«No me importa si los contrarevolucionarios tienen o no libertad, lo que me importa es si la tienen los revolucionarios» J.P. Sartre, Huracán sobre el azúcar. «Si se cierran puertas y ventanas a todos los errores, la verdad también se queda afuera» M. Gandhi Diferentes modelos capitalistas y socialistas He seguido el debate desatado en […]
lo que me importa es si la tienen los revolucionarios»
J.P. Sartre, Huracán sobre el azúcar.
«Si se cierran puertas y ventanas a todos los errores, la verdad
también se queda afuera»
M. Gandhi
Diferentes modelos capitalistas y socialistas
He seguido el debate desatado en las redes sociales por dos artículos publicados en Granma por los compañeros Enrique Ubieta primero (¿Es posible unir lo mejor del capitalismo y el socialismo? y después Elier Ramirez (Ideas en el centro del debate). Coincido con la mayoría de sus puntos de vista. Solo me referiré a un par de aspectos de sus trabajos para hacer algunos comentarios, pues el objetivo de estas notas no es polemizar con ambos, sino proponer un cambio del enfoque del problema.
De la lectura de sus trabajos se desprende la idea de que los riesgos principales para el proyecto socialista cubano se encuentran en las corrientes de pensamiento de algunos ciudadanos que encubren una especie de nacionalismo de derecha, o aún también aquellos que cultivan una suerte de anexionismo solapado. Todo eso es verdad, pero no es toda la verdad.
La opinion de Ubieta por ejemplo de «que el capitalismo siempre es salvaje» necesita ser matizada. No existe un solo modelo de sociedad capitalista, de la misma manera que los pocos países que en el mundo tienen orientación socialista difieren mucho entre sí, dígase China Vietnam, Corea del norte, Venezuela y Cuba.
Es un criterio un tanto reduccionista, que simplifica demasiado un análisis sociopolítico global,dicho sea con el respeto que merecen las ideas de ambos compañeros, a los que nadie -en su sano juicio- puede calificar de oportunistas. Lo mismo sucede con los modelos capitalistas; una cosa es la brutalidad-asesinatos ablibitum e impunes de afronorteamericanos- y deshumanización del modelo norteamericano y sus mediocres remedos en algunos países latinoamericanos y otra las experiencias del capitalismo en ciertos países europeos.
Existe un capitalismo cruel y estúpido y otro más inteligente; no sería sensato negarlo. Y si de estadísticas se trata podríamos encontrar que este capitalismo inteligente -Suiza, Holanda, Noruega y otros pocos- podría estar más cerca de la justicia social plena que el primitivo socialismo de europa del este. Claro que la cuestión se explica porque en esta zona geográfica existe una poderosa tradición de industria y comercio superior a la que hubo en el espacio de europa oriental ocupados por el antiguo campo socialista.
No es pertinente pretender liquidar la experiencia del llamado «modelo nórdico» mediante una media verónica expresada en la frase «Cuba no sería otra Suecia ni Dinamarca -como de forma idílica expresan algunos autores desconociendo incluso los males que hoy aquejan esos países».
Lo cierto es que no es un capitalismo salvaje y es diferente; han alcanzado logros sociales en materia de salud, educación y estabilidad social por encima de la mayoría de los países.
«Una nación puede y debe aprender de las otras» dijo Marx en El Capital y hay que estudiar esa experiencia, no para copiarla sino para aplicar el principio martiano de que debemos «injertar el mundo en nuestra república pero el tronco que sea de nuestra república». Eso no quita el carácter ingenuo de los que piensan que aquí puede existir una variante «nórdica» pero es por razones de idiosincrasia y geopolítica aspecto en que tiene razón Elier pero eso no puede conducir a desconocer el hecho de que hay variantes en el capitalismo.
Lo mismo sucede con el socialismo. Cuando se examinan las experiencias del socialismo soviético y de Europa del este, podemos encontrar entre algunos aciertos, no pocas idioteces, producto de la incultura e incompetencia de los sectores dirigentes.
¿Quién puede asegurar, por ejemplo que en el mismo caso cubano no existen cosas absurdas, difíciles de justificar a la luz de la razón? Y que las raíces de nuestros disparates en su mayoría, están en las imperfecciones humanas. El hombre es la medida de todas las cosas, tanto de las que son, como de las que no son, como afirmó un ilustre pensador griego.
Otro aspecto que deseo comentar son las opiniones de ambos articulistas acerca de la tesis expuesta en algunos de sus párrafos que consideran que las opiniones discrepantes acerca de la manera que nuestro gobierno dirige nuestro modelo socialista representan la tendencia de, como «meter el capitalismo por la puerta de la cocina». Al menos esa es la impresión que causan; disculpas si no es así.
No es saludable deslegitimar con epítetos al pensamiento otro, estarle buscando las cinco patas al gato y mantener siempre bajo sospecha las ideas diferentes. Y mucho más si se disfruta del privilegio de tener acceso a los medios de difusión masivos, que no tienen los que discrepan de sus ideas. Aquí hay un problema ético sobre el que Eliades y Elier deben meditar como gente honesta que son.
Gobernar hoy es muy dificil
Tal parece, como muestra la historia, que los gobiernos están diseñados para equivocarse. Gobernar en el mundo de hoy se ha hecho cada día más complejo, lo mismo para la derecha que para la izquierda. Pero una cosa es el gobierno-sujeto al actuar de seres humanos casi siempre defectuosos -y otra el sistema político. En el caso de Cuba ha sido extraordinariamente dura la tarea de la dirección cubana, que viene gestionando una crisis hace casi 30 años.
Como estudiosos del marxismo -es evidente la preparación filosofica de ambos- deben recordar que la historia y desarrollo del pensamiento marxista es de polémica y combate.
La ideología alemana, el Antiduhring y el mismo texto de El Capital-cuyo estudio relativamente disminuido en el país considero alarmante- son muestras de que se desarrolla mediante la confrontación continua con la ideología adversaria. Allí Marx discrepa y asimila al mismo tiempo las ideas de Smith y David Ricardo siempre con respeto. En los asuntos humanos la verdad y lo que no lo es siempre están mezcladas.
El marxismo soviético se murió de inanición, por eliminar la contrapartida y el enfrentamiento abierto, y dejarse de alimentar de la polémica frontal. No nos vaya a nosotros a pasar lo mismo. Cuando lo vinieron a hacer, con la Glasnot, ya era demasiado tarde; no había una cultura del debate.
Cuba ha tenido desde José Martí hasta acá el pensamiento de izquierda más avanzado del continente. Brilló muy alto en la segunda y tercera década del siglo pasado representado por Martínez Villena, Pablo de la Torriente, Marinello y Raúl Roa. Pero lo fue porque tuvo que enfrentarse a un pensamiento de derecha también brillante-Mañach, Lamar Schweyer entre otros. La agudeza de pensamiento de estos pensadores burgueses desafió a los intelectuales de izquierda que debieron estar a su altura. No solo la bobería se pega, la inteligencia también.
Ojalá tengamos aquí una derecha inteligente, que lamentablemente no aparece por ninguna parte -para que nos obligue a pensar, y nos saque de la modorra que a veces padecemos los viejos militantes por el socialismo. Aunque esta empresa implica riesgos -en el mundo de hoy todo lo tiene- no considero que ese seria el mayor peligro para la viabilidad del modelo cubano. El peligro principal está en otra parte, como veremos más adelante.
Abrir nuevos espacios al pensamiento
Creo que el compañero Ubieta hizo un excelente trabajo en la dirección del ¿mensuario?
La Calle del Medio. Se abrió un espacio público al debate sobre música y otros aspectos de la cultura muy beneficioso, fuera de los medios oficiales. Hace falta una publicación semejante -pública y fuera de las redes sociales-para el debate sobre temas económicos, sociales y políticos.
Si por mí fuera dejaba espacio también a ese nacionalismo de derecha, aunque no sea más que para verle bien la cara. ¿O hay que tenerle miedo? Un defecto histórico del socialismo es su incapacidad para gestionar la diversidad, en lo que la derecha inteligente es experta. Es un reto inevitable en el mundo de hoy, donde se abren amplios espacios a el caos, la incertidumbre y la complejidad.
El Che comprendió esta necesidad muy temprano cuando creó la revista Nuestra Industria abierta al debate -a veces descarnado- entre los revolucionarios sobre cómo construir una nueva sociedad. Creo que existe un grupo importante en el país de investigadores y analistas comprometidos con el proyecto cubano lo suficientemente maduro intelectualmente como para soltarle un poco las riendas y promover debates responsables y constructivos, donde predominen los argumentos, los resultados de investigaciones y no los adjetivos.
Debemos confiar en la estatura ideológica e intelectual de la mayoría de nuestro pueblo. La construcción del socialismo es demasiado compleja, con duros desafíos al trabajo mental, como para que sus problemas puedan ser resueltos por un pequeño grupo de directivos e intelectuales -por muy instruídos y honestos que sean- y que corran el peligro de cocinarse en su propia salsa. Hay que socializar las ideas de los revolucionarios preparados para garantizar un debate sobre bases científicas, que es otra cosa distinta de las consultas masivas sin desconocer que también cumplen una importante función.
El peligro principal
Ya a apunté antes que mi objetivo central no era debatir las ideas de Ubieta y Elier, que como ya dije expresan verdades, pero no todas las verdades. Falta algo. Las pistas para exponer mis criterios se encuentran en dos fuentes; primera en las ideas expresadas por Fidel en su histórico discurso en la universidad de La Habana donde expuso su tesis de que la revolución no puede ser destruída desde afuera, sino que éramos nosotros los que podríamos hacerlo. La segunda es una frase en su definición de Revolución donde menciona lo inevitable del enfrentamiento a «poderosas fuerzas externas e internas».
Eusebio Leal observó el carácter enigmático de la referencia a las «fuerzas internas», porque las externas todos sabemos cuales son. Hay profundizar en este aspecto. Propongo que aquí hay que distinguir dos niveles; uno las fuerzas internas dentro de los sectores sociales del país, a las que se refieren principalmente Ubieta y Elier, pero que están fuera de los límites de las organizaciones estatales y gubernamentales y otras que en mi opinión están dentro del estado y el sistema de organizaciones que lo componen. Considero que estas son las más peligrosas.
Por supuesto dentro de ellas está la corrupción de los funcionarios estatales y gubernamentales dedicados a su bienestar material a costa de los bienes del Estado.
Pero las muestras de corrupción en la sociedad cubana son de una naturaleza en mi opinión secundaria y bastante limitada si la comparamos con lo que sucede en la mayoría de los países latinoamericanos y algunos europeos, España por ejemplo.
Allá se trata de una corrupción estructurada, en cadena, empresarios, auditores, policía, tribunales y parlamento, todos incluídos. Aquí esto no existe, sino que lo que hay son «luchadores» que tratan de sobrevivir y disfrutar de una Dolce Vita, hasta ahora la Contraloría General de la República los ha mantenido a raya. Los que se han excedido, Cubana de aviación, Tropical Island, por ejemplo, han recibido su merecido. Nuestra policía económica ya tiene suficiente experiencia como para no dejarse engañar por los pícaros.
Lamento tener que referirme a mis experiencias personales en los comentarios que siguen.Viví casi cuatro años en un país socialista, la antigua República Democrática Alemana.Compartí con mis condiscípulos alemanes y también con checos, polacos y soviéticos que hacían su doctorado en la facultad de economía de la universidad de Humboldt.
Terminé a mediados de la década del 70 y en los 20 años posteriores supe de ellos con frecuencia, tanto por la vía epistolar como personal, a causa de mis varias visitas a sus respectivos países. Acumulé muchas vivencias y recogí anécdotas sobre lo allí sucedía; eran hechos que entonces no sucedían en Cuba, pero que ahora si aparecen aquí en cierta medida preocupante.
Si identifico el factor común a todas ellas la conclusión sería esta: la insensibilidad, indolencia y la incapacidad de los miembros del sector dirigente de la sociedad para garantizar la sostenibilidad y desarrollo del sistema socialista. Estas limitaciones permitieron que surgieran extensas capas burocráticas que ninguneaban a los ciudadanos, los agredían con impunidad haciendo surgir en gran escala una ola de excepticismo, falta de confianza y credibilidad en la viabilidad del sistema, que fueron las bases para el trabajo de zapa de sus enemigos
El sector dirigente, que no eran en su mayoría corruptos ni deshonestos no se percató de la amenaza y los dejó actuar a su arbitrio. Este asunto no ha escapado a la mirada sagaz de la ensayista Graciela Pogolotti. En julio 21 de 2011 Granma publicó su ensayo Otra vuelta al pensamiento burocrático. Selecciono dos párrafos esenciales:
«La conducta del pequeño burócrata entorpece el adecuado funcionamiento de la economía, la aplicación de los lineamientos aprobados por el Congreso del Partido y constituyen una fuente de malestar político en el pueblo, sometido muchas veces a gestiones aberrantes, además de provocar una pérdida de credibilidad en las instituciones».
«A otra escala, los daños son aún mas irreparables y pueden lacerar la continuidad del proyecto socialista, la pérdida de la soberanía y la caída vertical del nivel de vida de las grandes mayorías, así como la entronización de la violencia por la intromisión de las mafias de toda índole»
El asunto le ha seguido preocupando a la autora, pues recién el 19 de junio de 2017 vuelve sobre una temática afin en su artículo Los lectores escriben. En él se refiere a las cartas de quejas de los ciudadanos a la sección Cartas a la direccion. Después de realizar un resumen de los contenidos mas comunes de estas misivas la Pogolotti señala;
«Padecimientos de larga data, con el que casi todos hemos tropezado alguna vez, la pesadilla de las tramitaciones burocráticas parece no tener coto. En este caso no nos encontramos ante limitaciones de recursos materiales, sino con un ámbito en que la subjetividad desempeña un papel decisivo, puede rozar con la tentación del soborno e implica con frecuencia falta de compromiso con la responsabilidad que corresponde al funcionario»
Voy a completar los razonamientos de la autora con otros datos. El 29 de enero de 2016 Granma publicó una tabla donde aparecieron los catorce organismos que no se dignaron siquiera contestar las cartas: ocho de ellos son gobiernos territoriales tanto municipales como provinciales.
En julio 14 de este 2017 el periódico vuelve a publicar la tabla correspondiente al primer semestre. Ahora son treintaidos los que no responden -aumenta mas del doble la cantidad de remolones- de ellos quince son gobiernos territoriales.
Muchas de estas oficinas gubernamentales-encontrándose entre el grupo de vanguardia Planificación Física y Viviendas- funcionan como macabros laboratorios que operan como potentes aspersores de angustia y ansiedad a miles de ciudadanos cada día. Ubieta y Elier esto si tumba el socialismo -como me consta que lo hizo en europa del este- y provee de materia prima ideológica a ese grupo de trasnochados de mentalidad anexionista para envenenar el clima sociopolítico del país. Es una modalidad de contrarevolución invisible; un golpe de estado lento, gradual y silencioso, que opera a largo plazo, como el cáncer.
Y esto no lo discute la Asamblea ni el gobierno central se siente aludido, permitiendo la impunidad a esta laya de activistas antisocialistas que se burlan abiertamente del periódico del Partido y que incluso pueden tener un carnet en el bolsillo. Estamos durmiendo con el enemigo, en la misma habitación, lo tenemos dentro del cuerpo social del sistema, como una célula maligna para la cual todavía no hemos encontrado un medicamento antitumoral.
Ahí está nuestro adversario principal Ubieta y Elier más que en esos seguidores clandestinos de mentalidad ridículamente plattista. ¿Por qué ambos no abogan por la idea de la creación de tribunales especiales donde podamos acusarlos, como han hecho otros países, incluso de orientación socialista como China?
¿O es que tampoco ustedes se dan cuenta de la gravedad de la situación?
Hace rato que he llegado a la conclusión de que si el presidente -antes de su anunciado retiro-no los pone en su lugar y estirpa de manera radical -con la autoridad que le concede la historia- estos males, estas capas podridas de burócratas harán estallar los sueños de cambio y las esperanzas del pueblo cubano poniendo en peligro el futuro de la patria, como hicieron sus similares en los países del antiguo campo socialista. «TEMPUS FUGIT» (el tiempo huye) según la vigente expresión latina. Ubieta y Elier estamos contra reloj, hagan lo suyo.
Ricardo J. Machado. Sociólogo. Profesor investigador.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.