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Economía feminista en el municipalismo

Fuentes: Periódico Diagonal

Conversamos con los ejes feministas de València en Comú, Barcelona en Comú, la Marea Atlántica y Ahora Madrid sobre las posibilidades de transitar a otro modelo económico.

«La Europa de hoy es peor que la de la época de Thatcher, no se ocupa de las necesidades de las personas». La economista feminista Rania Antonopoulou, que también es ministra alterna de desempleo y seguridad social de Grecia, hablaba por Skype en una pantalla gigante durante el V Encuentro Estatal de Economía Feminista celebrado en Vic (Catalunya). Arrojó datos escalofriantes de la pobreza en Grecia. Antes de apagar su or­denador dijo que era un problema de desigualdad, una crisis del capitalismo, «hace falta encontrar nuevas formas de producción» . Un día después triunfaba el oxi en el referéndum griego y la troika penalizaba a Grecia imponiendo unas condiciones de rescate aún más duras.

La economía feminista lleva décadas planteando un tránsito a otro modelo económico que resuelva las necesidades de la gente y no del capital. Tratando de salir de la rueda: generar empleo para acabar con el paro e incentivar el consumo. Preguntándose: ¿Cuáles son los trabajos socialmente necesarios?, ¿cómo nos organizamos para realizarlos de forma sostenible y equitativa?

Hace dos años, en el IV Congreso de Economía Feminista, no nos hubiésemos imaginado que la economía feminista permearía programas de candidaturas de unidad popular. Ni que esos partidos pudiesen estar gobernando hoy en ciudades como Valencia, Madrid, Barcelona, A Coruña, Valladolid o Cádiz.

En Vic, la preocupación por la deuda y unas políticas de austeridad que están destrozando a Grecia se juntaba con la euforia de un triunfo municipalista. Feministas que han participado en la elaboración de los programas de València en Comú, Ahora Madrid, Barcelona en Comú y la Marea Atlántica confluían en este congreso y compartieron sus experiencias.

Rania Antonopoulou en el V Congreso de Economía feminista celebrado en Vic el 4 de julio / Soraya González Guerrero

¿Cómo sería una ciudad feminista?

En cada ciudad, el programa del municipalismo ciudadano se ha elaborado de forma participada. Y el feminismo no ha faltado. Desde el inicio, se constituyeron grupos de trabajo que no querían un plan de igualdad que incluyera todo en un pack, sino transversalizar el enfoque feminista en todo el programa. Eso les ha llevado a pensar en medidas relacionadas con urbanismo y territorio, democracia y derechos sociales y también se han estrujado la cabeza para pensar medidas económicas que tengan en cuenta los trabajos de cuidados.

La doble militancia ha estado a la orden del día, a veces no llegaban. «Queríamos estar en todos los ejes, donde no llegábamos buscábamos la manera de pensar propuestas y que se incorporaran en el programa», explica Nieves Salobral, del eje de trabajo Ganemos Feminismos (Ahora Madrid). «Nos intentamos meter en otras mesas cuando se hizo el programa, pero finalmente nos centramos en cuidados, conciliación y corresponsabilidad. ¡Lo de las chicas!», reconoce con una sonrisa cómplice Rocío Fraga, de la Marea Feminista y nueva concejala de igualdad en la alcaldía de A Coruña.

Los cuidados no son cosa de mujeres

En una ciudad feminista los trabajos relacionados con el cuidado de las personas son trabajos dignos y están repartidos socialmente, no son responsabilidad en exclusiva de las mujeres. Cuando la alcaldesa de Ahora Madrid, Manuela Carmena, propuso que las cooperativas de madres se encargasen de la limpieza de los centros educativos muchas feministas, también de Ahora Madrid, pusieron el grito en el cielo: «¿Por qué de madres si estamos hablando de colectivizar los cuidados? Tendrían que ser simplemente mixtas. Además ya hay cooperativas de economía social con una trayectoria en trabajos de limpieza y cuidados que pueden aportar mucho en la creación de otras nuevas si fuera necesario», explica sosegadamente Nieves.

Precisamente, para no convertir los cuidados en un asunto de mujeres, y menos de madres, todos los programas municipalistas incluyen medidas de corresponsabilidad que no necesariamente son competencia de las concejalías de igualdad. Las bonificaciones o permisos laborales para cuidar en familias que tienen personas dependientes serían un tipo de medida en los empleos de la administración pública, que es donde pueden meter mano. Aumentar los recursos de los equipamientos municipales destinados a los cuidados -infancia, tercera edad y personas dependientes-, o abrir los centros educativos en horario no lectivo también son medidas relacionadas con «una ciudad más amable a los cuidados».

El acceso universal a los servicios públicos, entre ellos la educación infantil, donde proponen más plazas y exigen un proyecto coeducativo, es otra de las medidas en la que diversos programas coinciden.

Los distintos ejes de feminismo consideran que hay que abrir el concepto de lo público. Pero cuesta. Cuando la privatización está al acecho parece que lo público hay que defenderlo a capa y espada . «Defendemos la educación pública pero también que pueda haber proyectos educativos autogesgtionados con el apoyo del ayuntamiento», explica Mireya Royo, del eje de igualdad de València en Comú .

¿Qué hacemos con los servicios de cuidados municipales si están externalizados? «Revertir los procesos de privatización en la medida de lo posible, mejorar la calidad y extender la cobertura», contesta Eva Alfama, del eje de género y diversidad sexual de Barcelona en Comú. Dicho y hecho, en julio Barcelona en Comú paralizaba la privatización de dos guarderías. La concejala María Oliver, de València en Comú, también está revisando los pliegos de dos escuelas infantiles para que puedan optar cooperativas con proyectos educativos renovadores.

Distintos programas nombran la «economía de los cuidados» como un sector que, junto a la economía ecológica, puede generar puestos de trabajo que responden a necesidades sociales. Mireya lo tiene claro, «se puede generar empleo en servicios de atención y cuidado de personas mayores y con dependencia». Otras lo encuentran más complicado: » Yo estaba en el eje de economía y se decía, ‘sí los cuidados son importantes’, pero esperan que lleves propuestas, y es complicado pensar propuestas de ocupación cuando hablamos de cuidados», admite Eva. En Ganemos feminismos también encontraron resistencias al hablar de economía de los cuidados, «se veía como derechos sociales de conciliación para las mujeres que no eran centrales dentro de la economía».

Remunicipalizar y transitar a otro modelo económico no va a ser nada fácil. «Tenemos que buscar sectores económicos que sean socialmente necesarios y sostenibles ambientalmente. Pero en programas de tránsito se van a mantener sectores productivos actuales que hay que someter a evaluación de impacto». Nieves está pensando en el punto del programa de Ahora Madrid de confluencia con Podemos que contempla incentivar el sector servoindustrial.

«Después de 24 años de PP hay muchas inercias. Generar otro modelo en un contexto de depresión económica con una cantidad de redes clientelares va a hacer que el nuevo gobierno tenga muchas presiones de lobbys y empresas. La posición es muy fuerte» , observa Mireya.

¿Y ahora qué?

Transversalizar la mirada feminista en los programas electorales ha sido tela. Ahora viene un reto más duro: hacerlo en el Gobierno. Es cuestión de voluntad política.

En la Marea Atlántica, donde hay un área específica de Igualdad y Diversidad, está costando. «El feminismo esta bastante integrado en el discurso de la Marea, pero en el gobierno me está costando meter la transversalidad. Tengo que pedir aplicarla, no sale de ellos. También está la rigidez de la estructura, conseguir que desde las áreas económicas y administrativas municipales entiendan determinadas cosas nos va llevar tiempo y formación», comparte la nueva concejala de igualdad.

Ganemos Feminismos tiene claro que se necesita una concejalía específica de equidad de género que coordine las políticas de transversalidad en las distintas áreas, como la de Ciclos de la Vida, Feminismos y LGTBI de Barcelona. Pero en Madrid sólo hay una Dirección General de Igualdad que cuelga de una concejalía con multitud de direcciones (el Área de Gobierno de Equidad, Derechos Sociales y Empleo). «Agradecemos el nombramiento de equidad, que reconoce la igualdad entre los géneros atendiendo a las diferencias entre mujeres, LGTBQ y hombres. Y, aunque el planteamiento no es el mismo, esperamos que se inicien procesos de transversalización en todas las áreas».

Todas estas candidaturas están gobernando con el apoyo de otros partidos, así que muchos temas tendrán que someterse a plenos. Para Eva Alfama, la pluralidad y el nivel de fragmentación de Barcelona es «brutal», pero es optimista: «Muchos de los temas que hemos propuesto pueden tener puntos de encuentro con muchos partidos. Tejer relaciones con ellos va a ser clave». Mireya también ve posibilidades para Valencia: «Se pueden hacer cantidad de cosas en común, con Compromís por supuesto, incluso con el PSOE, espero yo».

Los candidaturas ciudadanas están viendo ahora cómo va a ser la articulación entre el gobierno municipal y los ejes temáticos y en los barrios, cuáles van a ser espacios de decisión y participación. «Queremos que las mareas sigan siendo un contrapoder interno, pero es complicado», advierte Rocío. «Hay mareas que exigen una participación directa en las políticas, pero ahora trabajamos para toda la ciudad».

Es un espacio mixto que articula el dentro y el afuera en Marea Atlántica será el observatorio de la igualdad y la diversidad, que detectará y planteará medidas con asociaciones y otros colectivos. Ganemos feminismos también ha planteado crear un observatorio feminista con el fin de hacer seguimiento del programa y hacer propuestas.

Mientras las concejalías se van asentando en los distintos ayuntamientos y se reformulan los espacios de participación, las feministas municipalistas ya están coordinándose para intercambiar información y conocimiento.

Medidas concretas para otra economía

Repasamos medidas estrella que ponen los cuidados de las personas en el centro de la política municipalista.

MAREA ATLÁNTICA

Plan de cuidados

Esta iniciativa del ayuntamiento de A Coruña se inspira en el plan municipal de apoyo a las personas cuidadoras de Donosti, del anterior Gobierno de Bildu. Dicho plan busca mejorar la autonomía de las familias con personas dependientes a su cargo, aumentar el número de servicios y programas de respiro familiar y mejorar las condiciones laborales de las cuidadoras profesionales, además de otras medidas de corresponsabilidad social. «Nos gusta el enfoque de empoderamiento de las cuidadoras, queremos medidas que rompan con el asistencialismo», señala Rocío Fraga, activista feminista y actual concejala de Igualdad. El plan Marea Atlántica contemplaría otras medidas de economía social, como el fomento de cooperativas de mujeres o la introducción de cláusulas sociales referidas también a la igualdad en la contratación de servicios de cuidados. «Aunque no está en el programa, queremos de­sa­rro­llar temas como la maternidad compartida, con el impulso de espacios de crianza. Desde la Marea Feminista van a lanzar una propuesta en ese sentido que llegará al grupo de Gobierno», continúa Fraga.

Banco de claúsulas Es una medida que ya se está implementado. La idea es que cualquier pliego del Ayun­tamiento tenga unos criterios unitarios que sean justos. «Estamos revisando contratos de ahora para ver si se tenían que paralizar por un tema de interés social. Con esas cláusulas se dignifican condiciones laborales, pero también se fomenta el cooperativismo». Formar al gobierno Una de las primeras medidas que se va a implementar es la formación continua dirigida al grupo municipal (tanto concejales como personal eventual). Comenzarán con sesiones de trabajo para detectar necesidades con la ayuda del grupo de mediación de la Marea Atlántica. «Sabemos que hay muchas reticencias, aunque no manifestadas. No queríamos imponer un tiempo de formación, porque no iba a servir de nada. Vamos a ir trabajando poco a poco», dice la nueva concejala de igualdad. BARCELONA EN COMÚ

Municipalizar el SAD

En el Servicio de Atención Domiciliaria (SAD) hay un millar de personas trabajando con subcontratas y no necesariamente en las mejores condiciones. El eje de género y diversidad propuso como medida para el programa estudiar la posibilidad de municipalizarlo asegurando condiciones de trabajo dignas y una calidad del servicio. ¿Cómo? Incluyendo cláusulas técnicas y sociales como la especialización de la entidad gestora, la formación del personal, la promoción de la economía social y cooperativa o fijando un precio/hora digno.

Plan contra la feminización de la pobreza Es una de las medidas urgentes del ayuntamiento de Ada Colau. El riesgo de caer en la pobreza para las mujeres en Barcelona es casi cuatro puntos porcentuales superior al de los hombres, su pensión media es un 38% inferior a la masculina y los recortes en guarderías, dependencia y en inversión social destinada a la infancia y la familia aumentan la carga de trabajo de cuidado sobre todo en las mujeres. Aunque ya hay estadísticas, Barcelona en Comú hará un diagnóstico colaborativo con colectivos, servicios y entidades para «conocer la magnitud de esta tragedia y cómo se territorializa en diversos barrios y colectivos», explica Eva Alfama, del eje de género y diversidad sexual de Barcelona en Comú. Una vez se tengan los indicadores sociales de cada zona, se sepan los servicios disponibles y los que hacen falta, se propondrán medidas más concretas. Poner el cuidado en el centro de la política Proponen ampliar la red de servicios de proximidad destinados al cuidado cotidiano de las personas mayores y con dependencia en toda la ciudad, fortaleciendo también las redes comunitarias de apoyo y los grupos de autogestión de los cuidados. Alfama rescata programas de apoyo al cuidado de personas mayores que ya hay en la Ciudad Condal, donde se «involucra a los vecinos que conviven con las personas mayores, como los comerciantes, para que hagan un seguimiento, generando coordinación entre servicios sociales y la comunidad». AHORA MADRID 

Ley de Dependencia

El grupo de trabajo Ganemos Feminismos (ahora denominado Ahora Feminismos y conformado también por Podemos Feminismos Madrid) era consciente de que muchas familias se han quedado fuera de la Ley de Dependencia y que otras no dan abasto con los recursos. Por eso plantean someter a debate público la Ley de Dependencia: para ver qué recursos hacen falta y cómo se distribuyen.

Sistema de medidas de corresponsabilidad Para redistribuir socialmente los cuidados, proponen aumentar los recursos de los equipamientos municipales destinados al cuidado educativo de la infancia, la tercera edad y las personas dependientes (y de las las personas cuidadoras) y bonificar a las familias que distribuyan el cuidado a otras personas. Se partiría de un concepto diverso de familia así como de un modelo de gestión amplio. «Queríamos incorporar diferentes espacios de cuidados para mayores que incluyan la diversidad de identidad sexual y de necesidades, y también dar apoyo a las cooperativas de mayores», señala Nieves Salobral, de Ganemos Feminismos. Desde el Ayuntamiento madrileño también plantean incrementar los recursos de los espacios comunitarios «potenciando los espacios de apoyo mutuo donde se colectivizan los trabajos de sostenimiento de la vida (lavado de ropa, cocina, limpieza, ludotecas y bebetecas, apoyo entre mayores…). Los huertos urbanos, por ejemplo, son espacios que permiten colectivizar la alimentación», comenta Nieves. Para conseguir una ciudad cercana, cohesionada y habitable, plantean favorecer espacios culturales de proximidad que permitan reducir los desplazamientos.

VALÈNCIA EN COMÚ

Fiscalidad progresiva y ecológica

El nuevo Ayuntamiento de Valencia plantea redefinir los impuestos municipales con un doble criterio de equilibrio social y equilibrio ecológico. De esta forma, los impuestos a las grandes superficies comerciales servirán para ayudar al pequeño comercio y los de las empresas de energías contaminantes para financiar proyectos de energías renovables.

Sello de calidad El Ayuntamiento sólo mantendrá convenios y contratos con empresas que garanticen los requisitos de responsabilidad social y de bien común y los derechos laborales y ambientales básicos. Se evitarán los convenios con empresas que hagan uso de ETT y se priorizarán las empresas de la economía social. La concejala Maria Oliver se encontró con una licitación de dos escuelas infantiles donde sólo faltaba abrir los sobres y adjudicarlas, y decidió paralizarlas al revisar los pliegos y comprobar que no se ajustaban a las prioridades del nuevo Gobierno.»Ahora se está reuniendo con gente que ha llevado escoletas, con una larga tradición de cooperativas en escuelas infantiles, para ver qué modelo se puede empezar a generar y hacer un pliego con nuevas bases donde puedan entrar cooperativas con modelos educativos diferentes», señala Mireya Royo, del eje de igualdad de Valéncia en Comú. «Muchas veces, a este tipo de ofertas se están presentando empresas constructoras que se hacen con la gestión de escuelas. Son empresas cuyo único objetivo es el beneficio. Pagan salarios bajísimos y muchas veces cubren puestos con personas que no tienen las competencias», añade. Exigir un sello de calidad disuadiría a las empresas que no lo tienen.

Fuente: https://www.diagonalperiodico.net/global/27414-economia-feminista-municipalismo.html