Son pocos los casos en que una noticia absolutamente positiva sobre Cuba logra abrirse paso en la maraña de periódicos y agencias de prensa. Así ha sucedido con la tasa de mortalidad infantil alcanzada por Cuba en el año 2010. Prácticamente todas las agencias acreditadas en la Isla han recogido el hecho de que la […]
Son pocos los casos en que una noticia absolutamente positiva sobre Cuba logra abrirse paso en la maraña de periódicos y agencias de prensa. Así ha sucedido con la tasa de mortalidad infantil alcanzada por Cuba en el año 2010. Prácticamente todas las agencias acreditadas en la Isla han recogido el hecho de que la salud cubana ha alcanzado el menor registro de niños fallecidos de su historia. Diarios generalmente muy hostiles con la Revolución cubana como el chileno El Mercurio, el miamense El Nuevo Herald, o el argentino Clarín recogen la noticia sin manipulaciones. Incluso, el periódico madrileño ABC que recientemente se embarcara tras una manipulación del cotidiano británico The Guardian sobre la salud cubana, titula su nota «Índice de mortalidad infantil en Cuba el más bajo de América«.
Aunque en pequeños espacios, y sin el destaque de las noticias negativas, por un día, la verdad se ha abierto paso. Seguramente, los lectores de El Nuevo Herald, a quienes hace poco les contaron sobre el «dramático» estado de la salud en Cuba, se preguntarán cómo es posible que en esas condiciones los niños cubanos mueran menos que cualquiera otros en el continente, incluyendo Estados Unidos. Algo quedará en el cerebro después de tanta mentira para suponer que detrás de esas cifras hay una sociedad sin lujos pero con las condiciones de alimentación, salubridad y educación de las familias, que no concuerdan con el cuadro de crisis absoluta que todos los días los grandes medios de comunicación pintan sobre la Isla.
Pero no sólo eso, también hay ciencia detrás del resultado que logra superar a los países del llamado Primer Mundo, convirtiendo la más alta tecnología en calidad de vida. Como recoge un despacho de la agencia Reuters, «según un estudio de UNICEF, Cuba alcanzó una tasa de mortalidad infantil por malformaciones congénitas de 1,0 por 1.000 nacidos vivos. Estados Unidos reporta 1,8; Japón, 1,5; Noruega, 1,7; Argentina, 3,6; y Chile 3,7». En declaraciones del representante de UNICEF en la Isla, que recoge la misma agencia se reconoce que «Cuba es uno de los países donde la Convención sobre los Derechos del Niño tiene mayor vigencia, lo que significa que se han instaurado muchas políticas públicas que garantizan el desarrollo de los niños».
Aún así, recientemente se ha conocido -por la revelaciones de Wikileaks– el empeño de los diplomáticos norteamericanos en desacreditar al sistema de salud cubano. Hay un elemento que no menciona ningún medio y que quizá ayude a entender por qué: Estados Unidos es, junto a Somalia, el único país del mundo que no ha ratificado la Convención de los Derechos del Niño.
Fuente original: http://lapupilainsomne.wordpress.com/2011/01/04/ee-uu-y-la-ninez-en-cuba-mirando-detras/