Varias interrogantes comienzan a asomarse relacionadas con el ilegal bloqueo de Estados Unidos contra Cuba, que pese al inicio de conversaciones y un acercamiento entre ambos países vecinos para el restablecimiento de sus nexos bilaterales, se mantiene aún no obstante Washington reconocer que esa política agresiva ha sido un fracaso. Una de las preguntas es […]
Varias interrogantes comienzan a asomarse relacionadas con el ilegal bloqueo de Estados Unidos contra Cuba, que pese al inicio de conversaciones y un acercamiento entre ambos países vecinos para el restablecimiento de sus nexos bilaterales, se mantiene aún no obstante Washington reconocer que esa política agresiva ha sido un fracaso.
Una de las preguntas es si la administración norteamericana de Barack Obama levantará el cerco económico, comercial y financiero que impone a la mayor de las Antillas desde hace más de 50 años, antes de la venidera Asamblea General de la ONU, foro en el cual las autoridades de La Habana presentan cada año un proyecto de Resolución de rechazo a la conducta hostil de la Casa Blanca.
Esas resoluciones de la ONU han sido adoptadas con el respaldo casi unánime de la comunidad internacional, excepto Estados Unidos y su eterno aliado Israel, y alguno que otro pequeño país presionado por el Pentágono.
Ahora bien, el cambio de conducta experimentado por Obama desde diciembre pasado con respecto a Cuba augura un nuevo escenario para la próxima cita de la Asamblea General de Naciones Unidas, que estará por ver en dependencia de si Washington mantiene o no el cerco a la Isla.
Por supuesto que de eliminarse definitivamente el bloqueo, estaría claro que el gobierno cubano se abstendría de presentar otro proyecto de dictamen en la ONU, pero de no ser así, continuaría su batalla diplomática en la mayor organización mundial.
Entonces las interrogantes del millón serían: ¿Qué haría Estados Unidos ante una eventual votación en la Asamblea General? ¿Votaría a favor o en contra de la Resolución de la mayor de las Antillas? ¿Qué explicaría en cualquiera de los dos casos a los representantes de los países miembros de Naciones Unidas?
La otra evidente pregunta es: ¿Qué posición adoptaría el régimen de Israel, el cual siempre ha acompañado a las sucesivas administraciones norteamericanas en el mantenimiento del bloqueo a Cuba? ¿Se abstendría?
Es una realidad que ha habido un acercamiento importante entre Washington y La Habana desde fines del pasado año, pero también es cierto que el bloqueo está vivo todavía, y la normalización de las relaciones entre ambos Estados pasan por el termino de esa frustrada política.
La disyuntiva está desde ya planteada para el gobierno norteamericano, mientras Cuba aguarda sosegada recibiendo a numerosas delegaciones de diferentes países interesadas en hacer negocios e intensificar sus vínculos con la llamada Perla del Caribe.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.