Trump el alienígena es la primera voz de su amo, luego tenemos a la alienígena, la que se hace llamar Nicolasa Haley, (tiene apellido de cometa) ésta es la que ha venido a la ONU después de orbitar alrededor del sol, ¿a hablar? Cuando Nicolasa Haley habla se escucha en su boca el metálico run […]
Trump el alienígena es la primera voz de su amo, luego tenemos a la alienígena, la que se hace llamar Nicolasa Haley, (tiene apellido de cometa) ésta es la que ha venido a la ONU después de orbitar alrededor del sol, ¿a hablar?
Cuando Nicolasa Haley habla se escucha en su boca el metálico run run encadenado del caminar de los tanques, el trueno en el aire del vuelo de los B52, se ven despedidas de su boca las llamaradas que producen los disparos de los cañones, y se escucha el trote pisotón de los ejércitos especiales de asalto. Nicolasa es la segunda voz de su amo. ¿Y quién es su amo?: las frases de éstos dos alienígenas indican que su amo es el más grande enemigo que el mundo ha tenido hasta ahora. No son 666, el demonio, no, éstos dos alienígenas hablan de destruir el mundo, nada de castigarnos con el infierno, aunque Trump ha mencionado alguna vez el infierno. Éstos alienígenas, Donald y Nicolasa, desprecian la UNESCO, el Acuerdo Climático, el Acuerdo con Irán, escupen su saliva verde y venenosa a la ONU, gritan amenazas contra Corea, China, Rusia, Irán,Venezuela… Cuba… se agitan como un huracán, se manifiestan coléricos contra quien no les obedece.
Y ninguno de los desobedientes al poder extraterrestre ha atacado a nadie en la discusión mantenida en las Naciones Unidas.
Los ejércitos alienígenas que representan Donald y Nicolasa, obedientes a la voz de su amo, han llegado a tirar bombas atómicas contra los seres humanos. Ahora vemos que bajo la piel de Trump y la de Nicolasa hay dos monstruos que se revuelven, se agitan, y según les oímos gritar adivinamos que viven en una convulsión que puede estallar como en aquella vez contra Japón.
La última vocanada de fuego y veneno la ha echado Nicolasa contra Cuba, ese pueblo que comparte lo que tiene, ese pueblo que es ejemplo de humanidad. El ejemplo que da el pueblo de Cuba hace que las pieles envoltorio de los alienígenas Donald y Nicolasa se llenen de bultos cambiantes, bultos propios de cuerpos que se revuelven bajo su aspecto humano.
Nicolasa ha escupido en la ONU contra 7.000.000.000 (siete mil millones) de habitantes del planeta Tierra. Junto a Nicolasa, que ha bajado de su nave nodriza, «la estrella de la muerte», para ir a la ONU, iba otro emisario alienígena que se hace llamar «Dani Danon el sionista». Determinaron que iban a seguir y a forzar el bloqueo a Cuba: el mundo entero de seres humanos votó contra ellos. Y haciendo temblar el lugar de la escena se fueron, rechazándolo todo, amenazándolo todo.
Los gobernantes del mundo, los pueblos enteros, la clase obrera, deberían reunirse, acordar la defensa y emplearse en la captura de los alienígenas como primera medida para impedir su ataque a la Tierra. Medidas, hacen falta medidas, prácticas que detengan o rechacen a los monstruos y se acabe con sus amenazas.
Quizás en estos momentos insufle ánimos a nuestros delegados del mundo en la ONU, a los pueblos enteros, a la clase obrera, a la que trabaja, a la que realiza, constructora de todo lo que existe, el poema de Nicolás Guillén «Palabras fundamentales»:
«Haz que tu vida sea campana de repique
o surco en que florezca y fructifique
el árbol luminoso de la idea.
Alza tu voz sobre la voz sin nombre
de todos los demás y haz
que se vea junto al poeta el hombre.
Llena todo tu espíritu de lumbre
busca el empinamiento de la cumbre
y si el sostén nudoso de tu báculo
ofrece algún obstáculo a tu intento
sacude el ala del atrevimiento,
ante el atrevimiento del obstáculo».
Se ha dado la cifra en la ONU de los daños causados por los enemigos del mundo al pueblo gobernante cubano, el valor en dólares se eleva a ¡822.000 millones!
Alienígena Donald, no abras la boca, cada vez que la abres 7.000.000.000 (siete mil millones) de personas, seres humanos del planeta Tierra te miran y ven tus dientes verdes, ven cómo te salen los esputos verdes. Y a Nicolasa, que como alienígena no ha ido nunca al teatro y por eso confunde el acto artístico con el acto político, es tan inculta la pobre alienígena que no los distingue, que el que le digan que no, como le han dicho en la ONU, la pone de los nervios, y según cuentan las malas lenguas nada más llegar a la madre nodriza se ha lanzado a por la mano derecha de Donald y con toda su rabia le ha dado un mordisco en el dedo pulgar, el dedo que los emperadores ponían para arriba o para abajo perdonando la vida al esclavo o condenándole al suplicio. Cualquiera diría que es una niña alienígena mimada.
Nikki, Nicolasa, alienígena de esputos verdes, que has intentado debilitar al mundo haciendo que las buenas relaciones de los terrícolas se rompan, que las amistades se rompan, que nos enfrentemos unos con otros por Cuba, no has conseguido que tu siembra de odio de lugar a la crisis. El mundo entero se encuentra cohesionado. Tu plan es un plan fallido, como el amo por el que hablas, es un amo extraterrestre, ajeno, y desobedecido. Enemigos del mundo, en una sola voz humana se os ha dicho: ¡NO AL BLOQUEO!
Ramón Pedregal Casanova es autor de los libros: «Gaza 51 días», «Palestina. Crónicas de vida y Resistencia», «Dietario de Crisis», «Belver Yin en la perspectiva de género y Jesús Ferrero», y «Siete Novelas de la Memoria Histórica. Posfacios». Presidente de la Asociación Europea de Cooperación Internacional y Estudios Sociales AMANE. Miembro de la Comisión Europea de Apoyo a los Prisioneros Palestinos.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.