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Durante décadas se produjo y vertió de modo irregular este producto tóxico utilizado en los plaguicidas

Ecologistas en Acción alerta de los impactos por los residuos del lindano

Fuentes: Rebelión

La organización Ekologistak Martxan halló el pasado 15 de junio un vertido incontrolado de lindano en una zona del Monte Jata, en la carretera que comunica los municipios vizcaínos de Barrika y Bakio. Tras dar aviso al Gobierno Vasco y la Diputación Foral, se procedió al precintado de la zona. El lindano es un compuesto […]

La organización Ekologistak Martxan halló el pasado 15 de junio un vertido incontrolado de lindano en una zona del Monte Jata, en la carretera que comunica los municipios vizcaínos de Barrika y Bakio. Tras dar aviso al Gobierno Vasco y la Diputación Foral, se procedió al precintado de la zona. El lindano es un compuesto químico utilizado, en el pasado, para el control de plagas agrícolas. Se trata de una sustancia organoclorada (hidrocarburo en el que los átomos de hidrógeno se sustituyen por otros de cloro) que, además de como plaguicida, se empleó para disolventes y aislantes. Desde el año 2008 la Unión Europea prohíbe su uso. Sin embargo, ¿qué ocurre, décadas después, con la gestión de los residuos de las viejas factorías en las que se producía esta sustancia tóxica, por ejemplo en Sabiñánigo (Huesca) o Barakaldo, Amorebieta y Erandio, en Bizkaia? ¿Y con los vertidos de lindano en el municipio soriano de Borobia y en los de Viana e Igúzquiza, en Navarra?

Presentado en junio de 2017, el informe de Ecologistas en Acción «Fabricación y uso del lindano. Crónica de un envenenamiento persistente y silencioso» advierte de las características y toxicidad del producto; así, la degradación de la molécula de lindano resulta lenta y dificultosa; es más, se incorpora con facilidad a la grasa del animal que lo inhala o ingiere, y a continuación se acumula en las redes tróficas (de relaciones entre cadenas alimentarias); además puede trasladarse por el aire o adherido a partículas. El lindano es perceptible en forma de polvo cristalino blanco.

La fabricación de este compuesto en Europa comenzó en los años 50 del siglo pasado, y se prolongó hasta los años 70. En el estado español la producción se expandió, sin embargo, hasta la década de los 90. El lindano encontraba demanda para los insecticidas, la farmacología y el tratamiento de la madera, entre otros usos; pero también podía utilizarse para la eliminación de piojos o la sarna. El documento de Ecologistas en Acción señala que, desde primera hora, se tuvo que afrontar la cuestión de los residuos; por cada tonelada de lindano producida, se generaban entre seis y diez toneladas de residuos, con rasgos de contaminación muy similares.

Hoy se arrastra este enorme problema, principalmente por los vertidos incontrolados durante décadas. La Organización Mundial de la Salud (OMS) considera desde 2015 al lindano como sustancia «cancerígena», de la que se ha constatado su carácter tóxico. Asimismo opera como disruptor endocrino, capaz de alterar el equilibrio hormonal en el cuerpo humano. ¿Cuáles son los efectos de la exposición a elevadas concentraciones de lindano? La posibilidad de irritaciones cutáneas, dolores de cabeza, náuseas, diarreas, convulsiones e incluso la muerte. Pero asimismo puede afectar a los sistemas respiratorio, cardiovascular y hepático. También resulta muy tóxico para los insectos, la fauna acuática y afecta a la reproducción y desarrollo de aves y mamíferos.

El informe recuerda las factorías que recibieron denuncias por grave impacto ambiental, en relación con la producción de lindano. Dos de ellas en Bizkaia: Bilbao Chemical SA (antes Insecticidas Cóndor SA), en Ansio-Barakaldo; y Nexana SA, en Asua-Erandio; también la empresa Zeltia, en el municipio de O Porriño (Pontevedra) e Industrias Químicas del Noroeste SA, en el municipio oscense de Sabiñánigo. La organización ecologista menciona otras empresas sobre las que se dispone de menos información, pero que fabricaron directamente lindano o lo utilizaron en sus procesos productivos. Por ejemplo, Cruz Verde (Barcelona), Fabricación Nacional de Colorantes y Explosivos (Barcelona), Destilerías Químicas (DIM), en Madrid; y Electroquímica de Flix (Tarragona). A la actividad de las factorías, se suman las zonas en las que se han vertido residuos peligrosos, en muchos casos sin autorización. En este apartado, Ecologistas en Acción apunta los focos de Borobia (Soria), Cabria (Palencia), el río Zadorra, en Vitoria-Gasteiz (Araba) y los municipios navarros de Viana e Igúzquiza, entre otros.

El documento de 36 páginas pone como ejemplo de los impactos del lindano las ciudades de Barakaldo (más de 100.000 habitantes) y Erandio (que supera los 24.000) y sus entornos. Filial de la compañía alemana Merck, la empresa Nexana SA operó en Asua-Arandio, junto a la ría del Nervión, entre 1952 y 1982; Llegó a producir 7.000 toneladas de residuos. También filial de otra transnacional alemana (Boehringer), Bilbao Chemical SA desarrolló su actividad en Ansio-Barakaldo; en cuatro décadas, entre 1947 y 1987, generó 75.000 toneladas de residuos. Se identificaron decenas de puntos afectados por grave contaminación, tanto por la proximidad de las plantas como por los focos en los que se vertieron residuos sin control durante décadas. Ante la cuestión de los suelos contaminados por el lindano, la opción escogida fue la «excavación» y el «confinamiento»; de hecho, se «almacenó» suelo contaminado en el municipio de Loui y en Argalario (Barakaldo).

Un informe elaborado para la Agencia Vasca del Agua sobre el estuario Ibaizábal y sus principales ríos tributarios, constató en su día la elevada contaminación que los residuos habían generado en el río Nervión. Según denuncia Ecologistas en Acción, «se contaminaron aguas superficiales y subterráneas con sustancias de elevada toxicidad», lo que ha llegado a constituir una «amenaza permanente a la salud pública». El caso más notorio es el embalse de Oiola. Además del coste económico y ambiental de su construcción, el embalse abastecía a más de 130.000 habitantes (Barakaldo, Sestao y Alonsotegi), por lo que su contaminación «ha supuesto que un elevado número de personas se hayan visto expuestas a los efectos del lindano a través del agua de sus grifos, posiblemente durante varios años». Ecologistas en Acción alerta asimismo de que en el embalse de Oiola y el arroyo Ángela puede observarse a reses bebiendo de sus aguas, con la amenaza que ello implica para los animales y la salud humana.

Otro de los grandes núcleos de contaminación por lindano en España se emplaza en Sabiñánigo (Huesca), en el pre-Pirineo aragonés, donde la sociedad Bilbao Chemical SA inauguró una planta con la denominación Industrias Químicas del Noroeste (Inquinosa). El periodo de operaciones de la factoría se extendió entre 1975 y 1994, aunque a día de hoy todavía no se ha procedido al desmantelamiento. Los efectos por la actividad de la empresa Inquinosa se han revelado de una gravedad extrema. Ecologistas en Acción informa de la generación de 6.800 toneladas de residuos sólidos y entre 300 y 1.500 toneladas de residuos líquidos anuales; pero después aumentaron: hasta 30 toneladas diarias de residuos «que se depositaron ilegalmente a partir de 1978 en el vertedero municipal de Sardas, en Sabiñánigo». Cuando llegó el punto de saturación, a la empresa se le otorgó «ilícitamente», apunta el informe, un «espacio propio» en el vertedero de Bailín (Sabiñánigo), en el que se añadieron -a los residuos líquidos y sólidos- los DNAPL (residuo líquido libre), de componente tóxico mucho mayor.

El informe recuerda las «filtraciones» de lindano registradas en el río Gállego, uno de los principales afluentes del Ebro. En diferentes ocasiones se ha identificado este producto tóxico en las aguas del mencionado río, «e incluso en el Delta del Ebro», añade Ecologistas en Acción. «Se calcula que más de 50 hectáreas de suelos y tres acuíferos están contaminados por lindano, así como el lecho fluvial». Además, el Gállego ha estado recibiendo durante años residuos líquidos y de lindano procedente de los vertederos. El caso de Inquinosa en Sabiñánigo incluye múltiples derivadas, como la sentencia judicial y multa a la empresa Inquinosa y su director gerente; o las significativas inversiones del ejecutivo aragonés (al igual que el vasco) para afrontar la contaminación por el pesticida. El pasado 27 de abril Europa Press informó de los contactos mantenidos por el Gobierno de Aragón en Bruselas, para recabar apoyos en la descontaminación del río Gállego por los impactos del lindano. Los encuentros se produjeron también con la Autoridad de Hamburgo, ya que en Morleet se afrontan situaciones similares a los de los vertederos de Sardas y Bailín, en Aragón.

En los años 70 se trasladaron residuos de la planta de Sabiñánigo a Viana e Igúzquiza. También se vertieron restos de la producción de lindano en Inquinosa, en los dos municipios navarros. Según los periódicos de la época, recuerda Ecologistas en Acción, los vecinos de Igúzquiza rechazaron los vertidos, lo que provocó su retirada; la parte que no fue posible recoger, procedió a cubrirse con tierra. Por otro lado, la cuestión trasciende al estado español, ya que el volumen de residuos en Alemania, Francia, Polonia y Rumanía resulta «alarmante», sostiene la organización ecologista. En 14 estados miembros de la UE se fabricó este compuesto químico.

El informe advierte que, en España, los análisis realizados por las Confederaciones Hidrográficas demuestran la extensión de los vertidos, «aunque otros muchos ni siquiera están localizados». Además, Ecologistas en Acción pide que el Estado español modifique el Real Decreto del año 2003 sobre criterios sanitarios para el agua de consumo humano; el objetivo es la prohibición, de modo expreso, del uso de agua para abastecer a poblaciones donde se haya detectado, en algún momento, el lindano, con independencia de su concentración. «Tal y como se recomienda a nivel sanitario desde diferentes organismos internacionales», recuerdan.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.