En Monte Maíz, provincia de Córdoba, Argentina, un estudio de la universidad de esa provincia determinó que la población presenta cinco veces más casos de cáncer que la media. Se debe a los grandes acopios de granos en el centro del pueblo y a las fumigaciones. El informe final de un estudio epidemiológico realizado por […]
En Monte Maíz, provincia de Córdoba, Argentina, un estudio de la universidad de esa provincia determinó que la población presenta cinco veces más casos de cáncer que la media. Se debe a los grandes acopios de granos en el centro del pueblo y a las fumigaciones.
El informe final de un estudio epidemiológico realizado por la Universidad de Córdoba en la localidad de Monte Maíz, donde había una alta concentración de acopios de cereales y pesticidas, determinó que la población tenía una incidencia cinco veces mayor de casos de cáncer que el común. Los resultados preliminares de este informe se dieron a conocer a pocos días de que la Agencia Internacional para la Investigación en Cáncer (IARC) dictaminara que el glifosato es «probablemente cancerígeno para seres humanos» y que hay «limitada evidencia» de que produce cáncer en ensayos con animales de laboratorio. Originalmente clasificado como «posible cancerígeno para seres humanos», el glifosato había sido reevaluado en 1991 en otro estudio norteamericano que afirmaba lo contrario.
El relevamiento realizado en Monte Maíz, localidad situada a 300 kilómetros de la capital de Córdoba, se llevó a cabo en octubre de 2014 por un equipo universitario que durante cinco días realizó un Campamento Sanitario en el que se observó la historia clínica de al menos 594 personas de una población total de 8.000. «Se relevaron, además, condiciones de tipo geoespacial»; el resultado dio que «había contaminación aérea intensa por acopios de cereales en el centro del pueblo, contaminación con pesticidas en calles, depósitos de plaguicidas entre las casas de los pobladores y fumigaciones en la periferia urbana a escasos metros de las viviendas», describió el pediatra Medardo Ávila Vázquez, integrante de la Red de Médicos de Pueblos Fumigados.
«Los resultados preliminares fueron alarmantes: la población de Monte Maíz tiene cinco veces más casos de cáncer que los estimados en la OMS, un 25 por ciento más de problemas respiratorios tipo asma y casi cinco veces más de abortos espontáneos», describió Ávila Vázquez. El especialista indicó, además, que «la población también registra el doble de casos de diabetes tipo II y de hipotiroidismo que las estadísticas medias, y casi tres veces más frecuencia de colagenopatías (enfermedades inflamatorias del tipo autoinmunes)».
En 2007, alertados por la cantidad de casos con cáncer, los vecinos de Monte Maíz realizaron un primer relevamiento, pero no consiguieron entonces quién los ayudara en el análisis de los datos. «Unas 75 personas del pueblo trabajaron casa por casa, y nos quedamos ahí con todos esos datos, sin poder tabularlos; pero ya sabíamos, por ejemplo, de 15 casos de lupus en una población de 8.000 habitantes», afirmó Sergio Linares, miembro de la Red de Prevención Ambiental y por la Salud de Monte Maíz.
De aquel estudio, el vecino conocía ya que tenía tres tipos de agroquímicos en la sangre, en tanto una mujer llegaba a tener hasta 10 tipos. Conviviendo día a día con la enfermedad de familiares, amigos y conocidos, y con el olor tras las fumigaciones en la puerta de su casa, los vecinos siguieron organizados hasta que en 2014 un diario publicó un mapa que mostraba la incidencia de cáncer en la población cordobesa. «Vimos que Monte Maíz era una de las poblaciones más afectadas, pudimos comenzar a trabajar con el Concejo Deliberante y con el intendente, Luis María Trotte, y realizamos el contacto con la Facultad de Medicina de la Universidad de Córdoba», describió Linares. «Cuando ellos llegaron a hacer el relevamiento, se asombraron de cosas que para nosotros eran habituales; por ejemplo, no podían creer la cantidad de niños que había con problemas de salud mental», según se desprende del informe, cuyas muestras fueron procesadas en el laboratorio de la Universidad Nacional de La Plata.
Asimismo, en su estudio correspondiente, IARC también había clasificado como cancerígenos probables tanto los pesticidas malatión y diazinón como el paratión y el tetraclorvinfos, según la revista médica The Lancet. Además, en pruebas de laboratorio realizadas por IARC se concluyó que «el glifosato causó daños en el ADN y los cromosomas en células humanas, aunque dio resultados negativos en testeos con bacterias».
El informe epidemiológico de Monte Maíz se presenta una semana después de que se conociera el informe de la agencia especializada en cáncer de la OMS. «Lo que dice concretamente el IARC es que el glifosato, principal herbicida con el que se fumiga, pasa a ser categorizado como del grupo 2A, que es el de aquellos pesticidas en los que existe una ‘probabilidad’ de que causen cáncer», explicó Ávila Vázquez. «Y esta ‘probabilidad’ se basa en que existen ya estudios de tipo sanitario como el nuestro y de laboratorio que confirmaron cómo impacta el glifosato en el desarrollo de enfermedades cancerosas.»
El especialista concluyó que «ésta es una gran herramienta en contra del discurso de los fabricantes de agrotóxicos, que se defendían diciendo que era inocuo; a partir de ahora nadie podrá fumigar a menos de 500 o 1.000 metros de cualquier población, como mínimo».
Fuente: http://www.pagina12.com.ar/diario/sociedad/3-269076-2015-03-27.html