORGANIZACION DE INTELECTUALES, 3.7.1967
Abreviaturas del texto sustituidas en la transcripción:
c.,……….célula
CE,……….Comité Ejecutivo
NB,……….Nuestra Bandera
NH,……….Nous Horitzons,
P,………..Partido
R,………..Realidad
Ya son varios los documentos de la dirección del PCE que muestran una intensa preocupación por los problemas de organización del Partido desde el punto de vista hoy principal: el desarrollo de la lucha de masas. La organización de intelectuales del Partido de Barcelona no tiene desde ese punto de vista un buen balance para los últimos meses: mi opinión es que, salvo entre los médicos, no ha dado en esta temporada muchos pasos hacia adelante en la promoción de movimientos sociales. Y hasta, en algunos casos (no-numerarios, colegio de Doctores y Licenciados, Colegio de Abogados), puede decirse que no ha dado ningún paso en absoluto o incluso que ha visto deteriorarse la situación. Sin embargo, ésta ha sido una temporada de grandes esfuerzos individuales: conozco miembros de comités de célula que han salido varias veces a más de una reunión diaria, y, cosa más grave, militantes de base, sin especial responsabilidad, que han tenido semanas a reunión diaria. (Quiero decir reuniones de Partido, no de organismos sociales o de masas. He podido ver, por ejemplo, la agenda de la camarada Aurora [Pilar Fibla]: ha tenido a 20 de junio 17 reuniones, 3 de ellas han sido en organismos de masas; 14 han sido reuniones de Partido: de comité, de célula y de comisión. Esta camarada es madre de un niño pequeño y trabaja a media jornada en una empresa). En esa especie de convulsión febril, inútil y hasta contraproducente, es claro que no puede ni pensarse en aprovechar a los intelectuales de acuerdo con sus especiales posibilidades.
La causa de ese desgaste en el vacío es en mi opinión la duplicidad de la organización de intelectuales y la gran importancia dada durante meses al control burocrático casi policíaco de las personas, no del trabajo. Lo primero es lo más concreto y lo que más urge examinar; lo otro es una cuestión de actitud moral que no puede arreglarse con medidas orgánicas. La duplicidad de organización consiste en lo siguiente: los intelectuales se encuentran organizados en células de gran heterogeneidad y vida pobrísima, y, a la vez, en «comisiones» que son las que dirigen el trabajo de masas cuando lo hay, el trabajo social y el trabajo ideológico. He estado durante meses dando vueltas a esta cuestión, por respeto al principio de destrucción de la vieja organización en grupos homogéneos que hemos llevado a cabo en el último período. La idea era separar y aislar a los claudinistas, concentrados sobre todo en dos de las viejas células de tipo homogéneo (historiadores y médicos) y preparar la disolución de la organización de intelectuales23. Pero, al final, tres factores me han convencido de que esa política de organización es suicida desde el punto de vista del trabajo de masas y de la acción ideológica. Estos factores son:
a) Esa organización viola el principio básico de eficacia en cualquier clase de actividad moderna: la división técnica del trabajo. Me acabó de convencer de este punto una discusión con un camarada de Madrid (J), que me expuso los resultados conseguidos allí por el procedimiento de crear una organización única sobre la base profesional.
b) La idea de que por el camino seguido se disuelve la organización regular de intelectuales es utópica; esa disolución no será fruto de ninguna medida organizativa en intelectuales, sino del desarrollo del resto del Partido.
c) La nulidad política y práctica de las células de hoy, elefantiásicas y heterogéneas, deprime a los militantes. Varios de ellos, incluso miembros de comités, ven en esas células como pesadillas que tienen que soportar por una disciplina aplicada a objetivos incomprensibles. Esta situación será, si se prolonga, mucho más destructiva que la acción de un regimiento de claudinistas. Por una sensación análoga de impotencia empezó precisamente el problema ‘pre-‘claudinista en intelectuales de Barcelona.
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Frente a esa fórmula de organización -que tiene además en contra la forma autoritaria como se ha realizado y se mantiene- me parece oportuno considerar otra basada en los siguientes principios.
[2] 1) Paso individual del mayor número posible de camaradas a otras organizaciones del Partido, y declaración explícita, en un escrito del Comité Ejecutivo, de que la organización de intelectuales es transitoria como organización regular, debiendo pasar en una futura época a la condición de organismo no regular de trabajo.
2) Liquidación de los actuales procedimientos autoritarios, que tienen mucho de subjetivismo y gusto anarquista por el misterio y el secreteo. Para empezar, toda posible reorganización, incluida, naturalmente, la aquí propuesta, debe pasar a información y opinión y discusión de la base.- Los comités de célula deben ser elegidos como dicen los estatutos.- Si la situación política sigue siendo mala, una medida previa puede ser la expulsión o la separación de las personas que, por no conducirse como comunistas, no pueden tampoco participar en una sana vida de Partido fundada en la disciplina en vez de en la inquisición.
3) Admisión plena, para los camaradas que hayan de quedar por ahora en intelectuales, del principio de especialización del trabajo de Partido. Disolución de las contraproducentes células muertas actuales y conversión de las llamadas «comisiones» -o del mayor número posible de ellas- en células auténticas, que reúnan en sí el carácter de organismo regular de Partido más la posibilidad de un trabajo de masas, o meramente social, en ambientes profesionales, del trabajo ideológico y del trabajo de propaganda y prensa. El trabajo de masas y de Partido ha de ser en esta época la base y el criterio de la organización.
4) Reconocimiento del carácter de comité regular de Partido a la «comisión política» de intelectuales.
No me parece bueno llegar a diciembre sin haber propuesto a la base esta rectificación de nuestra manera de entender la organización de intelectuales. Aún en el caso de que la base la rechazara (y habría que respetar su decisión) se habría ganado una cosa importante: disminuir la sensación de súbditos imperados tiene gran parte de lo militantes.
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Aparejada con los principios de organización recién indicados debe ir una nueva y verdadera severidad en cuanto realización efectiva del trabajo dividido y especializado: no se puede seguir tolerando que los abogados no preparen las defensas, que los colegiados en Doctores y Licenciados lleven un retraso de más de medio año en cuestiones que era fáciles de entender y resolver, que la redacción de NOUS HORITZONS no rinda ni el mínimo que sería necesario, que los no numerarios terminen el curso con un vacío casi total de logros, etc. Pero esa exigencia sólo puede hacerse efectiva ante camaradas que no pierdan deprimentemente el tiempo en reuniones inútiles: para un abogado, por ejemplo, puede considerarse que el preparar bien las defensas es ya suficiente trabajo de Partido para justificar su militancia; si a eso se le añade el trabajo en el Colegio de Abogados, debe en mi opinión incluso prohibírsele que haga más cosas. Análogamente para otros profesionales y para intelectuales culturalmente productivos.
Para estos últimos no se trata de crear lo que en Madrid existe o ha existido bajo el irónico nombre de «célula de sabios». No se trata de organizar a los intelectuales científica o artísticamente productivos como tales, pero sí de descubrir un trabajo para cada uno, en torno al cual organizar su vida política, en vez de separar ésta en células sin más vida que la burocrática. Por ejemplo, pueden ser células, y no comisiones, el grupo de no numerarios, la redacción de Nous Horitzons o un grupo de prensa en general (con Nuestra Bandera y Realidad), el grupo del Colegio de Doctores y Licenciados, el grupo promotor de la editorial, etc. No se trataría, pues, de organizar sindicalmente por profesiones (historiadores, filósofos, abogados, etc.), pero sí por el trabajo, tras haber admitido que todo trabajo con alguna proyección social es trabajo de Partido suficiente para justificar la militancia.
– Ricardo [Manuel Sacristán].
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IX CARTA DE RICARDO, 30.9.1969
Querido camarada Miró [Josep Serradell]: contesto a tu carta del 4 de agosto. Con eso quiero decir, siguiendo el planteamiento de tu carta, que no me parece razonable retirar mi dimisión y que podéis, como dices, «proceder en consecuencia». También me pides que razone la dimisión. Para hacerlo no puedo sino repetir lo que dije verbalmente en enero (creo que fue en enero)24, contestando a una intervención de Emilio [José Salas] tan bienintencionada y honrada que definía, sin quererlo, mi principal razón para dimitir. Intentaré completar aquello, pero creo que la cosa no variará mucho. Lo esencial, como siempre, se puede decir en dos palabras25-.
1. La política general del partido me sigue pareciendo buena. Su perspectiva en los problemas españoles es acertada, y su línea ante las graves cuestiones del movimiento comunista internacional me parece fruto de un esfuerzo valioso y casi sorprendente en un partido que se encuentra en las condiciones en que vive el nuestro. (El artículo de Gregorio [López Raimundo] en el último Mundo Obrero que he visto, por ejemplo, es espléndido por su valiente realismo). La sensibilidad con que la dirección del partido (mi impresión más precisa es: Santiago [Carrillo] principalmente) ha reaccionado a los varios y complicados acontecimientos del año 1968 me parece también ejemplar. En la «alta política» del partido, en su «estrategia», no veo, pues, nada preocupante, sino, por el contrario, motivos de satisfacción y prometedoras orientaciones generales de la lucha.
Me preocupa, en cambio, un defecto que veo aumentar: mientras que el análisis a grandes rasgos en que se basa la orientación política general es bueno y conseguirá enriquecerse siempre que se conserve la sensibilidad política que hasta ahora se aprecia en unos pocos de nuestros principales dirigentes (señaladamente en Santiago), en cambio, me parece que el Partido analiza cada vez menos y cada vez peor la situación concreta particular de los varios frentes de lucha o trabajo, y los acontecimientos que alteran esas situaciones. Creo que estamos hoy muy por debajo, por ejemplo de los excelentes trabajos de Juan Gómez [Tomás García] en los años cincuenta, trabajos en los que varios intelectuales de los de entonces (por ejemplo, Rossell [Josep Fontana] y yo) aprendimos a manejar problemas políticos desde sus implicaciones teóricas profundas. En particular, la reacción del partido al estado de excepción y a la proclamación del Juan Carlos, así como el desgraciado uso no-leninista de la idea de «putrefacción», me parecen frutos lamentables de una rutina que renuncia al análisis. Temo que en Santiago [Carrillo] mismo esa caída en la rutina sea causada por un poco de angustia a medida que pasa el tiempo y se agotan ciertas posibilidades tácticas, mientras, como ocurre en toda situación de «putrefacción» leninistamente entendida, se van pudriendo las palancas orgánicas de la acción del partido y de toda organización de clase. Y creo que en la mayoría de los demás dirigentes esa rutina que repite fórmulas con honrado entusiasmo de cumplir, pero nada más, es situación natural y deseada.
Con la rutinaria falta de análisis concreto empieza la degradación de nuestra política, degradación que se completa al pasar a la práctica, bajo el alcance de los organismos varios de dirección. La aplicación de nuestra política general, la instrumentación «táctica» de nuestra estrategia, me parece muy mala. Sobre todo en el PSUC, que es el reino de la autocrítica inútil; pero creo que también en el resto de España. Con esto pasamos al segundo punto.
2. La concepción de lo que es dirigir y lo que es aplicar una política que tiene el núcleo dirigente en su conjunto me han producido desde hace mucho tiempo dos impresiones bastante contradictorias que, según como fueran las cosas, predominaban alternativamente en mí: unas veces, por consciencia mo[2]desta de mis propias limitaciones, las decisiones y actitudes de la dirección, de táctica, de organización, etc., que me resultaban incomprensibles o inadmisibles, así como los juicios en mi opinión equivocados acerca de la situación político-social, me hacían creer que yo era un inútil político, puesto que el compacto núcleo de «políticos» decía todo aquello y seguía manteniéndolo impertérrito por argumentos que se le presentaran en contra. Otras veces, porque me sintiera menos modesto o porque el absurdo de las decisiones o la falsedad de las llamadas «discusiones» fueran demasiado evidentes, yo llegaba a la conclusión de que el conjunto de los cuadros del partido [que] actúan en contacto con los problemas es incompetente. Así lo he dicho alguna vez, porque no he solido usar lenguaje de los de hacer carrera, sino que he sido siempre «incómodo», como decía Bruch [Miguel Núñez]26.
Hoy he salido de esa oscilación. El modo como el núcleo dirigente del PSU de Cataluña, al que conozco ya algo, ha reaccionado a los problemas recientemente salidos a la superficie me quita cualquier esperanza de que ese grupo de hombres se pueda mejorar. Salvo aportación masiva (y, por lo tanto, hoy imposible) de miembros de las juventudes no hechos a imagen y semejanza del núcleo, este sólo asimilará (cooptará sólidamente) lo peor del partido en algún sentido (o lo menos inteligente, o lo más hipócrita). No se trata de las limitaciones personales de los miembros del núcleo, aunque éstas son a menudo verdaderamente excesivas para todo un partido comunista. Se trata de los hábitos adquiridos en el modo de dirigir. La dirección por ese núcleo es un dominio mecánico, superficial y retórico sobre hombres, sólo sobre actitudes particulares (a veces meramente verbales) de hombres, nunca producción colectiva de pensamiento político concreto, para el detalle de la lucha. Esa falsedad básica reduce la vida del partido al manejo de unas pocas palancas burocráticas, y la lucha a la lista de actividades muy varias cuyo 90% es inútil salvo para una cosa: para tranquilizar una consciencia de jefe de departamento de oficina del estado. (Esto explica, dicho sea de paso, el que ese núcleo, formado por una mayoría de hombres buenos, haya sido, desde que lo conozco, tan fácilmente conquistado por los elementos más indeseables del ambiente de pequeña burguesía intelectual que ha sido mi «especialidad» en el partido).
No me es posible seguir siendo solidario de esa concepción del dirigir y del aplicar una política. Como, además, ahora ya no me queda esperanza de que dentro del núcleo mismo se pueda dar batalla política alguna para mejorar su calidad, ni creo que se pueda ni se deba darla desde cualquier otra posición del partido en estas circunstancias (porque en clandestinidad el daño de la pugna sería sin ninguna duda mayor que la aleatoria ganancia del alejamiento de algún incapaz canalla), creo que debo seguir con la conducta que he decido en enero, la cual se puede describir así:
a) estar en la base del partido, sin intervenir más que en la discusión general de sus documentos, como cualquier militante sin responsabilidad particular alguna;
b) olvidar lo más posible esos problemas internos que motivan mi dimisión.
c) considerando globalmente al partido como lo que es a pesar de gran parte de su núcleo dirigente -la fuerza política obrera más seria, la única real-, trabajar todo lo que pueda por él hacia afuera. La relativa tranquilidad moral que he conseguido al empezar a realizar ese programa me ha permitido ya hacer alguna cosa de la que os iré informando.
Salud.
R[icardo, Manuel Sacristán].
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X NOTA SOBRE LA UNIVERSIDAD, 5-3-1970
La experiencia directa del intento de acto contra la represión en la Facultad de Derecho y el acto de Ciencias, así como la información acerca de otros actos e intentos varios de los últimos meses, me sugieren las siguientes observaciones, que en parte ya hice verbalmente y se me pidieron por escrito.
Mi impresión es que hoy en día no existe en Barcelona la posibilidad inmediata de un amplio movimiento estudiantil organizado. La mayor parte de la minoría estudiantil con interés por actos y acciones colectivas (2000-3000?) asiste, divertida, interesada o hastiada según los momentos, a las disputas entre los partidos políticos presentes en la Universidad. No da la impresión de querer ni poder tomar en sus propias manos la dirección de las actividades. Mas, en la actual situación estudiantil, ésa sería la única vía posible de aparición de un movimiento verdaderamente amplio. No creo que los partidos puedan conseguirlo.
En cambio, el grado de politización de esa numerosa vanguardia parece considerable: se interesa por discusiones en las que se usa un lenguaje puramente político, y a menudo interviene en la discusión. (A veces, su interés tiene algo del público de un circo: así, por ejemplo, puede aplaudir casi unánimemente intervenciones políticamente contradictorias.)
De todos modos, la politización implicada por el tono de las polémicas es tan intensa que este mismo estudiantado, que no me parece hoy capaz de constituirse en movimiento, puede en cambio protagonizar choques importantes con las fuerzas represivas o con la autoridad en general. Lo curioso para mí (pues, desde luego, no está en los ‘libros’) es que esa posibilidad no se funde en la situación que clásicamente explica los estallidos violentos: aquí no se trata de espontaneidad apolítica o pre-política, sino de politización reprimida.
Una situación así, caracterizable por una contradicción entre la potencialidad y la situación real, requiere un esfuerzo nuevo de comprensión.
Lo primero que a uno se le ocurre en presencia de un contingente numeroso de personas bastante conscientes de su oposición al sistema en que viven, pero que no se deciden a formar un movimiento organizado, es que esas personas no creen en la conveniencia o en la necesidad de hacerlo. Pues consciencia del problema no les falta. Me parece que esa falta de convicción se debe a varias causas, suya importancia relativa no conozco. Son, entre otras acaso: el saber que hubo un movimiento organizado que acabó por descomponerse27; la consiguiente falta de esperanza en una vía continuada con una perspectiva atractiva para todos y que parezca alcanzable; el espectáculo de la pugna, ya muy crispada, entre partidos, obstáculo muy serio a cualquier movimiento, fuera de la minoría más activa; el deseo de no meterse en «líos», visto que todo ha salido mal. Esas causas explicarían también algo de otro modo incomprensible: el éxito de actitudes políticas sin fundamento, como las de los Che, que son mimetismo incoherente de los hechos de Francia o Italia, pero muy mal conocidos. -Más de mil estudiantes pueden aplaudir hoy una intervención en la que se dice que en las condiciones actuales de España la consigna de libertad es reaccionaria. Sólo la sublimación de una completa desesperanza me parece explicar el éxito de un absurdo semejante.
[2]Es verosímil que el fundamento último de esa desesperanza inconsciente sea la debilidad del movimiento obrero en Barcelona. La impresión que esa debilidad hace en los estudiantes se agrava cualitativamente en los últimos tiempos por las noticias sobre las disensiones en el escaso movimiento obrero existente y sobre fenómenos como la aparición, también en Barcelona, de brotes de anarquismo casi apolítico y anticomunista (Philips) del tipo existente en Madrid.
Pero, sin duda por lo que hace a la amplia vanguardia, y quizá también para una buena parte de la masa estudiantil, es posible que actúe en la crisis del movimiento universitario un factor progresivo: el descubrimiento -muy parcial y torpe- de que la sociedad burguesa se resquebraja, lo que pone de nuevo en primer plano las ideas básicas del marxismo, y no ya lo que se podría llamar la sabiduría táctica, más superficial, que inspiró al movimiento estudiantil en su mejor época barcelonesa. Este hecho, que hoy tiene cierta importancia masiva, puede cegar a los jóvenes a la hora de la política, por una ingenua y excluyente contraposición entre ideales socialistas y lucha de cada día.
Si realmente juega este factor, entonces me parece que la política del Partido y su prensa agravan mucho sus efectos. Pues, salvo por algunos esfuerzos ocasionales de los estudiantes, la propaganda del Partido no valora casi los principios socialistas, y contribuye así a la contraposición ingenua táctica/socialismo.
Dando por supuesto que el objetivo del Partido es la constitución de un movimiento estudiantil lo más orgánico y permanente posible, creo que conviene darse cuenta de que ese objetivo está muy lejano. Al decir «muy lejano» no me refiero principalmente al tiempo (aunque, desde luego, no creo que durante este curso se consiga consolidar ese movimiento), sino sobre todo al plano cualitativo. Por eso una política que se proponga organizar enseguida un movimiento en realidad inexistente, no sólo está condenada al fracaso (como dije verbalmente hace ya un año y medio o más, en un momento en que se quería lanzar -o se llegó a lanzarla absurda consigna de «elecciones»), sino que deteriora aún más la situación, por dos causas: aumenta, por su inviabilidad política, la confusión de los estudiantes, y desacredita al Partido, pues hace pensar que éste no se interesa por conocer profundamente la situación ni por avanzar de verdad, sino que se limita a ‘cumplir’; a avanzar sobre el papel, intentando luego compensar ese vicio insalvable mediante el sacrificio y la entrega de los pocos militantes que consiguen tomarse en serio esa política.
El trabajo hacia la constitución de un movimiento estudiantil permanente y organizado ha de entenderse como trabajo a largo plazo, en la línea de la promoción de iniciativas de estudiantes independientes, lo que no excluye, sino que, por el contrario, implica el desarrollo del Partido con mucha consciencia no sólo política inmediata (como hoy), sino también de los problemas de la perspectiva lejana.
Pero eso sólo es un aspecto de la cuestión, responde sólo a una de las caras de la situación. La otra es la posibilidad de estallidos escasamente previsibles, antes de que el movimiento haya conseguido cristalizar. Hay que tener en cuenta que las circunstancias políticas del país -mientras al paso de las semanas se va cerrando la perspectiva que el nuevo gobierno tenía de convertirse en equipo orgánico de poder de la oligarquía- aumentan la probabilidad de fenómenos así. La necesidad de tenerlos en cuenta impone también un tipo de trabajo complementario del anterior: formar cuadros capaces de dirigir políti[3]ca y físicamente la masa estudiantil en momentos de violencia tal vez considerable. Ningún partido político puede hoy fechar esos momentos. Por lo demás y como es natural, no basta con unos cuantos dirigentes. Todo el Partido en la Universidad debe estar preparado para la eventualidad de estallidos más o menos imprevisibles, sin dejar por ello de trabajar diariamente, pero sin consignas irreales, en la organización o articulación de los estudiantes. Sólo la consciencia de ambos elementos posibles del desarrollo permitirá aprovechar adecuadamente los «estallidos» para la constitución o refuerzo (cuando ya exista) del movimiento organizado, y éste para la consecución de acciones más importantes cada vez.
La exhortación, en forma de sermón hablado o escrito, a organizarse, a unirse, etc., no ha dado ni dará buen resultado en una situación como ésta. No hablemos ya de la idea de proponer elecciones para constituir consejos, etc. de un movimiento inexistente. Sin duda se puede conseguir que algunos o bastantes cursos en los que predominan estudiantes pasivos o incluso apolíticos elijan sus consejos. Pero se tendrá como resultado dos efectos negativos: a) al no ser la solución generalizable para todo el distrito, se dividirá y confundirá más la masa estudiantil; b) al no haber movimiento, las elecciones no servirán para nada, los cuerpos elegidos no llegarán a tener sustancia política, y el principio mismo de organización quedará más desprestigiado.
Los medios que me parecen adecuados para difundir el principio de organización son del tipo siguiente:
a) producción de actividades culturales (sin profesores) y asistenciales-solidarios por parte de estudiantes mayoritariamente independientes. Aprovechamiento vario de estas actividades;
b) en el otro extremo, defensa del principio de organización en una prensa comunista que no funcione por simples consignas, es decir, que argumente de un modo teórico general (digamos que sin pensar en Franco). Esa defensa se debería desarrollar en el marco de una propaganda política y teórica general. Jamás se ganará a un estudiante hablándole de un «pacto por la libertad», ni con ninguna consigna fruto (además poco eufónico) de un complicado razonamiento político. A los jóvenes sólo se les puede ganar con las posiciones básicas. Y esto, que es decisivo para el desarrollo del Partido, vale también para el movimiento de masas;
c) en medio de ambos extremos, aprovechamiento inmediato de toda ocasión en que se imponga a los estudiantes la conveniencia de organizarse transitoriamente o parcialmente, de nombrar delegados para tal o cual misión, etc.
En íntima relación con todo lo dicho, pero principalmente con las últimas cuestiones tratadas, está la cuestión del Partido en la Universidad. Me parece esencial que refuerce su presencia comunista, en sus acciones y en sus publicaciones, en vez de agotarse en la táctica y en disputas sobre palabras. En un ambiente muy ideológico y juvenil, como es la Universidad, las ideas generales y el tipo de hombre que las refleja son las fuerzas políticas (conscientes) decisivas. Eso aconseja que la actividad de los comunistas conocidos y la prensa del Partido expresen con más fuerza su condición de comunistas que las consignas políticas coyunturales. No se trata de negar la política cotidiana, sino de superar una situación en la cual la política cotidiana ha invadido toda la consciencia del Partido, con los negativos efectos que se reconocen, desde el practicismo social-demócrata, a situaciones de ese tipo. (La lucha por el Socialismo hoy28 planteó estos pro[4]blemas que son sobre todo importantes para los jóvenes, porque éstos, como contrapartida a su inexperiencia, no han tenido aún tiempo de cloroformizarse con las pequeñas cuestiones que absorben casi toda la jornada de tantos responsables).
Dicho sea incidentalmente, una rectificación así daría mucha más serenidad a nuestros camaradas, y éstos podrían quizás dejar de caer como moscas en la trampa de la provocación extremista, que anula su iniciativa en las asambleas: a los extremistas hay que contestarles a fondo por escrito. Pero no hay que dejarse arrastrar por ellos en una asamblea, entablando disputas teológicas que hacen perder el contacto con las masas.
Ojo: Esta nota no pretende tratar de la política estudiantil en general, sino sólo del problema de cómo ir organizando un nuevo movimiento universitario.
R[icardo, Manuel Sacristán].
Notas:
1. Esta carta es probablemente el texto del otoño de 1961 atribuido por Gregorio Morán a Manuel Sacristán (Gregorio Morán, Miseria y grandeza del Partido Comunista de España, Barcelona, Planeta, 1986 p.365). Con motivo de la discusión de las ideas contenidas en la carta, viajó Sacristán a París para reunirse con el Comité Ejecutivo ampliado del PSUC el día 8 de noviembre, reunión en la que participó también Claudín, según se desprende de las notas tomadas por Francesc Vicens de aquella sesión. Morán afirma que la carta fue redactada por Sacristán, y esto es probablemente cierto en la medida en que Sacristán se hizo responsable de ella; el estilo de la carta es similar al corrientemente utilizado por Sacristán en sus cartas a la dirección del Partido y, por otro lado, las tareas de propaganda absorbían buena parte de las preocupaciones de Sacristán en aquellos años, como se deduce también del doc.sn-1962.
2. Traducción literal de la palabra alemana Lumpenproletariat utilizada por Marx para designar las clases marginadas de la sociedad.
3. Pedro Parra, estudiante miembro del PSUC, estaba encargado del aparato de propaganda clandestino.
4. Esta propuesta de preparar alguna forma de lucha armada, provocó la siguiente respuesta de Claudín en la reunión de París mencionada en la nota anterior número 32: «Los grupos armados no corresponden a la situación actual, en cambio sí grupos de choque que en el movimiento de masas tengan la misión de formas de acción más violentas (tachuelas, enfrentamientos con la policía que quisiera romper una manifestación, romper cristales)». Tomado de las anotaciones de Francesc Vicens de las sesiones del Comité Ejecutivo del PSUC y citado por Morán (op.cit., 365).
5. Se trata de una errata, posiblemente del copista de la carta. El sentido de la frase es «hacer frente de los estudiantes a la Brigada Político-Social».
6. La clave de este documento es confusa. El número 12 no aparece en la clave, aunque en una carta de López Raimundo del 21-7-62 (doc.126-1962), en la que se hace aclaración de la clave de esta carta, se identifica como Josefina. Por Javier Pradera sabemos que se trata de Josefina Arrillaga, militante de la Alianza Sindical Obrera. Este grupo, ASO, que se declaraba neutral e independiente, era un sindicato unitario formado por la unificación de antiguas corrientes obreristas de CNT, UGT y SOC.
7. Unión Española nació en diciembre de 1957 como grupo político monárquico para llevar al trono a D. Juan de Borbón. En su Hoja Fundacional abogaba por un Estado democrático en el que el comunismo y demás totalitarismos sería declarados fuera de la ley. Este partido hizo su primer acto público notorio el 29 de enero de 1959 con una cena en el hotel Memfis. Las personalidades más destacadas que acudieron a este acto fueron Joaquín Satrústegui, Jaime Miralles y Enrique Tierno Galván.
8. 5 de junio de 1962 se habían reunido en Munich 118 representantes españoles de diferentes corrientes políticas, con exclusión del PCE, para pedir la instauración de las libertades democráticas en España. Un buen número de los asistentes al acto sufrieron represalias por parte del Régimen franquista y los medios de propaganda del Régimen hicieron una fuerte campaña contra lo que se denominó el ‘contubernio de Munich’. La fuerte discusión que narra a continuación Sacristán debe entenderse en este contexto: Tierno Galván pretende que el Comité de Coordinación de Madrid sea una consecuencia del Congreso de Munich, y por tanto da por sentada la exclusión del PCE. Sacristán, por el contrario, al afirmar la preexistencia de dicho Comité quiere conseguir que la presencia del Partido Comunista en el mismo sea incuestionable, desvinculándolo de la reunión de Munich.
9. La fuerte reacción de Sacristán en esta reunión de Madrid tiene por objeto desarticular la maniobra de la derecha, representada aquí por Tierno, de aislar al PCE y controlar los organismos unitarios de oposición democrática al franquismo. Ante este envite de la derecha, lanzado desde el Congreso de Munich, la propia izquierda estaba dividida entre los que aceptaban la propuesta y aquellos que rechazaban la exclusión del PCE. En el MSC, por ejemplo, mientras que Reventós era partidario de acuerdos con el PCE, otro sector era proclive a los pactos con la derecha. Gabriel Arrom, en carta de 12-7-62, explica esta situación reflejada en las conversaciones ‘a tres’ -es decir entre PSUC, MSC y ERC- mantenidas previamente al viaje y la reunión de Madrid, (doc.122-1962): «Heribert Barrera expuso la posición de su partido. Dijo que subordinaban su posición definitiva al resultado de las gestiones a realizar en Madrid. Que si allí hay acuerdo, es decir, participación de la democracia cristiana en el Comité de Coordinación y Acción al lado de los comunistas, el entendimiento aquí sería relativamente fácil, pero que si, por el contrario, no hay tal participación, cabe preveer que estos grupos políticos catalanes se negarán a formar parte de un comité de Coordinación con el PSU. En este último supuesto se les plantearía el dilema: con nosotros o con ellos… Rion del MSC sostuvo que las bases de cualquier negociación debían ser los acuerdos de Munich. Afirmó que el motor de dichos acuerdos había sido al derecha, pero que esta imponía como una de sus condiciones el aislamiento de los comunistas y que no había más remedio que plegarse a sus exigencias…».
López Raimundo por su parte se expresaba en carta del 15-7-1962 (doc.123- 1962): «Simplificando hasta el límite podría decirse que la posición fundamental de ERC y de MSC fue la siguiente: ‘Como la derecha -que es, hoy por hoy, quien puede provocar el cambio- rechaza unirse con vosotros, aceptar vuestras propuestas conduciría a una rotura con ellos y al alejamiento del cambio’… Yo creo que ellos ven las cosas como nosotros, pero que -como otras veces he señalado- preferirían una salida en que la derecha dictase la ley y hubiese un periodo en que ellos fuesen legales y nosotros no».
10. En un boletín del PSUC de marzo 1959, Quaderns politics, se caracterizaba a la Unión Española con las siguientes palabras: «…Unión Española se propone, pura y simplemente, convertirse en la continuadora de la situación actual, limando un poco -nada más un poco- el reaccionarismo chillón del régimen franquista…». (Traducido del catalán). En Archivo Histórico del CC del PCE, sección ‘Publicaciones Clandestinas’, volumen 60/26.
11. Un largo fragmento de esta carta de Sacristán a la dirección del Partido, concretamente cuatro párrafos desde «Los escritos de personas expulsadas…» en el segundo párrafo hasta «…la función de los Partidos Comunistas en la época actual» en el quinto, aparece citado en el libro Después de Franco, ¿qué?, que reproduce el discurso de Santiago Carrillo en el VII Congreso del PCE. La reacción de Sacristán ante las divergencias en el Comité Ejecutivo del Partido es de perplejidad, como puede verse por esta carta, -pero también en la Resolució del comité de intel.lectuals de Barcelona, vd. Anexo I doc.6- 1965, en cuya elaboración que Sacristán debió participar-, de modo que no realizó una condena formal de las posiciones de los disidentes hasta el verano del 65, en su discurso al II Congreso del PSUC.
12. La desproporción de la que habla aquí Sacristán ha sido explicada por Jordi Sole Tura del siguiente modo: «el peligro de una fuerte excisión pro-china, cuyas dimensiones eran difíciles de preveer en aquellos momentos, influyó decisivamente en la crispación que hubo en torno al debate con las posiciones de Fernando Claudín y en la radicalización del enfrentamiento con éste» «Unidad y diversidad de la oposición comunista al franquismo«, Josep Fontana ed., España bajo el franquismo, Barcelona, Crítica/ Grijalbo, 1986, p.133.
13. La Huelga General Pacífica y la Huelga Nacional Pacífica son la línea política de lucha contra la dictadura aprobadas por el VI Congreso del PCE. Fernando Claudín en Horizonte español, París, Ruedo Ibérico, 1966, vol.I, pp.70-71, las define así: «La Huelga Nacional es la Huelga General Política de los trabajadores de las ciudades y el campo, con el apoyo y la participación, bajo diversas formas, de otras capas y clases -campesinos, pequeña y mediana burguesía, funcionarios, intelectuales- unido a la fraternización con las fuerzas armadas y la policía contra la dictadura». Más adelante se traduce la sigla HGPP, usada por Sacristán, por Huelga General Pacífica Política.
14. Este es el principal argumento teórico con el que Sacristán se opone a Claudín: la cuestión del subjetivismo en el Partido había sido uno de los argumentos más fuertes de Claudín en su polémica con la mayoría del Comité Central, entendiendo esta subjetivismo como deformación en el análisis teórico de la situación política, que se niega a ver los aspectos negativos que la misma presenta para los propios puntos de vista y que conduce al voluntarismo y a determinados errores estratégicos. Con este argumento, Sacristán se pone del lado de la mayoría del Comité Central, haciendo una distinción entre el subjetivismo dogmático y simplista que había criticado en los materiales de Arrás como consecuencia del zdanovismo y la subjetividad revolucionaria del Partido, garantía al fin y al cabo de la nueva ética socialista (vd.doc. 85-1965). Lo que dice a continuación en este párrafo indica que Sacristán mantiene las posiciones defendidas por él en la carta de 1963 (ver doc.78- 1963), y que no renuncia a la crítica desde dentro. Pues en efecto, uno de los caballos de batalla de Sacristán será la problemática de los intelectuales y su difícil inserción en el Partido de la clase obrera. La imposibilidad de que esta crítica prospere y tenga efecto en el núcleo dirigente del Partido será una de las causas del alejamiento de Sacristán de éste en los años posteriores. Es curioso que aquí se refiera Sacristán a una declaración de ‘hace años’ del propio Claudín, cuando éste todavía era la mano derecha de Carrillo.
15. Vo.Bo. es una abreviatura de ‘Visto Bueno’, el ‘Nihil Obstat’ de la censura franquista, al tiempo que se hace un juego de palabras irónico. El texto de Ramón Tamames al que se refiere esta carta es probablemente Formación y desarrollo del mercado común europeo, publicado en Madrid, Iber-Amer, 1965, que explica la construcción de la unidad económica europea como una respuesta del desarrollo capitalista ante los procesos del socialismo y la descolonización, o bien Estructura económica de España, segunda edición ampliada, Madrid, Sociedad de Estudios y Publicaciones, 1964. En los meses de mayo y junio del 65, la revista Triunfo había dedicado bastante espacio en varios números al tema de los países en vías de desarrollo, sus problemas y sus actitudes políticas: revolución argelina, Conferencia de Países No Alineados, el desarrollo en América Latina, etc. El artículo al que se refiere aquí Sacristán es probablemente el titulado «La visión de los ‘románticos'»», firmado por Arturo López Muñoz (nombre colectivo de un grupo de articulistas) donde se dice:»En los sectores sedicentes más ‘fieles’ a la filosofía de la praxis, surge la visión ‘idílica y romántica’ y se proponen las soluciones correspondientes». Triunfo, año XX, núm.157, 5 de Junio de 1965, 9.
16. Con esta afirmación Sacristán está criticando la falacia naturalista, definida en Por qué leer a Labriola (1968) como «la indistinción entre la teoría y la decisión de aplicarla con fines determinados» (SPMI 129).
17. El argumento de definir al Partido como subjetividad organizada, tiene una punta crítica contra las tesis objetivistas de Claudín, y está emparentado con las definiciones del Partido comunista como herramienta de la voluntad del proletariado de Gramsci y Lukács. Pero el apoyo a la línea política de Carrillo frente a Claudín -a través de esta defensa del Partido como subjetividad revolucionaria- debe matizarse con la crítica que Sacristán hace del ideologismo en la teoría marxista -en sus textos sobre Gramsci y Lukács del año 67, por ejemplo- y del subjetivismo dogmático stalinista, crítica iniciada ya en el año 1963, -vd. más arriba el doc.78-1963 y los textos del seminario de Arrás-. En esta carta Sacristán está justificando su posición política en el caso Claudín frente a Javier Pradera, quien simpatizaba con las posiciones claudinistas.
18. Parece ser que en la admiración por Togliatti y en el intento de adaptar su línea política al Partido Comunista Español coincidían Claudín y Sacristán, y el propio Javier Pradera, quien estaba en la línea claudinista a través de Semprún; es posible que éstos pensaran en algún momento que Sacristán les ayudaría en su intento de modificar línea política del PCE. Probablemente Sacristán, a diferencia de lo que Carrillo estaba dispuesto a tolerar en aquel momento, habría aceptado un PCE con distintas corrientes políticas tal como existían en el PCI. Pero al escoger Claudín el subjetivismo como punto de mira en su ataque a la mayoría del Comité Ejecutivo, sin distinguir la importancia de lo ético-subjetivo, dio a su posición teórica un aspecto de objetividad socialdemócrata que fue duramente criticado por Sacristán. (Ver el discurso al II Congreso del Partido Socialista Unificado de Cataluña). Es posible también que el motivo que más pesara en el ánimo de Sacristán al tomar la decisión de apoyar a la dirección, fuera el de continuar en el partido mayoritario de la clase obrera organizada consciente (ver las afirmaciones con las que concluye el doc.60-1969).
19. Antonio Giolitti, economista miembro del PCI.
20. El texto del documento conservado, que es probablemente copia de la carta originalmente escrita por Sacristán, dice ‘abjetivamente’, palabra que no pertenece al idioma castellano; se trata sin duda de una errata, bien de la transcripción del copista de la carta, bien del original, aunque esto es menos probable. He corregido la errata por ‘adjetivamente’, -y no por ‘objetivamente’ que es la otra posibilidad-, por una cuestión de sentido. En primer lugar, es más fácil que la palabra ‘adjetivo’, cuyo uso no es muy común para calificar argumentos, conduzca a erratas. En segundo lugar, se puede atestiguar este uso por Sacristán en su artículo Verdad: desvelación y ley publicado en Laye en 1953, (ver SPMII, p.52); aquí ‘adjetivo’ califica a ‘cuestión’, en un sentido que puede interpretarse como similar al de ‘cuestión consiguiente sin importancia fundamental’. En tercer lugar, en este caso ‘adjetivo’ se dice por oposición a ‘sustantivo’, cuyo uso por Sacristán se ha señalado más arriba en una nota a pie de página. ‘Sustantivo’ se predica en referencia a problemas y convicciones básicas; ‘adjetivo’ de las consecuencias más o menos superficiales de estos postulados. La argumentación ‘adjetiva’ que Sacristán realiza aquí supone el conocimiento por parte de Pradera de los postulados sustantivos del pensamiento de Sacristán, debido a la amistad que les unía. Una argumentación ‘ad hominem’, en cambio, es la argumentación que se basa en la descalificación del contrario, precisamente lo que se hace en este último párrafo de la carta; entonces la oración adversativa que sigue a esta frase opone las dos formas de argumentar, la adjetiva, que supone el previo conocimiento por Pradera de lo que se quiere decir, y la ‘ad hominem‘, como la necesidad de utilizar auténticos argumentos frente a una situación en la que esto no es posible por la falta de calidad intelectual de los contrarios.
21. Presidente de la Generalitat en el exilio y luego en la democracia.
22. Sacristán dirige Nous Hotitzons a partir de este año hasta 1971.
23. Josep Serradell me ha llamado la atención sobre el problema de la reorganización del sector de intelectuales en la segunda mitad de los años 60, como uno de los motivos más serios del descontento de Manuel Sacristán con el Partido. Debe notarse además el profundo y prolongado problema que supuso para el PCE y el PSUC la escisión de Claudín.
24. Sacristán se refiere a su intervención en el Comité Ejecutivo a finales de enero de 1969. Se puede leer una descripción de esta reunión en el doc.5-1969, carta de López Raimundo a Serradell, transcrita en el Anexo IV, VI.
25. La definición esencial, tal como fue compuesta por Aristóteles y se ha utilizado posteriormente en la clasificación científica, se compone precisamente de dos palabras: género próximo y diferencia específica.
26. Esta opinión de Miguel Núñez fue expresada por escrito en una carta que escribió junto con Ormazábal y Ardiaca desde la cárcel de Burgos al VII Congreso, en julio del 65. En ella se dice: «Nos parecería un ejemplo digno de ilustrar esto que decimos Manuel Sacristán. Nosotros no ignoramos algunas de sus características. Es verdad, no siempre resultan cómodas y a veces, incluso llegan a ser incómodas. Bueno. ¿Pero cómo no supeditar eso, por justificado que sea, a la actitud ejemplar que éste sigue teniendo ahora, a su decidida y políticamente inteligente actividad…?». En Cartas al VII Congreso. Material B, Archivo Histórico del Comité Central del PCE, sección Congresos, vol.27-5, ref.300/56. p.14.
27. El movimiento estudiantil de los años 60, que dio origen a la SDEU Sindicato Democrático de Estudiantes Universitarios, en cuya Asamblea en 1966 fundacional participó Sacristán.
28. El autor de este libro fue Santiago Carrillo.
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