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¿Donde esta el nuevo talante en las guerras?

Fuentes: Gara

El Ejército que con tanto boato se retiró de Irak, donde servía para reprimir y masacrar al pueblo iraquí, según el proyecto ideado liderado por los norteamericanos, hoy con el carné de la OTAN, hace lo mismo en Afganistán, y la noticia de 60 civiles muertos en uno solo de los bombardeos la despachan con […]

El Ejército que con tanto boato se retiró de Irak, donde servía para reprimir y masacrar al pueblo iraquí, según el proyecto ideado liderado por los norteamericanos, hoy con el carné de la OTAN, hace lo mismo en Afganistán, y la noticia de 60 civiles muertos en uno solo de los bombardeos la despachan con la lacónica explicación de que se debió a un error. No nos engañemos, sólo ejecutan las actividades para las que se les entrenó y preparó. Evidentemente se les ha llevado a esas tierras para ese tipo de misiones, la solidaridad no se puede militarizar sin estos resultados.

El «ejército humanitario» que día a día los medios de comunicación nos publicitan a golpe de talonario lo acabamos de ver salir para otra de sus misiones de paz. Se trata de ratificar nuevamente una tratado realizado después de una guerra-masacre, de la que el Gobierno español ha sido colaborador activo por los años que lleva vendiendo armas al Ejército Israelí, a pesar de que éste ha mostrado constantemente su cariz represor y trasgresor de los derechos humanos. Es un tratado que al igual que fueron los acuerdos de Dayton, llega cuando los actores del militarismo han impuesto sus condiciones, después de eliminar libremente a una parte im- portante de la población sin ningún tipo de obstáculo. La UE, y el Gobierno español en concreto, siguen manteniendo a Israel como socio preferente y como un buen cliente, tanto militar como civil.

Con respecto a la colaboración al desarme nacional o internacional, el balance no sólo corrobora esta hipocresía sino que lo aumenta en un 8%, que es el aumento del presupuesto de ministerio de «defensa», a pesar de que todas las misiones antes descritas las camufla por otras partidas. Un incremento de estas características hace varios años que no era tan fuerte. Será que la única máxima que consideran pacifista en este gobierno es la de «si quieres la paz prepárate para la guerra» (En esto también coinciden con Bush).

Con el reconocimiento de todos estos hechos, pensar que en el supuesto «proceso de paz» con el que día a día llenan los diarios informativos, su actuación no siga la única línea posible para ellos, que es la utilización de éste, única y exclusivamente, para sus fines electorales, es tan ingenuo como seguir creyendo en su «talante anti-guerra», cuando sólo se dedican a repartir armas y soldados como embajadores políticos.

Colaborar a la paz no es sólo publicarla en foros nacionales o internacionales, sino dar pasos para crearla y éstos pasan por ir desmantelando las fábricas de armas, desmovilizando los ejércitos, y reduciendo los presupuestos del «Ministerio de la guerra» a cero, no gastado más dinero en integrarlos a la vida diaria.